Historia

Independencia del Perú: causas, historia, consecuencias y héroes


La independencia del Perú fue declarada el 28 de julio de 1821, aunque los enfrentamientos armados se prolongaron hasta 1824. Los acontecimientos que llevaron a la creación del nuevo país, tras siglos formando parte de la corona española, comenzaron en 1810, dentro de un proceso de lucha por la independencia que afectó a todos los territorios españoles de América.

Los antecedentes de la lucha por la independencia fueron una serie de insurrecciones que estallaron a lo largo de todo el siglo XVIII. Las causas de estas rebeliones fueron, en esencia, las mismas que luego provocarían el proceso independentista: el gobierno despótico y corrupto de las autoridades virreinales, las reformas decretadas por los borbones que perjudicaban a los criollos y el maltrato a los indígenas.

Aparte de las motivaciones anteriores que ya existían en el siglo XVIII, el proceso independentista se vio espoleado por la invasión napoleónica de España y la abdicación forzosa de Fernando VII. Tras esto, en el Virreinato estallaron varias rebeliones de carácter liberal, que fueron reprimidas con éxito.

La segunda fase comenzó en 1820, con la llegada de la llamada Expedición Libertadora comandada por José de San Martín. Aunque su campaña militar logró el objetivo de declarar la independencia, los realistas resistían en algunas zonas. No fue hasta 1824, tras la batalla de Ayacucho, cuando todo el territorio peruano fue liberado.

Índice del artículo

Antecedentes

El descontento social en el Virreinato del Perú durante el siglo XVIII provocó el estallido de numerosas insurrecciones. Aunque existieron características propias en cada una de ellas, existían algunas motivaciones comunes.

El gobierno virreinal era visto como autoritario y corrupto. Los corregidores estaba especialmente mal vistos, ya que eran frecuentes los abusos y excesos, sobre todo contra los indígenas. El cobro de tributos también provocaba quejas frecuentes.

Todo esto se vio agravado por la proclamación de las llamadas Reformas borbónicas. Estas trajeron consigo un aumento de los impuestos, además de otorgar privilegios a los peninsulares sobre los criollos.

Aunque desde el Virreinato se enviaron cartas al rey español para informarle de los abusos de las autoridades, la Corona no reaccionó. Ante esto, las rebeliones armadas se sucedieron.

Rebelión de Túpac Amaru II (1780-1781)

Una de las rebeliones más importantes entre las que estallaron en el Virreinato del Perú fue la liderada por Túpac Amaru II.

El nombre real de este descendiente de la realeza inca era José Gabriel Condorcanqui y ocupaba el cargo de cacique de Surimana, Pampamarca y Tungasuca. Su rebelión comenzó por el trato abusivo que recibían los indígenas, aunque después también exigió que se suprimieran los corregimientos y que se creara un Real Audiencia en Cuzco.

Estas peticiones fueron radicalizándose y Túpac Amaru II acabó reclamando la independencia. Los historiadores consideran que fue el principal antecedente de la lucha por la emancipación del Perú.

La insurrección comenzó el 4 de noviembre de 1780 y se extendió rápidamente por todo el sur del Perú. A pesar de lograr algunas victorias importantes, las tropas de Túpac Amaru II acabaron siendo derrotadas y el líder indígena ejecutado salvajemente por los españoles.

Conspiraciones entre 1782 y 1810

Desde la rebelión de Túpac Amaru II hasta el comienzo de la guerra de independencia se sucedieron otras insurrecciones. Las más importantes fueron el movimiento de Huarochirí, en 1782, y la conspiración de Cuzco, en 1805. Ambas fueron reprimidas por el gobierno del virreinato.

Movimientos independentistas en el continente

Además de los antecedentes internos, la independencia del Perú no puede desligarse de la lucha que se estaba llevando a cabo en el resto del continente.

El ejemplo de la independencia de los Estados Unidos, las ideas de la Ilustración y la abdicación de los borbones españoles tras la invasión francesa fueron tres de los factores que llevaron a los territorios americanos a rebelarse.

Los franceses habían colocado en el trono español a José Bonaparte, hermano de Napoleón. La resistencia ante este hecho estalló en buena parte de la península y se crearon juntas de gobierno en nombre de Fernando VII.

