Segundo Imperio Mexicano: creación, características, caída
El Segundo Imperio Mexicano fue un periodo histórico de la historia de México durante el que se instauró un estado monárquico en el país. A la cabeza de este imperio, que se prolongó entre 1864 y 1867, estuvo Maximiliano I, de la casa real Habsburgo.
La instauración del imperio se enmarca dentro de la segunda invasión francesa de México. El motivo formal de esta invasión fue el impago de la deuda contraída por los gobiernos mexicanos con Francia. Además, el gobernante francés, Napoleón III, estaba intentando debilitar el poder de Estados Unidos en el continente para favorecer sus pretensiones coloniales.
Otro factor importante que contribuyó a la implantación de un sistema monárquico fue el descontento de los conservadores mexicanos ante las leyes liberales que estaba aprobando el gobierno de Benito Juárez. Desde antes incluso de la intervención francesa, los conservadores estaban buscando candidatos para instaurar el imperio.
El apoyo conservador al emperador empezó a desaparecer cuando este, de ideas ilustradas, promulgó leyes que consideraban demasiado liberales. Por otra parte, Francia dejó de sostener económicamente al imperio y retiró sus tropas de México. Maximiliano I, sin apenas partidarios, fue derrotado por las tropas liberales y ejecutado.
Índice del artículo
- 1 Antecedentes
- 2 Causas de su creación
- 3 Características del Segundo Imperio Mexicano
- 4 Caída del Segundo Imperio Mexicano
- 5 Personajes destacados
- 6 Referencias
Antecedentes
Al terminar la Guerra de Reforma, México tenía una deuda que ascendía a unos 80 millones de pesos. Así, debía 69 millones a Inglaterra, 9 a España y 2 a Francia.
La delicada situación del país obligó a Benito Juárez, presidente en esos momentos, a suspender los pagos en octubre de 1861. La reacción de los países acreedores fue, en un primer momento, unir sus fuerzas y amenazar militarmente al país. Tropas de las tres naciones europeas llegaron al puerto de Veracruz en 1862.
Las negociaciones emprendidas por el gobierno mexicano convenció a Inglaterra y España de que la suspensión de los pagos era solo transitoria. Francia, en cambio, se negó a retirar sus tropas.
Invasión francesa
Napoleón III, emperador de Francia, decidió invadir México con la intención, entre otras causas, de instaurar una monarquía que le sirviera como base para apoyar a los confederados en la guerra civil estadounidense.
Las tropas francesas avanzaron desde la costa hasta el centro del país. A pesar de la derrota sufrida en la batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, sus soldados continuaron avanzando hasta ocupar Ciudad de México el 10 de junio de 1863.
Instauración de una monarquía
El general Frédéric Forey, comandante en jefe del ejército francés, ordenó que se formara una junta de gobierno. Esta debía nombrar una junta de regencia a la espera de que llegara el futuro emperador.
La junta quedó compuesta por los generales conservadores Mariano Salas y Juan Nepomuceno Almonte, el hijo natural de José María Morelos. El otro integrante era el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida.
Esta junta de regencia desconoció la Constitución de 1857, el sistema republicano y las leyes de Reforma.
Lo único que faltaba para instaurar la monarquía era un auténtico noble católico que quisiera ocupar el trono. Los conservadores mexicanos lo buscaron en Europa.
Ofrecimiento de la Corona
Los representantes de los conservadores mexicanos, a los que acompañaban miembros de la Iglesia católica, contactaron con Maximiliano de Habsburgo mediante la esposa de Napoleón III, Eugenia de Montijo.
Entre los miembros de la comisión se encontraban José María Gutiérrez de Estrada, Miguel Miramón, Juan Nepomuceno Almonte y Francisco Javier Miranda.
La reunión tuvo lugar en el Castillo de Miramar, en la ciudad italiana de Trieste, donde vivían Maximiliano y su esposa, Carlota de Bélgica. Allí, el 3 de octubre de 1863, los mexicanos ofrecieron al archiduque austriaco convertirse en emperador.
Para convencerlo, la comisión afirmó que el pueblo mexicano ansiaba ser gobernado por una monarquía, con un príncipe europeo en el trono.
