Historia

Las expediciones españolas a América y al Pacífico


¿Qué fueron las expediciones españolas?

Las expediciones españolas fueron los numerosos viajes realizados por los exploradores, científicos, eclesiásticos y humanistas entre los siglos XV y XVIII. El objetivo era buscar nuevas rutas con el propósito de conocer la verdadera dimensión del globo terráqueo.

A principio de la época renacentista, se consideraba que la tierra estaba formada por tres continentes, que eran el europeo, africano y asiático, siendo este último el más amplio. Esta visión procedía de las hipótesis sobre cartografía de Claudio Ptolomeo (100-170 d. C).

Siguiendo las teorías y el mapa de este geógrafo griego fue como se iniciaron las primeras exploraciones hacia las tierras del oeste, donde se esperaba encontrar el territorio de Catay y la isla de la Especiería.

Estos lugares fueron descritos en los relatos de Marco Polo, quien manifestó que en aquellos espacios orientales había fortunas infinitas y habitaban seres desconcertantes. Motivados por ese testimonio, los viajeros organizaron sus empresas para conquistar el país de la riqueza.

Dicho proyecto tuvo como resultado la expansión del mundo a través de la era de los descubrimientos, la unificación cultural mediante la lengua y la religión, así como la centralización de la razón.

Causas de las expediciones españolas

Para los exploradores la causa principal de los viajes era hallar diversos trayectos que conectaran a las distintas regiones. Sin embargo, para los reyes católicos lo fundamental era extender sus dominios geográficos, por eso patrocinaron la primera excursión de Cristóbal Colón.

La búsqueda de nuevos caminos de navegación fue esencial para que el comercio progresara. Debido al constante conflicto entre Portugal y España, el primer país aludido no permitía que la monarquía hispana utilizara las vías marítimas africanas para llegar a otros territorios.

Además, los habitantes aristócratas solicitaban que la corona española les facilitara productos de origen oriental como telas y especias. Por lo tanto, el incremento económico fue un factor primordial para apoyar las expediciones.

La idea era que las tierras descubiertas tuviesen minerales auríferos, tales como los poseía el imperio portugués en Nigeria. También se pretendía ubicar a la población española en otras zonas para evitar la sobrepoblación.

A partir del siglo XVII surgieron intereses científicos. Una vez encontrado y nombrado el continente, muchos investigadores decidieron visitar los territorios americanos para examinar la fauna, flora, aborígenes, costumbres y tradiciones, cuyo fin era elaborar sus obras historiográficas.

Consecuencias de las expediciones españolas

La primera consecuencia de las expediciones fue que aumentó la enemistad entre España y Portugal, ya que la nación ibérica se negaba a exponer la localización de las tierras halladas. Por eso se creó el tratado de Tordesillas (1494).

Este decreto fue firmado tanto por los reyes hispánicos como portugueses, donde acordaron compartir las áreas de navegación del océano Atlántico y del Nuevo Mundo. La línea de repartición se situó al oeste de Cabo Verde en África.

El propósito era prevenir la guerra en el llamado antiguo continente. Esto ocurrió porque el imperio español quería apropiarse de todos los yacimientos de oro, plata y perlas. Así mismo, procuraba que los recursos naturales como el café y el cacao fuesen tan solo para el desarrollo de la corona.

Dicho suceso generó el fallecimiento de miles de indígenas y africanos debido al cansancio e inanición, ya que los colonizadores explotaban a los nativos y esclavos con la finalidad de enriquecer al territorio europeo, sin invertir en las tierras americanas.

Es preciso mencionar que los españoles introdujeron –de manera consciente o inconsciente– varias enfermedades durante la colonización. La viruela, tuberculosis y paludismo fueron algunos males que afectaron y asesinaron a los nativos, quienes no tenían curas para esos malestares.

Principales expediciones españolas a América

El 17 de abril de 1492, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón sellaron las Capitulaciones de Santa Fe; tratados que autorizaban el viaje de Cristóbal Colón, un navegante que inspirado por la narrativa de Marco Polo pensaba encontrar la isla de Cipango.

Sin embargo, los monarcas católicos le otorgaron la misión de hallar una ruta hacia la India. Después de varios meses, acompañado por los hermanos Pinzón y una docena de aventureros, desembarcaron en tierras aisladas y desconocidas.

