Psicología educativa

Celos entre Hermanos: Síntomas y Cómo Actuar


Los celos entre hermanos pequeños, mayores o adolescentes, pueden definirse como un estado de frustración que sienten los niños al percibir que ya no son correspondidos emocionalmente por las personas queridas (padres, abuelos, etc.) o al menos con la misma intensidad que antes.

Entre las causas más frecuentes que llevan a un niño a mostrar celos hacia otro se encuentran el nacimiento de un nuevo hermano, la percepción de ineficacia en comparación con sus hermanos o la atención asimétrica de los padres hacia los hijos.

En otras ocasiones, las causas de los niños para mostrarse celosos no son “reales”, sino que son imaginarias, como al percibir que el otro hermano recibe más atención o tiene mejores juguetes, cuando no es verdad.

En cualquier caso, incluso cuando los celos no son provocados por los padres, la forma en la que estos afrontan la situación resulta determinante para reducirlos.

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Síntomas de los celos entre hermanos

Detectar los antecedentes que provocan los celos entre tus hijos te ayudará a actuar sobre ellos y evitar que se produzcan, reduciendo los problemas emocionales y comportamentales.

Con respecto a las manifestaciones más comunes de celos infantiles, podemos encontrar las siguientes:

Comienzan a comportarse como un niño más pequeño

Frecuentemente, ante la llegada de un nuevo hermano, el niño adquiere conductas que ya había abandonado, como hacerse pis en la cama, hablar como un niño pequeño o sentarse en el regazo de los padres.

Alteraciones en la alimentación

Los niños también pueden manifestar sus dificultades emocionales a través de la comida, negándose a comer, por ejemplo.

Muestran conductas agresivas

A veces se comportan de forma agresiva con la misma persona que le produce celos, como su hermano pequeño –le pega, le tira del pelo, le empuja, etc.-.

Agresión verbal

Otras veces, los niños optan por insultar o amenazar a sus hermanos o a los padres.

Malestar emocional

Muchos niños tienen problemas emocionales derivados de los celos, como baja autoestima o sentimiento de ineficacia personal. Esto también puede detectarse a través de cambios de humor injustificados y dibujos en los que muestran la desigualdad percibida.

Consejos para tratar los celos entre hermanos

Dale más cariño desde el momento que se entera de que va a tener un hermano

Desde el mismo momento en que le comunicas que la familia va a crecer, tu hijo primogénito necesitará que te muestres especialmente cariñoso, que no le des de lado en las conversaciones familiares ni que se hable del futuro bebé en exceso cuando él esté presente.

Hacerle partícipe de los preparativos, le ayudará a involucrarse y a sentir ilusión ante la llegada del nuevo miembro de la familia. Por ejemplo, podéis decidir entre todos el nombre que tendrá el bebé o elegir la decoración de su habitación.

También es importante que no le ocultes información sobre lo que pasará a partir de ahora: hazle saber los días que pasará fuera de casa con algunos días de antelación –mientras estás en el hospital-, con quién se quedará –con abuelos, tíos, etc.- y lo que sucederá cuando el bebé nazca.

Hazle ver los beneficios de tener un hermano pequeño, como que podrá jugar con él, no se sentirá solo, etc. Una vez que hayas tenido al bebé, tras la vuelta a casa, es importante que te muestres especialmente sensible y muestres atención a tu hijo –no solo con el bebé-.

Se trata de un momento en el que el primogénito sabe que la situación familiar ha cambiado y necesita el apoyo de su padre y de su madre para afrontar la situación.

Por ello, debes mostrarte muy contento/a por haber vuelto a casa y que podáis estar todos juntos. Hazle ver, también, que le seguiréis prestando mucha atención, aunque ahora haya un nuevo miembro en la familia.

Para que este método resulte aún más eficaz, avisa a las visitas de que deben prestarle atención al primogénito, del mismo modo en que solían hacerlo antes de la llegada de su hermano.