El noble austriaco mostró su disposición para ocupar el trono y, después de obtener el beneplácito tanto del emperador francés como del austriaco, inició su travesía hacia México.
Antes de partir, Napoleón III y Maximiliano firmaron el Tratado de Miramar, donde se establecieron todos los términos para la toma de México.
Llegada de Maximiliano a México
La fragata Novara, con Maximiliano a bordo, arribó al puerto de Veracruz el 28 de mayo de 1864. Los conservadores lo recibieron con gran júbilo, pero el archiduque comprobó pronto que el supuesto deseo del pueblo mexicano por tener una monarquía estaba lejos de ser generalizado.
Como residencia oficial del emperador y de su esposa se eligió el Castillo de Chapultepec, en el centro de Ciudad de México.
Antes incluso de la llegada del emperador al país, la junta de notables había aprobado los siguientes puntos:
1.- La nación mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico.
2.- El soberano tomará el título de Emperador de México.
3.- La corona imperial de México se ofrece a S. A. I. y R., el príncipe Maximiliano, archiduque de Austria, para sí y sus descendientes.
4.- En caso que, por circunstancias imposibles de prever, el archiduque Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la nación mexicana se remite a la benevolencia de S. M. Napoleón III, emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.
Causas de su creación
La creación del Segundo Imperio Mexicano fue la consecuencia de varios acontecimientos políticos y económicos que se estaban produciendo tanto en el interior del país como en el exterior.
Suspensión del pago de la deuda e invasión francesa
La invasión francesa que desembocó en la creación del Segundo Imperio tuvo como causa formal la suspensión de los pagos de la deuda decretada por el gobierno liberal de Benito Juárez.
Sin embargo, existieron otras causas subyacentes como el deseo de Napoleón III de aumentar el poder colonial de Francia.
Conservadores mexicanos
El enfrentamiento entre conservadores y liberales mexicanos había sido constante desde la declaración de independencia del país.
La Guerra de Reforma (1858-1861) estalló después de que los liberales aprobaran una serie de leyes que pretendían acabar con la influencia de la Iglesia católica en el país y con su poder económico.
El conflicto terminó con la derrota de los conservadores, que enseguida empezaron a buscar apoyos entre las casas reales europeas para instaurar en México una monarquía conservadora afín a las creencias católicas.
Algunos sectores conservadores vieron la intervención francesa como una oportunidad de lograr sus propósitos y ofrecieron sus fuerzas para poder derrotar al gobierno de Juárez.
Ambiciones imperiales francesas
Además de la cuestión de la guerra, Francia se involucró en la invasión de México y en la creación del Segundo Imperio por otros dos motivos importantes: sus intereses colonialistas y la existencia de una ideología imperialista que hacía que los europeos pensaran que estaban civilizando los países que ocupaban.
En el primero de esos motivos influyó la guerra civil que se estaba viviendo en Estados Unidos. Napoleón III pensaba apoyar al bando confederado para debilitar el poder que los estadounidenses estaban obteniendo en la zona. Su intención era, además, crear un estado vasallo de Francia que facilitara sus intereses comerciales en la zona.
Características del Segundo Imperio Mexicano
Maximiliano I contó en un primer momento con el apoyo casi unánime de los conservadores y de parte de la población católica de México. En cambio, encontró una oposición férrea de los liberales.
Sin embargo, Maximiliano I empezó pronto a desarrollar una política considerada liberal por los conservadores mexicanos. Esto provocó que, poco a poco, fuera perdiendo su apoyo, sin que eso significara que los liberales empezaran a respaldarlo.
Gobierno
El 10 de abril de 1865 se promulgó el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, que establecía a la monarquía moderada hereditaria como el sistema de gobierno en el país. El mismo documento señalaba el establecimiento de un imperio, cuyo titular simbolizaba la soberanía nacional y asumía el poder ejecutivo.
Ese poder ejecutivo debía ejercerse a través de un gobierno formado por un Consejo de Ministros, cuyos miembros serían nombrados por el emperador.
Una de las novedades de esta normativa era el nombramiento de la emperatriz consorte como regente en ausencia del emperador.
Un Consejo de Estado debía asumir el poder legislativo hasta que el país quedara pacificado y pudiera elegirse un Congreso. El conflicto, sin embargo, nunca llegó a su fin y ese órgano nunca pudo ser establecido.
