Historia

Hombre de Tepexpan: historia, características, teorías, museo


¿Qué es el hombre de Tepexcan?

El hombre de Tepexpan o Tepexpan 1 según su nombre científico, es un esqueleto de la época precolombina que fue descubierto en 1947. Fue el arqueólogo Helmut de Terra quien cerca de las orillas del antiguo lago Texoco, México, halló los restos juntos con los de un mamut.

El esqueleto responde a las características del hombre contemporáneo, el Homo sapiens, y se cree que tendría aproximadamente entre 6 y 7 mil años de antigüedad. Además, se cree que podría tratarse de los restos óseos de una mujer de entre 50 a 65 años y de 1.60 metros de altura.

El descubrimiento del hombre de Tepexpan fue de vital importancia, ya que no solamente se encontraba en buen estado, sino que sirvió para poder entender movimientos migratorios. Entre ellos, cómo se distribuía la población en el valle de México.

El hallazgo ocurrió gracias a la utilización de instrumentos y tecnologías diseñadas para detectar anomalías en la tierra. Luego de algunos días de trabajo y a poco más de un metro de profundidad, encontraron enterrados los restos.

El descubrimiento sirvió para terminar con una teoría antigua, que sostenía que América había sido el último continente en poblarse y, por tanto, donde existían las civilizaciones menos evolucionadas. El hombre de Tepexpan, en este caso la mujer, logró demostrar que en el continente existió vida en tiempos de Prehistoria.

Historia del descubrimiento

La historia del descubrimiento del hombre de Tepexpan está íntimamente relacionada con la vida del científico Helmut de Terra. Este naturalista alemán fue quien dio con sus restos, en la expedición llevada a cabo en 1947.

De familia francesa, de Terra había estado en contacto con el científico argentino Florentino Ameghino, quien sostenía que los primeros habitantes del mundo habían estado en su país, Argentina. La pasión por el tema y las teorías de Ameghino, inyectaron en Helmut de Terra la curiosidad por América.

Esto hizo que con el tiempo se convirtiera en un verdadero obsesivo, dedicando gran parte de su vida al estudio y análisis de “sedimentos pleistocenos y restos de humanos primitivos”, tal y como se describe en sus memorias.

Durante la década de 1920, sus primeros grandes trabajos lo llevaros a Asia. Allí pudo recolectar restos fósiles y colaborar en la confección de mapas glaciológicos. Durante este tiempo y mientras vivía en China, logra establecer en consonancia con la comunidad científica, que los primeros hombres surgieron en África y luego se trasladaron a Asia.

De Terra, luego de su estadía por China, se mudaría a Estados Unidos donde perfeccionaría sus estudios hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminado el conflicto bélico, decide finalmente emprender su viaje por América Latina para dar en 1947 con los restos del hombre de Tepexpan.

Gracias a este hallazgo hoy se conoce mucho más acerca de cómo surgieron y evolucionaron, no solamente las sociedades pre-hispánicas, sino la vida humana en todo el planeta. 

Carácter y metodologías de Helmut de Terra

Además de este gran hito para la ciencia y para la historia de México, a de Terra también se lo valora por ser pionero en la utilización de metodologías innovadoras. Fue él quien introdujo en la arqueología local, el uso de la datación con carbón y los geo-radares, por ejemplo.

Además de esto, también era famoso por usar técnicas no convencionales y por su gran inventiva. De hecho, para lograr dar con los restos del hombre de Tepexpan, consta en sus diarios que él y su equipo se valieron del uso de alambre común, su propio automóvil y un detector de metales bastante elemental.

Su capacidad para saltarse las normas y convenciones científicas, así como un carácter volátil y vivaz, hacían que fuera famoso por generar sus reportes de investigación con una sorprendente celeridad.

Estos métodos poco ortodoxos le valieron cuantiosas críticas y rivalidades entre sus pares, haciéndose con varios enemigos que lo combatieron durante toda su carrera. De hecho, hoy en día hay quienes se consideran detractores de los métodos y descubrimientos de Terra.

Sin embargo, lo único cierto es que su contribución a la arqueología mexicana y americana es invaluable. Con la aparición del Hombre de Tepexpan se dieron por tierra mitos sobre el continente y se despertó la pasión sobre el pasado prehistórico de la región.

Características del hombre de Tepexcan

Gracias a los restos fósiles de plantas y animales que fueron hallados en la zona del descubrimiento (entre ellos el mamut), en un principio se creyó que el hombre de Tepexpan dataría de la misma fecha, 10.000 años de antigüedad.

Una siguiente tanda de estudios, los cuales fueron controvertidos por sus cuestionables metodologías, hablaban de una antigüedad de tan solo 2000 años. Esto echaba por tierra todas las teorías sobre la migración y los hombres primitivos en América.

Gracias al descontento de la comunidad científica, se volvieron a realizar otros estudios que fueron concluyentes. Estos son los que establecieron que el esqueleto databa de hace 6000 o 7000 años atrás.

