Biología celular

Células fusimormes


Las células fusiformes o alargadas son estructuras celulares de tamaño alargado con diversas funciones, entre las principales la constitución de tejido muscular. Las células son la unidad funcional de la vida. Son las partículas anatómicas más pequeñas capaces de actuar de manera autónoma.

Conforman el elemento básico para las estructuras más complejas del cuerpo humano, animal y vegetal. Todas las células complejas cuentan con dos partes: núcleo y citoplasma. A estas se les llama células eucariotas. Las procariotas, por su parte, no cuentan con un núcleo.

Las células fusiformes son células eucariotas y por lo tanto poseen un núcleo redondeado y un citoplasma. Esta apariencia se da mayormente en las fibrocélulas musculares lisas y en los fibrocitos del tejido conectivo.

Si se realiza un corte longitudinal, podríamos ver como la célula posee un perfil dilatado en las puntas, mientras que su núcleo, ubicado en el medio de la célula, es más ovalado y grueso.

Pero en un corte trasversal la perspectiva sería diferente. La estructura se vería como una forma circular, tanto en el núcleo como en su envoltorio. En esta vista, el núcleo sigue ocupando la parte central de la organización.

Función de las células fusiformes

Las células pueden unirse entre sí para formar estructuras más complejas. Algunas de estas combinaciones son los órganos, como el corazón;  los tejidos, como el tejido nervioso; o los aparatos, como el aparato reproductor.

Las células fusiformes están especialmente diseñadas de forma natural para constituir fibras. Esto es gracias a que su forma lisa permite un mayor sostén. Un ejemplo son los vasos sanguíneos o la piel.

Las células fusiformes que se encuentran en la piel tienen la función de la contracción de las capas de la dermis en el movimiento motor.

En los músculos, estas células son especialmente importantes pues las fibras musculares requieren de su forma para constituir tejidos lisos.

Allí, las células fusiformes se tejen en una especie de cruzado para compactarse y unificar su estructura. Su disposición ubica a la parte del núcleo, con más volumen, entre dos extremos finos de unas células vecinas.

De esa forma se van intercalando las células entre sí y se acoplan enteramente. Un centro ancho junto a dos extremos finos y dos puntas delgadas entre otros núcleos redondos. Esto permite el contacto total entre todas las células dispuestas en las fibras. Esas uniones se constituyen en los llamados “nexos” y “contactos focales”.

Los músculos pueden contraerse, estirarse o deformarse gracias a ese acoplamiento antes descrito.

Las personas tienen millones de células fusiformes en su cuerpo, las suficientes para tejer los 650 músculos que conforman el sistema humano.

Otras formas de las células

Además de las alargadas, las células pueden tener otras formas físicas:

Las esféricas son las más comunes, las cuales se encuentran en los medios líquidos como la sangre. Tienen núcleo y otras estructuras dispersas. Las aplanadas son más similares a un mosaico. Se encuentran en los revestimientos de la piel.

Las estrelladas son células sumamente irregulares y sin forma definida, pueden tener ramificaciones. Las más conocidas son las neuronas que conforman el sistema nervioso y cuya forma de estrella es fácilmente distinguible.

Por último, están las células proteiformes. No tienen una sola forma definida y pueden cambiar según el medio donde se hallen. Esta capacidad de cambio les permite moverse con facilidad.

Referencias

  1. Célula Alargada. (1998). Diccionario de Biología. Editorial Complutense. Recuperado desde books.google.co.ve
  2. Células Fusiformes. (2010). Universidad de los Andes. Facultad de Medicina. Departamento de Ciencias Morfológicas – Cátedra de Histología. Recuperado desde medic.ula.ve
  3. Córdoba García, F. (2003). El cuerpo humano. Universidad de Huelva. Recuperado desde uhu.es