13 características de la monarquía
La monarquía es una forma de gobierno en la que la soberanía y el poder político recaen en una sola persona: el monarca, también llamado Rey o Emperador. Algunos ejemplos de países con monarquía son España, Inglaterra, Bélgica o Países Bajos.
El poder en esta forma de gobierno se traspasa de forma hereditaria, razón por la que el poder político reside en grupos familiares a lo largo de varias generaciones. A estas familias se les da el nombre de “dinastías”. Por otra parte, al territorio gobernado por los monarcas se les denomina “reino” o “imperio”.
La palabra “monarquía” está conformada por los vocablos griegos mónos, que significa “uno”, y arkhein, que significa “gobernar, mandar, guiar”, por lo que su significado se interpreta como “gobierno de uno”.
En las tipologías clásicas de formas de gobierno, como por ejemplo aquella realizada por Aristóteles en la que el criterio de distinción es el número de personas que ejercen el poder, la monarquía es la forma ideal del gobierno unitario. Su degeneración o forma corrupta es la tiranía.
Características destacadas de la monarquía
1- El poder monárquico es personal y vitalicio
El puesto del monarca es unipersonal y de carácter vitalicio, lo cual quiere decir que solo lo ejerce una sola persona hasta el día de su muerte, o hasta que se produce su abdicación, renuncia o derrocamiento de facto.
2- El título monárquico es traspasado hereditariamente
De igual modo, por lo general el título de Rey se traspasa de forma hereditaria entre dos familiares de la misma familia real. A este tipo de monarquía se le da el nombre de monarquía hereditaria, y es históricamente el tipo más común.
Dentro de la línea sucesora al trono, tienen prioridad los hombres sobre las mujeres, y los hijos sobre cualquier otro tipo de parentesco.
En el caso de que muera un Rey y no existan hijos, la corona puede pasar a los hermanos, sobrinos o primos. Esto depende de lo establecido según las leyes por las que se rija cada monarquía.
3- Existen varios tipos de monarquía
Monarquía absolutista
Este es el tipo de monarquía en la que el monarca ejerce el poder sin ningún tipo de restricción política.
En este modelo no existe una división de poderes, sino que el soberano –el Rey- gobierna únicamente según su voluntad. Sin embargo, estas monarquías solían estar sujetas a ciertas Leyes del Reino.
Monarquía constitucional
En las monarquías constitucionales, el monarca ejerce su poder sometido al marco de un conjunto de leyes establecidas por los ciudadanos en una Constitución.
En dicha Constitución se delimita el reparto de los poderes políticos de la nación, como también las funciones de cada uno de los elementos que pasarán a constituir al gobierno, siendo el monarca uno de ellos.
Bajo esta forma, muchas monarquías europeas lograron mantenerse en pie luego de la caída del Antiguo Régimen, que conllevó al nacimiento de las nuevas Repúblicas.
Monarquía parlamentaria
En las monarquías parlamentarias se establece constitucionalmente que el Rey debe rendir cuentas ante el parlamento.
En ellas, el parlamento tiene un poder superior al Rey, hasta el punto de que podría tener la potestad de decretar una decisión que sea vinculante para él, y que este deberá acatar.
En las monarquías parlamentarias, el poder del Rey está más limitado que en las monarquías constitucionales. En la actualidad, dentro de estos gobiernos el título del Rey es el de Jefe de Estado, sometido al Parlamento y al Jefe de Gobierno (Primer Ministro o Presidente).
Tanto en la monarquía parlamentaria como en la constitucional, el monarca, representando el poder político tradicional, asume un compromiso de respetar el poder de los representantes del pueblo basado en el consenso.
Monarquía hereditaria
Son aquellas monarquías en las que el título del Rey es transmitido en base al vínculo familiar, principalmente en orden de sucesión generacional.
Este sistema considera principalmente a los primogénitos del Rey como los siguientes en la línea de sucesores al trono.
Monarquía electiva
La monarquía electiva es aquel sistema en el que el monarca reinante es elegido por un grupo de personas y bajo condiciones que varían dentro de cada caso.
Sin embargo, algunos de los grupos que históricamente han sido los electores de monarcas han sido los militares, asambleas, los miembros de la misma familia real, concejos de nobles, concejos de sabios, entre otros.
4- El monarca encarna la identidad de su nación
Antiguamente, la monarquía era un símbolo de identidad de los reinos, ya que se consideraba que era la unidad gracias a la cual un territorio se identificaba como uno solo, con características propias y compartidas por todos sus habitantes.
En la actualidad se sigue considerando a las monarquías modernas como parte importante de la identidad común de la nación. Esto es así gracias a la continuidad que aportan al gobierno pese a los cambios periódicos en los poderes Ejecutivo y Legislativo.
