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Las 94 mejores frases de Crepúsculo


Crepúsculoes la primera película de la saga de cinco largometrajes del género fantasía romántica, basada en cuatro novelas de la escritora norteamericana Stephanie Meyer. Crepúsculo se estrenó en 2008.

Fue protagonizada por Kristen Stewart, Robert Pattinson y Taylor Lautner, que encarnan los papeles de Isabella (Bella), Edward y Jacob, respectivamente. Es la relación entre Bella, una adolescente, y Edward, un vampiro, quien a lo largo de la película se esfuerza por protegerla de un grupo malvado de vampiros.

A continuación, dejamos una lista con las mejores frases de Crepúsculo, para que recuerdes la película y te enganches nuevamente con una de las sagas para jóvenes más populares de los últimos tiempos. 

Las mejores frases de Crepúsculo

-La mayoría de las veces sueño con estar contigo para siempre.– Isabella Swan.

-No tienes idea de lo mucho que te he esperado.– Edward Cullen.

-Quédate, Edward, quédate conmigo.– Isabella Swan.

-Bella, no vamos a seguir discutiendo esto. Me rehúso a maldecirte con una eternidad de oscuridad y punto.– Edward Cullen.

-Te odio por hacerme quererte tanto.– Edward Cullen.

-Te amo. Siempre te amaré, no importa lo que ocurra ahora.– Isabella Swan.

-Sería más prudente que no fueras mi amiga. Pero estoy cansado de tratar de mantenerme lejos de ti, Bella.– Edward Cullen.

-¿Acaso mi sabor no es tan bueno como mi olor?– Isabella Swan.

-Es algo maravilloso conocer alguien con quien puedas exponer tu alma y que te acepte por quien eres.– Edward Cullen.

-Eres mi vida. Lo único que me lastimaría sería perderte.– Isabella Swan.

-La inmortalidad debe de conceder una paciencia inagotable.– Isabella Swan.

-Puedo no ser un humano, pero soy un hombre.– Edward Cullen.

-Quería matarte al principio. Nunca antes deseé la sangre de un humano tanto como la tuya, Bella.– Edward Cullen.

-Es lo hermoso de ser humano. Las cosas cambian.– Edward Cullen.

-La muerte no debería de ser tan incómoda.– Isabella Swan.

-¿Quiénes son ellos? –Isabella Swan.
-Ellos son, pues, los hijos adoptivos del Dr. y la Sra. Cullen. Se mudaron acá desde Alaska hace unos años.– Jessica Stanley.

-¿No te has dado cuenta? Estoy rompiendo todas las reglas en este momento.– Edward Cullen.

-Nunca siquiera traté de mantener a una persona específica viva antes, y es más problemático de lo que hubiera creído. Pero es probablemente porque se trata de ti. Las personas ordinarias parecen pasar el día sin muchas catástrofes.– Edward Cullen.

-¿Puedes creer que mi papá me pagó veinte dólares para venir a tu graduación?– Jacob Black.

-¿Crees que alguien de nosotros quisiera ver sus ojos por los próximos cien años si te pierde?– Alice Cullen.

-¿Qué edad tienes?– Isabella Swan.
-Diecisiete.– Edward Cullen.
-¿Y cuánto tiempo has tenido diecisiete?– Isabella Swan.
-(…) un buen tiempo.– Edward Cullen.

-Vi su mente. Rastrear es su pasión, su obsesión, y la quiere a ella, a Alice. Específicamente a ella. Él comenzará la caza esta noche.– Edward Cullen.

-¿Puedo tomarme un minuto para ser humana?– Isabella Swan.

-Te intoxica mi mera presencia.– Edward Cullen.

-Estás hablando de un para siempre, ¿sabes?– Isabella Swan.

-Eres sorprendentemente rápido. Y fuerte. Tu piel es blanca, pálida y fría. Tus ojos cambian de color, y algunas veces hablas como si fueras de otra época. Nunca comes ni tomas nada y no te expones al sol (…). Sé lo que eres. Un vampiro.– Isabella Swan.

-Estoy viva gracias a ti.– Isabella Swan.
-No, estás aquí por mi culpa. La peor parte es que no pensé que me iba a poder detener.– Edward Cullen.
-Pero lo hiciste.– Isabella Swan.

-Cuando la vida te ofrece un sueño muy por encima de tus expectativas, no es razonable afligirse cuando este se acaba.– Isabella Swan.

-Esto parece como una película de terror esperando a ocurrir.– Isabella Swan.

-Es como ver diamantes… eres hermoso.– Isabella Swan.
-¿Hermoso? Esta es la piel de un asesino, Bella… soy un asesino.– Edward Cullen.
-No lo creo.- Isabella.

-Decidí que si ya iba a irme al infierno, quizá debía de hacerlo bien.– Edward Cullen.

-Si dejas que algo te pase, cualquier cosa, te consideraré a ti como personalmente responsable. ¿Lo entiendes?– Edward Cullen.

-No me dan miedo las agujas. Me da miedo perderte.– Isabella Swan.

