Edema cerebral: síntomas, causas y tratamiento
El edema cerebral es la acumulación de líquido entre las células del cerebro. Como consecuencia, esto ocasiona un aumento de la presión intracraneal. Puede surgir por múltiples causas, como derrames cerebrales, lesiones, bacterias, virus, tumores, envenenamiento o ciertos fármacos.
Esta condición puede causar daños graves rápidamente, e incluso conllevar a la muerte. Sin embargo, se puede detectar fácilmente con alguna técnica de neuroimagen, como la resonancia magnética.
Si se diagnostica de forma temprana, se puede tratar con fármacos, hielo, y eliminando el líquido sobrante. En ocasiones, se debe recurrir a procedimientos quirúrgicos para eliminar la presión intracraneal (PIC).
El cráneo es un hueso grueso que protege a nuestro cerebro de manera efectiva. Sin embargo, ofrece poco espacio cuando el cerebro se inflama. La presión en el cerebro impide que la sangre fluya correctamente, privándolo del oxígeno necesario para funcionar.
Al mismo tiempo, la falta de espacio bloquea otros fluidos existentes en nuestro cerebro, como el líquido cefalorraquídeo, lo que empeora aún más la inflamación. También es posible que algunas células cerebrales se vean afectadas o mueran.
Por otro lado, la hinchazón puede darse en lugares específicos o bien abarcar todo el cerebro. Esto depende del factor causante.
Índice del artículo
- 1 Causas del edema cerebral
- 1.1 Accidentes cerebrovasculares isquémicos y hemorragias
- 1.2 Lesiones cerebrales traumáticas
- 1.3 Meningitis
- 1.4 Encefalitis
- 1.5 Toxoplasmosis
- 1.6 Empiema subdural
- 1.7 Tumores cerebrales
- 1.8 Hepatitis viral fulminante
- 1.9 Síndrome de Reye
- 1.10 Envenenamiento por monóxido de carbono y plomo
- 1.11 Hiponatremia
- 1.12 Grandes alturas
- 2 Tipos de edema cerebral
- 3 Síntomas
- 4 Diagnóstico
- 5 Tratamiento
- 6 Referencias
Causas del edema cerebral
El edema cerebral tiene una multitud de factores causantes. Indudablemente, es una respuesta del cerebro y consecuencia de algún tipo de daño o alteración primaria. Las causas del edema cerebral pueden ser:
Accidentes cerebrovasculares isquémicos y hemorragias
Surgen por un coágulo de sangre o una obstrucción en los vasos sanguíneos el cerebro o cerca de él. De esa forma, el cerebro no puede recibir la sangre y el oxígeno necesario, por lo que las células de este órgano empiezan a morir.
El edema cerebral también puede aparecer cuando se rompen los vasos sanguíneos en cualquier parte del cerebro. Al filtrarse la sangre, la respuesta del organismo provoca un aumento en la presión intracraneal.
La presión arterial alta es la causa más común de los accidentes cerebrovasculares, aunque pueden deberse también a lesiones, medicamentos y malformaciones presentes desde el nacimiento.
Lesiones cerebrales traumáticas
Se trata de un daño repentino en el cerebro por contacto físico, como la rápida aceleración o desaceleración de la cabeza.
Las causas más comunes de la lesión cerebral traumática son las caídas, los accidentes de tráfico, los golpes con objetos, etc. La lesión inicial puede causar una hinchazón en el cerebro.
También puede ser que las piezas rotas del cráneo rompan los vasos sanguíneos de cualquier parte de la cabeza. La respuesta del cuerpo a la lesión puede agravar la inflamación al evitar que los fluidos salgan del cerebro.
Meningitis
Es una infección que provoca la inflamación de una capa que cubre y protege al sistema nervioso, las meninges. La meningitis aparece por la acción de bacterias, virus y algunos medicamentos.
Encefalitis
La encefalitis es la inflamación del tejido cerebral producida por un proceso infeccioso. Suele surgir por diversos virus, y se puede propagar por picaduras de insectos.