Enséñale fotos a tu primogénito de cuando era un bebé

Mostrarle fotos de cuando era pequeño te ayudará a explicarle lo felices que fuisteis en los primeros momentos de su crianza. Hazle ver lo ilusionados que estabais antes de su llegada, los nombres que habíais pensado ponerle y algunas anécdotas de cuando comenzó a hablar o caminar.

Esto es fundamental para que tu hijo comprenda que él también recibió los cuidados y atenciones que a partir de ahora comenzaréis a tener con el nuevo bebé.

Evita que el primogénito sufra grandes cambios

Siempre que sea posible, evita que tu hijo perciba grandes cambios tras el nacimiento del bebé, como por ejemplo tener que cambiar de habitación, pasar menos tiempo con sus padres, abandonar actividades extraescolares, etc.

Tampoco es momento de intentar que deje el pañal o el chupete, puesto que durante esta etapa de inestabilidad y cambios no estará tan dispuesto a realizar nuevas modificaciones en su vida –y para ti supondrá un esfuerzo inútil-.

Todos los cambios que se produzcan en esta etapa tan vulnerable para su desarrollo los atribuirá a la llegada del nuevo miembro familiar, por lo que pueden desarrollarse o incrementarse los celos existentes.

Concede nuevas responsabilidades a tu primogénito

Para que tu hijo pueda adquirir el rol de hermano mayor, una vez que el bebé ha nacido, deberías hacerle partícipe de sus cuidados y atenciones. Por ejemplo, pídele que te avise si llora, que le arrope o que juegue con él mientras está despierto.

Refuerza estas conductas diciéndole lo bien que se está comportando o comprándole algún premio de vez en cuando –un juguete nuevo, su postre favorito, etc.-.

Además, debes hacerle ver las ventajas que tiene convertirse en un niño mayor, para que evite comportarse como un niño más pequeño, como comentábamos anteriormente, mediante conductas que ya había abandonado –hacerse pis en la cama, rechazar ciertos alimentos, entre otros-.

Divide la atención y cuidados a ambos hijos

Un buen método de proporcionar la misma atención a tus hijos es que tu pareja y tú os dividáis las tareas de cuidado a ambos hijos. Por ejemplo, mientras la madre está alimentando al bebé, el padre puede duchar al primogénito o jugar con él.

En otro momento, el padre puede bañar al bebé mientras la madre le cuenta un cuento al primogénito. De esta forma, se van alternando las actividades y cuidados de aseo personal, por lo que los menores no tienen sensación de “abandono” por parte de uno de los progenitores.

Muéstrate empático/a con tus hijos

Si percibes un comportamiento disruptivo en tu hijo o conductas de aislamiento –a causa de los celos infantiles-, intenta acercarte a él o ella potenciando que hable de sus propios sentimientos, en vez de regañarle sin más.

Hazle ver que se encuentra en un espacio seguro en el que puede desahogarse, mostrar sus sentimientos abiertamente y que vas a escucharle siempre que lo necesite.

No le digas en ningún momento que no hay razón para sentir celos, sino intenta cambiar la situación ofreciéndole alternativas. De esta forma, haciendo frente a las emociones que experimenta –en vez de suprimirlas o negarlas- podrá superar sus celos infantiles.

Para mostrar una actitud más empática, puedes comenzar la frase diciéndole: “tienes razón, últimamente le hemos estado prestando más atención a tu hermano/a, a partir de ahora, vamos a cambiar esta actitud”.

También puedes proponerle que te diga abiertamente cuando necesita que le prestes atención o que te muestres más cariñoso/a.

Evita las comparaciones entre tus hijos

Desde el momento en que la familia crece, debes evitar hacer comparaciones del tipo: “tu hermano llora menos”, “él o ella se porta mejor”, etc.

Incluso algunos comentarios aparentemente inofensivos, como calificar a uno de ellos como más tímido, puede perjudicarle a la hora de socializarse –puesto que asume que es una persona a la que le resulta difícil hacer amigos-.