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En los territorios americanos también aparecieron estas juntas de gobierno. En un primer momento, muchas de ellas trataron de conseguir autonomía política, aunque jurando lealtad al monarca español. La reacción de las autoridades virreinales fue, en general, contraria a cualquier intento de conceder autogobierno.

Las posiciones se radicalizaron y comenzaron a estallar insurrecciones en contra de los virreyes. Con el tiempo, la petición de autogobierno desembocó en guerras de independencia y se formaron ejércitos llamados patriotas. José de San Martín y Simón Bolívar fueron los líderes más destacados en el sur del continente.

Causas de la independencia peruana

Muchas de las causas del movimiento independentista ya estaban presentes en la rebeliones del siglo XVIII. Además, eran comunes a la mayoría de los territorios coloniales españoles en América.

División social

La sociedad peruana estaba fuertemente dividida entre la aristocracia privilegiada y el pueblo llano, sin olvidar la situación, aún más precaria, de los indígenas. Todas las ventajas, tanto políticas como económicas, estaba reservadas a la clase alta.

Esta división también estaba basada en el origen de cada individuo. Los nacidos en la península eran los únicos que podían acceder a los altos cargos políticos y eclesiásticos, mientras los criollos (blancos de origen español nacidos en América) tenían vetados esos puestos. El descontento de estos últimos provocó que fueran los líderes de los movimientos independentistas.

Sin embargo, en Perú existió una diferencia con el resto de las colonias latinoamericanas. Así, su movimiento independentista no logró ganar fuerza suficiente para lograr su propósito. Al final, fue necesaria la intervención armada al mando de extranjeros como San Martín o Bolívar para que se produjera la emancipación.

Reformas borbónicas

Los reyes españoles decretaron en el siglo XVIII una serie de reformas que afectaron a la administración colonial, así como a la economía. El propósito era obtener mayores ganancias y asentar la autoridad española.

En la práctica, estos cambios perjudicaron a los criollos, un grupo que había conseguido poder económico y social, pero que tenían vetado el acceso a los cargos más importantes. La imposición de nuevos impuestos fue otro de los factores que aumentó el descontento.

Crisis económica

El Virreinato de Perú estaba pasando por una grave crisis económica. Otros territorios, como Chile o Argentina, habían logrado imponerse como exportadores de minerales y metales preciosos.

Los peruanos que no pertenecían a la clase alta vieron como su situación empeoraba cada vez más. Además, los indígenas debieron comenzar a pagar un nuevo tributo.

Revoluciones norteamericana y francesa

Además de los acontecimientos internos, la independencia de Perú y del resto de los territorios latinoamericanos tuvo también influencias exteriores. El triunfo de las revoluciones en Estados Unidos, que llevó a su independencia de Inglaterra, y en Francia sirvieron de estímulo para las clases medias peruanas.

Las ideas de la Ilustración, protagonistas en las revoluciones mencionadas, llegaron a Perú. Muchos intelectuales criollos abrazaron esas ideas liberales, tal y como ocurrió tras la divulgación de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Invasión napoleónica

En 1808, las tropas de Napoleón Bonaparte invadieron España. Los franceses obligaron a los reyes españoles a abdicar y colocaron en su lugar a José Bonaparte. Cuando la noticia llegó al Virreinato generó un rechazo generalizado.

A pesar de que, en un principio, se crearon juntas de gobierno que juraron fidelidad a Fernando VII frente al dominio francés, con el tiempo la reivindicación de autogobierno fue derivando en una lucha por la independencia total.

Historia-desarrollo y pasos hacia la independencia

Al contrario que en otros territorios latinoamericanos, Perú se mantuvo bastante estable tras la ocupación napoleónica de España. En Lima, por ejemplo, no llegó a crearse ninguna Junta de Gobierno. Además, las autoridades virreinales enviaron tropas a Quito y a La Paz para luchar contra las juntas que se habían formado.

Una de las causas de esa tranquilidad fue que, a pesar de que las reformas borbónicas no les habían favorecido, las elites en Perú continuaban sacando provecho económico del sistema político.

Por otra parte, el virreinato debió efectuar alguna reforma liberal a instancias del Consejo de Regencia. A pesar de que el virrey José Fernando de Abascal no estaba a favor, se vio obligado a instaurar una cierta libertad de prensa, a reemplazar los cabildos por otros organismos más democráticos y a permitir que se eligieran representantes ante las Cortes españolas.