Toxoplasmosis
Es una infección causada por un parásito que afecta frecuentemente a individuos que tienen problemas en su sistema inmune. Se puede contagiar por el contacto con animales afectados o alimentos contaminados.
El edema cerebral también puede presentarse en otras infecciones como la cisticercosis y la tuberculosis.
Empiema subdural
Consiste en una acumulación de pus que se da entre la duramadre y la capa aracnoideas, unas de las capas que componen las meninges.
Aparece por la actuación de bacterias derivadas de infecciones graves de oído, traumatismos craneales, cirugías en esta zona o infecciones en la sangre. Puede derivarse de una meningitis.
Tumores cerebrales
Los tumores también provocan edemas cerebrales. El desarrollo del tumor implica una proliferación de células que presionan ciertas las áreas cerebrales implicadas. Así, se interrumpe la circulación de la sangre y del líquido cefalorraquídeo.
Hepatitis viral fulminante
Es una condición en la que el hígado se infecta rápidamente y debe trasplantarse otro. Se produce por virus e infecciones diferentes que también perjudican al sistema nervioso.
Síndrome de Reye
El síndrome de Reye es una inflamación cerebral producida por infecciones virales o por el tratamiento con ácido acetilsalicílico. Se acompaña de alteraciones hepáticas progresivas.
Envenenamiento por monóxido de carbono y plomo
La entrada de estas sustancias al organismo es algo muy peligroso, ya que pueden producir lesiones cerebrales (y, por tanto, edema cerebral).
Hiponatremia
Es decir, cuando baja la concentración de sodio en la sangre. Parece ser que el organismo intentar alcanzar un equilibrio osmótico y compensar la falta de sodio, provocando la entrada de agua en las células. Esto al final provoca peores resultados, produciendo un edema cerebral.
Grandes alturas
Cuando se alcanzan grandes altitudes (por encima de los 2000 metros), puede producirse un edema cerebral. Se vincula normalmente con el mal agudo de montaña o el edema cerebral de altitud (ECA) o de gran altitud (ECGA).
Su progreso puede conducir a la muerte si no se baja de manera inmediata a zonas de menos altura. Esto sucede por una carencia de dioxígeno en la sangre, lo que se conoce como hipoxia.
El edema cerebral también puede aparecer tras la mordedura de ciertos reptiles y animales marinos.
Tipos de edema cerebral
Se han definido diferentes tipos de edema cerebral según sea el daño existente.
En la década de 1960, Igor Klatzo inició el estudio del edema cerebral. Estableció las bases para la clasificación actual gracias a sus experimentos con animales. En 1970 publicó un estudio en la Revista Stroke en la que dividió el edema en vasogénico y citotóxico.
A través de estudios más profundos, sobre todo los de Fishman, se agregó una nueva categoría, denominada intersticial. Esta clasificación ha permitido diferenciar los mecanismos moleculares del edema cerebral, y ha facilitado las estrategias para su tratamiento.
A continuación, se describen los tipos de edemas cerebrales:
– Edema vasogénico
Se refiere a la afluencia de líquido y solutos en el cerebro por un aumento de la permeabilidad vascular. Es decir, se produce una ruptura de la barrera hematoencefálica. Así, los componentes del plasma sanguíneo pasan desde el espacio intravascular hacia el espacio extracelular a través de las paredes capilares.
Este es el tipo más común de edema. La hinchazón normalmente es mayor en la materia blanca que en la materia gris.
El edema vasogénico se asocia a los tumores cerebrales, así como a las lesiones inflamatorias y al traumatismo craneoencefálico. Sin embargo, en este último se pueden presentar los tres diferentes tipos de edema.
Existen varios subtipos de edema vasogénico; el edema cerebral hidrostático, el edema cerebral por cáncer y el edema cerebral de gran altitud.
