Cultura general

Henry Cavendish: quién fue, biografía y aportes a la ciencia


¿Quién fue Henry Cavendish?

Henry Cavendish (1731-1810) fue un físico y químico británico conocido por descubrimientos notables, como la composición del agua o el cálculo de la densidad de la Tierra. Fue el primero en obtener hidrógeno, y de sus trabajos derivó el cálculo de la constante gravitacional.

Cavendish nació en Niza en 1731, lugar en el que se encontraban sus padres por razones de salud. Realizó sus estudios en Cambridge, aunque no llegó a obtener el título por razones extra académicas. Una herencia recibida le permitió centrarse totalmente en la investigación, sin más distracciones que las reuniones semanales en la Royal Society.

Además de por su talento como científico, Cavendish fue conocido por su personalidad extremadamente reservada y por su carácter extraño y peculiar.

No le gustaba el trato personal con nadie, algo que se incrementaba notablemente cuando se trataba de mujeres. Su timidez, retraimiento y gusto por la soledad, han llevado a muchos a pensar que pudo padecer Asperger.

Esa forma de ser provocó que algunos de sus descubrimientos no llegaran a hacerse públicos hasta tiempo después de su muerte.

Biografía de Henry Cavendish

Nacimiento y primeros años

Henry Cavendish nació el 10 de octubre de 1731 en Niza, hoy en Francia, y entonces perteneciente al reino de Cerdeña.

Sus padres, miembros acaudalados de la aristocracia inglesa, se encontraban allí por el delicado estado de salud de lady Ann Gray, madre del futuro científico. La mujer fallecería dos años después.

Gracias a la buena posición familiar, el joven Cavendish creció con todas las comodidades. Sin embargo, ya en esa época empezó a dar muestras de su carácter solitario. De acuerdo a sus biógrafos, no solo evitaba el trato con los demás, sino que rechazaba todo contacto humano.

Según los historiadores, era muy retraído, con rasgos profundamente excéntricos y bastante misógino. Muchos piensan que padecía el síndrome de Asperger, lo que explicaría su forma de ser.

Cavendish permaneció soltero toda su vida. A su tío, George Cavendish, solo lo veía durante unos minutos cada año.

Su aversión a las mujeres era tal que solo se comunicaba con sus sirvientas con notas escritas, amenazando con despedir a cualquiera que apareciera delante de él.

Estudios

La Escuela de Newcombe, en Hackney, fue el lugar elegido para que Cavendish comenzara sus estudios cuando contaba con 11 años. Cuando finalizó esa etapa, en 1749, se matriculó en la Peterhouse, de la Universidad de Cambridge.

Según sus profesores, era un alumno aplicado, aunque tímido en extremo. Apenas hablaba y parecía estar siempre encerrado en su mundo.

No fue esa, sin embargo, la causa de que no consiguiera graduarse en Cambridge. Cavendish se negó a participar en los oficios religiosos que se desarrollaban en la universidad, algo que era obligatorio. Así, al terminar sus años de estudio en 1753, no consintieron en darle el título.

Tras esto, Cavendish se marchó una temporada a París, donde amplió sus conocimientos en física y matemáticas.

Interés por la ciencia

A su regreso a Inglaterra, Cavendish continuó profundizando en las materias científicas que le interesaban. Su padre, aficionado a las ciencias, jugó un papel importante en el futuro de su hijo, ya que acostumbraba a llevarle a los experimentos que se desarrollaban en la Royal Society. Además, hizo que construyeran un laboratorio privado para su hijo.

Cuando el padre de Cavendish falleció, este comenzó a colaborar estrechamente con Charles Blagden, quien también se encargaba de mantener al mundo alejado del científico.

Vida adulta

El modo de vida de Cavendish siempre fue muy austero. Hasta que cumplió los cuarenta años, vivía de una pequeña renta que le pasaba su padre. Esto cambió cuando, en 1773, heredó una considerable suma de su tío, lord George Cavendish.

En total, recibió más de un millón de libras, lo que lo convirtió en uno de los grandes millonarios de su tiempo. Un colega científico, el francés Baptiste Biot, afirmó que Cavendish era “el más rico de todos los sabios, y muy posiblemente, el más sabio de todos los ricos”.

A pesar de su recién conseguida riqueza, Cavendish no cambió su manera de vivir. Todas las fuentes afirman que no tenía nada de interés por el dinero y su único gasto considerable eran el material científico y los libros sobre física y química.

Su biblioteca creció tanto que debió instalarla en una casa aparte, abriéndola a un selecto grupo de colegas. Con el dinero construyó un impresionante laboratorio en una de sus casas, al cual llamaban “el palacio de la ciencia”.

Royal Society

Su única ocupación era la investigación científica, que realizaba en su propia casa londinense. Solo tenía algunas relaciones sociales en las sesiones de la Royal Society, lugar en el que presentaba sus descubrimientos.

En esa institución se celebraba cada semana una cena en la que los científicos compartían sus hallazgos. A pesar de encontrarse entre iguales, Cavendish mantenía su timidez en casi todas las ocasiones. El resto de los asistentes eran conscientes de sus particularidades, por lo que solían dejarlo tranquilo.

