Trastornos mentales/Psicopatología

Falacrofobia: qué es, causas, síntomas y tratamientos


¿Qué es la falacrobia?

La falacrofobia, o miedo a la calvicie, es el temor excesivo e irracional a perder pelo o a quedarse calvo. También se utiliza este término para indicar el temor a las personas calvas.

La pérdida de cabello es común y afecta a un alto porcentaje de la población, algunos estudios indican que tres cuartas partes de los hombres acabarán perdiendo el pelo por razones genéticas. En su mayor parte se debe a la denominada alopecia androgenética, que también se conoce como calvicie de patrón masculino.

Usualmente, este trastorno lo sufren los hombres, pero las mujeres también pueden padecerlo.

Aunque hoy en día hay otras causas por las que perdemos el pelo, el estrés, la forma de vida, la falta de vitaminas y minerales o una dieta baja en proteínas están relacionados con esta caída.

El resultado es que muchas personas se preocupan por la posibilidad de quedarse calvas, y hacen rituales como contar los pelos que quedan en la almohada al levantarse, o analizar los que quedan en el cepillo después de peinarse.

Anteriormente, se consideraba que esta fobia estaba relacionada únicamente con el miedo a las personas calvas, pero la verdadera magnitud del problema reside en el miedo a perder el propio pelo. Este temor se presenta incluso en personas con abundante pelo y sin indicios aparentes ni justificados de que se vaya a producir la pérdida del cabello.

Se han llegado a detectar casos muy graves, en los que la persona llega a tener una visión distorsionada de la realidad y cuando se mira en el espejo se ve con poco pelo o calva, a pesar de tener abundante pelo totalmente sano.

Causas

Las fobias son miedos irracionales, intensos e incontrolables ante determinadas situaciones o elementos en particular. Este miedo persiste aunque la persona sea consciente de que no representa una amenaza real.

Experiencias

Las fobias normalmente se desarrollan durante la infancia y adolescencia, y no hay una única causa por la que aparecen, sino que suele haber varios motivos que confluyen para su desarrollo.

En esta fobia concreta, es posible que la persona que la desarrolla tuviera alguna experiencia desagradable durante su infancia o adolescencia con una persona calva que le marcó.

Posteriormente, al ver a un sujeto sin pelo, lo asociaría a ese hecho, produciéndole el mismo temor que en ese momento.

Predisposición

Pero no solo es necesario un hecho traumático para desarrollar una fobia, porque no todas las personas que viven una experiencia desagradable la desarrollan. En este punto toma importancia la predisposición o herencia genética para desencadenar ese temor.

En otros casos, las fobias se adquieren por aprendizaje, es decir, si un padre tiene fobia a quedarse calvo, es posible que su hijo también la acabe desarrollando porque así lo ha aprendido.

Evolución

Otras fobias tienen su origen en el desarrollo del ser humano como especie. Hace miles de años tener miedo a una tormenta o a una araña era necesario para salvar la vida. Aunque hoy en día no es así, hemos heredado ese temor que en su momento fue adaptativo.

Y por último, hay fobias denominadas culturales. En el caso de esta fobia, es necesario tener en cuenta el factor cultural para su desarrollo. Es decir, lo que tradicionalmente se considera como atractivo o viril o el hecho de ver la calvicie como un defecto o punto débil.

En la mayoría de los casos, la persona no recuerda en qué momento comenzó a desarrollar la fobia o cuál fue la causa que la desencadenó. Pero la reacción habitual ante la fobia es evitar exponerse a ella.

En este caso, evitar relacionarse o ver a personas sin pelo, buscar tratamientos, pedir información para prevenir su pérdida o desarrollar conductas como controlar la cantidad diaria de pelo que pierden.

Síntomas

Los síntomas que aparecen en esta fobia son como los que se manifiestan en otros tipos de fobias, y se dividen en tres planos: reacciones fisiológicas, cognitivas y comportamentales.

Dentro de las reacciones fisiológicas, las más típicas son:

– sudoración excesiva,

– palpitaciones,

– aumento de la tensión arterial,

– dificultad para respirar,

– náuseas y/o vómitos.

En el plano cognitivo aparecen una serie de creencias y pensamientos acerca del estímulo temido, de la situación o de su incapacidad para afrontarlo. Y a nivel del comportamiento, lo más habitual es huir rápidamente de la situación e intentar evitarla a toda costa en el futuro.

En los casos extremos, la confluencia de todos estos síntomas puede desembocar en un ataque de pánico al encontrarse ante una persona calva o visualizarla en la televisión o en fotografía. También puede ocurrir este episodio ante los pensamientos e imaginación de la propia calvicie.

Tratamiento

La mayor parte de los tratamientos que han resultado ser eficaces para los trastornos de este tipo incluyen la exposición a los estímulos temidos. Consiste en afrontar repetidamente ese estímulo, hasta que deje de producir temor.

Es decir, que si nos enfrentamos a lo que tememos y no implica ninguna consecuencia negativa, perderemos el miedo que nos provoca el estímulo o situación concreta.

Partiendo de que todos estos tratamientos tienen como base la exposición, se pueden clasificar en diferentes terapias:

Terapia de exposición

Aunque dentro de este tipo de terapia hay diferentes alternativas, que el terapeuta escoge en función de elementos como el miedo concreto, las particularidades del paciente o la situación, hay unos factores comunes.

Se trata de enfrentarse directamente en vivo o en imaginación al estímulo o situación temida hasta que se reduce la ansiedad. Es aconsejable hacerlo de forma gradual y siempre con la ayuda del terapeuta.

Terapia cognitiva

Este tipo de terapia suele realizarse en combinación con la exposición. Por un lado, se busca información sobre el estímulo temido, sobre las posibles causas de la aparición de la fobia y por qué motivos se sigue manteniendo el miedo.

Se trata de tener la mayor información relevante referida al estímulo fóbico. Esto ayuda a entender qué está ocurriendo y por qué. De esta forma será más fácil encontrar posibles soluciones.

Por otro lado, se detectan y modifican los pensamientos que producen la ansiedad. Por ejemplo: “Si me quedo calvo será horrible, perderé atractivo y nunca encontraré pareja”. “Cada vez que veo pelos en la almohada o el cepillo me siento fatal porque cada vez tengo menos y no me siento a gusto conmigo mismo/a”.

Se trata de identificar estos pensamientos causantes del malestar que siente la persona y ayudarle a cuestionarlos para que dejen de producir ansiedad.

Técnicas de control de la ansiedad

Las más utilizadas son la relajación, la respiración diafragmática y las autoinstrucciones. En la mayoría de los casos estas técnicas se combinan con la exposición.

Son muy útiles sobre todo en las primeras fases del tratamiento, cuando la persona vive la exposición al estímulo temido como una verdadera fuente de ansiedad. Para llegar a desarrollar estas técnicas de forma eficaz es necesario entrenarse durante varias sesiones.

Tratamiento biológico

En este campo, existe unanimidad entre los diferentes investigadores y profesionales de que no existe un tratamiento farmacológico único y exclusivo para la erradicación de la fobia.

Sin embargo, sí se han utilizado fármacos como las benzodiazepinas o los betabloqueantes como complemento a las técnicas explicadas anteriormente.

Pero los estudios realizados al respecto parecen indicar que el uso de fármacos podría entorpecer la labor terapéutica de la exposición, por lo que no es habitual su uso en el tratamiento.

Referencias

  1. Going Bald Named The Greatest Aging Fear By 94% Of Men. New York: Medical Daily.
  2. Men are more scared of going BALD than becoming impotent. London: Mail Online.