Psicología educativa

Los 8 Tipos de Bullying Escolar y sus Características


Conocer los tipos de bullying escolar más comunes sufridos por los niños y adolescentes es extremadamente importante para aprender a prevenirlos y hacer que los jóvenes tengan una buena calidad de vida.

El acoso escolar se puede manifestar de muchas formas diferentes entre el grupo de iguales. Desde patadas, empujones, amenazas hasta rumores y notas hirientes con el objetivo de convencer a los demás para que no se relacionen con él o ella.

Siempre estamos hablando de que un menor ha sido víctima de bullying por parte de sus compañeros en el centro educativo al que acude. Pero, ¿cuántos tipos hay y en qué consiste cada uno? A continuación vamos a explicar las diferentes formas en las que se puede manifestar el bullying hacia un menor.

Índice del artículo

¿Qué tipos de acoso escolar o bullying hay?

1- Exclusión social

Se entiende que alguien es excluido socialmente por parte de su grupo de “amigos” cuando no se le permite pertenecer a él de forma intencionada. Algunas formas de exclusión social son:

Excluirlo o alejarlo de las actividades que se están realizando

Hablamos de que se está aislando a un compañero cuando se le ignora por parte del grupo intencionadamente.

Un ejemplo puede ser cuando están jugando al voleibol y nadie le tira la pelota por más que la pide, e incluso lo dejan en una parte del campo solo mientras los demás juegan.

No dejarlo participar

Puede ser un desencadenante del anterior, ya que el grupo intentará por todos los medios ignorarlo y que no participe porque no lo consideran como válido.

Discriminarlo por su situación económica, intelectual, emocional y/o racial

En muchas ocasiones he visto en los centros cómo se ignoraba al chico que iba peor vestido o a aquel que no tenía todo el material.

2- Agresión verbal

Entendemos por agresión de tipo verbal, todo aquel daño que los agresores y sus ayudantes son capaces de hacer a la víctima con ayuda de la palabra. Algunos ejemplos son:

Sobrenombres, motes o apodos degradantes

Todos hemos tenido algún compañero de clase que ha estado más gordito de lo habitual y por ese hecho le han apodado o insultado. “Foca”, “zampabollos”, “michelin” son algunos ejemplos de ello.

Insultos tanto a ellos como a sus familiares

Siguiendo este ejemplo, la agresión verbal se estaría dando cuando además de insultarlo a él también lo hacemos a su familia. “Pues tu padre seguro que se come una ballena todos los días, es otro gordo como tú”, “se tiende en la cama y la hunde”.

Reciben ofensas debido a sus características

Estas ofensas como hemos señalado anteriormente, pueden estar basadas en sus características físicas, en su rendimiento escolar o incluso en su forma de actuar.

Un claro ejemplo, sería llamar a un compañero “cuatro ojos” o “gafotas” por el hecho de utilizar  gafas. Otro ejemplo podría ser, cuando se etiqueta a alguien como “empollón” por su rendimiento.

Rumores y/o mentiras

Este es uno de los más comunes actualmente, algunos agresores se suelen inventar historias o etiquetar a la víctima como homosexual con el fin de comenzar su maltrato psicológico.

3- Agresión física indirecta

Se entiende por agresión física indirecta, aquellas acciones que los agresores realizan de forma manual, que puede afectar a la vida de la víctima sin que exista un contacto físico con ésta. Podemos clasificarla en:

  • Quitarle el dinero para el bocadillo o el propio bocadillo, son algunas agresiones físicas indirectas que se suelen dar en el recreo.
  • Deterioro o destrucción de sus pertenencias. Romperle la ropa o los materiales escolares entrarían en este tipo. Sin embargo, actualmente también podemos hablar de hechos como tirar el móvil por la ventana o pisarlo hasta destruirlo.
  • Tanto los robos como el deterioro o destrucción de sus pertenencias desencadenan las posibles provocaciones de los agresores hacía la víctima, debido a que ésta exigirá explicaciones y que la dejen en paz. Algunos ejemplos pueden ser: ¡venga pégame si tan valiente eres!, ¡yo no he hecho nada, ve y se lo dices a tu padre si eres capaz!.
  • Notas anónimas. También podemos incluir los mensajes anónimos amenazantes de tipo insultante o dibujos y retratos de la víctima en forma de broma de mal gusto.

