Historia

Guerra de Arauco: qué fue, causas, etapas, consecuencias


¿Qué fue la Guerra de Arauco?

La Guerra de Arauco es la denominación dada a los enfrentamientos que tuvieron lugar durante casi tres siglos entre los mapuches y los hispanos, criollos y chilenos, dependiendo del momento. No se trató de una guerra mantenida durante todo ese tiempo, sino que hubo periodos más intensos y otros casi de convivencia tensa.

Los indígenas mapuches ya habían resistido los intentos de invasión de los Incas. Cuando los españoles llegaron a su zona de control, los mapuches presentaron una fuerte resistencia. A pesar de la superioridad militar española, los conquistadores fueron incapaces de someterlos.

Los historiadores dividen la Guerra de Arauco en varias etapas. Existen cierta discrepancia en la fecha de su inicio, ya que algunos señalan a la expedición de Diego de Almagro en 1536 y, otros, a la batalla de Quilacura, en 1546, como su comienzo.

Lo mismo ocurre con su final. Los gobiernos del Chile independientes combinaron campañas militares con treguas más o menos prolongadas y negociaciones. De hecho, se puede apuntar que el conflicto no finalizó totalmente hasta la llamada Pacificación (u Ocupación) de la Araucanía, en 1883.

Causas de la Guerra de Arauco

La de Arauco es la guerra más larga de la historia de Chile. Fueron casi trescientos años de enfrentamientos entre los mapuches y todos aquellos que intentaron ocupar sus tierras.

Cuando los españoles, bajo el mando de Pedro de Valdivia, llegaron a Biobío, habitado por estos indígenas, apenas tenían referencia sobre ellos. Sin embargo, los mapuches tenían experiencia en enfrentarse a ejércitos superiores, como fue el caso de los incas.

Valdivia y el resto de los conquistadores se prepararon para una fácil conquista, como había ocurrido en otras partes de América. Su propósito, aparte de quedarse con el territorio, era evangelizar a los que allí habitaban.

La realidad, no obstante, fue muy diferente. Enseguida se encontraron con una dura oposición. Los mapuches consiguieron el apoyo de otros pueblos chilenos, como los pehuenches, los picunches o los cuncos, fortaleciendo sus tropas. Así, lograron frenar las ansias de conquistas de los españoles.

Las causas que propiciaron esta resistencia son variadas. Los historiadores descartan que existiera ningún componente patriótico entre los indígenas, pero si otros que reforzaron su voluntad.

Causas culturales

El choque entres ambas culturas fue inmediato. No existía ningún punto en común entre españoles e indígenas y, además, los primeros siempre trataron de imponer su visión sobre la que consideraban inferior.

Los mapuches tenían un gran apego a sus tradiciones, al igual que a sus antepasados. Siempre trataron de mantener su idiosincrasia, evitando que los conquistadores acabaran con ella e impusieran otra.

Causas religiosas

Al igual que con la anterior, las diferencia religiosas eran insalvables. Los mapuches tenían sus propios dioses y ceremonias, mientras que los españoles llegaban con el mandato de convertir al cristianismo a los conquistados.

Causas económicas

Desde el inicio de la conquista, uno de los motivos que más motivó a los españoles fue la búsqueda de riquezas. En todas las zonas que ocuparon trataron de encontrar metales preciosos y otros elementos con los que comerciar o enviar a España.

Espíritu guerrero mapuche

Los mapuches tenían sobrada experiencia en resistir violentamente los intentos de conquista. Habían demostrado que sus deseos de no ser conquistados podía vencer a adversarios más fuertes, por lo que no dudaron en enfrentarse a los españoles.

A esto colaboró de manera decisiva su superior conocimiento del terreno. En los bosques frondosos, entre los ríos y un clima complicado, podían equilibra un poco la ventaja hispana en cuestión de armamento.

Etapas de la Guerra de Arauco

El primer contacto entre los españoles y los mapuches se produjo en 1536. Ya en ese encuentro, los conquistadores se dieron cuenta de que los indígenas no iban a aceptar su presencia.

La llegada a la zona de Pedro de Valdivia, en 1541, supuso que las tropas españolas comenzaran a adentrarse hacia el sur de Chile. El enfrentamiento era inevitable.

Conquista

La batalla de Quilacura, en 1546, fue el primer enfrentamiento serio entre mapuches y españoles. Estos, al ver que los indígenas presentaban fuerzas superiores, decidieron retirarse y no regresaron hasta cuatro años después.

Las campañas emprendidas a partir de 1550 fueron, en principio, favorables a los intereses españoles. Comenzaron a fundar algunas ciudades en pleno territorio mapuche, como Concepción, Valdivia o La Imperial.