Sin embargo, la influencia de las insurrecciones que habían estallado en otras zonas de Latinoamérica animó a los sectores independentistas en Perú.

Tacna

La primera revuelta estalló en Tacna, en 1811. Las noticias sobre el avance de las tropas patriotas argentinas en el Alto Perú (hoy Bolivia) animaron a los partidarios de la independencia a levantarse contra el virrey Abascal.

La revuelta comenzó el 20 de junio, con el asalto de dos cuarteles realistas. Sin embargo, el día 25 llegó la noticia de que los españoles habían derrotado al ejército patriota argentino en Guaqui. Esto provocó el desanimo en Tacna, lo que fue aprovechado por las tropas del virreinato para acabar con la insurrección.

Meses después, se produjo un nuevo levantamiento en la propia Tacna, de nuevo motivado por las victorias de los patriotas argentinos. Al mando de las tropas argentinas se encontraba Manuel Belgrano, quien intentó establecer lazos con los peruanos para extender la rebelión.

El emisario de Belgrano para llevar a cabo ese plan era Juan Francisco Paillardelli, natural de Tacna. La intención era que todo el sur del Perú se levantara en armas contra el virrey. El 3 de octubre de 1813, los patriotas tacneños capturaron los cuarteles del vierrainato y apresaron al gobernador de la provincia.

La reacción de los realistas fue inmediata. El 13 de octubre, los soldados de Paillardelli fueron derrotados y Tacna volvió a manos españolas.

Rebelión de Cuzco

Una nueva rebelión, que comenzó en Cuzco, acabó extendiéndose por todo el sur del Virreinato. En 1814, el Cabildo Constitucional y la Real Audiencia de Cuzco estaban enfrentados. El motivo era que el primero defendía una mayor autonomía, tal y como señalaba la Constitución española de 1812, mientras que el segundo se negaba.

Esto provocó un levantamiento fallido en 1813 y el encarcelamiento de sus líderes, los hermanos Angulo. En agosto del año siguiente, los prisioneros lograron escapar y organizaron un movimiento que tomó el control de la ciudad de Cuzco.

Este movimiento contó con el apoyo de Mateo Pumacahua, el cacique de Chincheros, quien había luchado a favor de la Corona española contra Túpac Amaru II. Su cambio político se debió a la negativa del virrey Abascal a cumplir la Constitución de 1812.

Pumacahua y los hermanos Angulo enviaron tropas a tres lugares diferentes, en un intento de extender su insurrección.

Expansión de la insurrección

Los líderes de la rebelión de Cuzco enviaron un primer contingente al Alto Perú. El ejército estaba compuesto por 500 fusileros y 20 000 indígenas. El 24 de septiembre de 1814, los patriotas conquistaron La Paz. Los realistas enviaron un regimiento para recuperar la ciudad, algo que lograron el 1 de noviembre.

El segundo ejército enviado desde Cuzco puso rumbo a Huamanga, bajo la dirección de Manuel Hurtado de Mendoza. Cuando llegaron a la ciudad comprobaron que esta había sido conquistada para su causa por una rebelión protagonizada por mujeres campesinas. Su siguiente destino fue Huancayo, localidad que tomaron sin necesidad de luchar.

Los realistas mandaron a un regimiento desde Lima para derrotar a los patriotas. Su primer enfrentamiento tuvo lugar en Huanta, el 30 de septiembre, y concluyó con la retirada de las tropas de Hurtado de Mendoza.

En enero, tras reorganizarse, los patriotas volvieron a enfrentarse con los realistas, pero fueron de nuevo vencidos. A pesar de los intentos de reagruparse, la traición de uno de sus oficiales provocó la muerte de Hurtado de Mendoza y la rendición de sus tropas.

Fin de las rebeliones

La última de las expediciones fue destinada a Arequipa y Puno. Al frente de estas tropas se encontraba el propio Mateo Pumacahua, quien logró vencer a los realistas en la Batalla de Apacheta.

Tras esta victoria, los patriotas pudieron entrar en Arequipa y presionaron al cabildo de la localidad para que reconociera a la Junta Gubernativa que se había formado en Cuzco.

El contraataque realista fue casi inmediato. Al ser informado de que las tropas del vierrinato se acercaban a Arequipa, Pumacahua decidió retirarse, con lo que la ciudad volvió a jurar fidelidad al rey.

