Lengua y literatura

Narrador omnisciente: concepto, características, tipos y ejemplos


¿Qué es el narrador omnisciente?

El narrador omnisciente es aquel que actúa como un dios en un texto narrativo: todo lo sabe y todo lo ve, y nos cuenta cada una de las acciones y lo que hacen, sienten y piensan todos los personajes.

Se denomina narrador a la voz que cuenta la historia en un cuento o una novela; esta voz puede ser en primera, tercera y, con menos frecuencia, segunda persona, desde el punto de vista de uno o varios personajes, o puede ser omnisciente, desde la perspectiva de un narrador que lo ve y sabe todo.

La voz omnisciente es quizás la voz narrativa más antigua de todas, presente en textos épicos y fundacionales como la Ilíada o la Odisea, de Homero, donde el autor invoca a las musas para que cuenten la historia de Aquiles y Troya o las desventuras de Ulises, y en la que nos informa de todo lo que acontece entre dioses y personajes.

Características del narrador omnisciente

Es una voz autoritaria y autorizada

La omnisciencia –saberlo todo– es un atributo de la divinidad, y como tal se comporta el narrador de esta clase, que es el que conoce todo lo que sucede, y el que todo lo explica.

Conocimiento total

El narrador omnisciente conoce y puede presentar todos los elementos de una historia: el pasado, presente y futuro de los hechos y personajes de la historia.

Expone los sucesos desde una visión externa

Los sucesos son presentados desde un punto de vista exterior, a diferencia de los cuentos y novelas modernos, donde el narrador es uno de los personajes de la historia.

Conoce la vida interior de los personajes

El narrador omnisciente conoce y expone lo que piensan y sienten cada uno de sus personajes.

La voz omnisciente es ubicua

La narración omnisciente puede saltar de un lugar a otro o a diferentes escenas, así como retroceder o avanzar en el tiempo de la historia. En otras palabras, está en varias partes al mismo tiempo, y eso es lo que significa que sea ubicua.

Narra en tercera persona

Usualmente la voz dominante en una narración omnisciente es la tercera persona. El que cuenta la historia lo hace de modo impersonal, sin identificarse, aunque pueda haber uno o varios personajes principales.

La voz del autor

A menudo es posible identificar la voz del narrador con la voz del autor, sobre todo cuando comenta las acciones de los personajes u opina sobre los sucesos que narra. En este sentido puede compararse con la voz en off de algunas películas, o con la que suele acompañar a los documentales.

Es descriptiva

En los relatos donde el narrador es omnisciente abunda la descripción como recurso: del aspecto de los personajes, del espacio donde ocurren los hechos, y del modo como piensan o reflexionan.

Tipos de narración omnisciente

Existen al menos dos tipos de narración omnisciente: objetiva y subjetiva.

Narración objetiva

Es aquella donde el narrador es un factor completamente externo, la voz que narra puede ser la del autor, que en algunas obras puede comentar los hechos, siempre desde afuera, aunque conozca absolutamente todo lo que sucede. Casi toda la narrativa anterior al siglo XVIII es de esta clase.

Narración subjetiva

Se habla también de un narrador testigo, un personaje que conoce todos los hechos que se van a contar, y que no participa en la historia, como puede ser el caso de Sherezade en Las mil y una noche, o el del conde Lucanor, en el libro del mismo nombre de Don Juan Manuel.

Ejemplos de narración omnisciente

Inicio de la Ilíada, de Homero (siglo VIII a.C.)

“Canta, oh, diosa, la cólera funesta del Pélida Aquiles, que causó innumerables dolores a los aqueos y arrojó al Hades muchas almas famosas de héroes, a los que convirtió en presas para los perros y todas las aves, mientras la voluntad de Zeus se iba cumpliendo, desde que por primera vez, tras discutir, se distanciaron el Atrida rey de hombres y el divino Aquiles. ¿Cuál de los dioses los impulsó a luchar en discordia? El hijo de Leto y Zeus. Pues irritado con el rey, levantó una maligna enfermedad sobre el ejército, y la tropa perecía, porque el Atrida había deshonrado al sacerdote Crises”.

  • Explicación: En estas primeras líneas del famoso poema épico, Homero delega en una diosa la narración de la historia, que nos dirá qué hacen, cómo piensan y todo lo que va a suceder entre dioses y humanos. Nada queda oculto al narrador.

Fragmento de “El brujo postergado”, de El conde Lucanor, de Don Juan Manuel (1335). Versión de Jorge Luis Borges

“En Santiago había un deán que tenía codicia de aprender el arte de la magia. Oyó decir que don Illán de Toledo la sabía más que ninguno, y fue a Toledo a buscarlo.

El día que llegó enderezó a la casa de don Illán y lo encontró leyendo en una habitación apartada. Éste lo recibió con bondad y le dijo que postergara el motivo de su visita hasta después de comer. Le señaló un alojamiento muy fresco y le dijo que lo alegraba mucho su venida. Después de comer, el deán le refirió la razón de aquella visita y le rogó que le enseñara la ciencia mágica. Don Illán le dijo que adivinaba que era deán, hombre de buena posición y buen porvenir, y que temía ser olvidado luego por él. El deán le prometió y aseguró que nunca olvidaría aquella merced, y que estaría siempre a sus órdenes”.

  • Explicación: El conde Lucanor es un personaje que narra esta historia a otro, Patronio, y además de conocer lo que va a suceder, sabe también qué piensan tanto el mago como el deán.

Fragmento de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (1605)

“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.

–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino”.

  • Explicación: El narrador describe la escena, los diálogos y vuelve a aclarar al lector que se trata de molinos de vientos y no de gigantes.

Fragmento de las Aventuras de Rocambole, de Pierre Alexis Ponson du Terrail (1858)

“La fuga de Baccarat alarmó al lugarteniente de sir Williams. Cuando descubrieron a Fanny amordazada, esta declaró en contra de su señora y luego corrió a avisar a Colar, el cual pensó en escribir al baronet, pero considerando que ello retrasaría la boda y la posesión de los millones, decidió actuar por su cuenta. Lo importante era que Baccarat no encontrase a León”.

  • Explicación: El narrador sabe lo que hacen y piensan el lugarteniente de sir William y Colar.

Fragmento de Madame Bovary, de Gustave Flaubert (1856)

“Emma, que le daba el brazo, se apoyaba un poco sobre su hombro, y miraba el disco del sol que irradiaba a lo lejos, en la bruma, su palidez deslumbrante; pero volvió la cabeza: Charles estaba allí. Llevaba la gorra hundida hasta las cejas, y sus gruesos labios temblequeaban, lo cual añadía a su cara algo de estúpido; su espalda incluso, su espalda tranquila resultaba irritante a la vista, y Emma veía aparecer sobre la levita toda la simpleza del personaje”.

  • Explicación: El narrador describe la escena, Emma y Charles juntos, pero también lo que ella siente y opina sobre él.