-Bella, te golpeaste la cabeza. Creo que estás confundida.– Edward Cullen.
-Sé perfectamente lo que vi.– Isabella Swan.
-¿Y eso es exactamente qué?– Edward Cullen.
-Paraste la camioneta. La empujaste con tu mano.– Isabella Swan.

-Creo que olvidé respirar.– Isabella Swan.

-¿Cuáles son mis otras opciones?– Edward Cullen.
-Trata de succionar el veneno.– Carlisle Cullen.
-Sabes que no podré parar, Carlisle.– Edward Cullen.
-Entonces encuentra la fuerza o escoge. Bella tan solo tiene unos minutos restantes.- Carlisle Cullen.

-Supongo que me dirás que tu novio te va a vengar.– James.

-Nunca había pensado tanto en cómo sería mi muerte. Pero morir en lugar de alguien que amo, suena como una buena manera de hacerlo.- Isabella Swan.

-¡No puedo hacer esto ya! ¡No puedo apegarme más a este lugar! ¡No quiero terminar atrapada en este estúpido y aburrido pueblo como mi madre! No cometeré el mismo tonto error que ella cometió. ¡No puedo quedarme aquí un solo minuto más!– Isabella Swan.

-No creo que un tanque pueda derribar ese viejo monstruo.– Jacob Black.

-¿Qué me pasó?– Isabella Swan.
-Te caíste y te rompiste la pierna y perdiste mucha sangre. ¿No te acuerdas o sí?– Renee Dwyer.

-No te ofendas, pero pareces de esas personas que simplemente atraen los accidentes como un imán, así que trata de no caerte en el océano y que no te atropelle algo, ¿de acuerdo?– Edward Cullen.

-¿Puedes caminar o quieres que te cargue de nuevo?– Edward Cullen.

-No valgo la pena.– Edward Cullen.

-¿Por qué no dejaste que el veneno se esparciera? Para ese entonces ya sería como tú.– Isabella Swan.

-Podré no morir ahora, pero moriré algún día. Cada minuto que transcurre en el día, me acerco más a ello. Y voy a envejecer.– Isabella Swan.

-Cuando cazamos, nos entregamos a nuestros sentidos y nos dejamos regir menos por nuestras mentes. Especialmente nuestro sentido del olfato. Si estuvieras de alguna manera cerca de mí cuando pierdo el control de esa manera…- Edward Cullen.

-¿Tú y Cullen, no? No me gusta. Él te mira como… como si fueras algo para comer.– Michael Newton.

-No había terminado de besarte. No me hagas ir para allá.– Isabella Swan.

-Bella, ya he realizado una gran cantidad de esfuerzo hasta este punto para mantenerte viva. No voy a dejarte conducir un vehículo que ni siquiera puede andar en línea recta. Además, los amigos no dejan a sus amigos conducir en estado de ebriedad.– Edward Cullen.

-Nadie se va a rendir esta noche, yo no me rendiré. Conozco lo que quiero.– Isabella Swan.

-¿Qué significa ella para mí, salvo una amenaza? Ella es un peligro que has escogido infligir en todos nosotros.– Rosalie Hale.

-Nunca he podido arrepentirme de las decisiones que me han llevado a estar cara a cara con la muerte. Estas también me condujeron a Edward. –Isabella Swan.

-Estaba completamente segura de tres cosas. La primera, es que Edward era un vampiro. La segunda, es que yo era parte de él, y no sabía qué tan fuerte era esa parte de él que deseaba mi sangre. Y la tercera, estaba incondicional y decisivamente enamorada de él.– Isabella Swan.

-¿Te dejo sola por dos minutos y los lobos deciden aparecerse?– Edward Cullen.

-Existe algo de lo que debes de temer, de hecho. Querer estar conmigo. De verdad, eso no es lo mejor para ti.– Edward Cullen.

-Soy el depredador más peligroso que existe, Bella. Todo en mí te instiga. Mi voz, mi cara, e incluso mi olor. Como si necesitara algo de eso… como si pudieras superarme… como si pudieras luchar contra mí. Estoy diseñado para matar.– Edward Cullen.
–No me importa.– Isabella Swan.

-Si voy a estar solo contigo mañana, tendré que tomar todas las precauciones que me sean posibles.– Edward Cullen.

-Bella está con Edward. Ella es parte de esta familia, y nosotros protegemos a nuestra familia.– Carlisle Cullen.

-Bien, pues nadie va a creerte eso.– Edward Cullen.
-No le iba a decir a nadie. Solo necesitaba saber la verdad.– Isabella Swan.

-Edward. Para. Su sangre está limpia. La estás matando. Para. Encuentra la voluntad para hacerlo.– Carlisle Cullen.

-¿Tan deprimida te tiene Forks que te ha provocado tendencias suicidas?– Edward Cullen.

-Eres mi vida ahora.– Edward Cullen.

-No olvides respirar.– Isabella Swan.

-¿A los vampiros les gusta el béisbol?– Isabella Swan.

