Psicología

Indefensión aprendida: qué es, definición, teorías explicativas, ejemplos


¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida es un estado mental y una manera de comportarse que aparece cuando una persona o animal se enfrenta repetidamente a un estímulo negativo del cual no puede escapar.

Después de que una vivencia dolorosa o desagradable se repita las veces suficientes, el organismo adquiere la creencia o aprende que no hay nada que se pueda hacer para escapar de ella, y comienza a pensar que no tiene control sobre su propia vida. Esta actitud puede generalizarse a otras situaciones, lo cual agrava mucho los síntomas.

Las personas o animales que se encuentran en un estado de indefensión aprendida dejan de intentar modificar su situación. Esto provoca que sean incapaces de alterar su comportamiento, incluso cuando las circunstancias han cambiado y ha aparecido una alternativa que podría ayudarles a mejorar.

Un ejemplo de indefensión aprendida es el de un perro que recibe una descarga eléctrica cada 60 minutos, haga lo que haga. Con el tiempo aprende que no puede hacer nada por evitar la descarga. En una persona un ejemplo podría ser el de un niño que es maltratado psicológica o mentalmente y que no puede evitarlo.

La psicología también llama a este comportamiento impotencia aprendida.

¿Cómo se explica la indefensión aprendida?

Existen varias teorías sobre qué es exactamente la indefensión aprendida y por qué se produce. La más clásica es la que propuso Martin Seligman, pero también existen otras, basadas en la neurobiología o las diferencias individuales.

Teoría de Seligman

Seligman y sus colaboradores propusieron la teoría de que las personas expuestas a situaciones desagradables sobre las que no tienen control sufren déficits en tres áreas: motivacional, cognitiva y emocional.

Los problemas motivacionales tienen que ver con la falta de energía que experimentan los sujetos para tratar de escapar de una situación dañina, que les lleva a no tomar acción.

Los cognitivos están relacionados con la creencia de la persona de que sus circunstancias son incontrolables, y los emocionales implican la aparición de un estado similar a la depresión.

Los tres tipos de consecuencias están relacionados entre sí, y se refuerzan mutuamente. De hecho, Seligman propuso la teoría de que la indefensión aprendida está en la base de la depresión y otros trastornos relacionados.

Teoría neurobiológica

Recientes estudios con neuroimagen apuntan a que hay ciertas estructuras cerebrales y neurotransmisores que juegan un papel muy importante en la aparición de la indefensión aprendida. Por ejemplo, se sabe que un déficit en los niveles de serotonina puede provocar la aparición de este fenómeno.

Algunas de las regiones cerebrales más relacionadas con la indefensión aprendida son los núcleos del rafe dorsales, los núcleos centrales y basolaterales de la amígdala, y algunas zonas del hipocampo, el hipotálamo y el córtex prefrontal.

También se ha descubierto que existen factores puramente físicos que pueden ayudar a reducir la aparición de la indefensión aprendida.

Por ejemplo, realizar ejercicio intenso de manera regular aumenta los niveles de serotonina y, por lo tanto, puede paliar los efectos más graves de este estado mental.

Además del ejercicio, otras de las conductas que han mostrado tener un impacto beneficioso a nivel cerebral sobre este fenómeno son tener el descanso adecuado, la meditación, la relajación y llevar una alimentación adecuada.

Teoría de las diferencias individuales

Según las investigaciones sobre este tema, uno de los factores más importantes que predicen su aparición es la presencia de ciertas creencias sobre el control que se tiene sobre distintas situaciones. Estas creencias se conocen como “atribuciones”, y pueden variar de persona a persona.

Las atribuciones tienen tres características que pueden aumentar o disminuir las probabilidades de que aparezca la indefensión aprendida frente a una adversidad:

– Pueden ser globales o específicas. Las personas con un estilo atribucional global piensan que las causas de lo malo que les ocurre se mantienen en distintas situaciones. Las que poseen un estilo específico piensan que cada evento negativo tiene una causa única y que no tiene por qué replicarse.

– Las atribuciones también pueden ser estables o inestables. Cuando son estables, el individuo cree que las situaciones negativas que experimentan se van a mantener en el tiempo. Cuando son inestables, por el contrario, la persona piensa que es posible que cambien.

– Pueden ser externas o internas, es decir, la persona puede creer que lo que le ocurre viene determinado por causas situacionales que no puede controlar (externas), o por factores que puede modificar con su propio esfuerzo (internas).

Las investigaciones han mostrado que las personas con un estilo atribucional global, estable y externo tienen muchas más probabilidades de desarrollar indefensión aprendida que las que mantienen unas creencias diferentes.

Ejemplos de indefensión aprendida

– Una persona que lleva buscando trabajo muchos meses, pero no lo consigue, puede perder toda la esperanza de volver a encontrar empleo. Por lo tanto, dejará de intentarlo y ni siquiera responderá a las ofertas de trabajo que le lleguen.

– Un individuo que haya tenido varias experiencias previas con sus exparejas (como situaciones de mucho drama o rupturas complicadas) puede pensar que el mundo de las relaciones no es para él. Como consecuencia, evitará formar vínculos emocionales profundos en la medida de lo posible.

– Alguien que haya intentado perder peso en varias ocasiones, pero siempre haya fracasado dejará de tratar de estar más en forma, en lugar de preguntarse qué puede hacer de forma distinta o cómo puede cambiar su enfoque.

– Un elefante encadenado durante toda su vida. Aprende que no puede escapar, haga lo que haga.

Referencias

  1. What Is Learned Helplessness and Why Does it Happen? Recuperado de verywellmind.com.
  2. Learned Helplessness. Recuperado de britannica.com.