Las 101 Mejores Frases de Tres Metros sobre el Cielo
Tres metros sobre el cielo es una película juvenil basada en la novela de Federico Moccia, estrenada en 2010 y cuyos actores protagonistas son Mario Casas y María Valverde. El argumento cuenta la historia de Hache (Mario Casas) y Babi (María Valverde), dos jóvenes que se enamoran, pero que tienen personalidades y pasados muy diferentes.
Hache es impulsivo, aventurero, indisciplinado y “peligroso”, mientras que Babi es una chica de familia, educada, formal y con una vida tranquila. Sin embargo, disfrutan de estar juntos y se enamoran, aunque pasan por diversas dificultades.
Las mejores frases de Tres metros sobre el cielo
En estas frases de Tres metros sobre el cielo podrás volver a recordar algunos de los mejores momentos y reflexionar sobre la personalidad de los personajes principales.
-Eh, perdona, perdona. Solo para no quedar como un mentiroso, eh ¿Verdad que tú y yo nos dimos un baño de espuma juntos? Eso es que sí, Pollo. –Hache.
-Te quiero Babi. –Hache.
-Por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar tres metros sobre el cielo. –Hache.
-Yo no quiero vivir tu vida de mierda mamá. Hache es mi novio y voy a estar con él te guste o no. –Babi.
-¿Pero tú quién te crees que eres, gilipollas? ¿Tú colega? Sacadme a toda esta gentuza. No tienen respeto por nada ¡Fuera! –Babi.
-No pienso hacerte daño ni engañarte. Ahora estoy contigo. Con la chica que te pega una paliza si hablas mal de su chico. –Babi.
-¿Sabes de quién es la culpa? Tú has matado a pollo. –Babi.
-Mañana mejor nos quedamos después de comer para no gastar, ¿dónde están los chistes? -Pollo
-Mira, seguro que ni yo me río con los tuyos, ni tú vas a entender los míos. ¡Los chistes digo! ¡Media-neurona! –Katina
-Búscalo Hache, por favor te lo pido. –Katina.
-¿Qué tan bien te has sentido? –Babi.
-Tres metros sobre el cielo. –Hache.
-¿Ves la casa de ahí, la que tiene el cartel de “Se vende”?
-¡Déjalo en paz! ¡Suéltalo! Eres un animal, un bestia. ¡Oh, te odio! –Babi.
-Y se ha largado. Yo también me despido? –Hache.
¿Y cómo vuelvo yo a la casa? Déjame subir en la moto. –Babi.
-A ver dices que soy un bestia y un bruto, no puedo permitir que alguien así te lleve a la casa, eh. Lo hago por ti. Mañana te arrepentirás de no haber sido coherente. –Hache.
-¡Te queda bien la chaqueta, eh! –Hache.
-Te juro que si te volteas, te salto encima y te embadurno de estiércol. Y yo sí que cumplo mis promesas. –Babi.
-Eres igualita, igualita que tu madre. Refunfuñona. –Hache.
-Vamos a fugarnos. –Babi.
-¡Vais a follar! –Katina.
-¿Y mi mamá? –Hache.
-De viaje, con una amiga. –Madre de Hache.
-Ya quiero verte. –Hache
-Estoy castigada. Me han pillado al llegar a casa. –Babi.
-Ah, no es una leyenda urbana, sí castigan a las chicas buenas por portarse mal. ¿Qué quieres hacer mañana? –Hache.
-Escaparnos. Recógeme en la entrada del colegio y vámonos lejos. –Babi.
-Enséñame la parte de la casa que más te guste. –Hache.
-¿Qué pasará si invito a salir a tu hermana?- Vecino de los Alcázar.
-Nada, que su novio te partirá todos y cada uno de tus huesos. –Daniela.
-Deja de mirar como si buscaras desesperadamente a alguien. –Babi.
-Es que eso es lo que hago. ¡Ahí está!–Daniela.
-¿Me vas a denunciar? ¿Sí? ¿Segura? ¿Me lo juras? –Hache.
-Tengo que decirte algo. Estoy nerviosa. –Babi.
-¿Por qué? –Hache.
-Porque nunca lo he hecho con nadie. –Babi.
-Yo tampoco (sarcasmo). –Hache.
-¿Quién coño te ha dejado entrar pollo? –Hache.
-Deja de pensar por mí. No me trates como una estúpida por favor. –Babi.