-Solamente tú puedes meterte en problemas en un pueblo así de pequeño. Habrías destruido su tasa de crimen de una década, lo sabes.– Edward Cullen.

-Algunas veces me pregunté si estaba viendo las mismas cosas con mis ojos que el resto del mundo veía con los suyos. Tal vez mi cerebro me estaba jugando una broma.– Isabella Swan.

-Sin ataúdes, ni cráneos apilados en las esquinas. No creo que ni siquiera tengamos telarañas. ¡Qué decepcionante debe de ser para ti!– Edward Cullen.

-Pero nada estará bien cuando no estés conmigo.– Isabella Swan.

-Bella no saldrá hasta tarde esta noche. Simplemente jugará béisbol con mi familia.– Edward Cullen.
-¿Béisbol? ¿Bella va a jugar béisbol? Bien, buena suerte con ello.– Charlie Swan.

-No te das cuenta de lo increíblemente frágil que eres. No podría nunca darme el lujo de perder ni un poco el control cuando estoy contigo.– Edward Cullen.

-Prometo tratar de estar bien. Lavaré la ropa esta noche, eso debe de ser muy riesgoso.– Isabella Swan.

-No.– Isabella Swan.
-Edward vino con su papá para tratar de convencerte de regresar a Forks. Fuiste a su hotel y te caíste por dos pisos de escaleras, luego saliste volando por la ventana.– Renee Dwyer.
-Sí, eso suena como a mí.– Isabella Swan.

-¿Cómo entraste aquí?– Isabella Swan
-Por la ventana.– Edward Cullen.
-¿Sueles hacer eso frecuentemente?– Isabella Swan.
-Solo en los últimos meses. Me gusta verte dormir.– Edward Cullen.

-Forks era literalmente mi infierno personal en la tierra.– Isabella Swan.

-Soy técnicamente una criatura egoísta. Anhelo tu compañía demasiado como para hacer lo que debería de estar haciendo.– Edward Cullen.

-Y estás preocupada, no por el hecho de que vas a visitar una casa llena de vampiros, sino porque piensas que esos vampiros no te van a aprobar, ¿correcto?– Edward Cullen.

-A todos nos gusta conducir rápido.– Edward Cullen.

-¿Así que te desmayas al ver sangre?– Edward Cullen.

-Él te llamó bonita. Eso es prácticamente un insulto, dado a como te ves en este momento. Eres mucho más que bonita.– Edward Cullen.

-Para mí, fue como si fueras algún tipo de demonio, invocado directamente desde mi más profundo infierno para dejarme en la ruina.– Edward Cullen.

-Ya sabes cómo me siento, claro está. Estoy aquí… lo cual significa que preferiría morir que estar lejos de ti.– Isabella Swan.

-Casi te tomaba para mí en ese momento. Solo había otro débil humano ahí, del cual me pude haber encargado fácilmente.– Edward Cullen.

-Ya no tengo la fuerza para permanecer lejos nunca más.
–Edward Cullen, entonces no lo hagas.– Isabella Swan.

-Me dirás la verdad.– Isabella Swan
-Probablemente no. Preferiría escuchar tus teorías.– Edward Cullen.
-He considerado arañas radioactivas y criptonita.
-Puras cosas de superhéroes, ¿verdad? ¿Pero qué tal si no soy el héroe? ¿Qué tal si soy el villano?– Edward Cullen.

-¿Haces esto seguido?– Isabella Swan.
-Solo los últimos meses. Me gusta verte dormir. Lo encuentro fascinante.– Edward Cullen.

-Y así fue como el león se enamoró del cordero.– Edward Cullen.
-Qué cordero tan tonto.– Isabella Swan.
-Que león tan enfermo y masoquista.– Edward Cullen.

-¿Vas a decirme cómo paraste la camioneta?– Isabella Swan.
-Sí, pues, tuve una descarga de adrenalina. Es muy común, puedes buscarlo en Google.– Edward Cullen.

-En mi familia, somos diferentes al resto de nuestro tipo. Solo tomamos sangre de animales. Pero tu aroma es como una droga para mí. Es como mi propia marca de heroína.– Edward Cullen.

-Soy completamente ordinaria, bueno, excepto por todas las cosas malas como mis experiencias cercanas a la muerte, que soy muy torpe y que casi estoy incapacitada.– Isabella Swan.

-¿Crees que podría andar caminando en la calle a plena luz del sol sin causar accidentes de tráfico?– Edward Cullen.

-Era difícil creer que algo tan hermoso pudiera ser real. Temía que él pudiera desaparecer en una repentina nube de humo y que entonces me despertara.– Isabella Swan.

-Esta camioneta es lo suficientemente vieja para ser el auto de tu abuelo, ten algo de respeto.– Isabella Swan.

-¿Así que apuñalaste a Edward Cullen con un lápiz o qué? Nunca lo había visto actuar de esa manera.– Michael Newton.

-No puedo estar seguro, por supuesto, pero lo compararía con vivir de tofu y leche de soya. Nos llamamos vegetarianos, nuestro pequeño chiste familiar.– Edward Cullen.