Plan de la Noria: causas, sucesos, consecuencias
El Plan de la Noria fue un documento redactado por Porfirio Díaz para iniciar una rebelión contra Benito Juárez, quien había sido reelegido presidente de México por tercera vez. El argumento principal de este llamamiento era que Juárez había incumplido el artículo constitucional que prohibía la reelección presidencial.
Además de ese motivo, en la proclamación del plan también influyeron las numerosas acusaciones de fraude que aparecieron tras las elecciones ganadas por Juárez. Por otra parte, Porfirio Díaz había sido candidato a presidente con anterioridad, pero sin resultar vencedor y estaban claras sus intenciones de alcanzar la presidencia.
Antes incluso de que el Plan de la Noria se hiciera público habían estallado algunos levantamientos militares en contra de Juárez. El documento de Díaz obtuvo el apoyo de esos insurrectos y el de Sebastián Lerdo de Tejada, entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia y candidato a las últimas elecciones ganadas por Juárez.
Durante un año México padeció una guerra civil que enfrentó a los partidarios de Juárez con los insurrectos. La muerte del presidente en 1872 detuvo el conflicto y Lerdo de Tejada accedió a la presidencia. Una de sus primeras medidas fue promulgar una ley de amnistía.
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Tras derrotar al Segundo Imperio Mexicano, se celebraron elecciones federales en México. El vencedor fue uno de los héroes de ese conflicto, Benito Juárez, quien asumió el cargo para el periodo 1867 – 1871. Su vicepresidente fue Sebastián Lerdo de Tejada.
La presidencia de Juárez, aunque fructífera en muchos aspectos, no estuvo exenta de choques con algunos grupos opositores, especialmente con la Iglesia Católica.
En 1871, fecha prevista para las nuevas elecciones, Juárez mostró sus intenciones de volver a presentarse, algo prohibido por la constitución vigente en ese momento. Su candidatura encontró rechazo entre muchos sectores del país. Entre los críticos destacó Porfirio Díaz, otro héroe de la guerra contra los franceses que ya había mostrado sus aspiraciones presidenciales.
A pesar de las críticas, Juárez se presentó a la reelección y, el 7 de octubre, resultó vencedor en las votaciones.
El asunto de la reelección presidencial ha sido una frecuente fuente de conflictos en la historia de México. El el caso del Plan de la Noria, la oposición a dicha posibilidad fue el primer argumento utilizado por Porfirio Díaz:
“La reelección indefinida, forzosa y violenta, del Ejecutivo Federal, ha puesto en peligro las instituciones nacionales […]. En el curso de mi vida política he dado suficientes pruebas de que no aspiro al poder, a cargo, ni empleo de ninguna clase; pero he contraído también graves compromisos para con el país por su libertad e independencia, […]“menos gobierno y más libertades”
Díaz, además, aprovechó el documento para esbozar sus propuestas de cómo debía ser la elección presidencial:
“Que la elección de Presidente sea directa, personal, y que no pueda ser elegido ningún ciudadano que en el año anterior haya ejercido por un solo día autoridad o encargo cuyas funciones se extiendan a todo el Territorio Nacional […] Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder, y ésta será la última revolución”.
Aunque la oposición a la reelección fue el argumento central del plan, también existía otra causa importante. Díaz y sus partidarios consideraban que los estados que conformaban el país tenían dificultades para mantener su autonomía, ya que las fuerzas federales ocupaban parte de sus competencias.
Otra de las causas que provocaron la proclamación del Plan de la Noria fueron las acusaciones de fraude electoral. De acuerdo a la ley, el vencedor de las elecciones debía ser quien obtuviera la mitad más uno de los votos escrutados, algo que Juárez consiguió.
En esos momentos había en México unos 12 266 electores con derecho a voto. Lerdo de Tejada consiguió 2 874 sufragios, Porfirio Díaz logró 3 555 y Benito Juárez obtuvo 5837. Enseguida comenzaron a aparecer denuncias de fraude que acusaban a los partidarios de Juárez de presionar a los votantes.
A esto hay que unir la corrupción de muchos funcionarios nombrados por Juárez durante el periodo presidencial anterior.
Aunque en el documento negaba cualquier ambición por llegar al poder, lo cierto es que Porfirio Díaz ya se había sido candidato a la presidencia. La primera vez fue en 1867, cuando solo obtuvo un 30% de los votos. Después, en 1871, volvió a perder antes Benito Juárez.
La victoria de Benito Juárez en las elecciones vino seguida de numerosas denuncias por irregularidades durante las votaciones. Por ese motivo, muchos no reconocieron la validez de los resultados y consideraron todo el proceso como un fraude.
La consecuencia inmediata fueron una serie de levantamientos armados contra el gobierno y muchos sectores sociales, militares y políticos se unieron a las acusaciones contra Juárez.
Dentro de los críticos con Juárez se encontraba Porfirio Díaz, quien acusó al vencedor de las elecciones de violar la Constitución de 1857, entonces vigentes. Díaz, además, no reconoció a su oponente como presidente.