Después de tres meses de tensa tranquilidad, el 10 de marzo de 1815, patriotas y realistas se enfrentaron cerca de Puno. La superioridad militar de las tropas virreinales decantó la batalla y puso fin a esa primera etapa de la lucha por la independencia.

Expedición libertadora del Perú

El virrey de Perú, después de derrotar a los rebeldes, envió tropas para combatir a los patriotas en Chile. Esta intervención permitió a los españoles reconquistar el territorio perdido.

En 1817 y en 1818, Lima envió dos nuevas expediciones para combatir a los patriotas. La primera logró su propósito, pero la segunda fue derrotada por el ejército de José de San Martín.

San Martín y el resto de los líderes independentistas sabían que mientras Perú siguiera en manos españolas siempre sería una amenaza para sus propósitos. Por ese motivo, los gobiernos independientes de Chile y Argentina organizaron una fuerza militar para derrotar al Virreinato.

Finalmente, Buenos Aires se desentendió de la operación y los chilenos pusieron a San Martín al mando de las tropas de tierra y a Thomas Cochrane al frente de una escuadra marítima. La bautizada como Expedición Libertadora del Perú llegó a Paracas el 7 de septiembre de 1820 y San Martín instaló su cuartel general en Pisco.

Pocos días más tarde, el nuevo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, anunció que iba a cumplir la Constitución de Cádiz de 1812 y contactó con San Martín para entablar negociaciones. El día 25 de septiembre, representantes de ambos dirigentes se reunieron en Miraflores, pero no pudieron llegar a ningún acuerdo.

Campaña del Perú

Ante el fracaso de las negociaciones, los patriotas iniciaron su campaña militar. Esta comenzó en la sierra de Perú a partir de octubre de 1820 y se prolongó hasta el 8 de enero de 1821. Entre esas fechas, se produjeron batallas como la de Nasca o la ocupación de Ica, localidad que proclamó su independencia el 21 de octubre.

Tras Ica, otras ciudades cayeron en manos patriotas, como Huamanga, que también proclamó la independencia.

Las autoridades realistas no solo tuvieron que enfrentarse el ejército de San Martín, sino que sufrieron varios levantamientos entre sus propias tropas. Así, el 9 de octubre, los granaderos acantonados en Guayaquil se rebelaron en una acción que culminó con la declaración de independencia de esa provincia.

Primera declaración de independencia del Perú

La escuadra naval de la Expedición Libertadora había bloqueado el Callao a finales de octubre de 1820. En esa maniobra, logró destruir a la fragata española Esmeralda, lo que prácticamente eliminó la amenaza de la marina realista.

El 9 de noviembre, los barcos llegaron a Huacho. San Martín, que encabezaba la expedición, se dirigió a Huaura, donde estableció su cuartel. En esa localidad, el líder patriota declaró por primera vez la independencia del Perú.

Lima

Las deserciones limitaron la capacidad de respuesta realista. Un buen ejemplo fue la sublevación del batallón Numancia, el 2 de diciembre de 18120. Sus soldados pasaron a engrosar las filas patriotas.

Poco a poco, todo el norte del Perú fue independizándose del gobierno virreinal. Los patriotas de Trujillo, Piura, cajamarca, Jaén, Lambayeque o Maynas lograron emanciparse de la corona española sin tener que luchar.

Otra rebelión en el campo realista, el llamado Motín de Aznapuquio, obligó a que el virrey Pezuela abandonar su cargo. Su sustituto fue el general José de la Serna.

Mientras, las tropas patriotas continuaban avanzando. Los puertos de Tacna y Arica fueron atacados, lo que obligó al nuevo virrey a reunirse con San Martín. Este encuentro tuvo lugar el 4 de junio de 1821, cerca de Lima y concluyó sin acuerdos. ​

El ejército patriota estaba cada vez más cerca de Lima y el virrey optó por abandonar la capital el 5 de junio de 1821. Sus tropas lo acompañaron en la huida, con lo que Lima quedó a merced de San Martín.

Fue la propia población de la capital la que pidió a San Martín que entrara con su ejército. El líder patriota aceptó, pero con la condición de que el ayuntamiento jurara la independencia. Los primeros soldados patriotas ingresaron en la ciudad el 9 de julio. Tres días después, lo hizo San Martín.

