María Antonieta: biografía, reinado, juicio, muerte
María Antonieta de Austria (1755 – 1793), fue la reina consorte de Francia entre 1774 y 1792. El reinado de su esposo, Luis XVI, concluyó cuando este fue depuesto del trono por los republicanos que impulsaron la Revolución francesa.
Era la hija menor del emperador Francisco I con la emperatriz María Teresa I de Austria. El matrimonio de María Antonieta con Luis Augusto Borbón sirvió para fortalecer los vínculos entre Austria y Francia, que habían mantenido disputas durante generaciones.
Cuando llegó a Francia no era popular en la corte, pues la veían como una extranjera y le resentían el hecho de no darle herederos al rey en los primeros años de su matrimonio.
La reina logró ser aceptada por los cortesanos, pero el pueblo francés no cambió su percepción acerca de ella. Los republicanos crearon un mito en torno a María Antonieta y le dieron la imagen de insensible y despilfarradora.
Desde 1792 la reina consorte y su familia fueron apresados; a finales de ese año se abolió la monarquía en Francia y en enero de 1793 Luis XVI fue guillotinado. Nueve meses más tarde, María Antonieta de Austria también fue ejecutada en la Plaza de la Revolución.
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María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena nació el 2 de noviembre de 1755 en el Palacio Imperial de Hofburg, Viena, Austria. Era hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y su madre fue la archiduquesa María Teresa I de Austria, reina de Hungría y Bohemia.
Fue la penúltima de los 16 hijos de los emperadores, y la menor entre las niñas. De acuerdo con la costumbre, María Antonia fue educada por una institutriz, la condesa von Brandeis, que también se hizo cargo de la crianza de su hermana mayor, María Carolina.
Pasó sus primeros años entre el palacio Hofburg y el de Schönbrunn. No fue una joven brillante en el ámbito académico, pues se le hizo particularmente difícil aprender idiomas (en la corte vienesa se hablaba en alemán, italiano y francés, pero María Antonia no manejaba ninguno correctamente).
Sin embargo, María Antonia era excelente en el área musical, podía tocar varios instrumentos, también era buena cantante y bailarina, cualidades muy admiradas en una joven noble. El resto de su instrucción estuvo enfocada en asuntos religiosos y morales.
En 1766 Austria y Francia debían cimentar su alianza. Para alcanzarlo decidieron comprometer a la menor de las hijas de María Teresa I y al heredero del trono francés, el joven Luis Augusto, delfín de Francia (los descendientes masculinos mayores en línea directa del rey recibían el título de “delfín”).
Sin embargo, en el momento en que se realizó la promesa de matrimonio, María Antonieta era muy joven, al igual que su futuro esposo.
En 1769 se realizó la petición de mano formal por el embajador francés en Viena y la misma fue aceptada por la emperatriz y archiduquesa María Teresa I.
El matrimonio se llevó a cabo el 19 de abril de 1770 a través de poderes, es decir, con un permiso legal, ya que los novios no se encontraban en la misma ciudad.
Ella viajó hasta Francia en mayo de ese mismo año, desde entonces comenzó a hacerse llamar María Antonieta (Marie Antoinette), la forma francesa de su nombre. Dos días después de su llegada al país se celebró una ceremonia formal de boda.
La presencia de María Antonieta de Austria en la corte francesa no fue bien vista en primer momento; los otros nobles la apodaron “la austríaca”. Al descontento se sumó el hecho de que el matrimonio entre los delfines no era consumado y pasaron años sin concebir un heredero.
María Antonieta resultó una delfina (título de la esposa del delfín de Francia) agradable para el pueblo en un primer momento, por cualidades como su belleza y simpatía.
La joven delfina no era más que una adolescente y demostró no estar preparada para el matrimonio al comienzo de su enlace. Tampoco se adaptó fácilmente a las costumbres francesas, como la de vestirse y arreglarse frente a un grupo de cortesanos.
Su puesto no tenía muchas obligaciones oficiales, además de procrear, por lo que pasaba mucho tiempo desocupada. Por eso María Antonieta se dedicaba durante largas horas a actividades de ocio y entretenimiento.
La unión del heredero francés con su esposa fue consumada finalmente en 1777. Se dice que, aunque él le fue fiel durante el matrimonio, la trataba de forma distante, puesto que temía que ella quisiera manipularlo políticamente.