Este triunfal inicio se vio pronto frenado, con un nombre como principal protagonista. Lautaro, un indígena que había servido a Valdivia, fue capaz de diseñar un ingenioso plan para enfrentarse a sus enemigos.

En 1553, protagonizó una insurrección que consiguió derrotar a los españoles en Tucapel. Tras dos años triunfales de los hombres de Lautaro, los conquistadores lograron vencerlos en Mataquito y el líder indígena resultó muerto durante la batalla.

Desde ese momento hasta 1561, los Mapuches tuvieron que ir replegando sus posiciones, ganadas por los españoles, pero nunca dejaron de rebelarse.

Tras el de Lautaro, el segundo gran levantamiento se produjo en 1598. Pelantaro, líder indígena, destruyó las ciudades españolas levantadas al sur de Biobío, excepto Valdivia. Solo la viruela y el tifus frenaron a los mapuches antes de llegar a Santiago.

Guerra ofensiva

La segunda etapa se desarrolló entre 1601 y 1612. Llegó un nuevo gobernador a la región, Alonso de Ribera que estableció un ejército profesional en la Capitanía General de Chile. Para ello obtuvo financiación desde la capital del Virreinato del Perú, pudiendo construir varios fuertes a lo largo del Biobio.

Esa línea de fortificaciones fue la frontera oficiosa entre mapuches y españoles, sin que ningún bando pudiera realizar avances.

Este periodo se caracterizó por las incursiones que ambos bandos realizaban en territorio enemigo. Las protagonizadas por los españoles recibieron el nombre de malocas y tenían como objetivo capturar indígenas para venderlos como esclavos. Por su parte, las que llevaban a cabo los mapuches se llamaron malones.

Guerra Defensiva

La falta de resultados de la táctica anterior llevó a que los españoles iniciaran una nueva etapa que duraría desde 1612 a 1626. El ideólogo de la estrategia que se llevaría a cabo fue Luis de Valdivia, un jesuita llegado al país. Este propuso al rey Felipe III un plan de lo que denominó Guerra Defensiva.

La propuesta, que el rey aprobó, consistía en tratar de incorporar a los indígenas a la vida del país. Para eso, se suspendieron las hostilidades y enviaron a algunos misioneros, también jesuitas, a territorio mapuche.

Sin embargo, los nativos no recibieron pacíficamente a los misioneros y mataron a los primeros que llegaron. Así, una cédula emitida en 1626 puso fin a ese intento de conquista pacífica. A partir de ese momento, volvieron a la guerra ofensiva y, finalmente, a los llamados Parlamentos.

Parlamentos

Dada la falta de éxito de las estrategias anteriores y el mantenimiento del statu quo territorial, la táctica cambió completamente. A partir de 1641, españoles y mapuches celebraron reuniones periódicas en las que negociaban acuerdos.

Según las crónicas, dichos encuentros eran, prácticamente, fiestas, con licores en abundancia y comida. Con estas reuniones, ambos bandos llegaron a acuerdos comerciales y empezaron a relacionarse.

Se produjeron algunas sublevaciones mapuches, pero en 1793 el gobernador Ambrosio O’Higgins y los jefes indígenas firmaron un acuerdo de paz.

El tratado acordó que los mapuches mantendrían el control del territorio, pero este, nominalmente, pasó a pertenecer a la Corona española. Los indígenas se comprometieron a permitir el paso a los que desearan viajar a las ciudades al sur del territorio.

Consecuencias de la Guerra de Arauco

Mestizaje

Una de las consecuencias provocadas por la guerra fue la aparición de los mestizos. Muchos españoles vivían con varias indias, mientras que los indígenas, en menor medida, tomaron como prisioneras a algunas mujeres blancas.

Pérdida cultural indígena

A pesar de la resistencia mapuche, el conflicto llevó a la larga a que su cultura se debilitase. Llegó, en muchos aspectos, a desaparecer.

Además, los españoles regalaron tierras en las zonas ocupadas a colonos blancos, lo que contribuyó a esa pérdida de identidad y a provocar continuos desencuentros.

Los misioneros que fueron llegando a la zona también contribuyeron a que los mapuches fueran abandonando sus antiguas creencias, aunque no completamente. En algunas épocas colaboraron en que los indígenas adquirieran una cierta educación reglada.

Aumentó el porcentaje de sangre española

La Corona española se vio en la obligación de enviar a la colonia a un gran número de españoles, especialmente militares. Los tres siglos de conflicto hicieron que el ejército necesitara muchísimos refuerzos.

Ese flujo de europeos contrastó con las pérdidas de vidas indígenas. Un cálculo realizado en 1664 afirmaba que la guerra había supuesto la muerte de 180.000 mapuches, además de la de 30.000 españoles y otros 60.000 indios auxiliares.