Edema cerebral hidrostático
En el edema hidrostático, se da una presión en los capilares del cerebro y una acumulación de líquido en la zona extravascular.
Edema cerebral por cáncer
En el edema cerebral por cáncer, las células gliales cancerosas aumentan la liberación del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF). Se trata de una proteína que estimula la división de las células endoteliales, aquellas que componen los vasos sanguíneos. Además, aumenta la permeabilidad vascular. Esto da como resultado el debilitamiento de la barrera hematoencefálica.
Edema cerebral de gran altitud
En cuanto al edema cerebral de gran altitud, como se mencionó anteriormente, se presenta cuando la persona está a grandes alturas. La hipoxia que provoca da lugar a una fuga de líquido capilar.
– Edema citotóxico (celular u oncótico)
Se refiere a una inflamación a nivel celular. Así, pueden hincharse las células gliales, las neuronas y las células endoteliales. Esto genera la acumulación intracelular de líquido debido a la interrupción de la actividad de las bombas de iones en la membrana celular.
El edema citotóxico suele afectar más la materia gris que la materia blanca.
– Edema intersticial
Se observa principalmente en la hidrocefalia y aparece cuando el flujo de líquido cefalorraquídeo se obstruye. Esto aumenta la presión intraventicular (en los ventrículos o cavidades del cerebro).
Finalmente se produce una filtración del líquido cefalorraquídeo hacia el interior del cerebro. En concreto, penetra entre las células de la sustancia blanca.
Síntomas
El edema cerebral supone un aumento aproximado de un 80% del contenido de líquido en cerebro. Los síntomas de esta condición van variando y dependen de la causa y el nivel de gravedad. Generalmente, se dan de forma repentina, y consisten en:
– Dolores de cabeza.
– Náuseas y vómitos.
– Mareos.
– Dolor de cuello y/o rigidez excesiva.
– Pérdida de visión o cambios en ésta, como ver borroso.
– Dificultades para caminar y cambios en la marcha.
– Alteraciones en la memoria, teniendo dificultades para recordar ciertos eventos.
– Dificultades para hablar.
– Respiración irregular.
– Convulsiones.
– Pérdida de la conciencia, llegando al coma en los casos más graves.
Diagnóstico
No siempre es fácil reconocer los síntomas del edema cerebral. Sobre todo, cuando son leves pueden confundirse con otras múltiples condiciones clínicas. Antes de todo, es imprescindible llevar a cabo un examen neurológico; en este se examinarán los reflejos, la marcha, el habla y la memoria.
Si se sospecha la existencia de edema cerebral, es necesario realizar un escáner cerebral para confirmar el diagnóstico. Por ejemplo, se puede realizar una tomografía computarizada del cráneo. Gracias a esta prueba, se puede identificar la ubicación y tamaño de la inflamación. Cuando el daño es focalizado, se detecta una señal hipodensa anormal.
La tomografía no es exacta para diferenciar un edema vasogénico de uno citotóxico. Sin embargo, permite identificar la causa subyacente.
También puede utilizarse la resonancia magnética (RM), una prueba de neuroimagen que refleja con mayor claridad el edema. Además, permite conocer a qué tipo pertenece.
Los análisis de sangre también son útiles para identificar las causas de la inflamación.
Tratamiento
Según el factor que ha provocado el edema cerebral, se seguirá un tratamiento u otro. Los casos más leves como el mal de altura o un daño cerebral ligero pueden solucionarse en unos pocos días. No obstante, en la mayoría de los casos, el tratamiento debe ser más inmediato y prolongado.
Es muy importante que esta condición se diagnostique y se trate rápido y de forma adecuada. Sin tratamiento, pueden quedar secuelas importantes o producirse la muerte.
El principal objetivo del tratamiento del edema cerebral es procurar que el cerebro reciba sangre y oxígeno suficiente. Paralelamente, disminuir la inflamación y tratar las causas subyacentes.
Para conseguirlos, es necesario que se combinen diferentes tipos de tratamiento que se explican a continuación.
