Historia

Revolución china (1949): causas, desarrollo, consecuencias


¿Qué fue la Revolución china?

La Revolución china de 1949, llamada también Revolución Comunista china, fue la última etapa de la guerra civil que se había iniciado en 1927. En ese conflicto se enfrentaron los comunistas del PCCh, encabezados por Mao Zedong, y los nacionalistas del Kuomintang, con Chiang Kai-shek al frente.

Las causas de la guerra civil que desembocó en la revolución se remontan al final de la época imperial: la desigualdad económica era enorme, especialmente en las zonas rurales y los efectos del colonialismo y la pérdida de territorios habían provocado un enorme malestar. A esto hay que unir la penetración de las ideas comunistas en el país.

Ambos bandos unieron sus fuerzas durante ocho años para luchar contra la invasión japonesa en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar, se reanudó el enfrentamiento entre ellos. La victoria final correspondió a los comunistas, que instauraron la República Popular China en octubre de 1949.

El sistema comunista implantado por Mao Zedong resultó, en un primer momento, un fracaso en el ámbito económico, ya que provocó una gran hambruna. Con el tiempo, sin embargo, el país fue fortaleciéndose hasta convertirse en una de las mayores potencias mundiales a inicios del siglo XXI.

Antecedentes de la Revolución china

A comienzos del siglo XX, China empezó a vivir una serie de cambios culturales debidos a la influencia europea. Además de la apertura de fábricas y bancos, ajenos hasta entonces a su tradición, se tradujeron numerosas obras con nuevas ideas sobre política, económica o ciencia al chino.

El político Sun-Yat-Sen fundó en 1905 un partido democrático con características republicanas: el Kuo-Ming-Tang. La organización no empezó a actuar de manera formal hasta 1911, pero en solo un año habían logrado establecer la república y aprobar una constitución provisional.

Este triunfo se debió a la pérdida de control político por parte del emperador de la dinastía Ching, cuyas acciones le habían supuesto que dejara de contar con apoyo popular.

Los primeros años de la república fueron muy convulsos, con numerosos levantamientos armados. Además, el Tratado de Versalles con el que terminó la Primera Guerra Mundial había concedido a Japón derechos sobre la península de Shantung.

Movimiento del 4 de mayo

El triunfo de la revolución de 1917 en Rusia resultó decisiva para que varios intelectuales chinos fundaran el Movimiento 4 de Mayo, una organización revolucionaria anti-imperialista. Posteriormente, en 1921, este movimiento se convirtió en el Partido Comunista, cuyo principal líder era Mao Zedong.

Durante los dos años siguientes, se creó un frente único en China para ayudar a Sun-Yat-Sen. El presidente pidió a las potencias occidentales que le ayudaran a estabilizar el país, pero no encontró respuesta. Solo la Unión Soviética colaboró fundando una academia militar. Al frente de esta se encontraba el comandante Chiang-Kai-shek.

Guerra civil

El presidente Sun-Yat-Sen murió en marzo de 1925. Dos años más tarde, Chiang-Kai -shek dio un golpe de Estado e inició una persecución contra los comunistas. La respuesta armada de estos representó el comienzo de la guerra civil.

Mientras se estaba desarrollando la guerra, Japón invadió China. Los comunistas propusieron al gobierno central unirse para combatir a sus enemigos comunes, pero Chiang-Kai-shek rechazó la oferta. En 1934, Mao y sus fuerzas protagonizaron la llamada Larga Marcha, un desplazamiento de casi 12 500 kilómetros para evitar ser aniquilados por las tropas del gobierno.

En 1937, el avance de los japoneses obligó a comunistas y nacionalistas a unirse para combatirlos. El enfrentamiento contra el ejército invasor se prolongó durante ocho años, hasta 1945. En agosto de ese año, los chinos lograron vencer a sus enemigos. La guerra civil, sin embargo, volvió a reanudarse.

Causas de la Revolución chia

Las causas primigenias de la guerra civil y, por lo tanto, de la Revolución china provenían de la última época imperial, cuando la dinastía Ching estaba en el trono. Además, el contexto internacional también jugó un papel importante.

Desigualdad social del Imperio chino

La brecha económica y social entre los habitantes del imperio, históricamente ya importante, aumentó bajo la última gran dinastía. Esta desigualdad afectaba especialmente a los campesinos.

