Medicina

Enfermedades inmunoprevenibles: síntomas, causas y tratamientos


Las enfermedades inmunoprevenibles son aquellas enfermedades infectocontagiosas que pueden evitarse generando inmunidad a través de la aplicación de vacunas. Su aplicación contra estas enfermedades fomenta la producción de anticuerpos que protegen al organismo específicamente contra la enfermedad para la cual se esté vacunando.

Antes del descubrimiento y del desarrollo de las vacunas, las enfermedades infectocontagiosas causaron millones de muertes en todo el mundo. Enfermedades como la poliomielitis, la viruela, la difteria, el sarampión o el tétanos, por nombrar algunas, causaron estragos en la población mundial.

Gracias a las medidas sanitarias y a los planes de vacunación masivos, algunas de estas enfermedades han sido erradicadas o se presentan en focos muy reducidos y rápidamente controlados, con muy bajas tasas de mortalidad.

Enfermedades inmunoprevenibles

Existe una lista bastante amplia de enfermedades infectocontagiosas inmunoprevenibles para las cuales se han sido desarrolladas vacunas.

Estas vacunas, en algunos casos, pueden generar inmunidad permanente cuando se aplican los refuerzos correspondientes. En otros casos generan inmunidad estacional, sobre todo en aquellas enfermedades generadas por microorganismos que mutan constantemente, lo que obliga al desarrollo de nuevas vacunas para cada brote epidémico estacional.

A continuación, se hará una breve descripción de algunas enfermedades infectocontagiosas con sus causas, síntomas, tratamiento y esquema de vacunación general que permiten mostrar la importancia de la inmunoprevención para reducir las epidemias y evitar las altas tasas de mortalidad de algunas de estas enfermedades.

1- Sarampión

El Sarampión es una enfermedad viral producida por un virus de RNA de la familia de Paramyxoviridae y del género Morbillivirus. El virus se encuentra en las secreciones nasofaríngeas, en la orina y en la sangre de la persona infectada. Puede permanecer activo hasta por 34 horas a temperatura ambiente en una habitación.

Es una enfermedad eruptiva, extremadamente contagiosa. Aunque el sarampión es una enfermedad endémica en casi todo el mundo, gracias a la vacunación, actualmente se encuentra bajo control y ha sido erradicado en muchos países.

Signos, Síntomas y tratamiento

Tiene un período de incubación de diez a doce días, seguido de una fase prodrómica de 3 a 5 días caracterizada por febrícula, conjuntivitis, dolor de cabeza, rinitis, tos y la aparición de unas manchas características en la mucosa bucal llamadas manchas de Koplik.

En algunas ocasiones la fase prodrómica puede ser muy severa con fiebre muy alta convulsiones e incluso aparición de neumonía. En estos casos, todas las manifestaciones prodrómicas antes descritas son mucho más intensas.

Entre el tercer y el séptimo día, previo incremento brusco de la temperatura frecuentemente entre 40 y 40,5⁰C aparece una erupción eritematosa en la cara, que luego se generaliza, y dura de dos a cuatro días o hasta siete días en casos más severos.

Los primeros días de la fase eruptiva el estado general se ve muy afectado. Luego bruscamente la temperatura baja y, aunque persiste la erupción, el paciente se ve mucho mejor. Por lo general, en la mayor parte de los casos remite sin mayores complicaciones.

Sin embargo, el sarampión puede generar graves complicaciones desde otitis media, neumonía hasta encefalitis con una alta tasa de mortalidad para estos casos. La posibilidad de contagio persiste hasta por cinco días desde el comienzo de la erupción. No existe ningún tratamiento especí­fico y el tratamiento es sintomático.

Vacuna

En las regiones donde aún existe una casuística importante de esta enfermedad la vacuna contra el sarampión se administra en el primer semestre de vida. Mientras, en otras regiones donde la enfermedad está más controlada se suele suministrar más tardíamente (12 a 15 meses).

Generalmente esta vacuna se combina con otras vacunas como las vacunas contra la rubéola y la parotiditis (triple viral). Como el hospedador del virus es estrictamente humano, la erradicación de esta enfermedad es, en teoría, posible.

2- Difteria

Es una infección bacteriana aguda provocada por la toxina de una bacteria Corynebacteriumdiphtheriae. Fue una de las principales causas de mortalidad infantil a principios del siglo XX antes de la introducción de la vacuna.

Esta bacteria tiene un hábitat exclusivo en las membranas mucosas y en la piel del hombre. Se transmite a través de las gotas de saliva emitidas por la tos o la respiración y por contacto con las lesiones de piel infectadas.

Antes del desarrollo de la vacuna y de su aplicación masiva, esta enfermedad afectaba principalmente a menores de 15 años. La tasa de mortalidad era del 5 al 20% en los pacientes infectados. Curiosamente, esta tasa se mantiene en los brotes epidémicos recientes.

