Ansiedad

Sentimiento de culpa: qué es y cómo tratarlo


¿Qué es el sentimiento de culpa y cómo tratarlo?

El sentimiento de culpa es una sensación completamente normal y en realidad es adaptativo; ayuda a que puedas mantener las relaciones personales con tus familiares y, por tanto, a sobrevivir. En rigor, es la sensación de haber hecho “algo malo”, de haber roto alguna norma o regla.

Sin embargo, hay ocasiones en las que es exagerado, no tiene un motivo real o es demasiado frecuente. Es entonces cuando hay que encontrar formas de superarlo, ya que se vuelve realmente desagradable y se convierte en un gran obstáculo en el camino hacia el bienestar. 

La culpabilidad se forma desde la infancia y forma parte de la característica humana de formar estructuras sociales y normas. Se trata de una forma de mantener el orden público, familiar y relacional.

Por tanto, su origen es social, de hecho, prácticamente todas las culturas del mundo fomentan el sentimiento de culpa desde la infancia. En unos casos se promueve la culpa interna (“eres malo por no estudiar”) y en otras la externa (humillaciones públicas).

Con el tiempo las normas que se van aprendiendo desde la infancia, comienzan a formar parte de los valores de cada uno.

¿Cuándo tenemos el sentimiento de culpa?

Este sentimiento está influido por varios factores: familiares, personales, sociales y culturales. Es decir, no va a ser lo mismo si vives en una cultura que da mucha importancia a la religión que en una donde no es tan importante. Y también dependerá de si en tu familia se fomenta la culpabilidad o no.

Suele surgir cuando sentimos que estamos haciendo daño a otras personas. Algunos casos comunes son:

  • Comportarse de forma agresiva.
  • Insultar.
  • Destruir una relación a partir del comportamiento.
  • Dañar físicamente.
  • Abandonar una relación.
  • Hacer daño psicológico.
  • Por no lograr lo que los demás esperan de uno.
  • Comer demasiado.
  • Al decir “no”.
  • Por ser feliz y los demás no.

En algunos casos ese sentimiento puede ser más o menos justificado, aunque en otros es totalmente desadaptativo, es decir, no cumplirá otra función que fomentar tu malestar.

Por ejemplo, cuando eres feliz y sientes culpa porque hay otras personas que son infelices. En ese caso, es probable que hayas aprendido que la felicidad de los demás es más importante que la tuya.

A veces es beneficioso

Como hemos dicho, el sentimiento de culpa es beneficioso porque permite adaptarse socialmente y evitar ser impulsivo.

Si no existiese la culpa el ser humano no seguiría existiendo. Permite, por tanto, sentir empatía por los demás y evita que hagamos mal a quienes nos rodean.

¿Cuándo es perjudicial e irreal?

Es en este caso cuando esta sensación se vuelve muy perjudicial, desagradable y dolorosa. Tan grande es su fuerza que puede llegar a controlar la voluntad de una persona y, de hecho, las personas manipuladoras la usan para aprovecharse de los demás.

El peor de los casos es cuando sentimos culpa por algo que es totalmente ajeno a nosotros. Por ejemplo:

  • Por el hambre en el mundo.
  • Por las guerras de otros países.
  • Por la separación de los padres.
  • Un ataque terrorista.
  • Violaciones.
  • Cuando no hemos logrado algo.

En estos casos, la facilidad con que surge la culpa se puede deber a que la persona ha sido castigada y reprochada a menudo y por causas sin mucha importancia. Además, una autoestima baja siempre empeora la situación.

La necesidad de aprobación

Generalmente, cuanto más necesidad de aprobación de los demás tiene una persona, más culpa o malestar siente.

Por una parte, si realiza algo que no será aprobado, aunque no sea nada malo, sentirá culpa. Por ejemplo, una mujer que se viste con ropa atrevida y cuya familia es tradicional.

Por otra parte, sentirá malestar, ya que es probable que se ajuste a los deseos de los demás y no a los propios, conduciendo al malestar. Por ejemplo, un chico de 25 años que vive aún con sus padres porque se sentiría culpable de dejarlos solos.

¿Cómo superar la culpabilidad?

1. Disculparse

A veces una disculpa sincera puede ser realmente liberadora. Puede resultar la más lógica aunque muy a menudo no se cumple, pero si se hace, puede resultar en un gran alivio.

¿Tuviste una discusión con un familiar al que dijiste algo que no debiste? Quizás una simple disculpa arregle las cosas y te haga sentir mejor.

