Historia

México posrevolucionario: qué es, cultura, política, sociedad


¿Qué es el México posrevolucionario?

México posrevolucionario es el término utilizado por los historiadores para definir la época que siguió al final de la Revolución mexicana. Aunque hay corrientes historiográficas que discrepan, la mayoría sitúa su comienzo en 1917 y el final sobre el principio de los años 40.

Después de años de guerra, los gobernantes surgidos de la Revolución tuvieron como primer objetivo la estabilización del país y dotarlo de instituciones más modernas.

México pasó del caudillismo al presidencialismo, aunque en la práctica acabaría provocando la aparición del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante siete décadas seguidas.

Los cambios afectaron a todos los ámbitos, desde el cultural hasta el social, pasando por el político. Se vivió un auge del nacionalismo mexicano, con la reivindicación de su cultura como vía de consolidación del Estado.

Durante la etapa posrevolucionaria, después del fin de la guerra, el país logró cierta paz social. No obstante, se vivieron enfrentamientos entre las clases más conservadoras, muy ligadas a la Iglesia, y las más progresistas, de tendencia socialista.

Contexto histórico

La mayoría de los autores sitúan el final de la Revolución mexicana en 1917, con la promulgación de una Constitución elaborada por los triunfadores del conflicto.

Durante esa etapa, el Estado adquirió una gran importancia a la hora de dirigir la economía nacional. Asimismo, se tomaron acciones para consolidar las instituciones políticas por encima de los personalismos.

Como continuación de los ideales revolucionarios, las leyes trataron de dar respuesta a los múltiples desafíos que vivía la nación: pobreza y analfabetismo de gran parte de la población, poco reparto de la riqueza, gran poder de la iglesia, etc.

Cultura

Aunque también ocurrió en otras partes del planeta, el incremento del sentimiento nacionalista en México tuvo factores diferenciales surgidos de la Revolución.

Los gobiernos que surgieron de la misma, se esforzaron en estructurar el Estado mexicano y usaron como base dicho nacionalismo.

Todo ese sentimiento se plasmó en buena parte del arte del momento. Entre los temas más recurrentes, aparte de la propia Revolución y sus líderes, se encontraba exaltar el ideal mexicano.

Muralismo

Si hubo un género artístico característico de este periodo fue, sin duda, el muralismo. Sus autores no solo lo desarrollaron por motivos artísticos, sino también con fines educativos.

En esas décadas llegó a convertirse en una expresión esencial para unificar el país. Por eso, muchos lo consideran un auténtico movimiento político y social.

Los muralistas más importantes fueron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Sus obras intentaron enseñar al pueblo mexicano su propia historia.

Junto con las representaciones, más o menos históricas, también usaron los murales para impulsar ideas, como el indigenismo, la lucha contra la marginación y la lucha de clases.

Literatura

La literatura estuvo muy marcada por la llamada narrativa de la Revolución. Esta se centró en lo sucedido durante ese acontecimiento, creando una mística alrededor de sus protagonistas.

En muchas ocasiones, ese relato se usaba también como telón de fondo para hacer una literatura social o, incluso, tratar problemas metafísicos o psicológicos.

Educación

Uno de los ámbitos de actuación más importantes fue la educación. Hay que tener en cuenta que una gran parte de la población era analfabeta, con especial incidencia entre los más pobres y las comunidades indígenas.

La Constitución de 1917 estableció la educación gratuita y laica. Las autoridades emprendieron actuaciones para llevar ese artículo a la realidad.

La presidencia de Álvaro Obregón (1920-1924) creó la Secretaría de Educación Pública. El personaje fundamental en ese órgano fue José Vasconcelos, ministro de Educación, quien inició una campaña masiva de alfabetización: las Misiones Culturales.

Alfabetización masiva

Las Misiones Culturales tenían como propósito llevar la educación a todos los rincones del país. Se formaron grupos de maestros rurales encargados de alfabetizar a los niños que vivían en esas zonas, normalmente de menos recursos económicos y abandonados por anteriores administraciones.

Los gobiernos posrevolucionarios emprendieron la tarea de llevar esa educación a campesinos e indígenas.

El propósito declarado fue eliminar el fanatismo religioso, el alcoholismo y el tabaco. Asimismo, pretendían fomentar la cultura del trabajo, la mejora de la higiene y el ahorro de recursos económicos.

En apenas 20 años, entre 1921 y 1940, la SEP logró que el 70% de los niños de todo el país estuvieran escolarizados. Esto aumentó durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, que llegó a hablar de cruzada nacional por la educación.

Política

Después de años de conflicto armado y, aunque no desaparecieron todos los problemas, la situación mexicana viró hacia una mayor tranquilidad política y social.

Esto permitió a los gobernantes dedicar los recursos hacia la mejora económica, lo que daba estabilidad a la nación.

Álvaro Obregón (1880-1928)

Su antecesor, Adolfo de la Huerta, había logrado pacificar el país. Pancho Villa y otros revolucionarios abandonaron las armas y los exiliados políticos regresaron. Uno de ellos fue José Vasconcelos, quien jugó un importante papel en la educación pública.

En 1920, otro de los héroes de la Revolución, Álvaro Obregón, accedió a la presidencia. Enseguida puso en marcha políticas destinadas a reorganizar el país y revitalizar una economía arruinada.

Obregón, militar, tuvo al ejército como su principal apoyo. Aisló a los caudillos militares y se alió con algunas organizaciones obreras y campesinas. Para ello, promulgó leyes para restituir los ejidos.

