Botánica

Botánica criptogámica: historia, qué estudia, conceptos


La botánica criptogámica es una de las divisiones de la rama dedicada a las plantas. Concretamente se centra en los vegetales que no cuentan con ningún tipo de flor y que pueden llegar a ser plantas asexuales o simplemente con órganos sexuales tapados.

Entre el grupo de las plantas que se estudian en la botánica criptogámica se encuentran las algas (que pueden ser de mar o de zonas dulces), plantas como los musgos, líquenes o los hongos.

Las algas son una de las especies estudiadas por la botánica criptogámica. Fuente: Paulo Marcelo Adamek [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], vía Wikimedia Commons.

En el estudio del tipo de plantas criptogámicas, la botánica se encarga de definir todo lo referente a la forma de reproducción, permite catalogar las plantas, definir las zonas donde predominan o simplemente establecer sus características.

Ha sido posible clasificar este tipo de plantas gracias a la botánica sistemática. Se hace referencia a este grupo vegetal como criptógamas, aunque también se les puede llamar esporofitas, ya que lo normal es que sus esporas solo se conformen por una sola célula.

Las plantas que se estudian en la botánica criptogámica suele estar divididas en tres grandes grupos: talofitas, pteridofitas y a las briófitas. Aunque habría que reseñar que la clasificación ha variado con el paso de los años.

Índice del artículo

Historia

Las plantas siempre han sido objeto de estudio por parte de los seres humanos y cada rama científica ha podido darle un enfoque diferente según las necesidades. Se pueden analizar estos vegetales desde el punto de vista teórico o teniendo en cuenta su utilidad.

La botánica pura se ha encargado de la parte teórica del estudio y, desde muy temprano, se consideró una rama de gran importancia para la biología. Por su parte, la botánica aplicada se centró en lo que se podía hacer con las plantas. En ese sentido, fue el enfoque más utilizado por médicos o agrónomos en sus campos de estudio.

La botánica ha sido desarrollada desde hace miles de años en prácticamente todas las civilizaciones. Por ejemplo, en la Grecia clásica y la Antigua Roma, ya hay indicios del estudio de las flores.

Aparición de las criptógamas

Una de las primeras obras sobre botánica fue gracias a Alberto Magno. Fue el autor de Siete libros de vegetales y plantas que se publicaron a mediados del siglo XIII. Ahí se incluye una de las primeras clasificaciones que presenta a las plantas criptógamas, al diferenciar dos grupos vegetales: sin hojas y con hojas.

Las clasificaciones iniciales de las plantas criptógamas ocurrió mucho más adelante. Johann Dillenius (1684-1747) fue el autor de Historia de los hongos y Reproducción de helechos y musgos. Para ese entonces, los botánicos aún tenían la creencia de que el polvo de los hongos correspondía a polen, algo que se corrigió en el futuro.

Con el paso del tiempo, los botánicos fueron ampliando la información sobre las plantas criptógamas y crearon áreas específicas de estudio. A finales del siglo XVIII se definieron más detalles sobre los musgos, que en un principio eran estudiados por un área que fue denominada como briología.

En el siglo XIX, la organización de las plantas criptógamas experimentó un avance gracias a Wilhelm Hofmeister (1824-1877), quien descubrió las variaciones de las generaciones. Fue importante porque logró ratificar y completar ideas previas.

En España, algunos estudiosos también se enfocaron en la botánica criptogámica. En ese sentido, autores como Mariano Lagasca y Mariano del Amo y Mora escribieron diferentes obras durante el siglo XIX sobre el tema.

Finalmente, dos botánicos alemanes fueron los encargados de definir que las plantas podían dividirse de 17 formas. Este grupo de la vegetación sufrió variaciones importantes, ya que los botánicos decidieron separar los briófitos y los carófitos de los demás tipos de algas. También establecieron las diferencias de las algas con los hongos.

Qué estudia (objeto de estudio)

El área de estudio de esta división de la botánica se encarga de las plantas sin flores y que no tienen semillas. El término nace del latín ‘cryptogamae’, que a su vez fue una derivación de la unión de dos vocablos griegos: ‘kryptos’ y ‘gamos’ que dejan claro el área de estudio al que se enfocan pues significa escondido y unión sexual.

Las plantas criptogámicas están conformadas por las algas (que pueden ser de mar o de agua dulce), el musgo, los hongos, plantas como los helechos y líquenes.

Hongos

Entre las plantas criptógamas es una de las divisiones más amplias. No tienen clorofila, por lo que el proceso de fotosíntesis no ocurre en esta vegetación. Cuentan con un gran variedad de especies diferentes que pueden ser comestibles y en algunos casos sirven para crear vitaminas. Sin embargo, otros hongos se caracterizan por ser tóxicos.

Algas

Son plantas que se localizan en las costas. Se conocen más de cuatro centenas de estas especies de planta criptógamas. Las más habituales o conocidas son las verdes, rojas y castañas.

La presencia de algas indica que en esas zonas pueden coexistir una gran cantidad de especies, porque gracias a ellas se crean ecosistemas ideales.

Briófitos

Son plantas terrestres que se encuentran normalmente en zonas de gran humedad o bosques sin mucha iluminación.

Líquenes

Son especies complicadas de analizar. Hay miles de variantes de este tipo de plantas que además pueden ser encontradas en diferentes ecosistemas como maderas, tierra o en el fondo de los mares.

Helechos

Cuentan con cerca de 50 familias diferentes. Su presencia se da en lugares de las más variadas características. Pueden estar en zonas áridas, de gran altitud, oscuras o en tierra húmedas.

Conceptos principales

Hay varios términos que son necesarios controlar a la hora de tratar todo lo referente a la botánica criptogámica. Ficología, briología o pteridología son los estudios que se enfocan en plantas específicas del género de las criptógamas como: algas, musgos y helechos respectivamente.

Esporofitas es el otro nombre que se le da a las plantas criptógamas. Hace referencia a que las esporas de estas plantas solo tienen una célula.

Las plantas talofitas también forman parte de este grupo. Son aquellas que no están compuestas ni por tallo, raíces ni tienen hojas. El caso más obvio son los hongos.

Referencias

  1. Berkeley, M. (2000). Introduction to cryptogamic botany. Naples, Fl.: NewsBank Readex.
  2. Cooke, M. (1875). Crevillea, a quarterly record of cryptogamic botany. 3rd ed. Edinburgh: Williams and Norgate.
  3. Fischer (1995). Second International Lichenological Symposium (IAL2). Stuttgart.
  4. Mali, N. (2017). Cryptogamic botany For Under-graduate Students. North Carolina: Laxmi Book Publications.
  5. Smith, G. (1984). Cryptogamic botany. New Delhi: Tata McGraw-Hill.