Si quieres hacer alguna referencia a lo bien que se ha portado uno de ellos, procura enfocarte en el momento concreto en el que ha ocurrido, por ejemplo: “hoy tu hermano se ha portado especialmente bien en el centro comercial”.

Como ves, puedes hacer referencia al buen comportamiento de uno de los hermanos sin la necesidad de generalizar el comportamiento, con frases como: “eres muy desobediente” o “tu hermano es más obediente que tú”.

Si ambos están escolarizados y reciben calificaciones escolares, debes ser especialmente cauto/a con las comparaciones en cuanto a rendimiento académico. Este suele ser otro gran motivo por el que uno de los hermanos desarrolla celos hacia el otro.

Por tanto, intenta mostrarte contenta por los resultados académicos de ambos y ante otros miembros de la familia.

Resalta sus puntos fuertes en lugar de enfocar tu atención en las notas negativas –en las cuales podrías ayudarle haciendo que asista a un profesor de apoyo o ayudándole tú mismo-.

Potencia la autoestima de tus hijos

La autoestima es el aprecio que tenemos de nosotros mismos y la confianza que tenemos en nuestras capacidades. Se va formando a través del tiempo en función de nuestra experiencia, los éxitos y los fracasos que tenemos en nuestra vida.

En el caso de los niños, la autoestima es muy vulnerable, debido a la corta experiencia que tienen en su vida personal, por lo que debes ayudarles a desarrollar esta cualidad.

Si tus hijos crecen con la seguridad suficiente en sí mismos y no tienen problemas graves de autoestima, tendrán un mejor desarrollo en otros ámbitos, como el educativo, social o emocional.

Para potenciar su autoestima, hazles ver que tienen el cariño suficiente por parte de sus padres –de forma que desarrollen un apego seguro-, y que tienen muchas capacidades y cualidades positivas.

Enséñales que, aunque fracasen en algún ámbito, con esfuerzo pueden mejorar y obtener lo que se propongan –por ejemplo, ante una mala calificación, demuestra que pueden lograr reponerse con el esfuerzo adecuado-.

Si tus hijos tienen una autoestima adecuada, verás cómo se reducen los celos entre hermanos progresivamente.

Aumentar el tiempo dedicado a realizar actividades de ocio en familia

familia divirtiéndose

Si dedicáis el tiempo suficiente a divertiros y a hacer actividades en familia, podréis estrechar los lazos emocionales. Por ejemplo, si viajáis en familia, podrás apreciar cómo tus hijos dedican más tiempo a jugar juntos, puesto que no pueden estar con sus amigos habituales.

Por tanto, deberías comenzar a incrementar las escapadas familiares, paseos diurnos y realizando actividades que resulten atractivas para los niños, de forma que el clima familiar sea más positivo y se disminuyan los celos entre hermanos.

Además, estarás inculcando a tus hijos hábitos de vida saludables y estarán creciendo en un ambiente enriquecedor.

Consulta con un especialista si se agravan los síntomas

Aunque en la mayoría de los casos estos celos remiten con el tiempo –o gracias a algunos cambios que los padres llevan a cabo-, en otras ocasiones se vuelve patológico, causando graves estragos en el desarrollo normal del niño que los padece, e interfiriendo negativamente en la dinámica familiar.

Por tanto, si percibes que el comportamiento de tu hijo o hija se está agravando o lleva mucho tiempo sin mostrar avances, deberías contactar con un especialista que te asesore sobre la necesidad de comenzar una terapia personalizada.

El especialista podrá indicarte si se trata de un simple caso de celos infantiles o existen otros motivos por los que el comportamiento de tu hijo es inadecuado.

Referencias

  1. Freijo, E. A. (2000). Interacción entre hermanos y desarrollo psicológico: Una propuesta educativa.Innovación educativa, (10), 311-33I.
  2. Hidalgo Latorre, E. Los celos infantiles. Revista digital Enfoques Educativos, 168.
  3. Ríos, C. (2002). El sufrimiento por celos posesivos.Psicoanálisis, 24(3), 389-401.
  4. Silveyra, M. L. Complejo de hermanos y saber inconsciente.