Unos de sus principales logros políticos fue el reconocimiento de casi todos los países. Los únicos que no quisieron reconocer su gobierno fueron Inglaterra, Francia, Bélgica, Cuba y Estados Unidos.

Para lograr que el poderoso vecino del norte accediera a establecer relaciones, tuvo que firmar los Tratados de Bucareli, que supusieron cambios favorables a los estadounidenses en la política petrolera mexicana. Esto le valió ser tachado de entreguista.

Plutarco Elías Calles (1877-1945)

Elías Calles realizó una política continuista respecto a Obregón. Para consolidar el poder se apoyó en numerosas organizaciones obreras, como la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM).

En el ámbito económico, su presidencia supuso una mejora general, pero en el social mantuvo fuertes enfrentamientos con el clero. Ese enfrentamiento llegó a provocar una rebelión en varios estados que duró tres años, la cristera.

Ya en 1928, las elecciones llevaron de nuevo a Obregón a la presidencia. Sin embargo, fue asesinado antes de asumir el cargo por un cristero. Políticamente, ese crimen inició el periodo llamado maximato, que duró hasta 1934.

La característica principal del maximato fue la permanencia de Calles como figura central. No podía ser presidente, pero se convirtió en el Jefe Máximo de la Nación.

Los mandatarios de ese periodo, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, fueron manejados por Calles.

Lázaro Cárdenas (1895-1970)

Lázaro Cárdenas está considerado como el último presidente posrevolucionario y quien dio el paso a la siguiente etapa en la historia del país. Basó su gobierno en el ascenso de los movimientos obreros y campesinos y desarrolló una política socializante.

Para liberarse de la sombra de Calles, Cárdenas decretó su expulsión del país en 1936, acusándolo de conspirar contra el gobierno. Libre de su presencia, impulsó el presidencialismo y creó las estructuras políticas que se mantendrían estables hasta finales de los 80.

Su gobierno legalizó el derecho a huelga, benefició a los obreros, promulgó la igualdad entre hombres y mujeres y legisló para garantizar derechos a los indígenas.

Igualmente, destacó su lucha contra los fascismos, que surgían en Europa y acabarían provocando la Segunda Guerra Mundial.

Frente a su política se formó un frente opositor, liderado por el Partido de Acción Nacional. Cárdenas, buscando reducir sus enemigos, trató de reconciliarse con la Iglesia. La mantuvo apartada del Estado, pero no hizo ningún gesto hostil.

Antecedentes del PRI

La historia moderna de México no se entendería sin el PRI, el Partido Revolucionario Institucional, que gobernó durante varias décadas. Este partido tuvo su origen en el periodo posrevolucionario.

El primer embrión fue el Partido Nacional Revolucionario, creado por Elías Calles en 1928. La organización fue concebida como un partido de masas, defensor de los trabajadores y partidario del reparto de la riqueza.

En 1938, Lázaro Cárdenas, después de romper con Calles, cambió el nombre del partido, llamándolo Partido de la Revolución Mexicana. En su estructura se incluyeron varias centrales obreras. Posteriormente, en 1946, fue rebautizado como PRI.

Fue durante la presidencia de Cárdenas cuando se instituyó el sistema de partidos en México.

A partir de 1939, nuevas organizaciones pudieron presentarse a las elecciones. Sin embargo, ninguno de ellos logró que su candidato venciera. Tuvieron que pasar varias décadas, hasta el 2000, para que México viviera la alternancia política.

Sociedad

La Revolución mexicana, aparte de sus consecuencias políticas, supuso un cambio de las estructuras sociales del país.

Hasta esa fecha, a pesar de los intentos de algunos mandatarios, existía una parte de la población por debajo del umbral de la pobreza, sin educación y con pocos derechos.

Esta clase baja estaba formada, especialmente, por campesinos e indígenas. Frente a ellos había una clase alta, dueña de las tierras, y que detentaban un gran poder económico y político.

No en vano, uno de los grandes lemas de la Revolución fue el de pedir la reforma agraria. En el sur, además, Emiliano Zapata defendió a las comunidades indígenas.

Burguesía agraria

Uno de los cambios sociales dentro del México posrevolucionario fue la llegada al poder de una burguesía agraria, que intentó modernizar la explotación del campo, logrando mejores cosechas.

A esto hay que sumar las diferentes medidas adoptadas por los gobiernos para restituir ejidos a campesinos e indígenas. Aunque, en la práctica, no acabaron con la desigualdad, sí permitieron cierta mejora de sus condiciones de vida.

Burguesía industrial

La aparición de la burguesía industrial se desarrolló de manera muy lenta. Durante el Porfiriato (1876-1911), buena parte del tejido productivo estaba en manos de extranjeros y el cambio no fue sencillo.

Hasta la década de los 40 no se formó una auténtica burguesía de ese tipo, que consiguió obtener cuotas de poder durante ese periodo.

Indigenismo

Los gobiernos posrevolucionarios trataron de mejorar las condiciones de los indígenas. Por una parte, mediante las medidas de reforma agraria nombradas. Por otra, con las campañas de alfabetización desarrolladas por el SEP.

Referencias

  1. Organización de Estados Iberoamericanos. Semblanza histórica de México (1821-1999). Obtenido de oei.es
  2. El cambio político después de la Revolución Mexicana. Obtenido de culturacolectiva.com
  3. Ernst C. Griffin, Marvin David Bernstein and Others. Mexico. Obtenido de britannica.com