Escultura egipcia: origen, características, materiales, obras
¿Qué es la escultura egipcia?
La escultura egipcia era una de las expresiones artísticas más prominentes de esta antigua civilización. Su desarrollo fue en conjunto con el de la arquitectura y ambas expresiones se complementaban la una con la otra. De hecho, la escultura en muchos casos se utilizaba para adornar edificaciones específicas, particularmente las funerarias.
En las estructuras funerarias era donde la escultura de esta civilización realmente destacaba. En las tumbas de faraones se creaban esculturas gigantes representando a deidades para honrar al caído gobernante. El diseño arquitectónico de estos lugares estaba hecho precisamente para albergar grandes esculturas en su interior.
Si bien era representada en su mayor expresión en templos y edificaciones funerarias, la escultura egipcia no solo se encontraba en dichas estructuras. Los egipcios también desarrollaron otras obras pequeñas de alta calidad; una de las formas esculturales más importantes era el tallado en las estructuras, que crea un efecto de sombras muy peculiar.
Origen
Inicios
El origen del arte en el antiguo Egipto está ligado al desarrollo de una de sus creencias más importantes: el balance. Para los egipcios, el balance era sumamente importante en la vida diaria y la armonía debía regir todos los aspectos de esta. La mayoría de sus expresiones artísticas, incluyendo la escultura, servían para representar esta creencia.
Aunque ya existían algunas formas de arte con piedras antes del establecimiento de la Primera Dinastía, el año 3150 a. C. marcó la aparición del arte egipcio como tal.
Durante este período se creó la Paleta de Narmer, una obra que demuestra las capacidades de tallado de la antigua civilización y que dio un comienzo claro al arte de este estilo.
La Paleta tiene una serie de tallados que cuentan una historia y este estilo de tallado fue utilizado por varios siglos en el antiguo Egipto.
Los templos y muchas otras estructuras presentaban este estilo escultural básico, el cual consistía en formar imágenes dándole forma a la piedra según quisiera el artista.
Desarrollo
Tras mil años del desarrollo de la escultura como expresión artística concreta, los escultores del antiguo Egipto ya habían incorporado la flor de loto, las plantas de papiro y ciertos símbolos representativos a sus esculturas. Para este entonces (2600 a. C.) se incorporaron las esculturas de gran tamaño al arte de Egipto.
Características de la escultura egipcia
El escultor
Los escultores en Egipto solían tener una serie de características que los diferenciaban del resto de los artistas. Particularmente, los escultores de esta civilización se consideraban a sí mismos artesanos.
Los escultores eran personas altamente disciplinadas, que tenían una capacidad especial para apreciar y crear obras estéticamente correctas.
Las obras que creaban están consideradas como unas de las más importantes expresiones artísticas no solo del antiguo Egipto, sino de la era antigua de la humanidad en general.
Personas o deidades
Por naturaleza, la escultura del antiguo Egipto era funeraria. Las obras más comunes pueden encontrarse en las tumbas de esta civilización, pues era principalmente para estas estructuras que se desarrollaban las estatuas. También era común crear estatuas y esculturas para templos, por el carácter religioso del arte egipcio.
Las esculturas eran desarrolladas con dos fines principales. En caso de que una escultura fuese creada para una persona y no para una deidad, la escultura usualmente servía para que la persona cumpliese con un voto hecho en vida. Por otra parte, si la escultura se creaba para representar a una deidad, usualmente cumplía con un fin ritualista.
En muchos casos las esculturas también se realizaban en honor a algún rey o monarca. Sin embargo, el arte escultural egipcio no podía representar a ninguna persona en sí (usualmente se representaba a una deidad). La única excepción a esto era que se explicara, mediante el uso de jeroglíficos, la persona que se representa en la estatua.
Algunos artistas egipcios también representaban objetos del día a día en sus obras, como muebles, obras de metal y joyería. También era común representar creaciones naturales “sagradas”, como la hoja de loto.
Tipos
En lo que respecta a las grandes esculturas (las cuales eran las más populares en este arte), existían dos tipos principales que se crearon a lo largo de la historia:
- Las figuras de pie masculinas con la pierna izquierda más adelantada que la derecha.
- Las figuras masculinas sentadas en un trono.
Durante la Segunda Dinastía de Egipto se crearon por primera vez las esculturas sentadas para representar a un rey. Esto también demostraba el carácter “real” que tenían estas obras y, si bien al comienzo no eran tan grandes como luego lo fueron, cumplían con el mismo fin.
