Medicina

Antifímicos: para qué sirven, mecanismo de acción, efectos secundarios


Los antifímicos son medicamentos antituberculosos, es decir, un conjunto de fármacos (antibióticos) que se utilizan para el tratamiento de la tuberculosis. La tuberculosis se cree que es una de las enfermedades infecciosas más antiguas, habiendo indicios de que ha podido afectar a la humanidad desde el periodo neolítico.

Entre los hallazgos de tuberculosis humana se pueden mencionar los encontrados en momias egipcias, que datan entre los años 3500 y 2650 antes de Cristo, y unos restos humanos hallados en Suecia e Italia que se remontan al período Neolítico.

La tuberculosis, también llamada “tisis”, “consunción” o “plaga blanca”, es una enfermedad infecciosa causada por unos microorganismos denominados micobacterias, pertenecientes a la familia Mycobacteriaceae y al orden Actinomycetales.

Las especies patógenas de micobacterias pertenecen al complejo Mycobacterium tuberculosis. Este complejo M. tuberculosis incluye al M. tuberculosis o bacilo de Koch (en honor a quien lo descubrió), al M. bovis, al M.africanum, al M.canetti, al M.pinnipedii y al M.microti.

La tuberculosis es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, pero en una tercera parte de los casos se ven involucrados otros órganos como, por ejemplo, el sistema gastrointestinal, el esqueleto, el sistema genitourinario, el sistema linfático y el sistema nervioso central.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial aparecen más de dos millones de casos nuevos de tuberculosis cada año; por lo que el uso de los medicamentos antifímicos y el desarrollo de nuevos medicamentos es indispensable para combatir esta enfermedad, sobre todo ante la aparición de cepas resistentes y muy virulentas.

Índice del artículo

¿Para qué sirven los antifímicos?

Los medicamentos antifímicos sirven para el tratamiento de la tuberculosis. Estos se clasifican en medicamentos de primera y de segunda línea. Esta clasificación obedece al momento en que se usan durante el tratamiento, a la eficacia que tienen para combatir la enfermedad y a los efectos colaterales o tóxicos de los mismos.

Los de primera línea son los que se utilizan como primera elección y los de segunda línea se usan en combinación con los primeros o cuando aparecen cepas resistentes.

En la medida en que van apareciendo cepas resistentes a los diferentes medicamentos, los expertos en la materia van modificando los grupos.

Los antifímicos de primera línea inicialmente incluyeron solo la isoniacina, la rifampicina y la pirazinamida. Luego se añadió la estreptomicina y el etambutol, y actualmente, debido a la eficacia contra cepas resistentes, se agregó la ciprofloxacina, la levofloxacina y el rifabutin.

Los medicamentos de segunda línea son mucho menos efectivos y tienen mayor toxicidad que los de primera línea. El más antiguo de esta línea es el ácido para-aminosalicílico (PAS) y también están incluidos la etionamida, la cicloserina, la amikacina, la capreomicina y la floxacina.

Clasificación de los grupos de fármacos para la tuberculosis

Para la tuberculosis resistente a los medicamentos, la OMS ha modificado la lista original que incluía lo siguiente grupo de fármacos:

1- Isoniacina, Etambutol, Pirazinamida, Rifampicina.

2- Inyectables de segunda línea: amikacina, kanamicina, capreomicina.

3- Fluoroquinolonas: levofloxacino, moxifloxacino.

4- Orales de segunda línea: protionamida, cicloserina, PAS.

5- Eficacia poco clara: tioacetona, clofazimina, amoxicilina/clavulanato, claritromicina, linezolid, carbapenémicos C.

Actualmente se han reclasificado como:

– GRUPO A: levofloxacino, moxifloxacino y gatifloxacino

– GRUPO B: amikacina, capreomicina, kanamicina (estreptomicina); en niños que no se encuentren graves se puede evitar el uso de estos agentes

– GRUPO C: etionamida (o protionamida), cicloserina (Terizidona), linezolid, clofazimina

– GRUPO D (para añadir; no son parte del grupo central de fármacos)

– GRUPO D1: pirazinamida, etambutol, isoniacina a dosis alta

– GRUPO D2: bedaquilina y delamanid

– GRUPO D3: PAS, imipenem-cilastatina, meropenem, amoxicilina- clavulanato

Mecanismo de acción

Como la lista de antifímicos es bastante larga, solo se incluirán como ejemplos los mecanismos de acción de las tres principales drogas de primera línea que son la rifampicina, la isoniacina y la pirazinamida.