Los estudios preliminares mostraron que en el cráneo, el hombre de Tepexpan tenía una fractura que correspondería a un golpe. Esto sumado a la proximidad con el fósil de mamut, hizo creer que en vida podría haber sido un hombre cazador (o mujer).

Posteriormente también se descubrieron grandes acumulaciones de calcio en las cervicales del cuello. Esto significa que además pudiera haber sufrido de artritis. En su boca encontraron solamente tres dientes y se conoció luego que sus muelas desaparecieron antes de que falleciera.

Acerca de sus rasgos físicos, los científicos aseguran que la cavidad del cráneo pudo haber albergado un cerebro de igual tamaño al de los nativos prehispánicos. Además, el hombre de Tepexpan contaba con una fuerte mandíbula, un afiliado mentón y pómulos prominentes.

El lago

Juntos con los estudios sobre los restos fósiles humanos, también se le dedicó fuerte atención al lago Texcoco. Los estudios realizados sobre el suelo, restos volcánicos y arcilla, determinaron que hace 7000 años, este tenía gran profundidad, una enorme cantidad de peces y que a sus alrededores crecía una copiosa y verde vegetación.

Esto es increíblemente llamativo, ya que en la actualidad y gracias a la serie de erupciones volcánicas que sucedieron hace 2000 años, el lago Texcoco se encuentra totalmente seco.

Teoría 

El descubrimiento del hombre de Tepexpan sirvió para revitalizar el interés sobre la historia del poblamiento de América y sus movimientos migratorios más tempranos. Gracias a este fósil, hoy sabemos que los primeros humanos aparecieron hace mucho más que 10 mil años.

Las diferentes corrientes científicas están de acuerdo que los orígenes de la humanidad, en todos los continentes, comparten un rasgo común: las sociedades se dividían en aquellos que recolectaban alimentos y quienes los cazaban.

Es justamente este modo de vida el que impulsó el traslado de un punto del planeta a otro. Según estudios, los primero pobladores del planeta que tienen su origen en África y Asia, habrían cruzado a América mediante el estrecho de Bering, en busca de nuevas fuentes de alimento.

Las primeras corrientes migratorias internacionales sucedieron hace casi 30 mil años y ocurrieron de manera fortuita. Se cree que los antiguos humanos nómadas, comenzaron a navegar por el océano en busca de nuevas fuentes de comida hasta, eventualmente, terminar en un nuevo continente.

El origen de los primeros pobladores en llegar a las Américas sería siberiano y habría ocurrido en tres etapas bien diferenciadas. En cada una se establecerían en diferentes puntos del continente, siendo las actuales Alaska y Canadá, las más predominantes.

Museo de Tepexpan 

Indudablemente, además de su valor científico en sí mismo, uno de los grandes aportes del descubrimiento del hombre de Tepexpan es la revitalización del interés arqueológico en México.

El actual Museo del hombre de Tepexpan es hoy en día uno de los más valiosos del país. Allí, científicos y académicos se enfocan en darle lugar a la divulgación cultural antropológica, dando a conocer cómo era el país y América durante la Prehistoria.

Además del hombre de Tepexpan, también pueden encontrarse información acerca de otros hallazgos como: El Hombre de Tlapacoya o La Mujer del Peñón III.

Antropólogos, físicos, historiadores, geólogos y arqueólogos, forman parte de la titánica tarea de reconstruir el pasado y mantener viva la historia antigua del país en el Museo de Tepexpan. Este fue inaugurado en el año 1955 y se enfoca más que nada en la vida en la actual cuenca de México.

En el museo existen diferentes salas dedicadas a exponer diferentes aspectos de la vida de los antiguos habitantes de América. Entre las piezas que se destacan, podemos hablar de restos óseos humanos, animales, plantas fosilizadas y herramientas para la caza que fueron halladas en la región de la cuenca de México.

Además, los diferentes materiales audiovisuales y didácticos, así como charlas y guías, se enfocan en dar a conocer las diferentes teorías acerca de la evolución del hombre, la migración mundial y la población de América.

El museo de Tepexpan depende del gobierno de México y es un atractivo turístico para viajeros nacionales e internacionales. Es apto para todo público y además es totalmente gratuito.

Referencias 

  1. Igareta, A., & Schavelzon, D. (2017). Al sur del Río Grande: Helmut de Terra y su trabajo en Tepexpan.
  2. Matos Moctezuma, E. (s.f.-b). ¿“El hombre de Tepexpan” era de verdad hombre? Recuperado de arqueologiamexicana.mx
  3. Secretaría de Cultura. (s.f.). Museo de Tepexpan. Recuperado de sic.gob.mx
  4. Olmo Calzada, M., & Montes Villalpando, A. C. (2011). El Museo de Tepexpan y el estudio de la Prehistoria en México.
  5. Isotope analysis dates ancient Mexican. (2009). Recuperado de planetearth.nerc.ac.uk