Antes de que Porfirio Díaz hiciera público el Plan se habían producido una serie de pronunciamientos armados que fueron el preludio a la guerra civil. Así, el general García de la Cabeza se levantó en armas en Zacatecas, el general Treviño hizo lo propio en Monterrey y otros militares también lo hicieron en Sinaloa y otros estados.
La mayoría de estos insurrectos declararon fidelidad a Porfirio Díaz, quien se encontraba en su hacienda de La Noria. Este respondió el 8 de noviembre de 1871 haciendo público un plan que llevaría el nombre de la hacienda. En el documento desconocía a Juárez y convocaba a una Junta para dirigir temporalmente el país.
El Plan de La Noria redactado por Porfirio Díaz encontró apoyos entre varios militares, que procedieron a tomar las armas en varias zonas del país. Igualmente, el pronunciamiento fue apoyado por Lerdo de Tejada, quien había participado en las elecciones de 1871 y en esos momentos era el presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Durante los meses siguientes se sucedieron las insurrecciones y en varios estados se inició una guerra contra los partidarios de Juárez.
A pesar de los levantamientos, Benito Juárez resistió en el poder. Al frente del contraataque situó a su ministro de la Guerra, Ignacio Mejía. Este ordenó el despliegue de varias unidades que consiguieron detener a los insurrectos. Además, se produjeron numerosas ejecuciones sumarias.
La denominada Revolución de la Noria entró pronto en un punto muerto. Durante casi un año, el gobierno logró neutralizar cada una de las insurrecciones, pero estás continuaban produciéndose.
Solo un hecho que nadie esperaba logró que el conflicto acabara: el 18 de julio de 1872, Benito Juárez falleció. Ante esto, los dos bandos acordaron un alto el fuego y Sebastián Lerdo de Tejada, como máximo dirigente de la Suprema Corte, asumió temporalmente la presidencia.
La muerte de Juárez dejó a los insurrectos sin su principal motivo para continuar la guerra. Además, Lerdo promulgó una ley de amnistía y la mayoría de los rebeldes se acogieron a ella.
A pesar de eso, la ley de amnistía no contentó a los porfiristas, ya que los equipaba a traidores y no contemplaba que recuperaran sus empleos, honores o pensiones. Por ese motivo, el 13 de septiembre de 1872, Díaz hizo público un documento en el que exigía a Lerdo que cambiara la ley para que sus partidarios no perdieran sus rangos militares y sus privilegios.
El gobierno, sin embargo, no aceptó la propuesta de Porfirio. Este, sin embargo, prefirió reconocer a Lerdo como presidente y pareció retirarse, de nuevo, de la política.
Tras terminar el conflicto la situación pareció calmarse. El gobierno convocó elecciones y Díaz, tras aceptar la amnistía, se retiró a Veracruz.
Las elecciones celebradas dieron el poder a Sebastián Lerdo de Tejada, quien ya estaba ejerciendo como presidente interino. Sus cuatro años en el cargo fueron, según los historiadores, positivos para el país. Dedicó buena parte de sus esfuerzos a estabilizar y pacificar México, aunque tuvo que usar la fuerza.
Por otra parte, Lerdo conservó la constitución de 1857 y profundizó en la búsqueda de una educación laica comenzada por Juárez. Además, consiguió que varias empresas extranjeras invirtieran en el país, lo que conllevó un importante desarrollaro de las comunicaciones y la industria.
En 1875, cuando debían celebrarse nuevas elecciones, Lerdo de Tejada anunció su candidatura para renovar el cargo a pesar de la prohibición constitucional de la reelección.
Como había sucedido con Juárez, el anuncio de que Lerdo iba a buscar la reelección provocó enfado en parte del país. El gobierno trató de realizar las reformas legales necesarias para que Lerdo pudiera presentarse de nuevo y, con el apoyo del Poder Legislativo, consiguió su propósito.
El resultado de las votaciones fue favorable a Lerdo. Sin embargo, el Poder Judicial denunció fraude electoral.
Por su parte, antes de las elecciones, Porfirio Díaz lanzó el llamado plan de Tuxtepec. Este nuevo documento se hizo público el 10 de enero de 1876 y volvía a mostrarse en contra de la reelección presidencial.
El plan llamaba a la rebelión en contra de Lerdo y que el poder fuera ocupado por José María Iglesias hasta la convocatoria de nuevas elecciones.
Al contrario con lo ocurrido con el Plan de la Noria, Díaz y los suyos derrotaron a las fuerzas gubernamentales. Sin embargo, ante la negativa de Iglesias de aceptar el Plan de Tuxtepec, Porfirio Díaz se autoproclamó presidente del país el 15 de febrero de 1877.
A partir de ese momento comenzó un largo periodo de la historia de México denominado Porfiriato. Díaz ganó las elecciones que se convocaron tras la caída de Lerdo y, salvo entre los años 1880 y 1884, conservó el poder hasta 1911.
- Carmona Dávila, Doralicia. Porfirio Díaz proclama el Plan de la Noria, organiza la rebelión en contra de la reelección de Juárez. Obtenido de memoriapoliticademexico.org
- Conoce Aprende. Plan de la noria – Revolución de la noria. Obtenido de independenciademexico.com.mx
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