Rifampicina

La rifampicina se considera la más importante y potente droga antifímica. Es un derivado semisintético de Streptomycesmediterranei, y es soluble en grasa (liposoluble). Posee una actividad bactericida (mata a la micobacteria) intra- y extracelularmente.

Este fármaco bloquea la síntesis de ARN, específicamente bloqueando e inhibiendo a la enzima ARN polimerasa dependiente de ADN, bloqueando también la síntesis de proteínas en la micobacteria.

Isoniacina

La isoniacina puede ser incluida en todos los esquemas de tratamiento, a menos que exista resistencia. Es soluble en agua y penetra fácilmente dentro de las células. Esta droga inhibe la síntesis del ácido micólico de la pared celular.

Tiene un efecto bacteriostático (inhibe el crecimiento bacteriano) contra los bacilos en reposo y bactericida (mata a la bacteria) contra los bacilos que se están multiplicando.

Pirazinamida

La pirazinamida es una importante droga antituberculosa bactericida derivada del ácido nicotínico y utilizada sobre todo para el tratamiento o terapia a corto plazo de la tuberculosis.

Su mecanismo de acción es similar al de la isoniacina, pero con un espectro de acción más reducido. Su espectro de acción solo incluye a Mycobacterium tuberculosis. Esta droga enlentece el metabolismo de los microorganismos que se encuentren en un medio ácido o en un granuloma caseoso.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios que se describen a continuación son los efectos adversos de las tres drogas descritas en el apartado anterior.

Aunque la rifampicina generalmente es bien tolerada, en pacientes con problemas gastrointestinales, pacientes que sufren de alcoholismo y ancianos puede asociarse con hepatitis, anemias hemolíticas, trombocitopenia e inmunosupresión.

La isoniacina tiene dos efectos adversos importantes: la hepatotoxicidad (tóxico para el hígado) y la neuropatía periférica (afecta los nervios periféricos). Algunos efectos secundarios menos frecuentes también incluyen anemias, acné, dolores articulares y convulsiones, entre otros.

En el caso de la toxicidad hepática se presenta con mayor frecuencia en los ancianos, cuando los pacientes consumen alcohol diariamente, cuando se usa en combinación con la rifampicina, en pacientes con VIH y en mujeres gestantes o en el período postparto. Por estas razones, los pacientes sometidos a tratamiento con isoniacina deben someterse rutinariamente a controles de funcionalismo hepático.

La neuropatía periférica se debe a una interferencia con el metabolismo de la vitamina B12 y es más frecuente cuando se suministra a pacientes con otras enfermedades que también producen neuropatías periféricas, como la diabetes mellitus, por ejemplo.

Los efectos adversos de esta droga son hepatotoxicidad, cuando se usan altas dosis e hiperuricemia (aumento de ácido úrico en sangre), y dolores articulares no relacionados con la hiperuricemia.

Este antifímico es, según la OMS, el fármaco de elección para las mujeres embarazadas y que son diagnosticadas con tuberculosis. Sin embargo, en Estados Unidos (USA) no se recomienda su uso por no existir suficientes datos sobre los efectos teratogénicos de la droga.

Referencias

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  4. Meyers, F. H., Jawetz, E., Goldfien, A., & Schaubert, L. V. (1978). Review of medical pharmacology. Lange Medical Publications.
  5. Tiberi, S., Scardigli, A., Centis, R., D’Ambrosio, L., Munoz-Torrico, M., Salazar-Lezama, M. A., … & Luna, J. A. C. (2017). Classifying new anti-tuberculosis drugs: rationale and future perspectives. International Journal of Infectious Diseases, 56, 181-184.
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