Conceptos y definiciones

Nupcialidad: concepto y causas de bajas y altas


La nupcialidad se relaciona con la medición de la frecuencia de actos matrimoniales en diferentes lugares y momentos. Hoy en día es un dato demográfico importante que puede relacionarse incluso con la fertilidad o la migración.

Otras características como la nacionalidad, la edad e incluso los divorcios y segundas nupcias, son elementos cuya frecuencia se suele estudiar dentro de la nupcialidad, ya que todos se relacionan con la unión matrimonial. De aquí se pueden derivar las diferentes tasas relacionadas con el matrimonio, las cuales suelen expresarse en promedios anuales.

Las uniones matrimoniales a lo largo de la historia se han llevado a cabo por razones muy variadas. A pesar de que hoy en día el matrimonio pudiese verse  idealmente como una decisión motivada por el amor entre dos personas, la realidad es que hay bastantes perspectivas. Hace algunos siglos se trataba exclusivamente de una actividad religiosa, pero con el tiempo pasó a ser también un acto legal y competente para el Estado.

Matrimonio como garantía de tratados de paz, acuerdos comerciales, relaciones políticas y demás eran habituales hasta aproximadamente el siglo X. La mayoría se trataba de acuerdos liderados por las figuras paternales de los novios. Sin embargo, a partir del siglo XII, tras el conocido Decreto de Graciano, se comenzaron a tener en cuenta los consentimientos de palabra tanto de la novia como del novio.

Otro factor importante en el tema de las uniones nupciales es el divorcio, el cual fue adoptado como proceso legal a mediados del siglo XIX, mismo siglo en el cual iniciaron los matrimonios civiles desvinculados de la religión. En cuanto al amor, este fue tomado en cuenta como una razón de peso para el matrimonio apenas en la era Victoriana.

De esta forma el concepto de matrimonio ha ido variando durante el tiempo, sin embargo, ha tenido un gran valor cultural y social desde el comienzo.

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Las uniones conyugales de América Latina

Diversos estudios han puesto énfasis en dos uniones conyugales que prevalecen en Latinoamérica desde el siglo XX hasta la actualidad: las uniones consensuales y los matrimonios legales.

En primer lugar cabe aclarar que las uniones consensuales se refieren a los casos en los que la pareja cohabita o mantiene una convivencia de espacio sin estar legalmente casados.

Hay muchos factores sociales que se han reconocido como influyentes para la toma de decisiones en uniones de pareja. Algunos de ellos tienen que ver con orígenes o nacionalidad, situaciones socioeconómicas y algunos preceptos culturales relacionados con la maternidad.

También se discute la posibilidad de que la unión consensual puede funcionar como un período de prueba antes de formalizar un matrimonio legal con menos posibilidades de fracaso.

A diferencia de otras regiones del mundo, las uniones consensuales se remontan a épocas de la conquista colonial. Hay diversos motivos entre los cuales resaltan la gran diferencia cultural que existía entre los colonos y los indígenas autóctonos, y una estructura administrativa demasiado joven.

Estos grandes obstáculos impedían una eficiente imposición del matrimonio. A estos factores también se le suman los asuntos de raza, los cuales crearon divisiones de castas que no debían vincularse entre sí y las restricciones religiosas que existían con respecto a las uniones entre individuos de distintas etnias.

Las uniones consensuales

Algunos datos de estudio de inicios de siglo XXI demuestran la inclinación de la población latinoamericana hacia este tipo de uniones conyugales. Los números más altos se localizan en las zonas centrales del continente americano y los países del Caribe, sin embargo el cono sur ha ido aumentando sus niveles con el pasar de los años.

Hace algún tiempo se determinaba que los grupos más pobres de la sociedad tenían más tendencia a tener uniones consensuales, pero hoy en día ya es un fenómeno que no distingue clases sociales y puede verse en cualquiera de ellas.

La edad también influye sobre los datos, demostrando que los grupos de mayor edad suelen establecer cambios en la tendencia de la cohabitación y proceden a la legalización de las uniones.

Aspectos generacionales

La inclinación hacia el matrimonio puede ir ligada a patrones culturales, sociales e incluso generacionales. Recientemente los millennials (grupo generacional que parte desde la década de los 80 hasta mediados de los 90) han hecho notar su desinterés por el matrimonio.

En el año 2014 se hizo la estimación de que si se mantiene el ritmo actual, dentro de 20 años, los millennials serían la población adulta con el menor índice de matrimonio comparados con sus generaciones anteriores.

Los patrones se han modificado con el paso del tiempo. Durante el siglo XX aún era común pensar en el matrimonio a una edad temprana para establecer así una estabilidad familiar. Hoy en día las nuevas generaciones tienden a priorizar la estabilidad económica antes de casarse. Muchos también prefieren las uniones consensuales.

El divorcio

Algunos reportes estadísticos revelan el aumento de divorcios en múltiples países de América latina. Por ejemplo, en países como México, en el año 2018, aumentó el número de divorcios cuatro veces más desde la década de los 80.

Países como Brasil también revelan un incremento con una proporción de 1 divorcio por cada 3 matrimonios. Por otro lado, luego de la reforma hecha al Código de la Familia en Argentina en 2015, se incrementaron las cifras de divorcios por encima del 40%.

Algunas de las causas de divorcio que se han revelado son las infidelidades, violencia o abandono y el mutuo acuerdo. Cabe resaltar que el divorcio legal en Latinoamérica es bastante reciente.

En México data de 1917, en Venezuela se encuentran registros de 1942 con la reforma del Código Civil, pero en zonas como Argentina o Brasil, se sitúa en años más cercanos como los 70 y 80.

Algunos países también revelan una frecuencia de divorcios según los años de duración de estos, con una incidencia mayor en parejas con más de 20 años de casados.

El divorcio figura como un estigma de peso en las diferentes sociedades latinoamericanas, a pesar de esto, en la actualidad tiene mayor aceptación.

Referencias

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