En China, la propiedad de la tierra estaba en manos de terratenientes y de las clases privilegiadas, mientras que los campesinos y los habitantes de las aldeas del interior del país vivían en condiciones muy precarias y sin que el gobierno imperial pusiera algún remedio.

El sistema casi feudal de la economía china perpetuaba las situaciones de pobreza. Fue entre los campesinos y los menos favorecidos donde se implantó el comunismo en el país.

El colonialismo y la pérdida de territorios

Los gobernantes de la dinastía Qing habían sido muy ineficaces a la hora de impedir que China perdiera territorios. Bajo sus gobiernos, el país había perdido Taiwan y zonas de Corea, además de sufrir la toma de Manchuria y ataques por parte de Japón.

Después de décadas en las que China tuvo que someterse a los intereses colonialistas de las potencias occidentales, la población no estaba dispuesta a que la situación se prolongara. La pérdida del puerto de Hong Kong fue la última humillación que estaban dispuestos a tolerar.

Conflictos internos

Como se ha señalado, China había sido víctima de los deseos expansionistas de las potencias occidentales. Uno de los conflictos más importantes, todavía en el en el siglo XIX, fueron las llamadas Guerras del Opio, en las que China fue humillada frente a Inglaterra.

La población China deseaba volver a sentirse como un gran país y el resentimiento comenzó a ser un sentimiento común entre las nuevas generaciones.

Las rebeliones contra la dinastía Qing, a la que muchos culpaban de la decadencia del país, fueron continuas en los años previos a la guerra civil. Estos levantamientos contribuyeron, a su vez, a que el gobierno imperial fuera debilitándose.

Expansión del comunismo

El comunismo había ido aumentando su influencia en varios países europeos desde finales del siglo XIX. La Revolución rusa de 1917 significó la creación del primer estado regido por esta ideología.

La situación geográfica de la recién creada Unión Soviética provocó que el comunismo comenzara a extenderse también por Asia. En China, donde su Partido Comunista fue apoyado por los soviéticos, estas ideas fueron bien acogidas por los empobrecidos campesinos y por los obreros.

Cuando los japoneses fueron expulsados de Manchuria, las tropas soviéticas en la zona incautaron su material militar y lo entregaron al bando comunista de la guerra civil.

Por otra parte, la República China había empeorado sus relaciones con los Estados Unidos, por lo que apenas pudo contar con su apoyo durante la guerra civil.

Desarrollo de la revolución: etapas

Antes de que la guerra civil se reanudara, en China existían cuatro grandes fuerzas militares: los japoneses, que controlaban parte del territorio; el gobierno chino colaboracionista de Wang Chingwei, con capital en Nankín; los nacionalistas del Kuomintang; y los comunistas de Mao.

Japón fue derrotado y obligado a abandonar China en 1945. Las fuerzas que se habían enfrentado en la primera parte de la guerra civil iniciaron conversaciones de paz con la participación de Estados Unidos y la URSS.

El fin de las negociaciones de paz en 1946

La primera etapa de la Revolución china consistió, paradójicamente, en el intento de que la guerra civil no se reanudara y su fracaso. Las negociaciones, a pesar del interés de EE.UU y de la URSS en que el conflicto no continuara, resultaron un fracaso.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo de la URSS había desplazado a más de un millón y medio de soldados a Manchuria para controlar las posiciones japonesas.

Mientras, Chiang Kai-shek había comprendido que no tenía los medios para evitar que los comunistas chinos se hicieran con las regiones manchures cuando los soviéticos se retiraran

El líder del Kuomintang negoció con la URSS para que retrasara su marcha y que sus tropas pudieran llegar a Manchuria. La URSS cumplió con los plazos, pero al mismo tiempo ayudó al PCCh a controlar toda la región.

Los Estados Unidos, por su parte, enviaron a China al general George Marshall para que participara en las negociaciones entre el Kuomintang y el PCCh. El estadounidense propuso que se formara un gobierno de coalición en el que participaran todas las facciones políticas del país.

Los términos de la propuesta fueron rechazados tanto por los comunistas como por los nacionalistas. En la primavera de 1946, a pesar de que las conversaciones continuaron, se reanudaron los enfrentamientos armados.

Ofensiva nacionalista (1946-1947)

La iniciativa tras la reanudación de las hostilidades la tomaron los nacionalistas. Con sus tropas invadieron Manchuria y el norte del país hasta tomar el control de 165 ciudades. Esta ofensiva desencadenó las protestas de Estados Unidos, que dejó de vender armas al gobierno chino durante 10 meses.

