Trabajo

Trabajo duro: ¿qué significa realmente? ¿Merece la pena?


¿Qué es el trabajo duro?

El trabajo duro es hacer algo durante muchas horas, con mucha concentración, energía e interés puestos en la tarea en cuestión. Desde luego, trabajar de esta manera es necesario para conseguir grandes logros, aunque si esa intensidad se une a hacerlo de forma inteligente, mucho mejor.

Es posible que estés mucho tiempo en el trabajo, haciendo miles de cosas; a esto se le suele llamar trabajar duro.

Aunque eso no quiere decir que vayas a ser más productivo. Puede que estés haciendo las cosas inadecuadas o que las estés haciendo mal. El extremo es el de las personas que se llevan todo el día delante de la computadora, pero que realmente están en las redes sociales.

Otro caso es si estás haciendo las cosas correctas, dedicando el tiempo suficiente y haciendo todo con una alta calidad. Puede que estés menos tiempo, pero eres más productivo. A esto se le llama trabajar de forma inteligente.

En nuestra opinión hay dos problemas en estas dos formas de trabajar: 

  • Trabajar mucho tiempo es absurdo si luego es un trabajo de mala calidad o provoca que tengas una mala salud.
  • Trabajar de forma inteligente puede ser insuficiente si no produces lo suficiente, si no cumples plazos o si tus competidores te superan (aunque tuviesen peor calidad).

En nuestra cultura occidental se hace reverencia a trabajar mucho. En algunas organizaciones se da el fenómeno del “presentismo”, que en realidad no está relacionado nada con la productividad.

Los jefes creen que los empleados tienen que estar más tiempo en la oficina, porque “estarán trabajando”, aunque gran parte de ese tiempo “de solo presencia” se pierde en internet.

En la actualidad cada vez se da más prioridad a la productividad y a los resultados, y hay iniciativas que fomentan la conciliación trabajo-familia, aunque para nada es suficiente. Además, con la crisis las condiciones de trabajo han empeorado; se trabajan muchas horas, escandalosamente mal pagadas y a menudo no se cobran las horas extras.

En nuestra opinión, hay que alejarse de esa clase de trabajos en los que tratan mal a la gente y se les tiene explotados. No debería valer eso de “es que es lo que hay, no hay trabajo”. Quizás, la mejor opción sería que arriesgases un poco y buscases algo mejor.

¿Trabajar duro o de forma inteligente?

Dejando aparte los trabajos en los que no te valoran, pierdes tu tiempo y, por tanto, tu vida… Valdría la pena preguntarse, ¿por qué no hacemos una mezcla de las dos formas de trabajar?

Hacerlo de forma inteligente es importante, pero solo es parte de la “ecuación”. Es improbable que cualquier persona que haya conseguido un gran logro lo haya hecho solo trabajando de forma inteligente.

Einstein, Newton, Fleming o Edison se llevaron miles de horas estudiando e investigando para llegar a sus descubrimientos. Ya lo decía el propio Thomas Edison:  

No hay sustituto para el trabajo duro.

El genio consiste en un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración.

Por supuesto, Edison trabajaba de forma inteligente, era de hecho muy inteligente -llegó a registrar 1.000 inventos y fue el precursor de la iluminación eléctrica en las calles-.

Hay muchos presidentes de empresas -CEOs- que afirman levantarse a las 6:15 a.m., o que incluso trabajan dos horas después de cenar. Comentan que a veces trabajan 18 horas al día.

Entonces aquí está el problema, se da un conflicto real entre vida y trabajo. Si trabajas tanto, no tendrás vida social ni familiar. Otra cosa es que ese trabajo se concentre en una época del año o por algún acontecimiento.

Casos de trabajadores incansables

No te engañes, las grandes metas son difíciles de conseguir. En este mundo somos muchos millones de personas y en cualquier cosa que quieras vas a tener que esforzarte.

Si quieres un empleo tendrás que competir con cientos de candidatos, si quieres una pareja tendrás que competir con otros “competidores”, si quieres ganar una maratón tendrás que competir con cientos de corredores.

Si no te lo crees, mira estos datos de algunas de las personas más exitosas de la actualidad y de la historia:

-Roger Federer, el mejor tenista de la historia, entrena 10 horas al día, alcanzando algunas semanas clave las 100 horas.

-Los Beatles tocaron desde 1960 hasta 1962 más de 10.000 horas en Hamburgo, Alemania.

-Jack Dorsey, el fundador de Twitter, afirmó en una entrevista que trabajaba 8-10 horas.

-Marissa Mayer, la CEO de Yahoo, trabaja algunas semanas hasta 130 horas.

-Howard Schultz, CEO de Starbuck, trabaja unas 13 horas al día.

-Tim Cook, el CEO de Apple, comienza a trabajar a las 4:30 a.m.

-Barack Obama, expresidente de los Estados Unidos, duerme unas 6 horas al día. Se levanta a las 7:00 a.m. y se acuesta a la 1:00.

-Thomas Edison dormía 3-4 horas cada noche.

-Benjamin Franklin dormía 5 horas cada noche.

-Nikola tesla dormía 2 horas cada noche.

En estos ejemplos el trabajar más parece que ha dado lugar a grandes logros. Pero no siempre es así…

Casos de baja productividad

Según la Comisión Europea, la productividad por hora en Alemania supera los 42 euros, mientras la española se queda en 32 euros.

En España se trabaja una media de 1.780 horas al año, una cifra solo superada por Japón (1.790  horas), Estados Unidos (1.800 horas) y Corea del Sur (2.100 horas). España tiene 68,5 puntos en cuanto a productividad por hora trabajada, lejos de Alemania (87,1) y la Eurozona (75,9).

Por tanto, la productividad no depende del número de horas trabajadas, sino de si se ha trabajado eficientemente en esas horas. Por tanto, la calidad es más importante que la calidad.

Conclusiones

Para nosotros la conclusión es clara: si quieres conseguir una meta complicada, es necesario trabajar mucho pero también inteligentemente. 

Trabaja mucho, inteligentemente, de forma productiva y mejorando sin parar. Los personajes históricos que antes mencionamos trabajaban mucho, pero también lo hacían de forma eficiente.

¿Cómo hacerlo? La clave es mantener un nivel de persistencia y foco de atención en tus metas mientras aprendes y encuentras nuevas formas de hacer las cosas de manera más eficiente, es decir, que con la misma inversión de recursos (tiempo, dinero, energía…) consigues los mismos o mejores resultados.

Por otra parte, aunque son muy importantes, para que consigas grandes logros no será suficiente trabajar de una manera u otra, también van a influir otros factores, como tu estrategia, formación, grado de riesgo, creatividad, oportunidades o incluso la suerte. 

¿Y tú qué opinas? ¿Eres de los que trabajan duramente o de los que trabajan de forma inteligente?