Anatomía y fisiología

Glándulas sudoríparas: concepto, función, tipos y enfermedades


¿Qué son las glándulas sudoríparas?

Las glándulas sudoríparas son unas glándulas de secreción externa, es decir, son glándulas exocrinas. Se encuentran en la piel de todos los mamíferos y su producto de secreción se vierte hacia la superficie externa de la misma, directamente o a través de los folículos pilosos.

Una glándula es una estructura formada a partir de células epiteliales que abandonan la superficie donde se forman y penetran el tejido conectivo subyacente formando una lámina basal. Las glándulas se encargan de sintetizar y secretar diversos tipos de sustancias a través de unos gránulos secretorios que se acumulan en el citosol de sus células.

De acuerdo con sitio hacia el que secretan estas sustancias, las glándulas pueden clasificarse como exocrinas y endocrinas. Las primeras liberan sus secreciones hacia el exterior del cuerpo (la piel, el intestino, las vías respiratorias, etc.) entretanto las endocrinas hacen lo propio hacia el torrente circulatorio.

Puesto que las glándulas sudoríparas secretan sus productos hacia la superficie de la piel, estas se clasifican en el grupo de las glándulas exocrinas. Se conocen dos tipos de estas glándulas: las sudoríparas ecrinas y las sudoríparas apocrinas y ejercen funciones importantes en los mecanismos de termorregulación.

Función de las glándulas sudoríparas

La función de las glándulas sudoríparas ecrinas está supeditada a la termorregulación. El ser humano, así como todos los mamíferos, desde el punto de vista de la temperatura corporal, es un organismo homeotérmico, es decir, que mantiene constante su temperatura interna a pesar de los cambios fluctuantes de la temperatura ambiental.

El organismo emplea a las glándulas sudoríparas como uno de los principales mecanismos de pérdida de calor cuando tienden a ocurrir aumentos de la temperatura regulada (37 más o menos 5 °C).

Estos mecanismos de pérdida de calor ocurren cuando las secreciones de las glándulas sudoríparas se evaporan sobre la superficie de la piel, proceso que permite transformar la energía y perder calor por evaporación.

En condiciones de ejercicio extremo en ambientes cálidos, las secreciones de las glándulas sudoríparas ecrinas pueden ser tan profusas que un ser humano puede perder hasta 10 litros de líquido por esta vía.

La función de las glándulas sudoríparas apocrinas está relacionada con el comportamiento sexual, pues estas glándulas se relacionan con las señales sexuales olfatorias.

Tipos de glándulas sudoríparas

Las glándulas sudoríparas pueden ser de dos tipos: las glándulas sudoríparas ecrinas y las apocrinas. La diferencia principal entre ambos grupos tiene que ver con el modo de secreción de sus productos.

Glándulas sudoríparas ecrinas

Estas son las glándulas sudoríparas más abundantes en la mayor parte de la superficie de la piel. Tienen un diámetro de 0.4 mm y, en la piel del ser humano, existen más de 3 millones de estas; su producto de secreción consiste en una solución acuosa (sudor).

En algunos mamíferos como los perros, los gatos, el ganado y las ovejas, las glándulas ecrinas están restringidas a las almohadillas de las patas traseras y delanteras, y su función es evitar que el animal se resbale durante la huida y el escape.

Su función principal tiene que ver con la termorregulación, pues se encargan de secretar una sustancia acuosa que permite disipar el calor por evaporación desde la superficie corporal.

Las glándulas ecrinas son glándulas tubulares espirales simples, ubicadas en la profundidad de la dermis o en la capa inferior, la hipodermis. En su interior, cada glándula ecrina posee un conducto delgado en forma de espiral que atraviesa la dermis y la epidermis y se abre a la superficie a través de un poro sudoríparo.

Este tipo de glándulas se caracteriza por su mecanismo de secreción merocrino, lo que quiere decir que su producto de excreción es expulsado por exocitosis, por lo que ni la membrana plasmática ni el citosol de las células que las componen forman parte de la secreción.

Las glándulas ecrinas están inervadas por fibras nerviosas postganglionares del sistema nervioso simpático, que regula su función.

Glándulas sudoríparas apocrinas

La distribución de las glándulas sudoríparas apocrinas es mucho más restringida que la de las glándulas ecrinas.

En los seres humanos estas glándulas se encuentran principalmente en las zonas donde existe abundante vello, como las axilas, la región púbica y anal, el cuero cabelludo y las aureolas de los pezones. En otros mamíferos estas glándulas son un poco más abundantes.

Las glándulas sudoríparas apocrinas son de mayor tamaño que las ecrinas; miden aproximadamente 3 mm de diámetro y sus células secretoras son células cuboides simples. Están controladas por el sistema autónomo.

A diferencia de las glándulas ecrinas, estas glándulas vierten sus productos de secreción en los folículos pilosos y es a través de estos que dichas secreciones alcanzan la superficie de la piel. Sus conductos desembocan en los folículos pilosos en una posición más superficial que la desembocadura de las glándulas sebáceas en esos mismos folículos.

Se denominan apocrinas porque liberan una porción pequeña del citosol apical de sus células junto con el producto que secretan.

El producto secretor de estas glándulas consiste en una solución grasa inodora, cuando es secretada, pero cuando alcanza la superficie de la piel, las bacterias locales son capaces de metabolizarlo, produciendo ácidos grasos olorosos que le dan un aroma característico.

Estas glándulas, en los seres humanos, están “inactivas” hasta la pubertad, cuando son estimuladas acción hormonal. El estrés emocional provoca que la pared de los conductos de las glándulas apocrinas se contraiga, expulsando su secreción.

Las glándulas ceruminosas del conducto auditivo externo y las glándulas de Moll de los párpados son glándulas apocrinas modificadas, así como otras glándulas especializadas: las mamarias y las odoríferas de algunos animales.

Enfermedades

Las patologías relacionadas con las glándulas sudoríparas ecrinas pueden ser:

Hiperhidrosis

Es un exceso de sudoración que es reflejo, a su vez, de alteraciones del sistema nervioso autónomo.

Hipohidrosis

En la hipohidrosis las glándulas sudoríparas reducen su función secretora. En estos casos puede existir peligro de choque de calor, que es un incremento crítico de la temperatura corporal por disminución de los procesos de pérdida de calor. Esta condición puede producir convulsiones e incluso la muerte.

Miliaria o erupciones por calor

Se produce por la obstrucción de las aberturas de los conductos secretores de las glándulas sudoríparas ecrinas, atrapando el producto secretado bajo la piel, provocando la aparición de sarpullidos en infantes y adultos bajo condiciones cálidas.

Bromhidrosis

Una de las afecciones más comunes de las glándulas sudoríparas apocrinas es la bromhidrosis, que está relacionada con un olor corporal exagerado o anormal, producto de descomposición bacteriana de las grasas presentes en las secreciones apocrinas.

Esta condición no solo se da por algún defecto sistémico, sino que también puede deberse a una mala higiene corporal, a la actividad física y a los alimentos consumidos.