Signos y Síntomas

El período de incubación es de 1 a 5 días, luego aparece una faringitis con la formación de pseudomembranas que puede extenderse y obstruir las vías aéreas superiores, causar as­fixia y muerte del paciente. Las complicaciones de la difteria suelen ser cardíacas y neurológicas, lo que puede provocar el deceso.

Tratamiento y vacuna

La difteria debe ser tratada inmediatamente para reducir el riesgo de complicaciones y de mortalidad. El principal elemento del tratamiento consiste en la administración por vía intramuscular o intravenosa de una antitoxina contra la difteria.

Los antibióticos reducen el crecimiento bacteriano, pero no producen efectos sobre las lesiones generadas por la toxina. La difteria aún persiste en numerosos países, sobre todo en aquellos más pobres o en vías de desarrollo. De hecho, en los últimos 10 años han ocurrido varias epidemias.

La vacuna antidiftérica se fabrica a partir del toxoide diftérico, una forma inocua de la toxina. Se suministra entre los dos meses y los 7 años. Se dan 3 dosis seriadas iniciales cada dos meses y un refuerzo 6 a 12 meses después de la tercera dosis.

3-Tétanos

Es una enfermedad infecciosa que produce una parálisis espástica a menudo mortal, provocada por una neurotoxina (tetanospasmina) producida por el Clostridiumtetani. Es una enfermedad esparcida por todo el mundo y que aún no ha sido erradicada en los países industrializados.

Síntomas, tratamiento y vacunación

La bacteria está presente en su forma esporulada en el suelo, en superficies sucias y el tracto digestivo de algunos animales. Penetra en el organismo a través de lesiones, heridas sucias, fracturas abiertas, úlceras crónicas o por acciones médicas efectuadas sin la asepsia adecuada.

El período de incubación es de 4 a 21 días. La enfermedad se inicia con espasmos generalmente de los músculos faciales (trismus, risa sardónica) seguidos por espasmos de los músculos de la espalda (opistótonos) y convulsiones tónicas generalizadas.

Si no se trata, casi siempre es mortal, especialmente en niños pequeños y en personas mayores. Incluso con tratamiento óptimo con inmunoglobulinas tetánicas humanas y antibióticos suministrados tempranamente, la mortalidad del tétanos es elevada.

No se puede suprimir el reservorio de la enfermedad, pero la vacunación es muy eficaz para prevenirla. Las vacunas antitetánicas se elaboran con toxoide tetánico y suministran en conjunto con otras preparaciones como la diftérica, pertússica, poliomielítica, etc.

4- Tos ferina

La tos ferina una enfermedad bacteriana muy contagiosa causada por la Bordetellapertussis, la cual afecta las vías respiratorias inferiores. Es una enfermedad que se considera reemergente y es particularmente grave en lactantes.

Tiene una evolución prolongada por varias semanas con tos persistente por más de tres semanas, generalmente sin fiebre y con un sonido inspiratorio característico acompañada de coloración azulada de las mucosas (cianosis), apnea (cese de la respiración) seguido por vómitos.

Se transmite fácilmente por contacto cercano a través de la tos. Aunque la vacunación ha sido una medida preventiva efectiva, la tosferina sigue siendo una amenaza por el aumento de casos en lactantes no vacunados por ser aún muy pequeños. También hay casos de adolescentes y adultos jóvenes, ya que la protección conferida por la vacunación solo persiste algunos años.

La vacuna contra la tos ferina se incluye en el calendario de vacunación de lactantes y niños desde los dos meses de vida hasta los seis años. Actualmente se dispone de vacunas antipertússicas acelulares lo que permite colocar refuerzos tardíos.

5- Hepatitis

La hepatitis es una enfermedad inflamatoria aguda del hígado producida por unos virus hepatotrófico de RNA y que le dan el nombre de hepatitis A, B, C, D y E dependiendo del virus involucrado. La hepatitis A es la más frecuente. Las condiciones higiénicas y el saneamiento ambiental reducen el virus de la hepatitis A en la población, pero no lo eliminan.

La hepatitis A y E no se conoce que causen enfermedad crónica, por el contrario, la B, C y D causan una importante morbilidad y mortalidad por medio de infecciones crónicas del hígado.

Sintomatología tratamiento y prevención

Las manifestaciones específicas de la enfermedad se observan con mayor frecuencia en los adultos. En cambio, en los menores de 5 años puede pasar inadvertida o mostrar manifestaciones generales e inespecíficas.

El período de incubación oscila entre 15 y 45 días. Los cambios iniciales en el hígado son similares para los cinco tipos de hepatitis, generando una sintomatología caracterizada por fiebre, cefalea, mialgias, cansancio y trastornos gastrointestinales. También aparece una coloración amarilla en piel y mucosas (ictericia) con más frecuencia en los adultos.

