Psicología

Disforia: definición, trastornos asociados y tratamiento


La disforia es un estado psicológico de insatisfacción, frustración, malestar o inquietud. Normalmente es un estado de ánimo y suele ser consecuencia de ciertas condiciones mentales. Esto quiere decir que una persona puede experimentar disforia en ciertos momentos mientras que en otros no.

Este estado implica una gran variedad de situaciones que pueden ser patológicas o no. Todos experimentamos disforia en algún momento de nuestras vidas y puede ser una respuesta a sucesos negativos cotidianos. Es importante mencionar que la disforia es un síntoma, no una entidad diagnóstica.

La disforia que está fuertemente relacionada con problemas de salud mental es aquella duradera que se mantiene en el tiempo. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en el trastorno bipolar, en la ansiedad, en el dolor crónico o en la depresión. La que está relacionada con trastornos emocionales es un factor de riesgo para el suicidio.

Sin embargo, otros problemas ambientales también pueden provocar disforia, como situaciones estresantes, problemas en las relaciones o situaciones de duelo (muerte de un ser querido, pérdida de una pareja, etc.).

La disforia también puede originarse por problemas de salud o deficiencias nutricionales. Así, se ha observado en personas con hipoglucemia o con enfermedades crónicas.

Índice del artículo

Condiciones asociadas con la disforia

Trastornos depresivos

Existen muchos tipos de depresión, unos más graves que otros; sin embargo, todos se acompañan de disforia. De hecho, todos los estados depresivos implican disforia, aunque esta también acompaña a otras situaciones que no son trastornos depresivos.

Por ejemplo, la depresión mayor dura más de dos semanas y destaca por un estado de ánimo deprimido o pérdida de interés la mayor parte del día. Mientras que el trastorno depresivo persistente o distimia es crónico, durando más de dos años.

Sin embargo, los estados depresivos también pueden inducirse por otras sustancias o medicamentos, como drogas u otros fármacos. Esto se describe en el apartado de disforia inducida por medicamentos que se encuentra más adelante.

Ciclotimia

La ciclotimia o trastorno ciclotímico es un trastorno del estado de ánimo en el que se dan altibajos emocionales en muy poco tiempo. En estos periodos la persona oscila de la euforia a la disforia, aunque no es tan intenso como ocurre en el trastorno bipolar.

Entre estos episodios la persona puede sentirse bien y estable.

Trastorno bipolar

Generalmente en el trastorno bipolar el paciente oscila del estado de manía hacia el estado depresivo. En la manía, la persona se siente eufórica, enérgica, pensamiento y habla rápida, falta de sueño, comportamiento impulsivo, agitación, etc., aunque tiene distintos grados.

El paciente puede permanecer en un estado de manía durante unos días y luego puede entrar en un episodio depresivo. En este momento es cuando predomina la disforia caracterizada por tristeza persistente, irritabilidad, aislamiento, falta de interés, pensamiento suicida, etc.

Síndrome premenstrual

También llamado trastorno disfórico premenstrual, es el que se da en las mujeres antes del inicio de la menstruación. Una semana antes de que llegue esta, las mujeres pueden experimentar una fuerte labilidad afectiva, es decir, cambios de humor, en los que de repente está triste o una intensa sensibilidad al rechazo.

También puede darse una fuerte irritabilidad o enfado, estado de ánimo deprimido, sentimientos de desesperanza, tensión o ansiedad.

Trastornos de personalidad

Estos trastornos son patrones muy estables de comportamiento y formas de pensar. Algunos trastornos de personalidad no cursan con disforia como puede ser el trastorno esquizotípico de la personalidad. Aunque otros si se acompañan de disforia que está directamente provocada por el trastorno en sí.

Uno de ellos es el trastorno límite de la personalidad. Se caracteriza por un patrón fuerte de inestabilidad en todos los aspectos de la vida de la persona. Por ejemplo, en las relaciones interpersonales, en la percepción de sí mismo, en los afectos, etc.

Normalmente se acompaña de una sensación crónica de vacío, de impulsividad intensa y de problemas para controlar la ira. Además, estas personas experimentan una fuerte inestabilidad afectiva por cambios bruscos en el estado de ánimo. Eso conlleva a episodios intensos de disforia o irritabilidad que suelen durar unas horas.

Otro trastorno que provoca disforia es el trastorno de personalidad por evitación. Se trata de un patrón dominante de inhibición social, miedo a la valoración negativa, sentimientos de incompetencia y sentimientos de falta de adaptación.

