Síndromes medulares: tipos, causas y síntomas
Los síndromes medulares, enfermedades o lesiones de la médula espinal, son un conjunto heterogéneo de patologías poco comunes que afectan a esta estructura. A pesar de su poca frecuencia, provocan graves secuelas que conllevan a una importante discapacidad. Por eso es fundamental el diagnóstico temprano para poner en marcha lo antes posible el tratamiento adecuado.
La médula espinal forma parte del sistema nervioso central y va desde el bulbo raquídeo del cerebro hasta la región lumbar. Su función principal es intercambiar información entre el cerebro y el resto del organismo, a través de fibras nerviosas ascendentes y descendentes.
Las principales funciones de la médula espinal son la percepción del tacto, las vibraciones, la presión, el dolor y la temperatura. Además de producir movimientos y la propiocepción (sentir nuestros propios componentes del cuerpo), también controla la vejiga, el intestino y las funciones sexuales básicas.
Cada parte de la médula espinal se corresponde con una función y lugar del cuerpo. Así, si un síndrome medular abarca cierta área de la médula espinal, pueden afectarse solo las piernas, las manos, o del pecho hacia abajo, por ejemplo.
Los síndromes medulares pueden darse a cualquier nivel de la médula espinal, produciendo síntomas desde la zona dañada hacia abajo.
Estos síndromes también suelen clasificarse como traumáticos (debidos a traumas) o mielopatías (alteraciones de la médula que no se deben a traumas).
Otra distinción que se hace de los síndromes medulares es si son completos o incompletos. Los primeros abarcan todo un segmento de la médula, mientras que los segundos solo dañan una parte de éste.
Índice del artículo
Tipos de síndromes medulares
A continuación, te presento los diferentes síndromes medulares. Te explico los síntomas, causas y localización de los daños de cada uno de ellos; así como su pronóstico.
Afección completa de la médula espinal
Se trata de una lesión medular completa, en la que todas las funciones situadas debajo del daño se pierden.
Así, se interrumpen tanto las funciones corticoespinales (motoras), espinotalámicas (encargadas del tacto, el dolor y la temperatura) y dorsales (sensación de presión, vibración o propiocepción). Los síntomas son parálisis flácida, anestesia total, ausencia de reflejos debajo de la lesión, pérdida de control urinario e intestinal, y disfunción sexual.
El pronóstico normalmente es negativo, con altas tasas de mortalidad y pocas posibilidades de recuperación.
Puede aparecer por traumas, infartos, tumores, abscesos, o mielitis transversa. Esta última es un trastorno neurológico que provoca la inflamación completa en un segmento de la médula.
Esta inflamación puede destruir la mielina, una sustancia aislante fundamental para la transmisión nerviosa. Los síntomas pueden durar de horas a semanas.
Síndrome medular anterior
Se trata de daños en la parte frontal de la médula espinal o disminución del flujo sanguíneo en la arteria espinal anterior. Suele deberse a infartos, fracturas, dislocaciones vertebrales o hernias de disco.
Produce un total déficit motor por debajo del nivel de la lesión. Se pierde la función motora, la percepción del dolor y de la temperatura. Se conserva la sensibilidad táctil, vibratoria y propioceptiva.
Sin embargo, los síntomas pueden variar según si el área lesionada es más localizada o más amplia. Su pronóstico normalmente es pobre, ya que solo entre un 10 y un 20% se recuperan.
Síndrome medular central o centromedular
Es el más frecuente y suele deberse a una lesión que afecta a la médula espinal cervical. Se trata de una lesión en la materia gris del interior de la médula.
Se observa debilidad principalmente en las extremidades superiores (brazos), así como falta de sensibilidad al dolor, al tacto, temperatura y presión bajo el nivel de la lesión. También produce disfunción de la vejiga, en concreto, retención urinaria.
Sus causas más comunes son la siringomielia o quiste dentro de la médula espinal, hiperextensión o flexión del cuello debida a caídas, accidentes de vehículos, golpes o estenosis espinal.
Síndrome medular posterior
Supone menos del 1% de todas las lesiones debidas a trauma. Se afectan solo las columnas dorsales y afecta principalmente a la sensibilidad, pero no a la funcionalidad.
Es decir, estos pacientes pueden caminar, sentir el dolor y la temperatura. Pero no pueden percibir vibraciones por debajo del nivel de la lesión y la propiocepción se pierde.
Puede surgir por una sífilis no tratada, la oclusión de la arteria espinal posterior, ataxia de Friedrich o degeneración de la médula por falta de vitamina B12.
Síndrome de Brown Sequard
Es poco frecuente, representando entre un 1 y 4% de todas las lesiones medulares debidas a trauma. Ocurre cuando se lesiona o afecta una mitad de la médula, o se hemisecciona.
Provoca una serie de síntomas en la misma mitad del cuerpo donde se ha producido la lesión: pérdida de función motora, de la propiocepción, sensación de tacto y vibración. Mientras que en el lado opuesto (contralateral a la lesión), se da pérdida de la sensación de dolor y temperatura.
Normalmente es producto de heridas en un solo lado de la médula por armas de fuego o armas blancas (trauma penetrante). O puede deberse a fractura de vértebras o tumores.
Síndrome del cono medular
Consiste en un daño en el extremo de la médula espinal, alrededor los nervios lumbares L1. Las raíces nerviosas que salen de esta zona se llaman “cola de caballo” y si se afectan se llama “síndrome de cauda equina”, aunque no es un síndrome medular en sí mismo.
Pueden lesionarse ambas debido a su proximidad; sus causas habituales son traumas físicos, isquemia y tumores.
Esta zona posee los segmentos espinales S4 y S5, que son los que controlan la vejiga, el intestino y ciertas funciones sexuales.
Por eso, pueden darse alteraciones en el funcionamiento de la vejiga como retención, mayor frecuencia urinaria o incontinencia. Además de reducido tono muscular en el esfínter anal, incontinencia fecal, disfunción eréctil, debilidad variable de las extremidades inferiores, etc. También se da una pérdida de sensibilidad perianal y perineal llamada “anestesia en silla de montar”.
Si solo se afectan los nervios de “cola de caballo”, los síntomas son muy parecidos, pero con debilidad, parálisis o dolor en un solo lado del cuerpo. El síndrome de cauda equina suele deberse a la fractura de un disco intervertebral o a un tumor.
Este último tiene mejor pronóstico que el síndrome del cono medular, ya que el sistema nervioso periférico se recupera más fácilmente que el central.
Referencias
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