Sigilografía: definición, origen, qué estudia e importancia
¿Qué es la sigilografía?
La sigilografía es una rama de la historia que estudia la datación, lectura e interpretación de los sellos. Se puede aplicar al estudio de los sellos utilizados o adjuntados a documentos de carácter histórico, como cartas y decretos reales.
Al estudio de los sellos también se le llamó esfragística; fue una rama de la diplomacia empleada para determinar la autenticidad de un documento. La sigilografía tiene un enfoque técnico y arqueológico, y se ha usado desde la Edad Media para estudiar los sellos o cuños de personas e instituciones, así como los signos de los escribanos.
Esta disciplina auxiliar de la historia sirvió para evitar las falsificaciones de documentos, que ya se practicaban en el siglo XII. A través de la sigilografía los estudios forenses de documentos históricos pueden determinar gustos, costumbres, aspectos políticos y otros elementos de sus dueños y de la sociedad.
La sigilografía se desarrolló en el siglo XIX como una disciplina que sirviera de fuente de información y soporte científico a los estudios históricos. Se busca realizar un análisis en profundidad tanto del elemento físico del sello como del significado que este tiene, considerando el simbolismo que alberga su estructura.
Etimología
La palabra sigilografía proviene de un vocablo grecolatino que está compuesto de dos términos: sigillum, palabra latina que significa “sello”; y graphia, un vocablo griego que quiere decir “descripción”, “representación”, “ciencia”.
Es decir, la sigilografía es el estudio o tratado del sello en cuanto a su aspecto físico-material y a su expresión formal simbólica y representativa.
¿Qué estudia la sigilografía?
La sigilografía se dedica a analizar los sellos desde el punto de vista físico y en su aspecto simbólico-representativo. Sin embargo, no estudia cualquier sello, sino aquellos que fueron aplicados en documentos históricos como cartas, decretos, tratados, bulas papales, órdenes administrativas, etc.
Originalmente se le consideró una rama de la diplomacia porque era empleada solo por esta, pero posteriormente otras ciencias o áreas del conocimiento científico la incorporaron a sus estudios. Entre estas ciencias destaca la arqueología, la historia, la heráldica, el derecho y la genealogía.
El objeto de la sigilografía es estudiar de forma crítica los distintos tipos de sellos que históricamente han sido empleados. Los sellos fueron utilizados para validar o autorizar documentos estatales o privados; estos instrumentos servían para autenticar la validez de los documentos.
Por ejemplo, a principios de la Edad Media en el sur de Europa los documentos eran redactados y firmados por notarios, pero en el norte de Europa nunca se prescindió del uso del sello para autenticar los documentos.
Falsificaciones
El uso del sello adquirió mucha importancia debido a las falsificaciones que comenzaron a circular en el siglo XII. Desde entonces, los sellos fueron un recurso comúnmente utilizado para cerrar documentos doblados y resguardar su secreto. También se utilizaron para afirmar el asentimiento (por ejemplo, de un jurado).
Así, el objeto o campo de estudio de la sigilografía es el sello como objeto y las impresiones que de este se obtienen al presionarlo sobre una superficie. Los sellos pueden hacerse de cera, lacre, plomo, papel, metal, tela y cualquier otro material que permita el estampado de un signo.
Importancia de la sigilografía
Mediante el estudio sigilográfico de los sellos empleados en documentos históricos, es posible determinar diversos aspectos sociales e individuales de sus propietarios, tales como las costumbres, el arte, los gustos, la política, el vestuario y otros aspectos.
Los sellos proporcionan evidencia acerca de los cambios en la moda de cada época, tanto en el vestuario eclesiástico como en el monárquico.
En los sellos están contenidos símbolos heráldicos y son una fuente muy importante para determinar el tipo de armaduras. Así mismo, permite a la genealogía el rastreo de vinculaciones o distinciones entre familias.
Valor histórico y cultural
Además del valor jurídico, los sellos tienen valor histórico y cultural; estos son los elementos que estudia la sigilografía. Igualmente, los sellos muestran otros elementos de suma importancia para los estudios historiográficos.
Por ejemplo, los sellos de los artesanos muestran herramientas empleadas por el comercio de la época. En otros se describen pueblos, castillos o iglesias, que pueden ayudar al historiador a descubrir elementos arquitectónicos, así como detalles de embarcaciones o armas de guerra.
Muchas veces, la principal dificultad en el estudio de los distintos diseños de sellos existentes es su carácter conservador. Los sellos a menudo eran reemplazados dejando el diseño similar al anterior, aunque fueran de épocas distintas.
La sigilografía, tal como se entiende actualmente, se desarrolló en el siglo XIX a partir del estudio de los historiadores y antropólogos. Nació como método necesario para conocer sobre el pasado y ser empleada como fuente de información histórica.
Origen del sellado
La autenticación de documentos escritos a través del sellado se ha practicado desde la Antigüedad. El período de mayor relevancia del sello en Europa occidental fue entre los siglos XII y XV, antes de que se comenzara a validar mediante la firma.
Durante este período los propietarios de sellos estaban distribuidos en todos los niveles altos de la sociedad, pero las decisiones de los monarcas o las transacciones comerciales más importantes, aunque llevaban siempre un sello, podían requerir de firmas y otros elementos para darle autenticación a los documentos.
La matriz del sello por lo general era de metal y estaba hecha de latten, una aleación de latón. Los más ricos encargaban sus sellos con metales preciosos y gemas grabadas; otros estaban hechos de marfil, hueso o madera.
El sello medieval
Este es uno de los tipos de sellos más estudiados por los expertos en sigilografía. En la Edad Media fue cuando los monarcas, la curia secular y los ricos comerciantes recurrieron a su uso. De esta forma certificaban la autenticidad del documento y su autoría, dada la importancia del contenido.
Los monarcas y los papas solían hacer sellos de cera utilizando anillos de sello, elaborados en metal o piedra dura. También se usaban sellos cónicos hechos con materiales similares.
Los papas y las cancillerías mediterráneas usaron sellos o impresiones con forma de bola. De allí proviene el nombre de las famosas bulas papales (bulla en latín). Este tipo de documentos llevaba sellos de plomo, que tomaban la forma de una bola aplastada.
En cambio, la mayor parte de los sellos medievales generalmente estaban compuestos de dos terceras partes de cera de abejas y una de resina. A este compuesto se le añadía tiza o cenizas para endurecerlo y evitar el calor.
Entre los sigilografistas más importantes a lo largo de la historia destacan Otto Posse, Douet d´Arcq, Germain Demay y Hermann Grotefend, entre otros.
Referencias
- Sigillography. Consultado en britannica.com
- Sigillography. Consultado de oxfordhandbooks.com
- Sigillography. Consultado de encyclopedia.com
- Sigillography. Consultado de oxfordreference.com
- Sigillography. Consultado de oeaw.ac.at
- Sigillography. Consultado de dictionary.com