Por otra parte, las figuras de pie sí se desarrollaron incluso antes que las sentadas; la Primera Dinastía vio el nacimiento de este tipo de arte. Sin embargo, cuando se creó solo se utilizaba en el tallado de madera y no en piedra, como luego sí se hizo en la era de oro de la escultura egipcia.
Anonimidad
Una de las características más importantes de estas obras es que los artistas nunca colocaban su nombre en sus esculturas; es decir, no era correcto “firmarlas”, como sí se acostumbraba en la Antigüedad. Por esto es difícil conocer con exactitud cuáles eran los artistas egipcios más prominentes de la época antigua.
Lo único posible de saber en lo que respecta a la autoría de estas obras es la calidad del artesano. Sin embargo, no se conoce el nombre de ninguno, sino solo la habilidad que tenía aquel que creó alguna obra en específico.
Masividad
La escultura egipcia solía tener un gran tamaño en general. De hecho, las representaciones esculturales más famosas de las que se tiene registro son las esfinges y los reconocidos Colosos de Memnón.
El tamaño masivo de estas esculturas era una muestra de la importancia que tenían en el arte de esta civilización. Estas obras de mayor tamaño solían representar exclusivamente deidades o figuras muy importantes.
Materiales utilizados
Los materiales utilizados en el arte egipcio usualmente eran encontrados con relativa facilidad en los alrededores del río Nilo. Particularmente, para las obras de madera se utilizaba la acacia o el árbol de sicomoro. Estos árboles daban el escultor el material necesario para crear obras (como sarcófagos) y adornar estatuas con madera.
Otro material muy utilizado en la creación de esculturas en Egipto era la piedra caliza. Había grandes yacimientos de piedra caliza en las orillas del río, además de una gran cantidad de arenisca. La alta presencia de estos materiales hacía que fuesen los favoritos de los escultores egipcios para crear esculturas y edificios.
Las grandes esculturas egipcias (sobre todo las masivas, como las esfinges) eran creadas utilizando la arenisca. Las esculturas más pequeñas eran creadas con varios materiales, entre los que destacan la madera pintada y la misma piedra caliza.
Si bien la caliza, la madera y la arenisca eran los materiales más utilizados para crear obras esculturales en Egipto, también se empleaban otros materiales para crear otro tipo de obras.
Otros materiales y técnicas
Algunas esculturas de menor tamaño eran creadas con cobre y bronce. Para dar forma a estas piezas se utilizaba un molde de arcilla, en el cual se vertían los metales calientes. De este modo, al solidificarse, la escultura estaba lista para ser decorada.
También era común esculpir encima de estructuras para crear esculturas en relieve. En muchos casos las edificaciones se recubrían con yeso.
El yeso era mucho más fácil de tallar que la piedra, lo que simplificaba de gran manera el trabajo de los escultores. Sin embargo, esta técnica no permitía que el arte durase tanto tiempo como lo hacía la piedra.
Obras destacadas
Esfinge de Guiza
La Gran Esfinge de Guiza es una escultura gigante hecha a base de piedra caliza. Esta escultura representa al rey Khafre y es una de las estructuras más famosas de todo el antiguo Egipto. Tiene una altura de 20 metros y una longitud de 73, lo que la convierte en una de las esculturas más grandes del mundo.
Colosos de Memnón
Estas colosales estatuas representaban al antiguo faraón egipcio Amenhotep III. Ambas estatuas formaban parte del complejo mortuorio del faraón.
Este complejo en algún momento de la historia se encontraba exactamente detrás de ambas estatuas. Varios eventos naturales, como terremotos, dañaron el complejo hasta causar su desaparición.
En el momento de su construcción el complejo de Amenhotep III era el más grande construido en Egipto, y las esculturas eran imponentes para los estándares de la época.
Máscara de Oro de Tutankamón
Esta máscara es una de las obras esculturales más destacadas del antiguo Egipto, particularmente por la gran cantidad de elementos técnicos necesarios para crearla. Cubría la cara momificada el faraón Tutankamón, la cual se supone lo protege de cualquier mal que lo aseche.
La máscara representa con gran exactitud los rasgos del faraón, lo que hace que su “alma pueda reconocer su cuerpo, y así se asegure su resurrección”.
Fue creada con varias capas de oro, las cuales fueron unificadas por medio de calor y martilladas la una con la otra. Se adornó con obsidiana y cuarzo; las cejas fueron creadas con lapislázuli.