4- Agresión física directa

Entendemos por agresión física todas aquellas acciones que impliquen hacer daño a la otra persona a través del contacto cuerpo a cuerpo. Pueden ser:

  • Empujones, golpes, zancadillas, collejas, paseíllos… Se pueden dar en todo el entorno escolar y el agresor lo hace normalmente con ayuda de sus amigos.
  • También entrarían las novatadas o ceremonias. En algunos grupos, si quieres que te acepten tienes que pasar un tipo de novatada o ceremonia. Todas estas prácticas se consideran de agresión física directa.

5- Amenazas

Se entiende por amenaza al anuncio de algún mal o acción negativa contra una persona. Existen diferentes formas de amenazar:

Amenazas contra la familia o a ellos mismos

Estas situaciones suelen ser algo normal dentro del acoso escolar contra las víctimas. E incluso a otras personas de su alrededor con la intención de impedir que den algún dato de lo que sucede a un adulto. Un ejemplo puede ser: “como le digas algo al profesor, te mato”.

Por crear miedo

También es posible que amenacen simplemente por crear miedo a su víctima con el fin de que les obedezcan. Como por ejemplo: “Si pasas por aquí, te pienso pegar”.

Para realizar chantaje

Gracias a este sistema los agresores pueden hacer que la víctima haga lo que ellos quieren en todo momento, estos chantajes pueden ser de tipo: “si no me das tu bocadillo, te espero al salir del colegio”.

6- Acoso sexual

Se entiende como acoso sexual a aquellas actividades dirigidas a solicitar favores de tipo sexual a otra persona en contra de su consentimiento.

Pueden ir desde agresiones de tipo verbal hasta toques o agresiones físicas y violaciones. Normalmente este tipo de acoso se suele dar más en chicas que en chicos cuando el agresor es de tipo masculino.

7- Ciberbullying o ciberacoso

Con la llegada de las nuevas tecnologías también nos podemos encontrar casos de ciberacoso en los centros escolares. Este tipo se puede considerar uno de los más dañinos a nivel psicológico debido al gran alcance que puede llegar a tener.

Pueden utilizar todo tipo de aparatos como tablets, ordenadores, páginas web y blogs, juegos online… Los mensajes que pueden transmitir se realizan con el objetivo de humillar a la persona, por lo que pueden colgar fotografías manipuladas, publicar mensajes malsonantes…

Estos abusos pueden variar según el sexo de la víctima. Si es un chico, lo más frecuente será que el acoso consista en insultos, motes, exclusión de las actividades y que hablen de el mal a sus espaldas, le escondan sus cosas, le peguen (esto ocurre con más frecuencia en primero de secundaria) y en mucha menor medida lo amenazarán.

Si la víctima es una chica es más probable que hablen mal a sus espaldas y que la ignoren. En el peor de los casos puede ser víctima de acoso sexual.

8- Mobbing

Estrictamente, el mobbing no tendría cabida en este listado ya que es un tipo de abuso que se da en el ámbito laboral y no escolar. Sin embargo, las conexiones pueden ser muy finas entre bullying y mobbing.

Por ejemplo, existen algunos ciclos formativos o asignaturas concretas en las que el alumno tiene que realizar unas prácticas en algún puesto de trabajo para finalizar sus estudios. En estos casos puede coincidir con compañeros de clase que también abusen durante estas prácticas laborales.

A su vez, uno de los tipos de mobbing más comunes es del de acoso ascendente. Esto viene a significar que una persona con una cierta jerarquía se ve acosada por una o varias personas de un rango menor al suyo. Esto es aplicable a la relación profesor-alumno.

¿Qué personas participan en el acoso escolar?

En un caso de acoso escolar participan diferentes tipos de personas como:

Víctimas

Se caracterizan porque manifiestan un alto grado de ansiedad y por lo general son inseguros, precavidos, sensibles y tranquilos. Normalmente tienen una baja autoestima y una imagen negativa de sí mismos.