Cuando falleció el rey Luis XV, abuelo del delfín Luis Augusto, el 10 de mayo de 1774 su nieto pasó a ser rey de Francia y Navarra. Fue conocido a partir de entonces como Luis XVI y su esposa pasó a ser la reina consorte.
Como era costumbre dentro de la corte desde tiempos de Luis XIV, María Antonieta de Austria cuidaba excesivamente su apariencia y realizaba eventos sociales constantemente. Esa conducta no era ajena a los franceses, pero les irritó verla en una reina extranjera.
Comenzaron a alimentar mitos acerca de los gastos de la esposa del rey Borbón y los esparcían. Decían que había ordenado que tapizaran sus habitaciones con oro y diamantes, también aseguraban que le era infiel a su esposo.
Finalmente, se la culpó de los problemas económicos del reino, aunque no poseía ningún rol real dentro del gobierno, pues su esposo no le permitía intervenir en asuntos políticos.
María Antonieta de Austria sí llegó a tener amistades con algunos hombres de la nobleza cercanos a su círculo, pero no existen pruebas concretas de que haya consumado ninguna relación extramatrimonial.
La falta de hijos dentro del matrimonio real era un problema serio para la estabilidad del gobierno francés.
En 1777 José II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, visitó a su hermana María Antonieta y aprovechó para preguntar por la vida matrimonial del rey Luis XVI.
José II aconsejó a su cuñado, Luis XVI, en asuntos conyugales y le explicó el modo en que debía mantener relaciones íntimas con su esposa. Poco después de la visita del hermano de María Antonieta los reyes franceses finalmente consumaron su unión.
El año siguiente, en abril de 1778 se anunció que la reina estaba embarazada. La primera hija de la pareja nació en diciembre y llevó por nombre María Teresa Carlota. El título que se le asignó fue el de “madame royale”.
En esa época María Antonieta de Austria comenzó a tener un rol más importante dentro de la política francesa, puesto que había ganado cierta influencia con su esposo tras el nacimiento de su primera hija.
Entre los eventos que se presumen influenciados por la reina se cuenta el conflicto conocido como la guerra de sucesión bávara al que Francia acudió a favor de Austria.
También en esa época Luis XVI favoreció a una coalición que asistió a las tropas de Washington en la Revolución americana.
El primer hijo varón del rey Luis XVI y su esposa María Antonieta de Austria nació el 22 de octubre de 1781. El heredero al trono recibió el título de delfín de Francia y fue bautizado como Luis José Javier Francisco de Borbón.
Al año siguiente, ella le dio el cargo de institutriz real a una de sus amigas más cercanas, la duquesa de Polignac. Eso no fue agradable para la aristocracia nacional, puesto que la seleccionada para educar a los hijos del rey no provenía de una familia suficientemente noble.
A pesar de que el nacimiento de un heredero de la corona había despertado gran alegría en el pueblo francés, la situación de María Antonieta no mejoraba. De hecho, se normalizó la publicación de panfletos con temas sexuales acerca de la reina.
Los rumores de gastos y excesos que rodeaban a María Antonieta le ganaron el apodo de “Madame Déficit”. En 1782 comenzó la edificación de una “aldea” en los terrenos de Versalles, construcciones que se popularizaron dentro de la nobleza como lugares de retiro.
A pesar de que era totalmente normal que los nobles franceses construyeran aldeas en sus tierras, en el caso de María Antonieta de Austria fue percibido como una extravagancia por sus detractores.
El segundo hijo varón de los reyes franceses, Luis Carlos, nació el 27 de marzo de 1785 y recibió el título de duque de Normandía.
Durante esa misma época, surgió el llamado asunto del collar, en el que un reconocido joyero demandaba el pago de 1,5 millones de libras por un supuesto encargo de la reina.
María Antonieta se negó a reconocer la responsabilidad económica del collar de diamantes y culpó al cardenal de Rohan de querer incriminarla por el gran gasto que esa prenda representaba.
Luego se descubrió que ni el cardenal ni la reina habían sido los responsables del asunto. Los responsables fueron unos estafadores entre los que estuvieron incluidos los condes de La Motte, Nicole Lequay (una prostituta), Rétaux de Villette y Alessandro Cagliostro.
