Psicología

11 problemas de la adolescencia más comunes


Los problemas de la adolescencia y jóvenes son temas que traen de cabeza a los padres de los adolescentes y también a los educadores y otras personas que se encuentran en su contexto más próximo.

La adolescencia es la etapa que tiene lugar entre los 10 y los 19 años, aunque algunos estudios apuntan que finaliza a los 25, coincidiendo con el inicio de la madurez. A lo largo de estos años, los jóvenes experimentan una serie de cambios a nivel físico y biológico, psicológico, social y sexual.

Es muy probable que la adolescencia sea la etapa de la vida más turbulenta que puede vivir el ser humano por la cantidad de cosas que desean experimentar y, en ocasiones, sin asumir los riesgos que pueden conllevar. Además, comienzan a surgir los primeros conflictos cuando el adolescente debe tomar decisiones por sí mismo.

Problemas comunes de los adolescentes y cómo tratarlos

1- Problemas emocionales

La sintomatología depresiva es común en la adolescencia. También, los adolescentes tienden a recluirse y a evitar el contacto con adultos, sintiéndose más cómodos entre su grupo de iguales, es decir los que tienen una edad similar, así como aquellos con los que comparten gustos e intereses.

Es común la escena del adolescente recluido en su habitación evitando, de esta manera, el contacto con sus familiares más próximos.

También, la gestión inadecuada de las emociones puede dar la cara a través de problemas de sueño y alimentación.

¿Cómo podemos abordar los problemas emocionales con adolescentes? En primer lugar, es importante que no se sientan juzgados, ni cuestionados. Por eso, podemos crear momentos en los que el adolescente puede expresarse libremente sin que el adulto le someta a un interrogatorio. Este hecho recibe el nombre de revelación.

De igual forma, hay que respetar su espacio y sus ritmos, sin que se sientan invadidos y cuestionados. Solo así, el adolescente se sentirá cómodo y podrá expresarse. Todo esto, tendrá repercusiones positivas en el clima familiar.

2- Trastornos alimenticios

Problemas con la alimentación que pueden acabar convirtiéndose en una patología como son los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Son cada vez más comunes los casos de anorexia y bulimia en jóvenes, tanto en chicos como en chicas. Estos problemas están estrechamente relacionados con la baja autoestima y cómo los adolescentes perciben su imagen corporal.

Para evitarlo, es importante crear una rutina en torno a la hora de comer y que los alimentos sean ricos y variados. También, no lanzar mensajes negativos a los adolescentes sobre su imagen corporal y enseñarles a que se quieran por cómo son.

En los casos en los que la familia detecte una conducta inadecuada o tengan sospechas sobre si pudieran sufrir un Trastorno de la Conducta Alimentaria, es importante hablar de este tema y acudir al médico de atención primaria que nos derivará al especialista adecuado.

3- Ausencia de protección en las relaciones sexuales

Como vimos al principio, los adolescentes tienen cierta incapacidad para apreciar que sus conductas conllevan ciertos riesgos. Uno de estos aspectos es el de las relaciones sexuales.

Cada vez, los adolescentes experimentan antes las relaciones sexuales y en muchas ocasiones no usan ningún tipo de protección, lo cual se traduce en una alta probabilidad de ocasionar un embarazo no deseado y en la posibilidad de desarrollar alguna enfermedad de transmisión sexual.

En este aspecto, es muy importante la prevención y el abordaje de la sexualidad con normalidad. Es importante que desde pequeños, adaptándolo a su nivel de desarrollo, se aborde el tema de la sexualidad con naturalidad.

También que, a medida que se acerca la adolescencia, conozcan los métodos anticonceptivos, las características de cada uno de ellos y sepan dónde pueden conseguirlos.

4- Alcohol y drogas

Al hilo del apartado anterior y relacionado con la asunción de riesgos, el consumo de alcohol y otras drogas ilegales también es una práctica cada vez más extendida entre adolescentes y con una edad de inicio precoz, según algunos estudios, que ronda los 13 años.