Proclamación de la Independencia

San Martín se instaló en el Palacio de los virreyes. Desde allí, el día 14 de julio, invitó al ayuntamiento limeño a jurar la Independencia.

Acta de Independencia del Perú

El alcalde de la ciudad procedió a convocar un cabildo abierto para el 15 de julio. La invitación estaba destinada a las clases altas de la ciudad, así como a la aristocracia y a las autoridades eclesiásticas y militares.

El Acta de Independencia fue firmada durante el cabildo abierto por unos 300 ciudadanos, número que se amplió en los días posteriores. El autor del documento había sido Manuel Pérez de Tudela, un abogado de la ciudad que posteriormente ocuparía el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Proclamación de la Independencia del Perú

La ceremonia pública de proclamación de independencia se celebró el 28 de julio de 1821. El lugar elegido fue la Plaza Mayor de Lima, donde San Martín pronunció el discurso que incluía las siguientes palabras ante unas 16 000 personas:

“Desde este momento, el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria!, ¡viva la libertad!, ¡viva la justicia!”.

Después, repitió la ceremonia en otros lugares de la ciudad, como la plazuela de La Merced, la plaza Santa Ana y la plaza de la Inquisición.

Consolidación de la independencia

San Martín fue el primer dirigente de la nación independiente después de asumir el protectorado en agosto. Este mandato se prolongó durante un año, tiempo en el que se formaron las instituciones de gobierno, se promulgó la primera Constitución y se instaló el primer Congreso Constituyente.

Mientras, los españoles continuaban dominando la sierra y el Alto Perú. El virrey se había instalado en Cuzco y el peligro de una reconquista seguía vigente.

San Martín abandona el Perú

El Congreso Constituyente fue elegido por los ciudadanos el 27 de diciembre de 1821. Su misión era elegir la forma de gobierno y decidir qué instituciones debían crearse.

En esos momentos, Simón Bolívar seguía enfrentándose a los realistas, alcanzando la ciudad de Quito. Antonio José de Sucre, por su parte, se encontraba en Guayaquil cuando solicitó la ayuda de San Martín para hacer frente a las tropas españolas.

Tras liberar Quito y Guayaquil, San Martín y Bolívar se reunieron en esa última ciudad el 26 de julio de 1822. Ambos líderes negociaron si la provincia de Guayaquil debía ser integrada en la Gran Colombia o en Perú, así como la ayuda de Bolívar para derrotar a los últimos bastiones españoles en el país.

Igualmente, discutieron el sistema de gobierno que debía implantarse. San Martín era partidario de una monarquía, mientras que Bolívar apostaba por la república. Finalmente, fue Bolívar quien consiguió sus propósitos y Guayaquil quedó en manos de la Gran Colombia.

San Martín comenzaba a encontrar oposición en algunos de sus partidarios, que pensaban que su gobierno no estaba siendo positivo. En septiembre de 1822, José de San Martín decidió dejar Perú y dar paso a nuevos dirigentes.

Inestabilidad política

Tras la salida de San Martín, el Congreso formó una Junta Gubernativa. La inestabilidad política se apoderó del país y, además, los españoles derrotaron a las tropas peruanas en varias ocasiones. Ante esto, José de la Riva Agüero lideró el llamado Martín de Balconcillo, un golpe de Estado contra la junta.

El ejército realista, encabezado por Canterac, continuaba representando un gran peligro para el nuevo país. En dos ocasiones diferentes, los españoles llegaron a ocupar temporalmente la capital, Lima.

La primera de estas ocupaciones provocó la destitución del presidente y su sustitución por Torres Tagle. Sin embargo, De la Riva no aceptó la decisión del Congreso y formó un gobierno alternativo en Trujillo. En esos momentos, la posibilidad de una guerra civil era muy alta.

Llegada de Bolívar y fin de la guerra

Ante la amenaza realista y teniendo en cuenta los problemas internos, el Congreso decidió pedir ayuda a Bolívar. El Libertador llegó a Lima el 1 de septiembre de 1823 y fue nombrado máxima autoridad militar, con un rango equivalente al del presidente del gobierno.