A pesar de que se comprobó que la reina no tuvo nada que ver, el pueblo francés la responsabilizó del evento y su reputación quedó manchada para siempre.
La menor de las hijas de María Antonieta de Austria nació el 9 de julio de 1786; la pequeña contrajo tuberculosis y falleció un mes antes de cumplir su primer año.
La reina intentó mostrar su lado maternal y encargó un retrato de ella rodeada por sus hijos, pero eso no logró revertir su mala imagen. María Antonieta era la cara de los excesos de la corte ante el pueblo y pasó a encarnar la imagen de frivolidad aristocrática.
En realidad, las dificultades económicas de Francia venían siendo una carga desde generaciones anteriores; los costos de las guerras y la vida de la nobleza en general eran unos de los grandes problemas.
La nobleza y el clero tenían prácticamente exonerados todos los impuestos que sí eran aplicados a la gente común. Eso volvía imperante una reestructuración financiera que los nobles no parecían estar dispuestos a aceptar.
En 1789 se llamó a los Estados Generales con doble representación del tercer Estado conformado por los burgueses o gente común. El tercer Estado comenzó a solicitar un voto para cada delegado, para obtener una representación igualitaria, pero no les fue concedido.
Durante junio de ese mismo año falleció Luis José, delfín de Francia, lo que dejó profundamente afectados a sus padres, Luis XVI y María Antonieta. Sin embargo, el pueblo no les dio descanso o simpatía por su pérdida, los comunes decidieron constituir una Asamblea Nacional.
Una turba de parisinos marchó a Versalles el 5 de octubre de 1789 en protesta por la escasez de pan, al día siguiente forzaron a los reyes a trasladarse al Palacio de las Tullerías en el centro de París, en el que permanecieron por la fuerza en lo que se considera un arresto domiciliario.
En ese contexto se le atribuyó a María Antonieta la frase “que coman pastel”, en referencia a los reclamos por el alto costo del pan para el pueblo francés. Pero esa no fue más que otra de las campañas de sus enemigos, puesto que ella nunca pronunció esas palabras.
Durante junio de 1791 los miembros de la familia real intentaron escapar de su cautiverio haciéndose pasar como sirvientes de una aristócrata rusa ficticia. Fueron apresados una vez más en menos de un día en Varennes.
El intento de fuga del rey terminó con la poca confianza que el pueblo tenía puesta en él. Eso trajo como consecuencia que la seguridad que los vigilaba se incrementara tras su regreso a la capital.
La familia real fue apresada formalmente en la torre del Templo el 13 de agosto de 1792. En septiembre del mismo año se declaró oficialmente el fin de la monarquía y se instauró el gobierno de la Convención Nacional sobre la República de Francia.
Luis XVI fue juzgado por los cargos de atentar contra la integridad de la República, tras ser hallado culpable se le asignó sentencia de muerte. Se le permitió reunirse por última vez con María Antonieta y sus hijos, y el 21 de enero de 1793 fue ejecutado en la guillotina.
A la antigua reina se la llevó a una celda de aislamiento en una prisión conocida como la Conciergerie para esperar su juicio en octubre, que estuvo a cargo del Tribunal Revolucionario.
Las acusaciones en su contra fueron una recopilación de todos aquellos rumores maliciosos que se habían difundido acerca de María Antonieta por los revolucionarios: orgías, defraudar las arcas nacionales al enviar dinero a Austria o dilapidarlo en excesos banales.
También se añadió a sus cargos la masacre de la Guardia Nacional francesa de 1792. La última acusación y la más dolorosa para María Antonieta fue la de incesto, firmada por su hijo Luis Carlos (manipulado por Jacques Hébert para hacerlo).
No quiso dar crédito al último cargo de violación e incesto, por lo que no respondió al mismo, en cambio solicitó la empatía de las madres presentes para que reconocieran que esa acusación no tenía veracidad.
La antigua reina fue declarada culpable de la merma del tesoro nacional, conspiración contra la seguridad del Estado francés y alta traición.
María Antonieta de Austria fue ejecutada en la guillotina el 16 de octubre de 1793 en París, Francia. Su cuerpo fue enterrado en una tumba sin nombre del cementerio Madeleine.
Los restos de la reina fueron exhumados durante la restauración borbónica (1815), tras eso María Antonieta fue enterrada en la Basílica de St. Denis.
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