Todos estos miedos hacen que la persona evite muchas situaciones y rechace oportunidades que puede ser beneficiosas. Como consecuencia se encuentra en un estado continuado de disforia.

Por último, la disforia también está presente en el trastorno de la personalidad dependiente. En este caso, la persona necesita, de manera excesiva, que lo cuiden con un miedo intenso a la separación. Así, desarrollan un comportamiento sumiso y un apego extremo a otras personas.

Suelen sentirse incómodos o indefensos cuando están solos y cuando terminan una relación estrecha buscan otra urgentemente. Para tener la aprobación de los demás puede llegar a hacer cosas que le desagradan. Por todo ello, estas personas desarrollan insatisfacción o disforia que suele ser permanente por el continuo miedo al abandono.

Síndrome de abstinencia

Existen numerosas sustancias que, si se ha abusado de ellas, pueden producir el síndrome de abstinencia. Este se caracteriza por síntomas desagradables opuestos a los de la sustancia o droga consumida en el pasado.

Esto ocurre con el alcohol, la marihuana, la cocaína, la heroína, la nicotina… E incluso con sustancias como la cafeína o algunos psicofármacos. Normalmente, este síndrome se acompaña de disforia, estado de ánimo bajo e irritabilidad, ya que las sustancias de abuso suelen producir euforia y bienestar.

Trastorno dismórfico corporal

Este trastorno se caracteriza por una importante disforia que surge ante la insatisfacción con el propio cuerpo. Estas personas se preocupan por uno o más defectos o imperfecciones de su aspecto físico que realmente no son relevantes o apenas son apreciables.

Esta preocupación genera un malestar significativo y la persona puede dedicar mucho tiempo a intentar cubrir o supervisar dichas imperfecciones.

Esquizofrenia

Es una enfermedad mental que destaca por una importante desconexión con la realidad. Estos individuos pueden sufrir los denominados síntomas positivos (alucinaciones o delirios).

Sin embargo, la disforia se correspondería con los síntomas negativos que consisten en depresión, deterioro cognitivo, falta de interés, aislamiento social, falta de respuesta emocional, etc.

Disforia de género

Puede darse tanto en niños como en adultos. Se caracteriza por una fuerte insatisfacción con el sexo que se le ha asignado. Es decir, siente una fuerte incongruencia entre el sexo que siente o expresa y el que se le asigna.

Esta disforia dura más de seis meses y va acompañada por fantasías acerca de pertenecer al otro sexo, preferencias por vestir ropas típicas del sexo opuesto y un marcado malestar con la anatomía sexual propia.

Para que la disforia disminuya en este caso, el individuo puede recibir asistencia para llevar a cabo la transición hacia una vida con el sexo deseado. Este proceso puede ser largo y complicado, y hay sociedades y culturas que lo rechazan.

Sin embargo, esto es algo que no se puede cambiar, ya que la persona siente que ha nacido en el cuerpo equivocado. La mejor opción es cumplir los deseos del individuo.

Trastorno de adaptación

En el trastorno de adaptación, la disforia estaría provocada por factores de estrés identificables que han podido suceder unos tres meses antes del malestar. Se diferencia de la depresión en que en esta última no existen acontecimientos externos reconocibles que generen la disforia.

Sin embargo, en el trastorno de adaptación el malestar es desproporcionado al acontecimiento negativo, produce un deterioro significativo en el funcionamiento de la persona, y los síntomas no suponen un duelo normal.

Trastorno de ansiedad

La ansiedad es una reacción cognitiva, fisiológica y conductual del organismo hacia un estímulo o situación que se evalúa como peligrosa. Realmente dichas reacciones son desproporcionadas en comparación con el peligro real del estímulo.

Existen muchos tipos de ansiedad y todos ellos generan disforia. Los más destacables son el trastorno de ansiedad generalizada en el que la persona tiene un miedo constante a que sucedan cosas terribles y percibe el mundo como peligroso.

Mientras que, en el trastorno de estrés postraumático, el paciente, después de vivir un evento objetivamente traumático, como guerras, catástrofes naturales, accidentes, agresiones, robos, etc., la persona evita todas las situaciones que le recuerdan a dichos acontecimientos.

Es posible que la víctima no recuerde algunos detalles del suceso, que se sobreactive emocionalmente o tenga pesadillas con el suceso.

También se da una fuerte disforia en el trastorno de ansiedad por separación, en ciertas fobias, en la ansiedad social, en el trastorno de pánico, e incluso en el trastorno obsesivo compulsivo. De hecho, en este último, los pacientes intentan eliminar su disforia a través de rituales conductuales o mentales.