En 1824, algunos soldados chilenos y argentinos se amotinaron en la Fortaleza del Callao y se unieron a los españoles. El motivo de la rebelión fue el atraso del pago de sus sueldos, pero su apoyo a los realistas provocó que el Congreso cediera todos los poderes a Bolívar.

Un acontecimiento externo, la restauración absolutista en España, debilitó a los realistas en Perú. Algunos apoyaron esa vuelta al absolutismo, mientras que otros, como el virrey, se mostraba en contra. El enfrentamiento entre ambos bandos fue aprovechado por Bolívar para atacar a Canterac el 6 de agosto de 1824. La denominada batalla de Junín acabó con victoria de los patriotas.

Unos meses después, el 9 de diciembre, realistas y patriotas se enfrentaron en la última gran batalla de la guerra, la de Ayacucho. La victoria de los segundos, bajo el mando de Sucre, marcó el final del peligro español en el Perú. La Capitulación de Ayacucho se convirtió en el documento que selló la independencia del país.

A pesar de eso, todavía quedaban algunos enclaves en manos españolas. El último reducto en rendirse fue la Fortaleza de Callao, que resistió hasta enero de 1826.

Consecuencias

Como no podía ser menos, la Independencia de Perú trajo consigo consecuencias en todos los ámbitos, desde la sociedad hasta la economía.

Consecuencias políticas

Además del nacimiento de un nuevo país, la independencia peruana significó el final del dominio español en el continente americano. Perú se había convertido en el último lugar controlado por la monarquía española, con lo que su emancipación representaba el comienzo de una nueva etapa histórica.

El Congreso Constituyente del Perú fue conformado en 1822 y al año siguiente el país se organizó como una república. La constitución promulgada en 1823 marcaba la división de poderes y seguía los principios liberales.

Consecuencias económicas

Los años anteriores a la independencia habían estado marcados por una grave crisis económica. El enfrentamiento bélico y la inestabilidad durante el proceso independentista solo agravó la situación.

Los dirigentes del Perú independiente trataron de mejorar la situación económica tomando una serie de medidas. Aunque no pudieron reformar el sistema fiscal instaurado por el virreinato, se vieron favorecidos por el auge del comercio internacional. Finalmente, comenzó a producirse una ligera mejora.

Consecuencias sociales

Como se ha señalado, el Congreso aprobó una constitución de carácter liberal, conforme a la ideología de buena parte de sus miembros. Sin embargo, la sociedad peruana notó muy poco esa circunstancia.

Las clases sociales continuaron siendo las mismas que antes de la independencia, aunque con los criollos ganando peso dentro de las clases altas. El pueblo llano, por su parte, continuó teniendo muchos menos derechos.

Los héroes de la Independencia (peruanos)

A la hora de nombrar a los héroes de la independencia de Perú, se suele prestar mucha atención a figuras como San Martín, Bolívar o Sucre, todos nacidos fuera del territorio peruano.

Aunque su participación en todo el proceso fue determinante, también hubo protagonistas nacidos en Perú.

Mateo Pumacahua

Mateo García Pumacahua nació en 21 de septiembre de 1740 en Chinchero, Cuzco. Su padre era el cacique de esa localidad.

A pesar de su condición indígena, Pumacahua jugó un papel muy importante para aplastar la rebelión de Túpac Amaru II. Su labor en ese episodio histórico recibió el reconocimiento del entonces virrey del Perú, Jauregui.

Pumacahua mantuvo su fidelidad a la Corona española hasta 1814, cuando se unió a la insurrección encabezada por los hermanos Angulo. Al frente de sus tropas, obtuvo importantes victorias militares frente a los realistas y fue el artífice de la toma de Arequipa.

El 11 de marzo de 1815 fue derrotado por los españoles en la batalla de Umachiri. Capturado, fue decapitado el 17 de marzo en Sicuani.

Francisco de Zela

Este criollo había venido al mundo en Lima, el 24 de julio de 1768. Su papel en el proceso independentista comenzó en Tacna, donde trabajaba como fundidor de monera.

Francisco de Zela organizó la primera rebelión independentista que tuvo lugar en la ciudad. En un primer momento, los rebeldes lograron tomar la ciudad, pero los realistas contraatacaron rápidamente. Tras recuperar el control, Zela fue enviado a Lima, donde fue juzgado y desterrado a Panamá.

