Cultura general

Cultura tributaria: concepto, características, objetivos, importancia


¿Qué es la cultura tributaria?

La cultura tributaria es la conciencia de la necesidad de pagar los impuestos correspondientes en cualquier país. Frente al pago por obligación, desarrollar las estrategias necesarias para fomentar esta cultura es obligatorio para mantener la buena salud económica y democrática de cualquier sociedad.

En todos los países, no importa el momento de la historia, ha sido fundamental recaudar impuestos para mantener las estructuras que lo componen. Sin ellos no sería posible ofrecer sanidad pública, construir infraestructura o impartir una educación de calidad y que llegue a todo.

La obligación de este pago es algo que, instintivamente, no gusta a muchos. Por eso, el Estado se ha dotado de una serie de leyes coercitivas que castigan al que no cumple por su obligación y con unos mecanismos de cobro casi automáticos.

La cultura tributaria es justo lo contrario de las leyes anteriores. Se trata de que la la conducto de la población sea la de considerar beneficioso cumplir con sus obligaciones tributarias.

Para lograr la creación de esta cultura es necesario empezar desde la educación y, también, mostrar que es Estado gasta eficientemente el dinero recaudado.

Características de la cultura tributaria

Un tributo es, en resumidas cuentas, el pago en dinero al Estado que las leyes correspondientes establecen con el fin de que se destine al mantenimiento de sus estructuras.

Históricamente, proviene del término tribu, la antigua manera en la que el ser humano se organizaba socialmente. Prácticamente siempre ha existido algún tipo de pago recogido por el gobierno.

Por ejemplo, en la Edad Media los vasallos entregaban una cantidad determinada a cambio de la protección que le ofrecían las autoridades.

En nuestros días, dichos impuestos pueden recaudarse usando la coerción o convenciendo a los contribuyentes de la necesidad de pagarlos. Para el primer método las leyes establecen castigos para los defraudadores. El segundo se logra mediante una cultura tributaria que tenga bases sólidas.

Carácter coactivo

Los tributos son impuestos de manera unilateral por las autoridades. Estas se tienen que regir por las normas aprobadas para que los importes no resulten abusivos y exista proporcionalidad con las ganancias de cada persona.

Como se comentaba, hay una serie de recursos judiciales y legislativos para obligar a que todos cumplan la legislación tributaria.

Carácter pecuniario

En otras épocas históricas existieron algunos tipos de tributos no pagados con dinero. Eran frecuentes los que exigían parte de las cosechas, por poner un ejemplo.

En la actualidad, eso ya no sucede. Los impuestos modernos han de ser abonados en la moneda correspondiente de cada país.

Caráctercontributivo

Un aspecto muy importante a la hora de crear una buena cultura tributaria es que los tributos cumplan su carácter contributivo. Esto significa que el dinero recaudado debe usarse para la financiación de servicios que redunden en el bien común.

Cada ciudadano tiene la obligación de contribuir al mantenimiento del Estado. Si no se percibe así o el dinero se malgasta, los contribuyentes serán reacios a pagar lo que les corresponde.

Objetivos

Una definición académica de la cultura tributaria es la siguiente:

“Conjunto de acciones con pretensión de sistematicidad (…) para mejorar la disposición de un sistema político a aceptar voluntariamente la carga y los procedimientos de tributos, tasas y contribuciones que se destinan a la provisión de bienes y servicios comunes o de bienes y servicios meritorios para el mismo sistema político que decide imponerlas”.

En esa explicación ya se puede contemplar cuál es el primer objetivo de la implantación de esa cultura en la sociedad.

Existen muchos países en los que se valora socialmente a aquellos que hacen trampas y dejan de pagar impuestos. Precisamente, se trata de cambiar esa mentalidad y que no se justifique esa actitud.

Aceptar la necesidad de tributos

El concepto de cultura tributaria se origina con el objetivo de que el ciudadano conozca la importancia que tienen los impuestos para el Estado. Mediante campañas educativas y de información, se debe cambiar la visión de los mismos.

El ciudadano, así, debe dejar de ver el pago de tributos como una obligación, sino como un deber. Tiene que entender que los servicios públicos se financian mediante ese dinero recaudado.

Sin esos ingresos, el Estado no podría proveer de educación, sanidad, seguridad o carreteras, entre muchas otras cosas.

Eliminar el fraude

Una Cultura Tributaria establecida en cualquier país o región tiene como una de sus misiones evitar el fraude fiscal. Según los expertos, es imposible eliminarlo al cien por cien, pero si se puede reducir a la mínima expresión.

En este sentido, es necesario que los ciudadanos dejen de ver el fraude como algo ajeno a su día a día. Se tiende a pensar que es algo que solo realizan grandes negocios, mediante trucos fiscales o paraísos en los que no tributan.

Hay que crear la conciencia de que pagar o cobrar en negro (sin tributar los impuestos) es también defraudar a la hacienda pública.

Hacienda somos todos

El resto de los objetivos pueden resumirse en este eslogan utilizado en algunos países. Los lugares con mayor conciencia tributaria tienen un sentido comunitario acerca del pago de impuesto.

La educación es fundamental para que se adquiera la conciencia de que el pago de tasas repercute en el bien común. Lo contrario, intentar evitar las obligaciones fiscales, es perjudicial para toda la comunidad.

Importancia

Lo más importante de la creación de una Cultura Tributaria fuerte es que los ciudadanos entiendan la importancia de los impuestos. Eso debe llevar a que vean sus aportaciones como algo positivo y no, como ocurre muchas veces, como un castigo.

Sin el dinero recaudado, el Estado no podría hacer frente a las obligaciones contraídas con los ciudadanos. Las cantidades obtenidas se utilizan en pagas a los maestros, médicos, bomberos y otros funcionarios. Igualmente, para construir nuevos hospitales o mejorar las carreteras y otros transportes.

En sentido contrario, la cultura tributaria también debe llevar aparejada que los ciudadanos aprendan a controlar y a reclamar que el gobierno gaste los tributos en lo que deben. Solo así sentirán que lo aportado es justo.

Por otra parte, tener conciencia de que los servicios públicos ofrecidos tienen un coste, es muy importante para que se valoren en su justa medida. Es, en definitiva, una buena manera de crear una conciencia del bien común.