A finales de 1946, la Asamblea Nacional China aprobó una constitución de carácter democrático. Sin embargo, la falta de participación de los comunistas en su redacción la convirtió pronto en papel mojado.

El avance militar nacionalista se mantuvo hasta abril de 1947, cuando sufrieron algunas derrotas y detuvieron la ofensiva.

Contraataque comunista (1947-1948)

El ejército comunista, comandado por Lin Biao, se recuperó a partir de mediados de 1947.
Su respuesta en Manchuria le permitió inmovilizar varias guarniciones nacionalistas situadas en importantes ciudades, además de inutilizar las líneas de ferrocarril que las comunicaban. El gobierno nacionalista se vio obligado a enviar refuerzos mediante un puente aéreo muy costoso.

Al mismo tiempo, los comunistas lanzaron una gran ofensiva en el sur del país que les permitió conquistar buena parte de las provincias de Shanxi y Hebei. Más adelante, también ocupó dos de las ciudades más importantes de Henan y la capital de Shandong.

Esta serie de victorias tuvieron un efecto muy negativo en la moral de las tropas nacionalistas, mientras que los soldados comunistas estaban eufóricos. La situación provocó que muchos efectivos del Kuomintang cambiaran de bando.

Para marzo de 1948, el ejército de Lin Biao había cercado a las tropas del Kuomintang en tres importantes puntos del país.

Las victorias decisivas comunistas (1948-1949)

Los comunistas consiguieron recuperar toda Manchuria en una campaña que ocasionó a sus enemigos casi medio millón de bajas. Para finales de 1948, ya controlaban todo el noroeste del país.

A partir de ese momento, los nacionalistas fueron derrotados en varias batallas significativas: Huai-Huai, Liao-Shen y especialmente la batalla de Xuzhou.

Ante esta situación, Chiang Kai-shek sometió retomar las conversaciones de paz y pidió apoyo a las potencias europeas, Estados Unidos y la Unión Soviética. Ninguno de esos países respondió a su petición.

La ofensiva final (1949)

Las tropas comunistas entraron en Pekín, la capital imperial de China, el 22 de enero de 1949. El curso de la guerra estaba ya decidido y, tras un breve intento de negociación, el Ejército Popular de Liberación, conquistó Nankín, la antigua capital de la república.

Con esto, los comunistas tenían ya el control total del país. El 1 de octubre proclamaron la creación de una nueva república comunista.

Consecuencias de la Revolución china

Tras su derrota, Chiang Kai-shek y sus partidarios se refugiaron en la isla de Taiwán, donde fueron protegidos por los estadounidenses. Allí fundaron la China Nacionalista, hoy conocida internacionalmente como Taiwán.

En la nueva República Popular China, se implantó un régimen comunista que presentaba algunas diferencias con el europeo, el llamado maoismo. En esta variante se establecían cuatro clases revolucionarias: obreros, campesinos, burguesía nacional y pequeña burguesía.

Con el comienzo de la Guerra Fría, el gobierno chino se alineó con la Unión Soviética y en contra de Estados Unidos.

Fundación de la República Popular China

Mao Zedong anunció la fundación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949. A partir de ese momento, se implantaron una serie de reformas en todos los ámbitos que cambiaron por completo la naturaleza del país.

Posguerra

El triunfo de la revolución no significó que la estabilidad llegara al país. Durante mucho tiempo existieron zonas en las que persistía una situación de anarquía.

La nueva república, que ocupó Tíbet en 1951, era más estable en el norte y el noreste, donde Mao había realizado sus primeras experiencias. En el resto del país, el propio líder comunista confesaba que existían unos 400 000 bandidos que impedían que el gobierno se asentara por completo.

El ejército tuvo que combatir en la provincia de Guangdong contra una guerrilla formada por 40 000 soldados.

Esta situación de inestabilidad se prolongó hasta 1954 y provocó que durante muchos años el gobierno tuviera características militares.

Medidas económicas

El gobierno de la República Popular aprobó una serie de medidas económicas con el propósito de paliar la desigualdad existente. Sin embargo, sus efectos positivos tardaron años en producirse.

Entre otras medidas, el gobierno expropió las tierras a los terratenientes y las repartió entre los campesinos, además de crear comunas rurales.