Sus biógrafos afirman que se había propagado por la Royal Society una estrategia para abordarlo: que pasearan a su lado de manera casual y que hablasen como si se dirigieran al vacío.

Al parecer, si lo dicho parecía interesante, Cavendish podía responder con un susurro. En caso contrario, el interlocutor solo recibía un chillido y pronto veía que Cavendish se dirigía hacia al rincón más tranquilo de la sala.

Sus trabajos, no obstante, le valieron cierto reconocimiento entre los investigadores. Así, en 1773, Cavendish fue elegido miembro de la Sociedad de Anticuarios, así como fideicomisario del Museo Británico. Más tarde, en 1803, el Instituto de Francia lo admitió entre sus filas.

Muerte

Henry Cavendish murió el 24 de febrero de 1810 en su casa de Londres. Tenía 78 años y dejó un importante legado científico y una herencia millonaria.

Prueba de su forma de ser es la historia sobre el día de su fallecimiento. Parece que, presintiendo su final, Cavendish dio orden a su sirviente de que nadie se acercara a él hasta que llegara la noche.

El sirviente, preocupado por su jefe, avisó a uno de sus pocos amigos, sir Everard, quien acudió al domicilio rápidamente.

Allí encontró al científico moribundo, pero con el mismo carácter. A pesar de su estado, Cavendish murmuró que era inútil que estuviera allí, ya que se estaba muriendo y no le iba a servir de nada.

Además, regañó al sirviente por haber avisado y comentó que, a sus casi 80 años, cualquier prolongación de su vida solo haría que crecieran sus miserias. Su amigo insistió en permanecer junto a él toda la noche, hasta que Cavendish expiró a la llegada del amanecer.

Aportes de Henry Cavendish

Los aportes a la ciencia de Henry Cavendish fueron muy importantes. Los principales se centraron en la investigación de la química del aire y del agua, así como sobre la densidad de la Tierra. Según los expertos, destacan por la gran exactitud de sus cálculos.

Su ya mencionada falta de interés por las relaciones sociales hizo que el reconocimiento recibido fuera más limitado de lo que merecía.

A finales del siglo XIX, revisando sus escritos, se encontró que había llevado a cabo descubrimientos sobre la electricidad que nadie había conocido. Esto provocó que otros científicos se llevaran el crédito que le hubiera correspondido.

Obtención de hidrógeno

En 1766, Cavendish realizó algunos experimentos usando ácidos fuertes (aquellos que se descomponen al entrar en contacto con una solución acuosa) y algunos metales.

Como resultado de estas investigaciones, obtuvo por primera vez hidrógeno, elemento al que el científico llamó flogisto (“aire inflamable”).

Más tarde, en 1781, se dio cuenta de que si se quemaba hidrógeno en un recipiente cerrado, las paredes quedaban cubiertas de agua. Esto le permitió afirmar que el elemento tenía varios componentes, algo desconocido hasta ese momento.

Igualmente, investigó sobre la composición atmosférica. Sus resultados fueron muy similares a los obtenidos hoy en día con medios más avanzados. Así, descubrió la presencia de anhídrido carbónico y se anticipó en casi un siglo al descubrimiento de los gases nobles.

Experimento de Cavendish: densidad de la Tierra

Su conocido “Experimento de Cavendish” le permitió calcular la masa de la Tierra y condujo al descubrimiento del valor de la gravedad universal.

Cavendish publicó sus resultados en 1789, en su trabajo Experimentos para determinar la densidad de la Tierra. El dato aportado por el científico fue que la densidad del planeta era 5,45 veces mayor que la densidad del agua, lo que se acerca mucho a las mediciones actuales (5,5268).

El investigador también determinó la densidad de la atmósfera y demostró de manera experimental que la ley de la gravedad de Newton se cumplía para cualquier par de cuerpos.

Electricidad

Aunque sus trabajos no salieron a la luz hasta un siglo después, Cavendish realizó importantes hallazgos en el campo de la electricidad. Entre ellos, la ley de atracción entre cargas eléctricas y el concepto de potencial eléctrico.

Prueba de la dificultad de realizar estos descubrimientos en la época, fue la manera en la que tuvo que medir la corriente eléctrica.

Cavendish no tenía instrumentos adecuados, así que conectaba a su cuerpo los cables y se sometía a descargas graduadas, calculando la intensidad según el dolor que sintiera.

Todos sus aportes, los reconocidos de inmediato por la Royal Society y los que se conocieron un siglo después, atestiguan el genio de Cavendish, y actualmente se le reconoce como uno de los científicos más brillantes de la historia.

Referencias

  1. Levere, Trevor H. Henry Cavendish. Obtenido de britannica.com
  2. Henry Cavendish. Obtenido de famousscientists.org
  3. Henry Cavendish (1731–1810). Obtenido de corrosion-doctors.org
  4. Scratch, Lydia S. Henry Cavendish. Obtenido de chemistryexplained.com