La enfermedad puede ser prolongada, con una fase aguda de un mes aproximadamente y una convalecencia que puede durar hasta seis meses. Dependiendo del tipo de virus pueden aparecer complicaciones relacionadas con la cronicidad, como cirrosis y cáncer de hígado. Algunos casos se presentan como hepatitis fulminantes.

No hay un tratamiento específico para la hepatitis. El reservorio del virus es estrictamente humano. La transmisión del virus es por vía oral-fecal de individuo a individuo, o a través alimentos o de agua contaminados.

Hay vacunas antihepatitis A y antihepatitis B, pero no existen vacunas disponibles contra hepatitis C, D ni E.

6- Meningitis meningocócica

Los meningococos son la principal causa de meningitis bacteriana y de septicemia. Los grupos serológicos A, B, C, Y y W135 producen la mayoría de los casos de infecciones invasivas. Afecta a niños pequeños y adultos jóvenes.

Se inicia como un síndrome infeccioso con fiebre, dolor de cabeza y vómitos. Concomitantemente aparecen los signos de meningitis, como son la rigidez del cuello o letargia, que pueden progresar a trastornos de la conciencia, coma y muerte.

El contagio es por vía aérea. Posee una alta mortalidad y deja secuelas dramáticas. Puede prevenirse, ya que existen varias vacunas contra algunos tipos serológicos.

7- Tuberculosis

Es una enfermedad bacteriana contagiosa causada por el Mycobacteriumtuberculosis. Es la segunda causa de muerte por enfermedades infecciosas en el mundo.

La transmisión es por vía aérea y la forma clínica más frecuente de tuberculosis activa es pulmonar. Los síntomas son tos crónica, fi­ebre moderada, sudores nocturnos, cansancio, disminución del apetito y pérdida de peso.

La tuberculosis puede afectar otros órganos además del pulmón como el bazo, el hígado, la médula ósea o las meninges entre otros. El tratamiento incluye antibióticos antituberculosos durante varios meses o años.

La vacuna se llama BCG y es una vacuna intradérmica que se aplica al nacer con un refuerzo antes del ingreso escolar.

8- Fiebre tifoidea

La fi­ebre tifoidea es una infección bacteriana producida por salmonellatyphi, que genera una fiebre entérica muy severa. Es una enfermedad que aún se registra en países con condiciones higiénicas muy deficientes. Se transmite por contacto directo, o por agua y alimentos contaminados con heces.

La sintomatología aparece después de un período de incubación de 7 a 15 días, con dolor abdominal, fiebre, mialgias, anorexia (pérdida del apetito) e inicialmente diarrea profusa, para luego pasar a una etapa de constipación. Náuseas, vómitos, tos y epistaxis no son comunes y su presencia indica complicaciones.

Las complicaciones frecuentes son hemorragia digestiva, perforación intestinal o encefalitis, entre otros. El tratamiento incluye antibióticos y rehidratación, los cuales suelen dar buenos resultados cuando no hay complicaciones importantes.

La prevención incluye medidas sanitarias, detección tratamiento de portadores sanos, sobretodo en el personal que manipula alimentos y la vacunación.

9- Rubéola

La rubéola es una enfermedad eruptiva contagiosa de origen viral. Puede ser asintomática. Causa daños importantes en el feto si se presenta en etapas iniciales del embarazo, generando malformaciones auditivas, oftálmicas, craneofaciales y cardíacas.

El periodo de incubación es de unas dos semanas. Los síntomas incluyen fiebre leve, malestar general, conjuntivitis, adenopatías suboccipitales (inflamación de los ganglios linfáticos del cuello) y una erupción eritematosa transitoria. Se transmite por gotas que salen por la respiración.

Para prevenir la rubéola existe una vacuna que a menudo se incluye en una mezcla que se denomina triple viral y que incluye la antiparotiditis y antisarampión.

10- Cólera

El cólera es una enfermedad intestinal causada por la toxina de la bacteria vibriocholerae. Esta afección ha causado epidemias devastadoras a lo largo y ancho de todo el mundo en muchos momentos de la historia.

Se contagia por aguas y alimentos contaminados con heces humanas y es una enfermedad que afecta estrictamente al ser humano. Luego de una incubación que puede ir desde horas hasta cuatro días, se produce una diarrea acuosa aguda con vómitos y rápida deshidratación que de no ser tratada a tiempo termina con la muerte del paciente.

La higiene y el saneamiento ambiental son pilares fundamentales de la prevención y lucha contra el cólera. El tratamiento es sintomático y se fundamenta en la rehidratación. Como la enfermedad es causada por una toxina, matar a la bacteria no reduce el efecto de las toxinas presentes.

Las vacunas anticoléricas orales son una herramienta adicional en la lucha contra el cólera, pero no reemplazan las medidas higiénicas y sanitarias.

Referencias

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