Lengua y literatura

Poemas de 6 estrofas de autores conocidos


Te dejo una lista de poemas de 6 estrofas de autores conocidos como Vicente Aleixandre, Lope de Vega o Federico García Lorca. Un poema es una composición que utiliza los recursos literarios propios de la poesía. 

El poema puede estar escrito de diferentes formas, pero generalmente es en verso. Esto quiere decir que está compuesto por frases u oraciones escritas en líneas separadas y que se agrupan en secciones llamadas estrofas.

Cada una de estas líneas suelen tener rima entre sí, o sea, un sonido de vocales similar, sobre todo en la última palabra de las líneas, aunque esto no es una regla ni se cumple en todos los poemas. Por el contrario, existen muchos poemas sin rima alguna.

Lista de poemas de 6 estrofas de autores renombrados

1- Calles y sueños

Ciudad sin sueño (Nocturno de Brooklyn Bridge)

 

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.

Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan

y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas

al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

 

Hay un muerto en el cementerio más lejano

que se queja tres años

porque tiene un paisaje seco en la rodilla;

y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto

que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

 

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda

o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.

Pero no hay olvido, ni sueño:

carne viva. Los besos atan las bocas

en una maraña de venas recientes

y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso

y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

 

Un día

los caballos vivirán en las tabernas

y las hormigas furiosas

atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día

veremos la resurrección de las mariposas disecadas

y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos

veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,

a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente

o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,

hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,

donde espera la dentadura del oso,

donde espera la mano momificada del niño

y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

 

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Pero si alguien cierra los ojos,

¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos

y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

 

Ya lo he dicho.

No duerme nadie.

Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,

abrid los escotillones para que vea bajo la luna

las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

Autor: Federico García Lorca

2- Cantos nuevos

Dice la tarde: “¡Tengo sed de sombra!”

Dice la luna: “¡Yo, sed de luceros!”

La fuente cristalina pide labios

y suspira el viento.

 

Yo tengo sed de aromas y de risas,

sed de cantares nuevos

sin lunas y sin lirios,

y sin amores muertos.

 

Un cantar de mañana que estremezca

a los remansos quietos

del porvenir. Y llene de esperanza

sus ondas y sus cienos.

 

Un cantar luminoso y reposado

pleno de pensamiento,

virginal de tristeza y de angustias

y virginal de ensueños.

 

Cantar sin carne lírica que llene

de risas el silencio

(una bandada de palomas ciegas

lanzadas al misterio).

 

Cantar que vaya al alma de las cosas

y al alma de los vientos

y que descanse al fin en la alegría

del corazón eterno.

Autor: Federico García Lorca

3- En una playa amena

En una playa amena,

a quien el Turia perlas ofrecía

de su menuda arena,

y el mar de España de cristal cubría,

Belisa estaba a solas,

llorando al son del agua y de las olas.

 

«¡Fiero, cruel esposo!»,

los ojos hechos fuentes, repetía,

y el mar, como envidioso,

a tierra por las lágrimas salía;

y alegre de cogerlas,

las guarda en conchas y convierte en perlas.

 

«Traidor, que estás ahora

en otros brazos y a la muerte dejas

el alma que te adora,

y das al viento lágrimas y quejas,

si por aquí volvieres,

verás que soy ejemplo de mujeres.

 

Que en esta mar furiosa

hallaré de mi fuego la templanza,

ofreciendo animosa

al agua el cuerpo, al viento la esperanza;

que no tendrá sosiego

menos que en tantas aguas tanto fuego.

 

¡Ay tigre!, si estuvieras

en este pecho donde estar solías,

muriendo yo, murieras;

mas prendas tengo en las entrañas mías

en que verás que mato,

a falta de tu vida, tu retrato».

 

Ya se arrojaba, cuando

salió un delfín con un bramido fuerte,

y ella, en verle temblando,

volvió la espalda al rostro y a la muerte,

diciendo: «Si es tan fea,

yo viva, y muera quien mi mal desea».

Autor: Lope de Vega

4- Unidad en ella

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,

rostro amado donde contemplo el mundo,

donde graciosos pájaros se copian fugitivos,

volando a la región donde nada se olvida.

 

Tu forma externa, diamante o rubí duro,

brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,

cráter que me convoca con su música íntima, con esa

indescifrable llamada de tus dientes.

 

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,

porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera

no es mío, sino el caliente aliento

que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

 

Deja, deja que mire, teñido del amor,

enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,

deja que mire el hondo clamor de tus entrañas

donde muero y renuncio a vivir para siempre.

 

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,

quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente

que regando encerrada bellos miembros extremos

siente así los hermosos límites de la vida.

 

Este beso en tus labios como una lenta espina,

como un mar que voló hecho un espejo,

como el brillo de un ala,

es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,

un crepitar de la luz vengadora,

luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,

pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

Autor: Vicente Aleixandre

5- Rima LIII

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

 

Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

¡esas… no volverán!.

 

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.

 

Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día…

¡esas… no volverán!

 

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

 

Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…; desengáñate,

¡así… no te querrán!

Autor: Gustavo Adolfo Bécquer

Referencias

  1. Poemas de Federico García Lorca. Recuperado de federicogarcialorca.net
  2. Poemas de Lope de Vega. Recuperado de poemas-del-alma.com
  3. Poemas de Vicente Aleixandre. Recuperado de poesi.as