Lengua y literatura

Adjetivos connotativos y no connotativos: características


La diferencia entre adjetivos connotativos y no connotativos se basa en la capacidad de esta clase de palabras de expresar o no características propias del sustantivo al cual modifican.

Así, adjetivos como feliz, inquieto o agraciado pertenecen al grupo de los connotativos. Mientras, los adjetivos este, aquellos y nuestros son no connotativos.

Ahora bien, la función principal del adjetivo es modificar al sustantivo. Ambas clases de palabras deben concordar en género y número. Los adjetivos se clasifican en calificativos y determinativos.

Los primeros expresan cualidades, propiedades, estados o características, y los segundos introducen el sustantivo y delimitan su alcance.

Como se puede apreciar, la clasificación anterior coincide en gran medida con aquella de adjetivos connotativos y no connotativos. Esta considera la definición tradicional del adjetivo: palabra que se une al sustantivo para calificarlo o determinarlo. Mientras, la segunda toma en cuenta si los adjetivos tienen significado propio o significado contextual.

Sin embargo, estas dos clasificaciones no guardan una correspondencia absoluta. Dentro de los adjetivos connotativos se incluyen todos los adjetivos calificativos y los numerales.

Estos últimos determinan la significación del sustantivo añadiendo la idea de número u orden (tres, primero, último).

Índice del artículo

Características

Función

Los adjetivos connotativos y no connotativos comparten las características que son inherentes a esta clase de palabras. En su condición de adjetivos, son un adjunto – o acompañante – natural del sustantivo. Su papel es precisar la significación del nombre agregándole diversas circunstancias y matices.

Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre unos y otros. Los primeros denotan cualidades o características del sustantivo al que acompañan y tienen significado por sí solos.

En cambio, los no connotativos necesitan de un contexto para ser propiamente interpretados. Esto se puede apreciar en los siguientes ejemplos:

  • Niño disciplinado (No alude al contexto)
  • Aquel niño (Hace referencia a un contexto.)

Posición

Además de la anterior, otra característica que tienen en común los adjetivos connotativos y no connotativos es su posición con respecto al sustantivo al cual modifican.

Generalmente, los primeros van pospuestos y los segundos antepuestos. Sin embargo, estas posiciones pueden cambiar, especialmente cuando se quieren lograr ciertos efectos expresivos.

De este modo, en la posición posterior, un adjetivo connotativo sirve para especificar (El edificio moderno). Colocado antes del sustantivo, atrae la atención del interlocutor a la cualidad, más que al objeto (La hermosa criatura).

Incluso, con algunos adjetivos en particular, su posición es determinante para interpretar el mensaje deseado. Obsérvese el significado que aporta el adjetivo en las siguientes oraciones:

  • Se trataba de una noticia cierta (noticia verdadera) que involucraba a varios ministros.
  • Hablaba de cierta noticia (noticia no específica) que involucraba a varios ministros.
  • Se refería a un amigo viejo (amigo mayor) que tenía.
  • Contactó a un viejo amigo (amigo de mucho tiempo).

Con respecto a los no connotativos, estos también pueden cambiar su posición habitual (antepuestos). Con frecuencia, este cambio agrega ciertos matices expresivos.

Por ejemplo, las expresiones la mujer esa y el hombre aquel dejan entrever cierto desprecio o desaprobación por parte del hablante.

Concordancia

Ambos, adjetivos connotativos y no connotativos, concuerdan en género y en número. No obstante, también para ambos, en el caso específico del género existen ciertas excepciones.

Algunos adjetivos connotativos – como feliz, alegre, especial, normal – no presentan variaciones para el masculino y el femenino.

Cabe resaltar que algunos connotativos también se mantienen invariables en plural. Tal es el caso de gratis (bus gratis, buses gratis) y de los numerales.

