10 hábitos para ser más fuerte emocionalmente
Ser fuerte emocionalmente es una capacidad que se puede aprender con la resiliencia psicológica, que es la capacidad de sobreponerte a los acontecimientos adversos de tu vida y de desarrollarte exitosamente a pesar de esas circunstancias.
Es una característica de la personalidad que se conoce popularmente como “ser fuerte emocional o psicológicamente”. Ejemplos de circunstancias adversas pueden ser muertes de familiares cuando se es aún niño, traumas psicológicos, guerras, pobreza, etc.
Aprender a ser emocionalmente fuerte te va a permitir superar obstáculos y eventos negativos de tu vida, y seguir perseverando para alcanzar tus metas. Es seguro que vas a tener acontecimientos estresantes en tu vida, pero si eres resiliente o fuerte emocionalmente tendrás la capacidad de controlarlos y de recuperarte antes.
Puede que parte de esta capacidad se deba a los genes, aunque otra parte se debe a las estrategias de afrontamiento que se aprenden. Y por tanto, tú también las puedes aprender.
¿Por qué es importante ser fuerte o resiliente?
La habilidad para afrontar emociones y situaciones negativas es un predictor del éxito y de la felicidad.
Investiga a cualquier persona que consideres de éxito o que sea feliz y en el 95% de los casos habrá pasado por situaciones complicadas o por grandes fracasos. Las personas resilientes son capaces de convertir un obstáculo en crecimiento y oportunidades.
De hecho, esa es una estrategia de afrontamiento fundamental que usan: consideran los obstáculos, fracasos o eventos negativos como oportunidades para crecer.
Mira el ejemplo de Marta y Paula:
-Marta (28 años) perdió a sus padres a los 10 años, sufrió bullying en su infancia y no le gusta su trabajo. Piensa constantemente en el pasado y en la mala suerte que ha tenido en su vida.
-Paula (28 años) perdió a sus padres, sufrió bullying en su infancia y aunque no le gusta su trabajo, está aprendiendo y tratando de encontrar algo mejor. Cree que su pasado le ha servido para ser más fuerte psicológicamente.
Rasgos de una persona fuerte emocionalmente
Antes de comenzar con los hábitos que puedes seguir para ser emocionalmente fuerte nos gustaría hacerte una pregunta:
Si dos emprendedores pasan 5 años de su vida trabajando para construir una empresa y los dos fallan, ¿cuál es más fuerte psicológicamente? ¿La persona que se siente fracasada y llora deprimida durante una semana o la persona que se siente deprimida y se guarda sus emociones?
En realidad ninguna; era una “pregunta truco” y no tenías suficiente información para dar una respuesta:
La reacción inmediata de una persona importa muy poco. Lo que realmente importa es lo que hace luego y a lo largo del tiempo.
Puedes sentirte triste durante una semana, “rehacerte” y volver a trabajar en tus nuevas metas. También puede que controles mejor el momento pero luego abandones lo que querías conseguir.
En una comparación como esta, el que llora tiene una fortaleza mental más sólida que el que no llora pero abandona con el tiempo. La tristeza, las lágrimas o la frustración son señales temporales de disgusto, pero no de ser derrotado.
Lo que realmente importa es si crees en tus posibilidades, en tus capacidades, si te valoras y si lo negativo o tus fracasos te han hecho crecer personalmente.
Por tanto, olvídate de la típica imagen mostrada en el cine del “hombre fuerte” que no llora ante las adversidades. Estos los puedes ver también en la vida cotidiana.
Cuando veas a alguien que aparenta ser fuerte, pregúntate si realmente lo es; por qué circunstancias ha pasado, si ha aprendido de ellas, si le hicieron crecer, si no abandonó…
10 hábitos para ser resiliente o emocionalmente fuerte
1. Mira las dificultades como oportunidades
¿Sabías que en 1914 se quemó el laboratorio de Thomas Edison y con ello el trabajo de muchos años? Sin duda, lo podrías describir como algo catastrófico y de lo que no se puede sacar nada positivo.
Sin embargo, Edison eligió verlo como una oportunidad, es decir, eligió verlo de forma positiva. Dijo: “Gracias a Dios que todos nuestros errores fueron quemados. Ahora podemos comenzar frescos de nuevo“.
Quizás a ti no se te queme la casa, pero seguramente te haya ocurrido alguna desgracia parecida. O te pueda ocurrir.