Las reformas económicas, que recibieron el nombre de “el gran salto adelante”, resultaron un fracaso durante mucho tiempo. Según los historiadores, se produjeron hambrunas que causaron la muerte de millones de chinos.

China, además, se vio lastrada por la falta de aliados comerciales, ya que en plena Guerra Fría solo podía contar con los países de la esfera comunista.

Tensión con Occidente y los Estados Unidos

Estados Unidos recibió con hostilidad la implantación de un régimen comunista en China y su alianza con la Unión Soviética. Con el tiempo, no obstante, las relaciones entre los dos grandes países comunistas se deterioraron, lo que provocó un cierto acercamiento con EE.UU.

Estados Unidos por su parte, volvió a enviar barcos al estrecho de Taiwán durante la Guerra de Corea para evitar que China la invadiera.

Rechazo al pasado cultural

El gobierno comunista inició una campaña para destruir cualquier vestigio relacionado con la antigua cultura china. Incluso se llegó a saquear la tumba de Confucio y su cadáver arrastrado por las calles.

Con la Revolución cultural, emprendida por Mao en 1966, el país se cerró aún más a los sistemas y el pensamiento occidental.

Muerte de Mao

La muerte de Mao, en 1976, no representó un cambio inmediato en el modelo comunista del país. Sin embargo, la llegada al poder de Deng Xiaoping, en 1978, supuso que el país adoptara un sistema económico más pragmático que, en muchos aspectos, tiene las características de los que podría llamarse capitalismo de Estado.

Líderes de la revolución

Mao Zedong / Mao Tsé-Tung (1893-1976)

Mao fue el máximo líder del bando comunista durante la guerra civil contra los nacionalistas. Igualmente, era el principal dirigente del Partido Comunista Chino.

El político procedía de una familia campesina y, en su juventud, se distinguió en la lucha contra los invasores japoneses.

Su versión del marxismo-leninismo, denominado maoísmo por su nombre, adaptó el comunismo a las características de la sociedad china. A partir de 1949, instauró un régimen autoritario y cerrado a occidente. Además, creó un gran culto a su personalidad.

Mao Zedong falleció víctima de un ataque cardiaco el 9 de septiembre de 1976, a la edad de 82 años.

Zhou Enlai

Zhou Enlai fue uno de los políticos más destacados de la República Popular China. Miembro del Partido Comunista desde su juventud, asumió los cargos de primer ministro y la cartera de Asuntos Exteriores en 1949, tras el triunfo de la revolución.

Con ese último cargo encabezó la delegación de su país a la Conferencia de Ginebra y a la Conferencia de Bandung, en 1954 y 1955 respectivamente.

En 1958 abandonó el ministerio de Asuntos Exteriores, pero continuó ejerciendo como primer ministro hasta su muerte en 1976.

Liu Shaoqi

Este político chino fue uno de los dirigentes más importantes del Partido Comunista y ocupó la presidencia de la República Popular China. Participó junto a Mao en la Larga Marcha y fue uno de sus partidarios más incondicionales.

Durante la Revolución Cultural, Liu Shaoqi perdió el favor de Mao y fue acusado de traidor y de simpatizante capitalista.

Depuesto de sus cargos, el político desapareció de la vida pública en 1968. Hasta después de la muerte de Mao, no se conoció que había fallecido en 1969 a causa de los malos tratos sufridos en prisión.

Lin Biao

Nacido en Wuhan en diciembre de 1907, Lin Biao jugó un destacado papel durante la guerra civil que enfrentó a los comunistas y a los nacionalistas. Al reiniciarse el conflicto en 1946, su experiencia militar hizo que Mao lo pusiera al frente de las tropas de Manchuria.

A pesar de su prestigio como militar, Lin Biao no ocupó ningún cargo político importante en el gobierno de la República Popular hasta 1958. Ese año fue nombrado vicepresidente y, en 1959, ministro de Defensa Nacional.

A principios de la década de los 70, Lin Biao cayó en desgracia. Su muerte se produjo en extrañas circunstancias mientras sobrevolaba Mongolia.

Referencias

  1. Historia Universal. La Revolución China. Obtenido de mihistoriauniversal.com
  2. Ocaña, Juan Carlos. Revolución Comunista China. Obtenido de historiasiglo20.org
  3. Alvarez, Ramón. Mao Zedong, del Sóviet de Jiangxi a la toma de Nankín. Obtenido de lavanguardia.com
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