2. Técnica de reatribución

Esta técnica se basa en que examines las situaciones que llevaron a la culpa y atribuirles lógicamente la responsabilidad a cada persona.

No se trata de que te liberes de toda la responsabilidad, sino de dar a cada miembro la responsabilidad que se merece y no atribuírtela toda. Por ejemplo, en el caso de una ruptura de pareja:

-¿Qué acontecimientos llevaron a la ruptura? ¿Se podría atribuir parte de la responsabilidad a tu ex?

Puedes reflexionar y, si te es de ayuda, escribir la nueva “reatribución”.

3. Elimina las fuentes de culpa o acepta tu comportamiento

Si por ejemplo te sientes culpable por estar con otra mujer u hombre fuera de tu matrimonio, tienes dos opciones:

  • Aceptar tu comportamiento y dejarlo de ver como aceptable. Entonces
  • Cambiar tu comportamiento y hacer que tu matrimonio vaya mejor.

En cualquiera de los dos casos es tu responsabilidad elegir eliminar la culpa y aceptarte a ti mismo. Solo tendrás que tomar la decisión que más creas conveniente.

4. No busques la aprobación

Sí, justo al contrario que lo que hace la mayoría de la gente. No quiere decir que dañes realmente a los demás o que cometas actos antisociales, sino que a partir de ahora hagas realmente lo que tú quieres y que no te intentes ajustar a los deseos de los demás.

Básicamente, es hacer lo que quieras siempre y cuando no hagas daño psicológico o físico a alguien. Ejemplos:

  • Ponerte la ropa que quieras.
  • Ir a los lugares que quieras. ¿Ya no quieres ir más a misa? ¿No quieres ir a casa de un familiar pesado?
  • No sigas al “rebaño”. 
  • No des propina.
  • No laves los platos.

5. Piensa sobre el pasado de otra forma

Mira el pasado como algo que no puede cambiarse pero sí de lo que aprender. Por otra parte, vive más el presente.

6. Escribe un diario 

Escribe un diario de culpas y apunta todas las ocasiones en que te sientes culpable, anotando cuidadosamente por qué, cuándo y con quién sucede y lo que estás perdiendo en el presente al angustiarte por el pasado.

El diario te podrá dar sin duda algunas percepciones internas de tu zona de particular culpabilidad.

7. Evalúa las consecuencias de tu comportamiento

Evalúa las verdaderas consecuencias de tu comportamiento. En vez de buscar sentimientos místicos para determinar las afirmaciones y las negaciones en tu vida, determina tú mismo/a si los resultados de tus actos han sido agradables y productivos para ti.

8. Comunícate de forma eficaz

Trata de enseñarle a las personas cercanas y que tratan de manipularte por medio de la culpa, que tú eres muy capaz de enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento.

Por ejemplo: “Manuel, es tu decisión enfadarte porque se me apetezca quedarme en casa y no ir a ver el partido”.

9. Cuestiona las reglas sociales

Cuestiona las reglas sociales: ¿por qué tienes que sentirte culpable por no ir a misa? ¿Y por no fregar los platos? ¿Y por no hacer lo que los demás hacen?

Ejemplos de sentimiento de culpa

La culpa, como hemos visto, puede sentirse en cualquier momento de la vida y por causas reales o ficticias. Ahora bien, la culpa neurótica, es decir, ese sentimiento del que no nos podemos deshacer, puede llegar a ser realmente castrador. Te ofrecemos varios ejemplos.

Cuando tienes asuntos que resolver y no lo haces

Es la culpa típica frente a la muerte de un ser querido con el que se tuvo algún conflicto y no se resolvió en vida. Es normal que en el seno de la familia haya peleas, disgustos, malos entendidos.

También es frecuente que no seamos todo lo amables y cariñosos con las personas a nuestro alrededor, y una vez que faltan sentimos mucha culpa, sobre todo porque ya no se puede remediar.

Culpa por no cumplir con las expectativas

Este tipo de culpa también es muy frecuente, sobre todo en familias con estándares y exigencias demasiado altas. Estas personas suelen exigirse demasiado a sí mismas, y al no conseguirlo no solo se frustran, sino que se sienten culpables, ante ellos y ante las personas que consideran sus modelos.

Culpa por el miedo a rehacer la vida

Es asociada a la pérdida de la pareja, cuando han tenido muchos años de convivencia. Para el sobreviviente puede significar una especie de traición porque no se sienten con derecho a ser felices y a disfrutar de la vida.