Ciertos adjetivos no connotativos también tienen la misma forma para el masculino y el femenino. Así pues, no hay diferencia entre mi apartamento (masculino) y mi casa (femenino). Esto cambia con otros posesivos: nuestro apartamento y nuestra casa.  

Ejemplos de adjetivos connotativos y no connotativos

A continuación se presentan unos fragmentos de la obra María del escritor colombiano Jorge Isaac (1867). En ellos se han resaltado los adjetivos connotativos y no connotativos de manera separada para una mejor comprensión.

Adjetivos connotativos

“Pasados seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al regresar al nativo valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era ya la última jornada del viaje, y yo gozaba de la más perfumada mañana del verano.

El cielo tenía un tinte azul pálido: hacia el oriente y sobre las crestas altísimas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante de una bailarina esparcidas por un aliento amoroso. Hacia el sur flotaban las nieblas que durante la noche habían embozado los montes lejanos.

Cruzaba planicies de verdes gramales, regadas por riachuelos cuyo paso me obstruían hermosas vacadas, que abandonaban sus sesteaderos para internarse en las lagunas o en sendas abovedadas por florecidos písamos e higuerones frondosos.

Mis ojos se habían fijado con avidez en aquellos sitios medio ocultos al viajero por las copas de añosos gruduales; en aquellos cortijos donde había dejado gentes virtuosas y amigas.

En tales momentos no habrían conmovido mi corazón las arias del piano de U… ¡los perfumes que aspiraba eran tan gratos comparados con el de los vestidos lujosos de ella; el canto de aquellas aves sin nombre tenía armonías tan dulces a mi corazón!”

Adjetivos no connotativos

“Acompañé a mi amigo a su cuarto. Todo mi afecto hacia él había revivido en esas últimas horas de su permanencia en casa: la hidalguía de su carácter, esa hidalguía de que tantas pruebas me dio durante nuestra vida de estudiantes, lo magnificaba de nuevo ante mí.”

“Pero cuando, refrescada la mente, vuelve ella a la memoria horas después, nuestros labios murmuran en cantares su alabanza, y es esa mujer, es su acento, es su mirada, es su leve paso sobre las alfombras, lo que remeda aquel canto, que el vulgo creerá ideal.”

“Dudé del amor de María. ¿Por qué, pensaba yo, se esfuerza mi corazón en creerla sometida a este mismo martirio? Considéreme indigno de poseer tanta belleza, tanta inocencia.

Echéme en cara ese orgullo que me había ofuscado hasta el punto de creerme por él objeto de su amor, siendo solamente merecedor de su cariño de hermana. En mi locura pensé con menos terror, casi con placer, en mi próximo viaje.”

“… Dígamele al patrón que se lo agradezco en mi alma; que ya sabe que no soy ningún ingrato, y que aquí me tiene con cuanto tengo para que me mande. Candelaria va a estar de pascuas: agua a mano para la huerta, para el sacatín, para la manguita….”

Referencias

  1. Sánchez-Blanco Celarain, M. D. y Bautista Martín, C. (1995).La lengua y su didáctica: cuadernos de trabajo. Murcia: Secretariado de publicaciones, Universidad de Murcia.  
  2. Diccionario panhispánico de dudas. (2005). Términos lingüísticos. Real Academia Española.
  3. Merma Molina, G.(2008). El contacto lingüístico en el español andino peruano: estudios pragmático-cognitivos. Alicante: Universidad de Alicante.
  4. Marín, E. (1991). Gramática española. México D. F.: Editorial Progreso.
  5. Luna Traill, E., Vigueras Avila, A. y Baez Pinal, G. E. (2005). Diccionario básico de lingüística. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México.
  6. Benito Mozas, A. (1992).  Gramática práctica. Madrid: EDAF.
  7. Saad, M. A. (2014).  Redacción. México D. F.: Grupo Editorial Patria.
  8. Rodríguez Guzmán, J. P. (2005).Gramática gráfica al juampedrino modo. Barcelona:  
    Ediciones Carena