Texto publicitario: características, estructura, tipos, ejemplos
Un texto publicitario es un escrito redactado con la intención de persuadir o convencer a los lectores de algo. Es una herramienta muy utilizada en publicidad, pues es un tipo de texto dirigido a clientes potenciales para que compren o utilicen un determinado producto o un servicio.
Se le llama también aviso publicitario, y suele estar acompañado de frases cortas (o eslóganes) repetidos una y otra vez, con el objeto de que se graben en la memoria de los lectores, televidentes y consumidores en general. A través del texto publicitario puede generarse lo que se ha dado en llamar cultura de masas.
Con este tipo de textos, el lector-consumidor usualmente puede sentirse identificado, y es precisamente con esta identificación que se logra que el receptor actúe (en otras palabras, que compre).
Índice del artículo
- 1 ¿Para qué sirve el texto publicitario?
- 2 Características de los textos publicitarios
- 3 Estructura del texto publicitario
- 4 Tipos de textos publicitarios
- 5 Ejemplos de textos publicitarios
- 6 Referencias
Con este recurso se pretende resaltar y promocionar algo, ya sea un producto (cualquier tipo de objetos, como libros, electrodomésticos, coches, pisos y hasta destinos turísticos) o un servicio (el caso de gestorías, inmobiliarias, empresas turísticas o de venta y alquiler de productos, etc.).
Lo interesante del texto publicitario es que no solo sirve para estimular el consumo de la población, sino que también por medio de él puede lograrse la transmisión de determinados valores sociales, educativos o culturales.
De esta forma se puede conseguir incluso un cambio de comportamiento de una franja específica de la sociedad, ya que su alcance suele ser masivo: a través de la televisión, de diarios, de vallas en las calles, etc.
El texto publicitario se caracteriza por utilizar distintos recursos: literarios, visuales y auditivos, con contenido muy atractivo para el público (o al menos esa es la intención). En este sentido, el texto tiene que conectarse con su público objetivo para que tenga la posibilidad de influir en la gente.
Hay algunas características que deben cumplirse para que el texto sea un buen texto publicitario.
Como la intención de un texto publicitario es persuadir a los consumidores o usuarios, los mensajes deben ser cortos y concretos, con ideas y frases bien precisas.
Debe ser lo más claro posible, para que no haya lugar a confusiones. Si un mensaje no es claro, la posibilidad de que se entienda es baja. Por supuesto que también debe sorprender e impactar, pero si el receptor tiene que darle muchas vueltas a la idea, tal vez haya que cambiar el texto.
Cuando un texto publicitario es original, impacta doblemente. La originalidad es importante porque de esta manera el mensaje se fijará rápida y eficazmente en la memoria del receptor o usuario.
Por eso el texto publicitario utiliza eslóganes, que pueden identificarse fácilmente con una marca o producto. Mientras más original sea el eslogan, más fácil de recordar y más eficaz será.
Un texto publicitario no es un elemento aislado dentro de la estrategia publicitaria de una marca o un producto determinado. Es, más bien, una parte importante que refleja los principios, valores y características de ese producto o marca.
El texto publicitario hace uso de múltiples recursos lingüísticos y literarios, imágenes o música. Entre los recursos literarios, podemos observar el uso de chistes, metáforas, rimas, juegos de palabras, frases típicas, hipérboles (es decir, exageraciones), entre muchos otros.
Con esta palabra nos referimos a la capacidad del anuncio publicitario de generar emociones en el receptor, consumidor o lector. A través de este recurso (la neurología aplicada a las ventas) se persuade al público de obtener el producto, marca o servicio, y al mismo tiempo se establece una conexión emotiva entre ambos.
Un texto publicitario tiene una estructura más o menos puntual. Es decir, todos los avisos impresos de publicidad presentan una organización similar, basada en cuatro elementos: el titular, la imagen, el eslogan o texto corto y el texto.
Se llama también encabezamiento, y es una parte muy visible del anuncio que va generalmente en la parte central o superior. El objetivo es doble: captar la atención del lector o consumidor e identificar el producto o marca.
Estos titulares pueden ser diferentes: en función del público a quien se dirige, los que quieren despertar la curiosidad del receptor, los que simplemente presentan el producto, los que indican un beneficio o los que prometen algo con el producto.
En los casos de publicidad impresa, el texto publicitario lleva una imagen estática que pretende identificar el producto y llamar la atención. Es complementaria al texto.
Un eslogan es una frase corta, muchas veces una palabra, que resulta fácil de recordar y de asociar a un producto determinado. Sirve para muchos fines: publicidad, propaganda religiosa o política, etc.
Esta frase clave funciona como una especie de logotipo verbal, y describe o resume el producto o marca completa. Cuando es exitoso, el eslogan se graba en la memoria de los consumidores y casi siempre estará asociado a la marca, servicio o producto.
Aquí se explican con mayor detalle las características del producto, los beneficios de usarlo, su contenido, etc. Pero se basa en dos principios fundamentales, los cuales son la cercanía con el receptor y la economía: no puede ser demasiado largo.
Según la intención del texto publicitario, se tendrán dos grandes tipos, los narrativos y los argumentativos-descriptivos.
Cuando un texto publicitario es narrativo, es porque recurre al relato o a las historias para conectarse con el público. Es un recurso muy utilizado por numerosas marcas pues a través de lo que cuentan, los consumidores, usuarios o receptores recuerdan mejor de qué se trata, y asocian más fácilmente el producto.
Este tipo de texto publicitario expone –argumenta o describe, como su nombre lo indica– la marca, el servicio, el producto en cuestión. Explica las razones por las que es importante o necesario, así como sus beneficios, pero siempre de una forma atractiva.
La televisión es una fuente inagotable de textos publicitarios, pues es un medio de comunicación muy efectivo para dar a conocer, comercializar y vender productos.
Un ejemplo de texto publicitario podría ser el de Red Bull, cuyo eslogan es sencillo e impactante: “Red Bull te da alas” y alrededor de esta idea se desarrollan los comerciales televisivos.
En el terreno de la política, pondremos un ejemplo: el del ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su frase: “Yes, we can (Sí podemos)”. Un mensaje positivo sobre la posibilidad de cambiar las cosas en la sociedad.
Otro ejemplo de texto publicitario, pero desde la religión, sería el de la Iglesia Universal del Reino de Dios: “Pare de sufrir”, frase que se ha convertido incluso en sinónimo del propio nombre de la Iglesia.
Coca Cola, la marca mundial más famosa de gaseosas, es muy conocida por su forma de hacer sus anuncios publicitarios. Ha usado varios eslóganes, entre ellos, “La chispa de la vida”.
Con esta frase recurre a relatos e historias para relacionarse con el público y darle a entender que un sorbo de su gaseosa es eso, la chispa de la vida, aludiendo también al gas carbónico que contiene el refresco.
Nike es otra marca que ha utilizado en varias ocasiones distintos eslóganes, como “Encuentra tu grandeza”, “Just do it (Solo hazlo)” o “Juega bonito”, en el último mundial de fútbol.
Por último, en Venezuela, durante la década de los 90, se hizo una campaña de concienciación ciudadana, cuyo eslogan fue “Qué fácil es ser un buen ciudadano”, llevada adelante por una fundación cultural de un canal televisivo con la intención de educar a la población.
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