Tipos de corazones de los seres vivos
Los tipos de corazones de los seres vivos se pueden clasificar en bicameral, tricameral y con cuatro cámaras. Cuando hacemos referencia a la anatomía de las diversas especies del reino animal, el corazón se ha convertido en un claro ejemplo de evolución.
En pocas palabras, los vertebrados poseen sistemas circulatorios que se han diferenciado entre sí en el tiempo. Aunque aún existe gran biodiversidad dentro de los ecosistemas, los tipos de corazones son esencialmente tres.
Dentro de una clasificación general, los peces exhiben un corazón de 2 cámaras o bicameral, los anfibios, reptiles (salvo el cocodrilo) y moluscos se distinguen por tener 3 cámaras, y los mamíferos y aves son los más complejos, con un sistema de 4 cámaras.
También podemos catalogarlos por su formación embrionaria, donde destacan el tubular, tabicado y accesorio.
Principales tipos de corazones
1. Corazón bicameral
La circulación de la sangre en los peces presenta un circuito sencillo y a la vez cerrado. Esto quiere decir que posee una sola dirección, en la cual la sangre fluye del corazón a las branquias y luego al resto de los órganos.
Debido a su anatomía menos compleja, estos animales cuentan con un sistema circulatorio preciso que hace uso de 2 cámaras. La que cuenta con mayor masa muscular se designa como ventrículo. La de menor musculatura se llama aurícula.
Dicha aurícula recibe el flujo de sangre que tiene pocas reservas de oxígeno proveniente de los tejidos y la redirige al ventrículo. De ahí pasará a las branquias para que pueda ser oxigenada y distribuida por todo el organismo del animal.
Órganos característicos
En la mayoría de estas especies se pueden diferenciar cuatro elementos esenciales para su funcionamiento; a saber:
– Seno venoso: a través de los conductos de Cuvier, es el encargado de recolectar la sangre para enviarla al atrio.
– Atrio: esta bolsa muscular recibe la sangre venosa (baja en oxígeno) y la dirige hacia el ventrículo.
– Ventrículo: mediante la contracción, sus paredes gruesas mandan la sangre hacia el bulbo cardíaco.
– Bulbo cardíaco: se encarga de distribuir la sangre oxigenada a las aortas ventrales, las arterias branquiales, la aorta dorsal y el resto del sistema.
2. Corazón tricameral
Al principio, cuando están en pleno desarrollo, los renacuajos tienen una circulación cerrada como los peces. Una vez que pierden las branquias y desarrollan pulmones, el sistema pasa a ser doble, lo que implica una circulación mayor y una circulación menor.
Debido a estas características, los anfibios cuentan con un corazón que posee 3 cámaras que se dividen en un ventrículo y dos aurículas. Esto permite las circulaciones mencionadas, donde la más extensa representa al organismo y la más corta e incompleta al sistema pulmonar.
Este sistema doble genera dos tipos de sangre: arterial (oxigenada) y venosa. La separación de esta mezcla la lleva a cabo la válvula sigmoidea, que redirige el flujo con oxígeno hacia los órganos principales y el otro hacia las arterias pulmonares.
El corazón de los anfibios está compuesto por un seno venoso dentro de la aurícula derecha, 2 aurículas separadas por un tabique cubierto por endocardio y un ventrículo bastante musculoso. También posee un bulbo arterial con ramas arteriales y pulmonares.
Reptiles
Al igual que los anfibios, esta clase de animales tienen una configuración que exhibe 3 cámaras con 2 aurículas y un ventrículo con una pared divisoria incompleta. La circulación es doble, con un circuito pulmonar y otro vascular casi separados por completo.
La circulación pulmonar es independiente y sale directamente del corazón. La circulación sistémica utiliza un par de arterias que salen del ventrículo izquierdo. En este caso, son la aorta izquierda y la aorta derecha.
3. Corazón con 4 cámaras
En términos evolutivos, las aves no poseen la aorta izquierda, mientras que los mamíferos sí la conservaron. La diferencia primordial es que la circulación sanguínea doble está separada por completo gracias al tabique interventricular que forma 4 cavidades.
Estas cámaras están representadas por las aurículas derecha e izquierda y por los ventrículos derecho e izquierdo. Por el lado derecho circula el flujo sanguíneo venoso, mientras que por el lado opuesto fluye la sangre arterial.
La circulación corta comienza en el ventrículo derecho a través de la arteria pulmonar que lleva la sangre a los pulmones. Una vez que se produce la hematosis (intercambio de gases), el flujo regresa a la aurícula izquierda.
La circulación general más larga tiene su origen en el ventrículo izquierdo mediante la aorta, desde donde se desplaza por todo el organismo. Seguidamente, regresa al ventrículo izquierdo por medio de las venas cava superior e inferior.
Procesos esenciales
Los corazones cumplen funciones propias de su diseño y naturaleza, sin las cuales no podríamos sobrevivir. Las que revisten mayor importancia son:
– Automatismo: el corazón trabaja por sí mismo, generando un impulso que regula el ritmo cardíaco y que depende del nódulo sinusal.
– Conductibilidad: los tejidos conductivos y de contracción permiten una rápida difusión del impulso eléctrico a todo el sistema. Esta función varía para ayudar a que los ventrículos y las aurículas funcionen adecuadamente.
– Contractabilidad: debido a su desarrollo evolutivo, este órgano posee una capacidad inherente para contraerse y extenderse de forma espontánea. Este mecanismo posibilita el ciclo sanguíneo y la correspondiente oxigenación de todo el cuerpo.
– Excitabilidad: todos los seres vivos reciben constantemente gran cantidad de estímulos que pueden alterar las funciones orgánicas. El corazón es uno de esos pocos órganos que reacciona de esta forma.
Otros elementos
Este tipo de corazón, que también está presente en los seres humanos, contiene tres capas esenciales para su funcionamiento:
– El endocardio: compuesto por un endotelio, una membrana basal y tejido conjuntivo, está reforzado con fibras elásticas que favorecen el roce y el golpeteo de la sangre en la cavidad cardiaca.
– El miocardio: esta zona central está formada por tejido muscular cardiaco, cuyas fibras cambiantes ayudan al movimiento de contracción durante la circulación sanguínea.
– El pericardio: representa una capa externa que también puede cambiar de textura en las distintas zonas del corazón. El pericardio fibroso lo protege, lo asegura a otras estructuras y previene que se inunde de sangre.
Referencias
- Gil Cano, Ma., D. Ayala Florenciano y O. López Albors (sin fecha). Corazón de los peces. Recuperado de um.es.
- Elvira Estrada Flores y María del Carmen Uribe A. (2002). Atlas de histología de vertebrados. Recuperado de books.google.com.