El poder judicial, por su parte, estaba dividido en una serie de tribunales descritos por el Estatuto. Uno de los más importantes era el Tribunal de Cuentas, que entre sus funciones debía fiscalizar los actos del gobierno.
El Estatuto también creó una figura llamada Comisarios Imperiales, una especie de auditores con potestad sobre las ocho regiones en las que se dividieron los departamentos del país.
Por último, el gobierno imperial creó un servicio exterior denominado Cuerpo Diplomático. Su principal labor era lograr el reconocimiento del Imperio por la comunidad internacional y defender sus intereses.
Organización territorial
El 3 de abril de 1865, Maximiliano I aprobó un tratado que reorganizaba territorialmente el país. México quedaba dividido en 50 departamentos, subdivididos en base a límites naturales.
Cada uno de esos departamentos debía contar con la mayor igualdad de recursos posibles, ya que se pretendía que existiera cierta igualdad poblacional y política entre todos ellos.
Los departamentos, según el decreto, serían administrados por los Prefectos, unos altos funcionarios nombrados por el emperador. Sus funciones eran organizar consejos de gobierno con potestades económicas y sociales.
Por otra parte, estos departamentos estaban compuestos por distritos y estos, a su vez, por municipios. Todos ellos debían contar con sus propios órganos de gobierno, con cargos locales elegidos por voto popular directo.
Tendencia liberal
Contra lo que esperaban los conservadores mexicanos, el gobierno del emperador Maximiliano mostró una clara tendencia liberal, aperturista, laica y desarrollista.
El emperador había asumido algunas de las ideas ilustradas y algunas de sus políticas eran más parecidas a las de Juárez que a las de sus aliados conservadores.
Algunas de las leyes que aprobó fueron la libertad de prensa y la ley del divorcio. Además, se negó a devolver al clero los bienes nacionalizados durante el gobierno de Juárez y otorgó al Estado el control de los registros civiles. Todo esto, junto con la proclamación de la tolerancia de culto, hizo que la Iglesia pronto se enemistase con su figura.
Maximiliano I también aprobó la primera Ley del Trabajo del país, que defendía a los trabajadores y les ofrecía mejores salarios. Fue igualmente el responsable de implantar las pensiones.
Consecuencias económicas
La política económica de Maximiliano está considerada por los expertos como una de sus grandes debilidades. Para empezar, el Imperio dependía completamente de la ayuda francesa, tanto militar como financiera. La desconfianza hacia los mexicanos hizo que el emperador dejara toda la gestión de las cuentas a extranjeros, sobre todo a franceses.
Cuando Francia, en conflicto con Prusia, decidió acabar con los préstamos que realizaba a Maximiliano, el país quedó casi sin recursos. Además, los franceses habían explotado las riquezas minerales mexicanas.
Se calcula que la deuda externa de México, que se cifraba en 65 millones en 1863, se triplicó durante el Imperio, sin que las reformas introducidas por el gobierno en los departamentos surtieran ningún efecto positivo.
Caída del Segundo Imperio Mexicano
La caída del Imperio de Maximiliano estuvo muy influida por la situación internacional, además de por la constante presión militar del ejército encabezado por Benito Juárez.
El final de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos y la victoria de los federalistas fue uno de los factores clave para el final del Imperio. Napoleón III se había posicionado en favor de los confederados y, tras ser estos derrotados, los federales empezaron a apoyar a Juárez.
Por otra parte, el emperador francés retiró sus tropas de México a partir de diciembre de 1866. En esos momentos, la guerra contra Prusia era inminente y Francia necesitaba a toda su fuerza militar para hacer frente a la amenaza.
Pérdida de apoyo conservador
En el interior de México, Maximiliano había ido perdiendo el apoyo de los conservadores debido a sus medidas liberales. Lo mismo ocurrió con la Iglesia, que se había visto perjudicada por las decisiones del emperador.
El propio Napoleón III nunca deseó que el gobierno de Maximiliano I fuera conservador y dio instrucciones a sus representantes en México para evitarlo.