De hecho, existe una hipótesis que establece que el desarrollo del consumo se produce de una manera escalonada.

Primero, se inician en el consumo de drogas accesibles y que son legales (para los adultos) como son el alcohol y el tabaco y, a medida que pasa el tiempo, toman otras drogas como la marihuana y el hachís, acabando con otras como las anfetaminas, el speed, etc.

En ocasiones, el consumo es consecuencia de la inadecuada gestión de las relaciones y del tiempo de ocio. Por lo tanto y, para evitar el consumo precoz, debemos ofrecer a nuestros jóvenes otras alternativas de ocio en las que compartan el tiempo libre con su grupo de amigos y realicen actividades que les resulten satisfactorias.

También, tenemos que demostrarles que el consumo de alcohol y otras sustancias en la edad adulta debe hacerse siempre de manera responsable.

Existen programas de prevención de este tipo de sustancias que demuestran a los jóvenes cuáles son las consecuencias del uso y el abuso de las drogas. Es importante que estas medidas de sensibilización se lleven a cabo en la escuela.

5- Adicciones sin sustancia

Vivimos en una sociedad en la que cada vez dependemos más de los teléfonos móviles y otros aparatos tecnológicos en nuestro día a día. Esto no iba a ser menos en los adolescentes y cada vez más de ellos sufren problemas de adicción a las redes sociales, a los videojuegos y a navegar por internet.

Internet es una herramienta muy poderosa y nos ofrece un sinfín de posibilidades. Por eso, es importante hacer conscientes a nuestros jóvenes de un uso responsable.

Desde pequeños, y antes del inicio de la adolescencia, hemos de alertar a nuestros menores de todos los peligros que existen dentro de la red y promover el uso adecuado.

Para evitar la adicción y que entren en páginas webs que fomenten algún tipo de comportamiento ilegal o perjudicial para ellos mismos (sectas, pandillas, trastornos de la conducta alimentaria, pornografía, etc.) hemos de marcar una serie de hábitos y consumo responsable.

Por ejemplo, marcar el rato de uso para que no interfiera con sus responsabilidades y la hora a la que debe desconectarse. También, que los padres puedan controlar el historial de webs o que puedan estar sentados cerca de ellos mientras se encuentran navegando.

6- Actitud temeraria

Los adolescentes sufren la incapacidad de anticiparse a las consecuencias directas de una conducta. Entre estas conductas encontramos de las que hemos hablado anteriormente: adicciones, relaciones sexuales sin protección, etc.

Existen muchas otras prácticas de las que los jóvenes pueden resultar víctimas directas como son las pandillas, las sectas y la conducción temeraria, entre otras.

Para evitar las consecuencias derivadas de estos comportamientos y prácticas, es importante que en casa se fomente un clima familiar en el que se hable de cualquier tema y no haya tabúes, como dijimos en el apartado de las relaciones sexuales.

También, que las relaciones familiares se promueva el respeto y el cariño por todos los miembros de la familia. En definitiva, que las relaciones sean sanas y los jóvenes vivan en un contexto positivo para ellos.

Es importante que se sientan comprendidos para favorecer los momentos de revelación y confíen en sus padres para contarles cuáles son sus amigos, qué planes tienen, qué hacen en sus ratos de ocio…

7- Problemas de relación

Los adolescentes suelen ser tímidos y, en ocasiones, introvertidos. Todo esto dificulta las relaciones. Aunque, por lo común, tienden a sentirse comprendidos e integrados por su grupo de iguales, pero se sienten cuestionados y con pocas ganas de abrirse a los adultos y a sus seres más cercanos.

Por estos motivos y los expuestos anteriormente, es importante crear un clima de confianza y cercanía en casa.

Es importante poner unos límites porque los padres no son colegas, pero sí han de establecer los lazos adecuados para que exista una relación sana y de confianza.

8- Baja autoestima y obsesión con el cuerpo

El adolescente sufre cambios en todo su cuerpo, se encuentra en plena transición entre la niñez y la adultez. Intentar imitar los cánones de belleza que aparecen en los medios de comunicación y aquellos que son aceptados por los círculos en los que se desenvuelve.