Primer viaje al Caribe

El 12 de octubre de 1492, Colón llegó a una cuadra de las Bahamas que fue denominada San Salvador y tiempo más tarde Guanahani. Fue en ese momento cuando se llevó a cabo el descubrimiento del Nuevo Mundo.

En el transcurso de las siguientes semanas se cruzaron con los territorios de Santa María de la Concepción, Fernandina, Isabela, la Española e isla Tortuga. El almirante y los pocos compañeros que sobrevivieron regresaron a España el 15 de marzo de 1493.

Segundo viaje al Caribe

La segunda expedición inició el 25 de septiembre de 1493 y los objetivos eran establecer presencia castellana en las tierras conquistadas, evangelizar a los nativos y predicar la fe católica. Aparte, encontraron las islas La Deseada y Maire-Galante en las Antillas.

La primera semana de noviembre arribaron a los deltas de Guadalupe, San Juan Bautista y Once Mil Vírgenes, actual islas Vírgenes. En 1494 edificaron la ciudad de la Isabella, donde le entregaron el título de alcalde a Antonio Torres. Se fundó el primer cabildo, dirigido por Diego Colón.

Tercer viaje al Caribe

Esta empresa partió en 1498 con el objetivo de comprobar que había un continente bajo la línea del Ecuador. No obstante, Colón terminó llegando a la isla de Trinidad y recorrió los territorios de Tobago, Granada, Margarita y Cubagua.

Cuarto viaje al Caribe

Este viaje fue fundamental porque las embarcaciones se distanciaron de las tierras del Caribe y descendieron por primera vez en Centroamérica alrededor de 1502, específicamente en el arrecife de Guanaja.

Dicho encuentro ocasionó que los conquistadores cambiaran el concepto que tenían sobre los nativos americanos.

Expedición a Tenochtitlán

Tres expediciones llegaron a las regiones mesoamericanas. La primera fue conducida por Francisco Hernández de Córdoba en 1517, conquistador que tenía la finalidad de trasladar a unos esclavos desde Yucatán hasta Cuba. El fin de este navegante fue comercial.

El segundo viaje fue realizado en 1518 por Juan de Grijalva, explorador que pretendía buscar minas de oro para vender el material aurífero. Para conseguir su propósito, Grijalva halló y exploró las regiones de Cozumel, Champotón y se ubicó en el norte de Veracruz.

En el norte de Veracruz se comunicó con un grupo de indígenas, quienes le comentaron que en la ciudad de Teotihuacán había cuantiosas cuevas de oro. Ese mensaje fue transmitido a Diego de Velásquez, gobernador que le solicitó a Hernán Cortés dirigir la empresa que desembarcaría en Tenochtitlán.

Expedición de Hernán Cortés

El 8 de noviembre de 1519, la tripulación de Cortés arribó a Tenochtitlán pensando que habían localizado el reino dorado de Teotihuacán. Luego de establecer sus alianzas con los aztecas, los conquistadores realizaron un pacto con las etnias subyugadas por el Imperio de los mexicas.

La finalidad era que las castas desfavorecidas se rebelaran. Por esa razón, la tribu totonaca se pronunció contra el sistema tributario. Los mexicas al instante comprendieron que la insurrección fue planificada por los hispanos, motivo por el cual asesinaron a Juan de Escalante.

Cortés anunció la petición de venganza y a partir de ese momento inició la Batalla de Otumba. En este enfrentamiento ganaron los ibéricos y sus aliados en 1520. El resultado de la expedición fue la devastación del pueblo azteca y la conquista de las tierras de Mesoamérica.

Expedición al Tahuantinsuyo

Francisco Pizarro emprendió tres viajes para encontrar el Imperio inca. En 1524 partió desde Panamá con dos barcos; pero esta excursión no presentó amplios avances, ya que se quedaron sin suministros y los navíos fueron desviados del camino por las flechas de algunos aborígenes.

A finales de 1527 embarcó la expedición número dos. Este viaje fue relevante porque se trazó una línea la cual indicaba las rutas que llevaban a los territorios que hoy se conocen como Panamá y Perú. Así mismo, construyeron la ciudad de Nueva Valencia cerca del río Tumbes.

Sin embargo, el aspecto más importante fue que Pizarro afirmó haber encontrado la localidad de Tahuantinsuyo. Por ello programó la tercera empresa para enero de 1531.