Aunque algunos liberales moderados se aproximaron al nuevo régimen, esto no compensó la pérdida de apoyos de gran parte de los conservadores mexicanos. Por su parte, los liberales republicanos de Juárez no cesaron en su intento de recuperar el país.
Avances republicanos
Tras su victoria, los federalistas estadounidenses comenzaron a ayudar con armas y otros pertrechos a Juárez. Además, le concedió un préstamo de 2,6 millones de dólares para que reorganizara su ejército.
Juárez había establecido un gobierno paralelo en Paso del Norte, la actual Ciudad Juárez y, desde allí, comandaba una guerra de guerrilla contra las tropas francesas.
Con la ayuda estadounidense, las victorias republicanas comenzaron a llegar. Así, el ejército imperial sufrió derrotas en batallas como la de Santa Gertrudis, la Carbonera y en Miahuatlán, entre otras.
Sin el apoyo francés, con los conservadores abandonándolo y con sus fuerzas militares muy debilitadas, el emperador hizo un último intento para mantener el trono.
Según las fuentes, su propia esposa le aconsejó que abdicara, mientras que otros historiadores mantienen que su rechazo a abandonar el trono tuvo que ver con un telegrama que recibió de su madre, Sofía de Baviera. Su contenido era muy simple: “un Habsburgo nunca abdica”.
Maximiliano reorganizó su ejército, encabezado por los generales Márquez, Miramón y Mejía. Sin embargo, conforme los franceses se retiraban, los republicanos iban ocupando el territorio que habían dejado libre.
Rendición y ejecución
El 6 de marzo de 1867, el general Mariano Escobedo, del ejército liberal, sitió Querétaro, donde se encontraba el emperador Maximiliano I. Mientras, el general Porfirio Díaz hacía lo mismo con Ciudad de México, con lo que impidió que las tropas imperiales de Querétaro recibieran refuerzos.
El asedio a Querétaro se prolongó durante 71 días hasta que la ciudad cayó en manos republicanas. Maximiliano entregó su espada al general Ramón Corona en señal de rendición.
El emperador depuesto fue juzgado ante un tribunal militar. Entre los cargos que le achacaban se encontraba su firma en el llamado Decreto Negro, que ordenaba fusilar de manera inmediata a todas las tropas republicanas capturadas en la batalla que tuvo lugar en Michoacán.
Las peticiones de clemencia desde Europa no fueron escuchadas. Declarado culpable, Maximiliano de Habsburgo fue fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, junto a los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.
El 21 de junio de 1867, Porfirio Díaz recuperó Ciudad de México. El día 15 de julio, Benito Juárez entró en la capital mexicana.
Personajes destacados
Maximiliano I
Fernando Maximiliano de Habsburgo (1832-1867), emperador de México bajo el nombre de Maximiliano I, nació en Viena el 6 de julio de 1832. Por nacimiento, contaba con los títulos de archiduque de Austria y príncipe de Hungría y Bohemia
El emperador mexicano fue un apasionado viajero, además de un habilidoso militar. A los 32 años, recibió la oferta de ocupar el trono del Segundo Imperio Mexicano, para lo que tuvo que renunciar a sus derechos reales en Europa.
Cuando recibió la oferta de los conservadores mexicanos, Maximiliano vivía retirado junto con su esposa en el Castillo de Miramar, en Italia.
Durante su etapa como emperador, promulgó varias leyes de carácter liberal, algo acorde a su formación ilustrada. Esto le costó la pérdida del apoyo que los conservadores le habían prestado, además de enfrentarlo con la Iglesia.
La retirada de las tropas francesas de México y el apoyo estadounidense a Juárez fueron determinantes para que el Imperio cayera. Maximiliano fue capturado en Querétaro y, después de ser juzgado, fue ejecutado el 19 de junio de 1867.
Benito Juárez
Benito Juárez (1806-1872) fue uno de los políticos mexicanos más importantes de la historia. Conocido como Benemérito de las Américas, este abogado de origen indígenas luchó siempre por mejorar la condición de las minorías y los desfavorecidos.
Antes de que se instaurara el Segundo Imperio, Juárez había destacado por la promulgación de una serie de leyes que buscaban modernizar el país. Su actuación durante la Guerra de Reforma fue fundamental para que los liberales consiguieran la victoria.
