Medicina

Linfocitos altos (linfocitosis): valores normales, causas, síntomas


Los linfocitos altos en sangre o “linfocitosis”, como se le conoce técnicamente, son un indicativo de que un proceso infeccioso o neoplásico tiene lugar en el cuerpo, como una infección viral, aunque en casos más graves puede significar un cáncer o un trastorno autoinmune. 

Los linfocitos son uno de los distintos tipos de “células blancas”, encargadas de defender al cuerpo de amenazas externas e internas, tales como infecciones, cuerpos extraños, traumatismos y tumores.

Existen diversos tipos de linfocitos, cada uno con una tarea específica. Lo más común es que los linfocitos elevados en la sangre correspondan a un grupo particular de estas células según lo que esté causando la linfocitosis.

Por lo general, la linfocitosis es un proceso asintomático en sí mismo, siendo los síntomas que presenta el paciente aquellos derivados de la afección que lo aqueja.

Para detectar si los niveles de linfocitos son normales es necesario realizar una hematología en donde se reportan no solo el número total de células blancas, sino también la proporción de los distintos tipos.

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Valores normales de linfocitos en la hematología

En una hematología normal el total de células blancas (conocidas de manera general como “leucocitos”), debe estar entre 7.500 y 10.000 células por milímetro cúbico de sangre analizada.

En el adulto, del total de células blancas no más de 35-27% corresponden a linfocitos, entre 55 y 60% son neutrófilos, y el porcentaje restante se divide entre eosinófilos y monocitos (menos de 2% cada tipo).

En los niños pequeños la proporción entre linfocitos y neutrófilos es inversa, lo cual quiere decir que alrededor del 60% de las células blancas corresponden a linfocitos y cerca del 40% a leucocitos.

Se dice que existe linfocitosis cuando se presenta una de las siguientes condiciones:

– Se eleva la cuenta total de glóbulos blancos con incremento del porcentaje de linfocitos respecto a lo normal, por ejemplo: una persona adulta presenta 12.000 glóbulos blancos con 65% de linfocitos.

– La cuenta total de células blancas es normal pero se invierte la relación entre leucocitos y linfocitos, por ejemplo: un paciente adulto tiene 8.600 células blancas de las cuales el 75% son linfocitos.

En ambos casos el número total de linfocitos será superior a lo normal y será necesario investigar la causa a fin de instaurar el tratamiento más adecuado.

Causas 

Las causas de linfocitos altos en sangre son múltiples y muy variadas, sin embargo para efectos prácticos se pueden dividir en dos grandes grupos:

– Causas infecciosas

– Causas tumorales

En el primer caso los linfocitos se elevan como respuesta normal de defensa del organismo ante una infección, por lo general de origen viral.

Cuando esto ocurre los linfocitos son los responsables de destruir directamente a los virus y liberar los anticuerpos que ayudarán a la inmunidad química.

Por otra parte, cuando la causa de la linfocitosis es un tumor se habla de un tipo de cáncer hematológico, en el cual los linfocitos crecen de manera exagerada y descontrolada.

En estos casos el exceso de linfocitos genera problemas serios que pueden llegar a comprometer la vida del enfermo.

Causas infecciosas de linfocitosis

Los glóbulos blancos se elevan en respuesta a las infecciones, sin embargo dado que cada tipo de glóbulo blanco tiene una función específica, cada serie se eleva en respuesta a un tipo de infección particular.

Así pues, los neutrófilos son las células blancas que se elevan en la mayoría de las infecciones bacterianas, mientras que los linfocitos permanecen dentro de un rango normal.

Por el contrario, en la gran mayoría de las infecciones virales los neutrófilos permanecen inalterados siendo los linfocitos los que se elevan.

De esta manera, tenemos que una amplia gama de infecciones virales cursan con elevación de los linfocitos. Entre las causas infecciosas más comunes de elevación de los linfocitos en sangre están:

– Mononucleosis infecciosa

– Infección por citomegalovirus

– Hepatitis Viral

– Infección por herpesvirus (varicela)

– Infecciones exantemáticas virales (rubéola, sarampión, parotiditis viral)

– Infección por virus de influenza y parainfluenza

Por lo general, la elevación de los linfocitos en sangre secundaria a enfermedades virales es transitoria, y los valores vuelven a lo normalidad una vez que el proceso infeccioso se resuelve.

Es importante destacar que aun cuando las infecciones virales son las responsables de la linfocitosis, en la gran mayoría de los casos existen otros entes infecciones no virales que pueden cursar con elevación de los linfocitos en sangre.

Entre las infecciones no virales que cursan con linfocitosis se cuentan la tuberculosis, toxoplasmosis, brucelosis e incluso el paludismo (malaria).

En todos estos casos la linfocitosis desaparece una vez que se trata la enfermedad responsable.

El objetivo de la elevación de los linfocitos en todas las infecciones es defender al cuerpo contra la infección, bien sea mediante la destrucción de los agentes infecciosos (responsabilidad de los linfocitos T Killer) o a través de la liberación de anticuerpos (linfocitos B).

Causas tumorales de linfocitosis

A diferencia de lo que ocurre en las enfermedades virales, cuando los linfocitos se elevan a causa de una enfermedad neoproliferativa (cáncer), lo hacen de manera sostenida.

