Filosofía

Heteronomía: concepto, significado, características, ejemplos


¿Qué es la heteronomía?

La heteronomía es el principio mediante el cual se excluye a la voluntad como originaria de acciones, por lo cual el agente moral depende de factores externos o de todo aquello que no esté legislado por la razón. De alguna manera, su definición está unida a la de autonomía, como planteamiento ético formulado por Immanuel Kant.

Este concepto ha recibido un profundo análisis dentro de la filosofía postkantiana a lo largo de los años. Una postura planteada es no definir a la heteronomía por sí misma, sino en oposición a autonomía. También se ha postulado que no son opuestas, ni siquiera una es superior a otra; en cambio, se pueden considerar complementarias.

También se ha considerado a la autonomía como una acción a conciencia, en tanto una acción que se motiva por el deseo es heterónoma. Esta es otra dificultad, ya que tampoco se han puesto de acuerdo en si se aplica efectivamente a las acciones, al  agente moral o a los principios.

Características  de la heteronomía

Para comprender las características de la heteronomía es necesario conocer los fundamentos sobre los que se sustenta dentro de la ética kantiana.

Relación con los imperativos categóricos e hipotéticos

Para Richard McCarty, profesor universitario estudioso de Kant, no caben dudas de que Immanuel Kant introduce el concepto de heteronomía y de autonomía a través de la distinción entre imperativos categóricos e imperativos hipotéticos.

Así, un imperativo hipotético es un principio de deber, pero un principio moral solamente se expresa a través de un imperativo categórico.

Para diferenciar a uno de otro, sostiene que los imperativos hipotéticos son aquellos mediante los cuales se nos dice cómo actuar para conseguir un fin, pero si no hay preocupación por el fin que explicita el principio, no existe razón para efectuar lo que ordena.

Por ejemplo, la expresión “no mentirás, porque si mientes puedes ser castigado en tu próxima reencarnación” es un imperativo hipotético moral, pero que deja de serlo si no se cree en la reencarnación.

Por el contrario, un imperativo categórico sostiene que no se debe mentir, o que mentir es incorrecto.

De esta manera, Kant sostiene que los principios éticos se han concebido como imperativos hipotéticos. Kant indica que, para él, los mandatos morales se especifican de forma categórica por cada agente racional; de ahí se desprende la razón para que sean obedecidos.

Por lo tanto, la heteronomía de los imperativos morales anteriores a Kant se diferencia de la autonomía como imperativo moral categórico, según él lo especificó.

Heteronomía y voluntad

La autonomía de la ley moral se hace posible a través del imperativo categórico, como ya se indicó anteriormente. Para que eso suceda debe existir la autonomía de la voluntad; esta es una propiedad por la cual la voluntad se da las leyes a sí misma a través de la razón.

Por su parte, cuando la voluntad se encuentra determinada por la inclinación, se considera que la voluntad es heterónoma; es decir, la voluntad se halla intervenida desde afuera.

Heteronomía e intención

Elisa Grimi, doctora en Filosofía, analiza con profundidad la línea que une a la heteronomía con la intención. Concluye que existe una marcada sinergia en el sujeto pensante entre heteronomía y autonomía.

Para llegar a ese resultado se basó en que, cuando el sujeto actúa, tiene una intención; eso implica autonomía, ya que desde afuera no se puede saber con certeza la intención del otro solamente observando su acción. Solo puede descubrirse ante una respuesta a la pregunta para que el sujeto efectúe la acción.

Es allí cuando aparece la heteronomía como una condición sine qua non, ya que si la acción sigue a la intención, significa que de algún modo está condicionada por el exterior.

Es el caso de querer tomar un camino que siempre se ha tomado, como dice Grimi, pero que está en refacciones y obliga a tomar otro; es la heteronomía que aparece en acción.

Incluso admite que puede ocurrir un error en la intención en una acción, que demuestra la asociación entre los dos conceptos kantianos, así como el hecho de que se cambie de intención mientras se realiza la acción. 

Todo esto demuestra que la intención es aquello que permite la relación de sinergia entre la heteronomía y la autonomía.

Ejemplos de heteronomía

El concepto de heteronomía se ha difundido en varias disciplinas. Por ello se describen ejemplos en el marco de algunas de estas:

En psicología

– Continuar en una relación de pareja en la que una de las partes ya no quiere seguir, por presión familiar.

– Iniciar determinada actividad porque todos los amigos la comenzaron.

– Vestirse con determinada ropa, aunque no se esté convencido de que es la adecuada para uno, porque está de moda.

En lingüística

Ejemplos una variedad lingüística heterónoma son los llamados dialectos del alemán, como el bajo alemán, el austro-bávaro, el del este y norte de Hesse, entre otros. Todos son heterónomos con relación al alemán estándar.

Otros ejemplos lingüísticos están teñidos de elementos sociopolíticos. Los dialectos que se hablan en la provincia de Scanian, al sur de Suecia, nunca se han valorado como autónomos.

Han sido heterónomos del danés cuando esa provincia pertenecía a Dinamarca. Luego, cuando pasaron a formar parte de Suecia, se reconocieron como dialectos suecos; sin embargo, lingüísticamente no han tenido ninguna variación.

Otro ejemplo es el occitano, que originariamente ha sido autónomo. Sin embargo, también ha sido considerado como heterónomo; esto es, dialecto del bajo alemán o, en su defecto, como dialecto del francés.

En ciencias sociales

En este caso son los investigadores sociales de Latinoamérica quienes cuestionan los recursos metodológicos y teóricos provenientes en su mayoría de Europa y Estados Unidos, porque no los consideran adecuados para comprender las problemáticas de las naciones latinoamericanas.

Consideran que tales recursos —e incluso las temáticas— han sido impuestas en términos de heteronomía desde lo político, lo económico y lo cultural.

En derecho

Se toma como punto de partida que la heteronomía es estar subordinado a un poder que impide el libre desarrollo de la naturaleza.

Es así que las conductas heterónomas son las que inician con el acuerdo de quienes se relacionan, y se denominan relaciones intersubjetivas. En cambio, las conductas autónomas son las que  se inician y se mantienen por poder.

En este sentido, el derecho es heterónomo porque toda norma jurídica dispone y ordena lo que se establece en su letra. Esto se realiza independientemente de la adhesión o no del sujeto.