La ansiedad también puede inducirse por drogas, fármacos o enfermedades físicas.

Disfunciones sexuales

La sexualidad es una parte muy importante de la intimidad de las personas. Es un camino para expresarnos y sentirnos bien con los demás y con nosotros mismos. Por eso, las disfunciones sexuales pueden producir una intensa disforia.

Además, esto se acompaña de la dificultad que sienten muchos para reconocer este problema y buscar ayuda.

En los hombres, la disforia puede estar provocada por disfunción eréctil, eyaculación precoz o trastorno de la eyaculación retardada. Mientras que en las mujeres es más frecuente el vaginismo, el dolor durante la penetración o la anorgasmia.

Insomnio

El trastorno del sueño que más disforia genera es el insomnio. Las personas que lo sufren tienen problemas para iniciar y mantener el sueño, y perciben que no han dormido lo suficiente o no ha descansado.

Durante el día, estos individuos se sentirán fatigados y experimentarán problemas de concentración, de memoria, atención, irritabilidad y, por supuesto, disforia.

Dolor crónico

El dolor crónico puede experimentarse, aunque no exista una lesión real. Dura más de seis meses y puede causar una importante incapacidad en la vida de la persona.

El dolor afecta al plano psicológico de las personas, ya que siempre es desagradable. Suele acompañarse de sensaciones de estrés, tristeza, irritabilidad, impotencia, frustración, etc.

Duelo

El duelo es una respuesta no patológica que experimentamos después de un suceso muy doloroso. Por ejemplo, la muerte de un ser querido o mascota, o el abandono de la pareja o una persona importante de tu vida.

Esta es una situación que todo tenemos que atravesar y que siempre va acompañada de disforia.

Disforia provocada por otra afección médica

No es de extrañar que se dé un estado de ánimo deprimido o una disminución del interés o el placer como consecuencia directa de otro problema médico.

Esto ocurre con la hipoglucemia, el hipotiroidismo, la esclerosis múltiple, el VIH, deficiencias de vitaminas (como la vitamina B12o el folato), etc.

Disforia provocada por medicamentos

Hay fármacos que pueden provocar químicamente un estado de disforia. Por ejemplo, aquellas sustancias que son agonistas del receptor opioide kappa, como la nalbufina, butorfanol o pentazocina.

Otra sustancia que estimula estos receptores es la salvinorina A, que es el componente activo de la planta alucinógena salvia. También puede aparecer disforia a través de sustancias antagonistas del receptor de opioides μ (MOR) como el nalmefeno o la naltrexona.

Algunos antipsicóticos también pueden producir sensación de malestar y tristeza, como la clorpromazina o el haloperidol. Esto ocurre por el bloqueo de los receptores de dopamina, principalmente.

Por eso, en muchas ocasiones, a los pacientes con enfermedades psicóticas se les prescriben antidepresivos además de los antipsicóticos.

Tratamiento

Las personas que experimentan disforia a largo plazo pueden encontrarse en riesgo de cometer suicidio. Es importante acudir lo antes posible a psicoterapia u otros profesionales de la salud que puedan ayudarle.

Ya sea una condición patológica o por acontecimientos vitales estresantes, como un duelo, la asistencia psicológica será fundamental para disminuir la disforia, desarrollando estrategias para prevenirla y manejarla en el futuro.

Es común que las personas que sufren disforia busquen atención en salud mental, sobretodo cuando son sentimientos intensos.

Gracias a la psicoterapia se identificarán las causas o condiciones que han provocado la disforia, luego se trabajarán estos sentimientos negativos cambiando pensamientos y conductas.

Dependiendo de la causa de la disforia y su gravedad a veces puede utilizarse medicación en combinación con la psicoterapia.

Es posible que la disforia se deba a una condición de salud física (como alteraciones endocrinas). En este caso, es importante controlar y supervisar las condiciones físicas. Quizás de esta forma la disforia se desvanece.

Es importante destacar que en muchas ocasiones cambios en el estilo de vida pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo. Por ejemplo, realizar ejercicio físico, pasar más tiempo con la familia y amigos, cambiar su dieta, establecer rutinas diferentes, trabajar las aficiones, etc.

El terapeuta puede ser de gran ayuda para identificar los cambios positivos que podrían hacerse en el estilo de vida de cada paciente, con el objetivo de reducir o eliminar la disforia.

Referencias

  1. Cyclothymia (Cyclothymic Disorder). (s.f.). Recuperado de WebMD: webmd.com.
  2. Dysphoria. Obtenido de GoodTherapy: goodtherapy.org.