Hiperventilación controlada
Consiste en proporcionar oxígeno a través de un respirador u otro medio. El objetivo es procurar que la sangre contenga suficiente oxígeno. Debe controlarse cuidadosamente esta técnica mediante el análisis de gas en la sangre y una radiografía del tórax.
Reducción de la temperatura corporal (hipotermia)
Esto puede ayudar a la desinflamación del cerebro. Se trata de colocar hielo en ciertas zonas del cuerpo. Sin embargo, no se utiliza siempre porque es complicado realizar esta técnica de manera correcta.
Osmoterapia
Es la forma más rápida y efectiva para disminuir el agua de los tejidos cerebrales. Consiste en la inyección intravenosa de agentes osmóticos que disminuyen la presión intracraneal. Así, se disminuye la viscosidad de la sangre y se incrementa el flujo sanguíneo. El manitol es el agente osmótico que más se utiliza.
Diuréticos
El efecto osmótico puede aumentarse mediante el uso de diuréticos. Generalmente se usa la furosemida.
Corticosteroides
Estos medicamentos son efectivos para bajar la presión intracraneal en el edema vasogénico.
Barbitúricos
Los barbitúricos son fármacos sedantes que también sirven para disminuir la presión intracraneal. Actúan principalmente reduciendo el metabolismo cerebral.
Sin embargo, no todos los profesionales recomiendan su uso. Por ejemplo, en pacientes con lesiones cerebrales traumáticas, reduce la presión, pero no mejora el resultado clínico.
Tampoco existe una evidencia clara que demuestre su efectividad el tratamiento de lesiones producidas por tumores, la hemorragia intracerebral o el ictus isquémico.
Los barbitúricos no son muy utilizados actualmente porque pueden causar bajada de tensión e insuficiencia pulmonar.
Intervenciones quirúrgicas
La cirugía puede ser indicada cuando hay derrames graves en los que se ve amenazada la vida del paciente.
La ventriculostomía temporal previene complicaciones y puede salvar la vida del paciente. Consiste en un drenaje del fluido sobrante a través de una pequeña incisión en uno de los ventrículos cerebrales.
También puede optarse por la craniectomía descompresiva. Se trata de la eliminación de una parte del cráneo para disminuir la presión, aumentando el espacio disponible.
Por otro lado, puede intervenirse en la fuente de la inflamación. De esta forma, se realizan procedimientos quirúrgicos para tratar la arteria o la vena dañada.
Hidrocefalia
En casos graves de hidrocefalia, se puede usar la derivación ventriculoperitoneal. Esta técnica permite que el exceso de líquido pase por un pequeño tubo y viaje hacia la cavidad abdominal.
Cuando la presión intracraneal aumenta se deben tomar ciertas medidas generales:
– Elevación del paciente. Debe controlarse la posición de éste, elevando su cama entre 15 y 30 grados para promover el drenaje venoso cerebral. Esto permite que el líquido cefalorraquídeo se desplace al espacio espinal. La cabeza tiene que estar en una posición en la que no se comprima la vena del cuello.
– Deben también controlarse otros factores que contribuyen a aumentar la presión. Por ejemplo, la hipercapnia (alta concentración de dióxido de carbono), la hipoxia, la hipertemia (elevada temperatura corporal).
Así como la acidosis, la hipotensión o la hipovolemia (circulación de menos cantidad de sangre por el cuerpo).
– Es necesario restringir la ingesta de líquidos para evitar la hipotensión, así como evitar soluciones que incluyan glucosa.
– La presión arterial debe estar bajo continua monitorización. Ya que, cuando se da un edema cerebral, la presión arterial sistémica se eleva como fenómeno compensatorio.
Para ello, se pueden aplicar medidas de normotensión arterial. Por ejemplo, administrar medicamentos vasopresores como la adrenalina y la noradrenalina. También se pueden administrar soluciones isotónicas.
Referencias
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