De igual manera, se considera al monarca como un símbolo de identidad nacional por su papel mediador entre los distintos poderes públicos, función establecida incluso a nivel constitucional, con miras a que esta figura vele por la defensa de los intereses nacionales más allá de cualquier coyuntura.
5- La figura del monarca está ligada a la divinidad
El gobierno monárquico ha sido legitimado, a lo largo de la historia, en base en la religión, aduciendo que el derecho a gobernar y la soberanía del Rey provienen de la voluntad de Dios.
Gracias a esto, diferentes monarcas han realizado sus funciones como “Defensores de la Fe” o “Encarnaciones de Dios en la Tierra”.
La doctrina de la legitimidad divina del Rey, quien además era el único soberano, permitía que estos no tuvieran que rendir cuentas de sus decisiones a su pueblo o a los miembros de la nobleza. Al único a quien debían rendir cuentas era a Dios.
6- En la actualidad, tiene forma de monarquía parlamentaria
Luego de las revoluciones liberales y democráticas experimentadas entre los siglos XVIII y XX, las monarquías que se mantienen hasta la actualidad –especialmente las europeas- adquirieron la forma de monarquías parlamentarias o monarquías constitucionales.
Esto significa que han restringido sus poderes a los parámetros establecidos en los textos constitucionales, según los cuales también han delegado muchas de sus funciones a las instituciones nacientes.
De este modo han podido mantener su poder, logrando superar los planteamientos civilistas contrarios al poder monárquico, y coexistiendo con las instituciones republicanas y democráticas, como por ejemplo, las elecciones directas, secretas y universales y la división de poderes públicos en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
7- Si al momento de obtener el título el Rey es un niño, se le asigna un regente
En el caso de que tenga lugar la sucesión del trono a un nuevo Rey, y a quien le corresponda asumirlo por ley sea un niño o un menor de edad, se nombra a una persona bajo el título de Regente.
La función del Regente es asumir la administración del reino o de los asuntos que correspondan al monarca hasta que este cumpla con todos los requisitos necesarios para el ejercicio de sus funciones.
La figura del regente también es utilizada en casos de ausencia o incapacidad del Rey.
8- Un monarca puede gobernar en varios reinos simultáneamente
Un monarca puede ser el Jefe de Estado de diferentes países, es decir, de diferentes Estados constituidos con soberanías, territorios, nacionalidades y leyes distintas. Este es el caso, por ejemplo, de los miembros del Reino de la Mancomunidad de Naciones –la Commonwealth of Nations, en inglés-.
Actualmente el monarca de la Mancomunidad de Naciones es la Reina Elizabeth II de Inglaterra, razón por la cual es el Jefe de Estado de los 52 reinos que actualmente la conforman.
Estas naciones son independientes entre sí en sus asuntos internos y en el manejo de sus relaciones exteriores, pero están unidas en comunidad por medio de la corona.
9- Es una de las formas de gobierno más antiguas
La monarquía es una de las formas de gobierno de mayor antigüedad, ya que su existencia se remonta a, por lo menos, tres mil años antes de Cristo con los primeros emperadores del Antiguo Egipto.
De igual forma, hasta el siglo XIX fue la forma de gobierno más implementada en el mundo.
10- Puede ser autoproclamada
Históricamente, una monarquía también podía ser establecida a través de la auto-proclamación de una persona que no poseyera ningún vínculo con alguna familia real.
Generalmente esto se lograba a través de la toma del poder político por medio de la fuerza o violencia. Este fue el caso, por ejemplo, de Napoleón Bonaparte, quien se proclamó como “Napoleón I de Francia”.
11- Excepcionalmente pueden regir dos o más monarcas
Aunque en el punto uno se dijo que la monarquía era de carácter personal y vitalicio, ha habido algunos casos en los que un dos (diarquía), tres (triunvirato) o cuatro personas (tetrarquía) han dirigido un Estado.
Por ejemplo, en el Imperio inca, se han designado a dos personas para conducir a la nación o en la antigua Roma hubo dos periodos de triunvirato para regir el imperio.
12- Pueden dirigir principados
En la Edad Media, el principado era uno de los sistemas de gobierno más frecuente. Se trataban de pequeños territorios que, en la mayoría de los casos, se trataba de una subdivisión de un reinado, pero con algunos privilegios distintos al resto de los territorios que componían el reinado.
Actualmente quedan pocos principados, siendo los más conocidos el de Mónaco, Andorra o Liechtenstein, cada uno con su príncipe regente e independientes de cualquier estado soberano.
Sin embargo, también quedan principados que pertenecen a un país monárquicos y donde es el rey el que tiene poder dentro del mismo. Son los casos del Principado de Asturias, regido por el rey de España y el Principado de Gales, perteneciente a la monarquía británica.
13- Son líderes militares
Lo habitual desde la antigüedad es que el Rey sea el máximo cargo en el ejército de una nación. Puede haber incluso casos en los que el monarca tenga su milicia personal, independiente de las fuerzas armadas del país.