Manuel Pérez de Tudela

Pérez de Tudela nació en Arica el 10 de abril de 1774. Su papel en la lucha por la independencia no fue militar, sino que participó desde su condición de abogado. De esta forma, se encargó de la defensa de los patriotas detenidos por sus actividades.

Por otra parte, Pérez de Tudela colaboró estrechamente con San Martín y fue el autor del Acta de Independencia del Perú. Igualmente, formó parte del primer Congreso Constituyente y de la Corte Suprema de Justicia

Cayetano Quirós

Cayetano Quirós fue esclavo en su localidad natal de Ica hasta que logró huir de su dueño. Junto a otros negros cimarrones formó una banda de bandoleros que actuó hasta 1820. Ese año, al enterarse de la llegada de San Martín a las costas del Peru, Quirós intentó alistarse en el ejército patriota.

En un primer momento, su solicitud fue rechazada por un capitán patriota en Supe. Quirós se dirigió entonces a Huara, para intentar convencer al propio San Martín de que le permitiera alistarse. El lider independentista aceptó la petición de Quirós y le permitió encabezar a un grupo para que realizara acciones de guerrilla.

Después de que los patriotas fueran derrotados en Ica en 1822, Quirós y los suyos se quedaron solos en la lucha en la región. Ante esto, los realistas intensificaron su búsqueda, hasta que lo capturaron en Paras. Fue fusilado el 5 de mayo de 1822.

Hermanos Angulo

Los cuatro hermanos Angulo nacieron en Cuzco, sin que se conozcan las fechas exactas. Todos ellos participaron en la lucha por la independencia.

Los nombres de estos hermanos eran José, Vicente, Mariano y Juan. Los tres primeros encabezaron al rebelión que tuvo lugar en Cuzco en 1814, junto a Mateo Pumacahua.

José llegó a ostentar el cargo militar más alto durante esa insurrección. Vicente fue ascendido a brigadier y partió junto a Pumahuaca hacía Arequipa para intentar extender la rebelión. Mariano , comandante general de Cuzco, fue uno de los líderes de la expedición a Huamanga. Por último, Juan, que era clérigo, ejerció de secretario de su hermano José.

Cuando la revuelta de Cuzco fue derrotada, todos los hermanos Angulo, con la excepción de Juan, fueron detenidos y condenados a muerte. La pena se ejecutó el 29 de mayo de 1815.

José de la Riva Agüero

Nacido en Lima el 3 de mayo de 1783 en el seno de una familia criolla, José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez-Boquete se unió a la causa independentista siendo aún muy joven.

Durante una estancia en España en la época de la invasión napoleónica, Riva Agüero entró en contacto con algunas logias masónicas con presencia en Latinoamérica. Al regresar al Virreinato, en 1810, se convirtió en uno de los intelectuales con más participación en las conspiraciones anticoloniales en la capital.

Más adelante colaboró estrechamente con San Martín, que lo nombró Prefecto del departamento de Lima durante el Protectorado. Su estancia en ese cargo se prolongó hasta la marcha de San Martín y la creación de una Junta Gubernativa.

Su descontento con las decisiones de esa Junta, además de la preocupación por las derrotas frente a los realistas, motivaron que Riva diera un golpe de Estado y se convirtiera en el primer presidente de la República de Perú. Su fracaso en la Segunda Campaña de Intermedios contra los españoles significó el final de su gobierno.

Riva Agüero tuvo que partir al exilio por sus desavenencias con el Congreso y con Bolívar. Durante un tiempo residió en Guayaquil y después se trasladó a Europa. Su vuelta a Perú se produjo en 1833 y consiguió ser elegido diputado a la Convención.

Referencias

  1. Euston96. Independencia del Perú. Obtenido de euston96.com
  2. Enciclopedia de Historia. Independencia del Perú. Obtenido de enciclopediadehistoria.com
  3. Redacción EC. Los otros actores de la independencia del Perú. Obtenido de elcomercio.pe
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  5. Cavendish, Richard. The Liberation of Peru. Obtenido de historytoday.com
  6. Staff writer. War of Independence. Obtenido de discover-peru.org
  7. Escanilla Huerta, Silvia. Indigenous people and peruvian independence: a polemical historiography. Obtenido de ageofrevolutions.com
  8. Living Peru. Peru’s War of Independence #1: The Campaigns of San Martín. Obtenido de livinginperu.com