Tras la invasión francesa, Juárez no cesó en su intento de combatir a los ocupantes a pesar de que estos controlaban buena parte del territorio mexicano.
Una vez que el Imperio fue derrocado, Juárez intentó pacificar el país y decretó la liberación de los detenidos por apoyar a Maximiliano. En las elecciones celebradas a comienzos de 1868, obtuvo una cómoda victoria.
Juárez falleció el 18 de julio de 1872, después de haber vuelto a ganar las elecciones presidenciales celebradas el año anterior.
Napoleón III
Descendiente de Napoleón Bonaparte, Napoleón III (1808-1873) se convirtió en emperador de Francia entre 1852 y 1870.
El cese de los pagos de la deuda que México debía a Francia fue la excusa utilizada por Napoleón III para invadir el país. En esta decisión pesaron el deseo de extender los dominios franceses por otras zonas del mundo y la intención de debilitar el poder que Estados Unidos estaba adquiriendo en el continente americano.
Napoleón III acordó con Maximiliano las condiciones para establecer el imperio en México y lo apoyó con tropas y dinero. Sin embargo, ante la inminencia de la guerra entre Francia y Prusia, decidió retirar sus soldados, lo que dejó al emperador mexicano sin las fuerzas suficientes para resistir los ataques republicanos.
El emperador francés fue capturado durante la guerra contra Prusia. La derrota le costó la corona y, además, tuvo que partir al exilio. Falleció en Inglaterra el 9 de enero de 1873.
Frédéric Forey
Frédéric Forey (1804-1872) fue el comandante de las tropas francesas que invadieron México. Para esa misión, había recibido de Napoleón III plenos poderes políticos y militares.
Tras tomar la capital, organizó una junta de gobierno a la espera de que Maximiliano llegara al país. Con su misión cumplida, Forey cedió el mando de la expedición a Aquiles Bazaine y volvió a Francia. Allí desempeño varias actividades militares hasta 1867, cuando sufrió un derrame cerebral.
Juan Nepomuceno Almonte
Juan Nepomuceno Almonte (1803-1869) fue un militar, diplomático y político que participó en algunos de los hechos históricos más relevantes durante la primera mitad del siglo XIX. Nacido en Nocupétaro en 1802, era hijo natural de José María Morelos.
Aún siendo muy joven, participó en algunas batallas junto a su padre durante la Guerra de Independencia. Tras el fusilamiento de este, Almonte se exilió en Estados Unidos, de donde no regresó hasta que se proclamó el Plan de Iguala. Sin embargo, durante el Primer Imperio volvió a abandonar el país.
A su vuelta, ocupó varios cargos políticos y militares, siempre en las filas liberales. Su paso al bando conservador se produjo en 1846, cuando, siendo Secretario de Hacienda con Anastasio Bustamante, se negó a firmar la Ley de Manos Muertas.
Almonte participó en la búsqueda de un monarca para México y, una vez que Maximiliano se convirtió en emperador, pasó a ser uno de los lugartenientes del monarca y, después, Mariscal del Imperio.
Maximiliano le encargó viajar a México para intentar convencer a Napoleón III de que no retirara las tropas. La misión acabó en fracaso y Juan Nepomuceno Almonte decidió establecerse en París. En la capital francesa vivió durante tres años, hasta que falleció el 21 de marzo de 1869
Referencias
- Marino, Alejo. Segundo Imperio Mexicano (1863 – 1867). Obtenido de historiando.org
- Bernal Gómez, Beatriz. México y las leyes liberales de Maximiliano de Habsburgo. Recuperado de revistas.juridicas.unam.mx
- López Domínguez, Ismael. La intervención francesa en México y el Segundo Imperio de Maximiliano I (1862-1867). Obtenido de despertaferro-ediciones.com
- The New York Times Archives. The Second Empire in Mexico. Obtenido de nytimes.com
- Office of the Historian, Foreign Service Institute. French Intervention in Mexico and the American Civil War, 1862–1867. Obtenido de history.state.gov
- Editorial Team of Explorando México. The Empire of Maximilian and Charlotte. Obtenido de explorandomexico.com
- The Editors of Encyclopaedia Britannica. Maximilian. Obtenido de britannica.com