En algunos casos los linfocitos se elevan y se mantienen en un nivel dado por tiempo prolongado (por ejemplo, la cifra de linfocitos asciende a 22.000 y se mantiene estable), mientras que en otros tienden a subir constantemente alcanzando niveles muy superiores a lo normal (50.000, 60.000, 80.000 linfocitos por milímetro cúbico de sangre e incluso más).

En ambas condiciones se debe pensar en una neoplasia hematológica como la responsable de la elevación de los linfocitos en sangre. Estas neoplasias se dividen en dos grandes grupos: linfoma y leucemia.

Linfoma

Los linfomas son neoplasias sólidas que afectan a los ganglios linfáticos. Dado que el principal componente celular de los ganglios linfáticos son linfocitos en distintos estadíos de maduración, los pacientes con linfoma presentan aumento de la cantidad de linfocitos circulantes en la sangre.

De estos linfocitos la gran mayoría son formas maduras y su número se mantiene elevado, pero más o menos estable en un nivel dado por tiempo prolongado.

Leucemia

Por su parte, la leucemia se considera una neoplasia hemática propiamente dicha; no afecta órganos sólidos como los ganglios linfáticos, sino más bien las células de la médula ósea, donde se originan todas las células de la sangre.

En los pacientes con leucemia lo más común es un patrón de leucocitosis que se eleva constantemente sin alcanzar un techo, es decir los linfocitos suben sin parar, por lo general a expensas de formas inmaduras.

Según el tipo de células predominante se le da el nombre a la leucemia. Así pues, existen:

– Leucemia mielógena (LM)

– Leucemia mieloide crónica (LMC)

– Leucemia mieloide aguda (LMA)

– Leucemia linfoide crónica (LLC)

– Leucemia linfoide aguda o leucemia linfoblástica aguda (LLA)

La diferenciación del tipo de leucemia se basa en estudios de laboratorio (citometría de flujo), dado que clínicamente es casi imposible distinguir una de la otra.

Síntomas 

Los linfocitos elevados en la sangre no producen sintomatología por sí mismos, por el contrario forman parte de un complejo sindromático que puede estar acompañado de diversos síntomas según la condición clínica a la que se asocia la leucocitosis.

Síntomas de linfocitosis asociada a infección viral 

En los casos de enfermedades infecciosas suele ser común que el paciente presente síntomas generales como malestar general, astenia (falta de energía o debilidad), fiebre (temperatura corporal superior a los 38,5 ºC), dolores articulares y musculares.

Según el tipo de infección viral pueden presentarse signos clínicos asociados como hepatomegalia (crecimiento del hígado, doloroso o no), esplenomegalia (crecimiento del bazo) y adenomegalias (ganglios linfáticos palpables).

En el caso de las enfermedades virales exantemáticas se presentará la erupción típica de cada una pocos días después del inicio de la fiebre y la linfocitosis.

Por su parte en los pacientes afectados por virus de influenza o parainfluenza los síntomas son, en la mayoría de los casos, muy similares a los del resfriado común.

Síntomas de linfocitosis asociada a neoplasias

En el caso de los pacientes con linfocitosis debida a neoplasias, los síntomas suelen ser generales e inespecíficos, planteándose la sospecha de este tipo de enfermedad bien sea por la duración de los síntomas (superan los 7 a 10 días de una infección viral) o debido a los hallazgos en los exámenes de laboratorio.

Por lo general, los síntomas que acompañan a la elevación de los linfocitos en sangre debido a enfermedad neoplásica son fiebre (sin foco infeccioso identificado), pérdida de peso, astenia (debilidad generalizada), hiporexia (falta de apetito) y en algunos casos tendencia a la hemorragia o desarrollo de hematomas ante traumatismos menores.

En la evaluación clínica del paciente es común detectar crecimiento del hígado, el bazo o los ganglios linfáticos, sin embargo clínicamente no hay manera de saber si este crecimiento es debido a una infección viral o una neoplasia.

Diagnóstico

El diagnóstico inicial de la linfocitosis viene dado por la hematología.

Una vez que se determina que los linfocitos están elevados se realizan estudios complementarios para determinar la causa. Tales exámenes se indican según la condición clínica, grupo etario y factores de riesgo del paciente.

En los casos de enfermedades virales lo más frecuente es llegar al diagnóstico final mediante estudios de serología, mientras que en las neoplasias será necesario realizar frotis de sangre periférica, citometría de flujo e incluso biopsia de ganglio linfático.

Tratamiento

No existe un tratamiento para la elevación de los linfocitos en sangre per se, en lugar de ello se debe tratar la causa de la linfocitosis.

En la mayoría de las enfermedades virales será necesario el tratamiento sintomático, dado que casi todas son autolimitadas y sanarán sin intervención alguna. Cuando es necesario se deberá iniciar tratamiento específico como en el caso de la hepatitis C.

Así mismo, cuando la linfocitosis está asociada a TBC, toxoplasmosis, brucelosis o cualquier otro tipo de infección no viral, será necesario administrar antibióticos según el agente causal.

Finalmente, en los casos de neoplasias del sistema hematopoyéticos (médula ósea y ganglios linfáticos), será necesario la administración de un régimen de quimioterapia adecuado según la estirpe celular.

Referencias 

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