Suelen verse como fracasados y se sienten inferiores, avergonzados y poco atractivos. Es frecuente que sean más pequeños y más débiles físicamente que sus compañeros. Por lo general, desarrollan actitudes de miedo al colegio considerándolo un lugar poco seguro y del que extraen infelicidades.

Agresores

Tienen una actitud más permisiva hacia la violencia o el uso de medios violentos para dominar a otros. Tienen un fuerte deseo de poder y dominación. Sienten poca o nula empatía por las víctimas.

Si son varones tienen más probabilidad de ser más fuertes que otros niños en general o que sus víctimas, no solo físicas sino también socialmente o en su rendimiento escolar.

Parecen disfrutar cuando tienen el “control” y subyugan a otros. Desean tener influencia social y prestigio. Cuando lo consiguen, resulta premiada su actitud intimidatoria, lo mismo que cuando obtienen coercitivamente bienes materiales de sus víctimas.

Los escolares que se convierten en agresores tienen también más comportamientos desafiantes y de rebeldía con los adultos y tienden a contradecir las normas escolares.

Pueden dividirse entre:

  • Compinches. Amigos íntimos y ayudantes del agresor que realizarán todo lo que éste les pida. Normalmente suelen ser dos o tres.
  • Reforzadores. Estos alumnos acosan de forma indirecta, ya que consienten el acto y en muchas ocasiones lo aprueban y refuerzan para que suceda.
  • Espectadores. Estos compañeros no quieren saber nada del acoso escolar que se está dando en su clase. También suelen ser compañeros de clase que por miedo al agresor y a ser etiquetado como el chivato, prefieren salvaguardar su integridad física.
  • Defensores. Pueden llegar a apoyar a la víctima del acoso. Son los amigos que tiene la víctima y que en muchas ocasiones, la ayudan a enfrentarse a su acosador.

¿Por qué hay agresores en los centros educativos?

Parece ser, según mi experiencia, que todos los agresores tienen algo en común que les hace seguir un mismo patrón de conducta y comportamiento:

  • En primer lugar, la actitud que presentan los familiares hacia el menor. Normalmente, suele ser una actitud no muy positiva en la que el poco afecto y dedicación son protagonistas. Por ello, el niño buscará llamar la atención y lo hará a través de la violencia.
  • Un segundo factor es el tipo de educación que se le da en casa. Ésta será muy permisiva, no fijando límites ni rigiendo su comportamiento por normas y reglas en el hogar.
  • Un tercer factor, será el tipo de castigo que se utilice dentro del seno familiar. En estos casos suele ser de tipo físico y violento, lo que aumentará el grado de agresividad del niño.
  • Finalmente, el temperamento del niño/a también lo puede predisponer a este tipo de conducta.

Estos cuatro factores son lo que yo he podido ver y entender como causantes de la actitud agresiva de estos niños. Está claro que la actitud que tengan los padres hacia su hijo es determinante para el posterior bienestar y desarrollo físico y mental del niño, así como crecer en un entorno marcado por normas y reglas.

¿Qué consecuencias tiene para todos sus participantes?

El bullying puede tener consecuencias negativas para todos sus participantes:

Víctima

Desde mi punto de vista la víctima es quien más sufre. Su personalidad, así como su socialización y su salud mental pueden verse afectadas de forma negativa por el acoso escolar. Por otro lado, algunas personas incluso caen en depresión o llegan a desarrollar fobia escolar. También hemos visto casos de intento de suicidio y depresión.

Agresores

Los agresores también se pueden considerar víctimas, dado que su forma de actuar es una respuesta a las carencias afectivas que presentan. Este tipo de respuestas se pueden convertir en algo crónico y mecánico para conseguir metas y objetivos llegando incluso a desencadenar conductas delictivas como violencia doméstica.

Espectadores

Las personas que ven lo que ocurre y no prestan atención, tomando así una actitud pasiva ante este tipo de abusos, pueden llegar a ver como algo normal este tipo de actos.

Familia

Estas consecuencias afectan también a los padres y familiares, ya que ninguno puede permanecer neutral ante la agresión que ha sufrido su hijo, pequeño o adolescente. En la mayoría de los casos los padres se sienten invadidos por el miedo.