Expedición hacia el Imperio inca

A mediados de 1531, Pizarro y sus compañeros llegaron a la isla de Puná, donde el cacique Tumbalá les contó que el Imperio inca se encontraba en medio de una guerra civil entre los seguidores de Huáscar y los partidarios de Atahualpa.

Los españoles continuaron con su exploración, recorriendo los valles de Tumbes, Poechos y Chira. En esa última comarca, Pizarro forjó la metrópolis de San Miguel, dejando a sesenta hombres para que la custodiaran.

En 1532 descendió en Cajamarca e invitó a cenar a Atahualpa. De tal modo derrocaron al jefe incaico y se apoderaron de sus propiedades; pero los conquistadores consiguieron el dominio total de las tierras en 1533. En ese año asediaron el Cusco y destruyeron el Imperio.

Expediciones en el Pacífico y Filipinas

Para la corona española no solo era vital tener la potestad sobre el territorio americano, sino sobre el pacífico oriental. Antes de que se conquistara el Nuevo Mundo, el objetivo era hallar algún trayecto que condujera directamente a Asia.

Este hecho se materializó en 1493 cuando Vasco de Gama logró llegar a la India tras cruzar el cabo de Buena Esperanza. A partir de ese instante aumentaron las exploraciones hacia oriente, suceso que causó el descubrimiento del archipiélago filipino.

Además, fueron encontradas las islas de Micronesia, las tierras de Polinesia y Melanesia, así como las regiones de Nueva Guinea, Hawái y Australia.

Dichas zonas fueron localizadas gracias a las expediciones de Fernando de Magallanes y Juan Elcano en noviembre de 1520; García Jofre de Loaísa en 1525 y Hernando de Grijalva en 1537; pero los viajes más transcendentales fueron realizados por López de Villalobos y López de Legazpi.

Expedición de López de Villalobos

El virrey Antonio de Mendoza organizó el viaje de Ruy López de Villalobos, hidalgo que zarpó en 1542. A pesar de las dificultades, este explorador descubrió los deltas de Volcano y Benin, ubicados en Japón y reestructuró la costa norte de Nueva Guinea.

El aporte con mayor relevancia fue que consiguió el tornaviaje que enlazaba al oeste con el este. Es decir, detectó la ruta que iba desde la India hasta México, acontecimiento que produjo el crecimiento mercantil de España con las artesanías del lejano oriente.

Expedición de López de Legazpi

La tripulación dirigida por Miguel López de Legazpi partió en 1564. Esta expedición fue fundamental porque conquistaron las islas de Barbudos, Placeres, Pájaros, Jardines y los Corrales. Además lograron colonizar a Filipinas al establecer dos centros españoles en Cebú y Luzón.

La región de Cebú fue declarada la capital de la Gobernación, mientras que en Luzón se instauró la Capitanía General de las Filipinas. Instituciones que dependían de los reyes hispanos.

Últimas expediciones

A lo largo del siglo XVII se llevaron a cabo diversas expediciones españolas con el fin de hallar otros caminos y evangelizar a las poblaciones que eran consideradas bárbaras. Entre esos viajes sobresalieron el de Sebastián Vizcaíno en 1602 y el del jesuita Pedro Páez en 1618.

No obstante –a principios de 1700–, España comenzó a perder el poder que tenía sobre las aguas del pacífico oriental, que pasaban al dominio de empresas holandesas o inglesas. A dicho aspecto se le unía la desilusión y el cansancio de los exploradores.

Debido a la falta de recursos económicos, suministros, vías dispersas e inesperados cambios climáticos en América, muchos hombres se rehusaron a iniciar nuevas excursiones. Por eso los escasos viajes del siglo XVIII se caracterizaron por tener un carácter científico.

Un ejemplo puede ser el recorrido realizado por José de Iturriaga, político que se centró en analizar los límites expuestos en los territorios suramericanos. Es conveniente destacar la expedición emprendida por Domingo de Boenechea a Tahití.

Expedición a Tahití

El 26 de septiembre de 1772 Domingo de Boenechea embarcó esta expedición, arribando el 12 de noviembre a un valle que fue nombrado isla de Amat por Boenechea. Días más tarde, los navegantes se situaron en un pueblo de la península de Taiarapu al que denominaron Santísima Cruz.

El objetivo de los ibéricos fue relacionarse con los nativos, estudiar la fauna, flora y climatología, así como civilizar el territorio de Tahití, Moorea e Isla de Pascua antes que las tropas inglesas.

Referencias

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