La autoestima depende de nuestro propio concepto, lo que pensamos sobre nosotros mismos y, además, está influido por cómo nos tratan los demás y los comentarios que recibimos.

Por eso, para fomentar una alta autoestima en nuestros adolescentes, debemos mandarles mensajes positivos y animarles a que se quieran a sí mismos por cómo son y no por cómo les gustaría ser.

Es importante aceptarse a uno mismo con los defectos y virtudes y cambiar aquello que realmente depende de nosotros y que nos conduzca a una mayor satisfacción personal.

9- Ociosidad no es lo mismo que ocio

El primero de estos términos alude al desaprovechamiento del tiempo de ocio. Muchos adolescentes no saben gestionar de una manera adecuada su tiempo libre.

Por eso, es importante explicarle la diferencia entre tener tiempo libre y aprovecharlo haciendo actividades satisfactorias y que contribuyan a un buen estado psicológico y no malgastarlas sin hacer nada.

Teniendo en cuenta los gustos del adolescente en concreto, podemos proponerle actividades culturales que contribuyan al enriquecimiento y sean provechosas.

Estas actividades no deben ser impuestas porque lo percibirán como una obligación y no las disfrutarán, además de que les parecerán aburridas y en la próxima ocasión, no aceptarán más sugerencias.

10- Pandillas y sectas

Este tipo de asociaciones y relaciones que surgen entre adolescentes tienen múltiples consecuencias negativas y por eso, es importante mantener bien alejados a nuestros jóvenes de estos contextos.

Este tipo de instituciones no son las mismas ni tienen el mismo fin que el grupo de amigos que se reúnen para disfrutar del tiempo juntos. En estos casos existen conductas delictivas e ilegales, como puede ser el consumo de drogas y la delincuencia.

Los chicos más introvertidos y vulnerables son carne de cañón para estos grupos puesto que sus líderes saben cómo pueden exprimirles al máximo y aprovecharse de ellos.

Para evitar que nuestros jóvenes se asocien a este tipo de organizaciones, una vez más, el trabajo comienza en casa, en un contexto en el que relaciones sean sanas y los adolescentes tengan unos referentes y figuras de apoyo.

También, los padres y familiares cercanos deben estar pendientes de cómo son sus relaciones y si notan cambios en la conducta de los menores que puedan ser indicio de que algo no va bien.

A la mínima señal, es importante hablar con ellos sobre qué está pasando y tomar la decisión más conveniente para alejarlo de ese contexto y las relaciones dañinas que surgen. 

11- Bajo rendimiento académico

Pueden ser múltiples las causas que conducen al bajo rendimiento académico y, también, variarán en cada adolescente. Entre ellas encontramos: falta de motivación, problemas de atención, falta de hábito o desconocimiento de técnicas de estudio, problemas emocionales, etc.

Este es un problema que afecta a toda la comunidad educativa y, por lo tanto, los padres y los profesores deben trabajar conjuntamente por el bien de los alumnos.

En el centro educativo, deben motivar a los estudiantes a aprender, a interiorizar nuevos conocimientos y que no sea de manera impuesta. Así lo percibirán como algo negativo.

En casa, es importante promover hábitos y rutinas de estudio, es decir tener un espacio para estudiar que se encuentre bien iluminado, establecer unas horas de trabajo en las que el adolescente no será interrumpido, etc.

Además, es importante la comunicación entre profesores y padres por si fuera necesaria la intervención o alguna acción puntual de manera conjunta.

Bibliografía

  1. Preventing Drug Use among Children and Adolescents (In Brief). National Institute on Drug Abuse (NIDA).
  2. La adolescencia y sus problemas (Teresa Pereda).
  3.  Problemas que pueden atravesar los adolescentes (Edith Beatriz Burgos).
  4. Desarrollo en la adolescencia. Organización Mundial de la Salud (OMS).