En ese caso, seguramente puedas ver la oportunidad, como la vio Edison, y buscar una forma de beneficiarte de ella.
La idea es que las cosas que te ocurren y que no puedes controlar pueden ser tus mayores oportunidades.
En medio de la dificultad reside la oportunidad.– Albert Einstein.
2. Acepta los imprevistos y fracasos
Quien no se arriesga no gana y si no estás dispuesto a fracasar no podrás conseguir nada difícil o de valor. Esto va a ser siempre así; desde las relaciones personales hasta el ámbito laboral.
Creer que no te mereces fracasar o que no te mereces lo que tienes solo hará que tus desafíos sean más complicados.
De acuerdo a Paul Harvey, profesor de la Universidad de New Hampshire, en general la Generación Y, Generación del Milenio o Millenials (nacidos desde 1982 hasta 2000) tiene esta característica: expectativas poco realistas y una fuerte resistencia a aceptar el feedback negativo.
Según Harvey:
“Se vendió a la Generación Y una mentalidad sobre cómo el mundo iba a ser en cualquier momento. En etapas anteriores, el marco que se daba a la gente no era solo más humilde, sino que entendía lo impredecible e inexplicable que el mundo podía ser”.
En realidad es algo muy parecido a lo que vimos en una compañera de la Universidad. Al entregar nuestros trabajos, pensábamos que lo ideal era hacer las cosas lo mejor posible, fallar, aprender y volver a hacerlos.
Pero ella tenía otra mentalidad. Decía algo así: “quiero entregar el trabajo perfecto. No me gusta tenerlo mal y tenerlo que corregir”.
¿Realmente crees que existe alguna posibilidad de que las cosas salgan bien o perfectas a la primera?
Si quieres ser fuerte psicológicamente, tendrás que reconocer que tus planes podrían venirse abajo en cualquier momento y no malgastar tus energías en maldecir al destino o a la mala suerte.
Si fracasas, aprende del fracaso, acéptalo como algo normal y sigue adelante.
Puedo aceptar el fracaso, todo el mundo falla en algo. Pero no puedo aceptar no intentarlo.– Michael Jordan.
3. Adáptate al cambio
En el mundo actual el cambio es lo normal; de trabajo, de tecnología, de vivienda, de circunstancias e incluso de pareja o de amigos. De hecho, ser resiliente está relacionado con la flexibilidad. Imagínate un muelle que se puede estirar y comprimir. O el bambú.
Así son las personas resilientes; son capaces de adaptarse al cambio, aprender y ser felices con las situaciones cambiantes.
Aunque puedan pasarlo mal por algún tiempo, se adaptan a las situaciones y acaban siendo emocionalmente estables.
Tu vida no mejora por casualidad, mejora por el cambio.- Jim Rohn.
4. Busca tu estabilidad emocional
En nuestra opinión la felicidad no es estar exaltado o riendo todo el tiempo. Eso más bien sería un estado maníaco. Posiblemente los budistas tienen la misma opinión.
Ser emocionalmente fuerte no se trata de estar siempre contento, sino de mantener un nivel estable de tu estado de ánimo. Es decir, estar en paz, relajado o en armonía.
La estabilidad emocional y la capacidad de mantener la mente en frío es una habilidad importante para tratar con situaciones difíciles. Suele ser un rasgo que aumenta con la edad y a menudo la felicidad aumenta con ella.
Por otro lado, está la excesiva preocupación por la felicidad, que en realidad puede llevar a una actitud poco saludable y a más emociones negativas.
La gente fuerte no evita las emociones negativas (tampoco las busca), pero cuando surgen las aceptan. Aceptan tanto las emociones positivas como las negativas.
La obsesión cultural por estar siempre positivos es contraproducente y poco humana.
Tristeza, disgustos, frustraciones y fracasos son cosas que también forman parte de tu historia -al igual que los momentos felices y éxitos- y que han ayudado a moldearte tal y como eres hoy.
La clave, por tanto, es aprender de lo negativo y superarlo para avanzar a nuevas etapas; usar las emociones y eventos negativos para avanzar, no para atascarse.
5. Trabaja tu forma física
Trabajar tu forma física puede ayudarte a sentirte mejor física y mentalmente, además de a ser más resiliente.
Parte de ser resiliente es sentir que tienes control -o parte del control- sobre una situación y de que puedes resolverla a pesar de los desafíos que tienes por delante.
Si no estás en forma físicamente, puedes sentir que no estás en control de tu cuerpo. De hecho, las personas que están en forma físicamente son más resistentes en el trabajo.
Según el doctor Ben Michaelis de la ciudad de Nueva York:
“Puede sonar contraintuitivo, pero puedes ser más fuerte mentalmente al ser más fuerte físicamente, a través del ejercicio cardiovascular. Los datos indican la relación entre la salud física y emocional. Por esto sugiero a menudo que la gente que quiera construir su resiliencia emocional comience por fortalecer su resistencia corriendo, nadando o en la bicicleta“.
6. Céntrate en las soluciones
¿No crees que centrarse en los problemas es lo contrario a ser resiliente? ¿Cómo vas a superar un obstáculo si piensas en el problema en lugar de en la solución?
Imagina que tienes una valla que saltar. Te centras en el gran problema que tienes, en que es muy alta o en que te puedes hacer daño al saltarla.
Sin embargo, también podías haber gastado tu energía mental en pensar una solución, como buscar una escalera, pedir ayuda a alguien o en cómo cortarla.
Esto ocurre a menudo y lo puedes observar en cualquier conversación, en las noticias y en el mundo en general; la gente se suele centrar más en los problemas que en las soluciones.
Si cuando surge un problema buscas la solución directamente, te ahorrarás tiempo y lo convertirás en un hábito.
Si el problema no se puede resolver, lo mejor es aceptarlo y dejar pasar un tiempo prudente hasta que lo superes.
7. Vive el presente
Estar en el aquí y ahora, vivir el presente, te permite ver las cosas tal y como son. De esa forma, también puedes resolver mejor tus problemas.
Si quieres ser fuerte mentalmente, tienes que estar en un estado presente, no anticipar el futuro o quedarte en el pasado. Como sabes, es normal que surjan problemas o que pases por etapas con el estado de ánimo bajo.
Si vives el presente, podrás superar esas situaciones, ya que te centrarás en qué tienes ahora, en las soluciones y en tu ambiente, no en tu pasado o en tu futuro.
Esta habilidad se denomina también mindfulness y está relacionada con la estabilidad emocional, menor estrés y ansiedad, y mayor claridad mental.
8. Sé persistente
La psicóloga Angela Lee Duckworth encontró que la perseverancia era la cualidad que más contaba para el éxito académico. Más que cualquier otra cualidad, como inteligencia emocional, atractivo físico, salud física, o IQ.
También estudió a maestros y trabajadores en diferentes ambientes profesionales para determinar qué determinaba el éxito.
Según Duckworth:
“En esos contextos diferentes, un factor emergía como el secreto del éxito y no era la inteligencia social, buena apariencia, salud física o IQ. Era la perseverancia“.
Para ser persistente en tus metas, te recomiendo esto: ten siempre un plan A, B y C. Y si no los tienes, créalos.
Si quieres conseguir lo que sea, buscarás la forma de hacerlo, si no buscarás excusas.
La paciencia y perseverancia tienen un efecto mágico ante el que las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen.– John Quincy Adams.
9. Mira el punto de vista positivo-realista
Las personas resilientes se levantan rápidamente después de caer.
Pueden sentirse tristes, disgustadas o desesperanzadas momentáneamente, aunque vuelven a levantarse para encarar sus obstáculos.
Para ser fuerte emocionalmente, hay que tener la esperanza positiva-optimista y la claridad pesimista. Esto te permite: 1) ver las posibilidades, 2) tener motivación, 3) ser crítico y 4) aceptar que pueden llegar los fracasos o eventos negativos.
10. Aprende a soltar
Ser fuerte mentalmente es ser consciente de que en ciertas circunstancias lo darás todo y ya no podrás hacer nada más.
Es importante reconocer que solo puedes controlar tus propias acciones, no los resultados de esas acciones, las acciones de otras personas o incluso el azar.
Aceptar este hecho te permitirá superar los acontecimientos que están más allá de tus actos. Te centrarás en lo que puedes hacer y controlar y aceptarás lo que no puedes controlar.
A veces, la mejor solución a un problema es aceptar que no lo puedes controlar y seguir adelante, evitando chocar una y otra vez contra el mismo obstáculo.
Ejemplos: saber soltar relaciones de pareja destructivas, proyectos que están condenados al fracaso, rectificar malas decisiones…