-¿Está bien?. –Hache.
-¿Tú qué crees? – Babi.
-Que ya quiero ser el primero. –Hache.
-Y el último. –Babi.
-Esta mañana te acompañe al colegio. En realidad te escolté como la gente importante. Hache.
-¡Ah!, era tú el que no parabas de decir estúpida… -Babi.
-No, yo solo te dije una cosa, fea. Eso siempre funciona con las tías como tú. –Hache.
-¿Cómo yo? –Babi.
-Estiladilla, con ganas de aflojar. (…) Ves, así de amable estás un poquito menos fea. –Hache.
-¿A dónde vamos?… Ahora puedo olerlo, el mar. –Babi.
-¡Eres un perro asqueroso! ¡Canalla! ¡Bastardo! –Babi.
-Eres un descerebrado. Y aparte un pervertido. –Babi.
-Ya, pero que es bueno para la circulación, eh, así te llega la sangre el cerebro. Tu no entiendes, pero batidos de fresa se ofrecen y no se tiran por la cabeza. –Hache.
-¿Nos quedamos así toda la noche o te apetece cambiar de postura? –Hache.
-¡Para!¡Para!¡Para! Lo vas a matar. El anillo lo tengo yo. –Mara a Hache.
-¿Quieres que te traiga una toalla? No vayas a pillar un trancazo ahora eh. Recuérdame eh, que la próxima vez que nos bañemos juntos te frote bien el agua con el estropajo y jabón.–Hache.
-Tienes un culazo espectacular. –Hache.
-Me das el anillo y lo dejamos. –Hache al Chino.
-Señorita Alcázar, ¿nos puede detallar lo ocurrido esa noche? –Juez.
-¿Tú no me habías dicho que la ibas a invitar a ella? –Hache.
-Es que ayer la desplumé, así que si hoy la invito es como si pagara ella. –Pollo.
-¿Has visto a Hache? –Pollo
-No, no lo he visto. –Mara.
-¡Quiero que me devuelvas mi cazadora ahora, venga! –Hache.
-¡Vete a la mierda! –Babi.
-Me ha pedido que esta noche vaya con él a las carreras. ¿Quieres venir? –Katina.
-Sí. Mi hermana y yo nos imaginábamos que vivíamos ahí. De enanas veíamos a los dueños y nos imaginábamos que éramos nosotras. Da pena, es como si ya no pudiéramos disfrutarla nunca.
-¿Sabes dónde se llevan a cabo las carreras de motos esas? –Babi.
-¿Las siamesas? En el puerto. –Daniela
-Hugo, Hugo. ¿A ti qué coño te pasa? No te quedó claro lo de la cárcel si te metías en otra bronca? Hacer lo que quieras no te va a llegar a ningún sitio. Estoy hasta los huevos de ser tu niñera. Deja de hacer tonterías y pórtate como un adulto de una vez. –Alejandro.
-¿Portarme como un adulto es, tener 30 años y no saber disfrutar de la vida? ¿Dime? –Hache.
-Ven y te mato, puta. –Babi.
-¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?. –Hache.
-No. ¿No soy muy buena verdad? –Babi.
-Eres perfecta. –Hache.
-Me has hecho sentir muy bien. Estoy feliz. –Babi.
-¡He aprobado con la mejor nota, sobresaliente. –Babi.
-De repente ocurre, algo se acciona. Y en ese momento sabes que las cosas van a cambiar. Y han cambiado. Y que a partir de ahí, ya no volverán a ser lo mismo. Nunca. Y cuando ocurre, lo sabes. –Hache.
-Voy a casarme con ella. –Pollo.
-Ha sido Hache, ¿verdad? ¿Hache te ha arrancado la ropa? –Daniela.
-Cuando dejes de tener miedo es el día que empezarás a disfrutar. –Hache.
-Dudo que me guste una pizza del mismo lugar que te gusta a ti. –Babi.
-Tu hija me ha enseñado a ir despacio, y eso me sienta bien. –Hache.
-No hombre, pero si está la piratilla aquí haciendo mar. ¿Has venido a verme correr o qué?.-Hache.
-Pero si ni siquiera sabía que tú estabas aquí. Babi.
-¿Y por qué te has puesto roja como un tomate? –Hache.
-Tú a mi lo único que me das es risa. A ver si te pones así de chulo cuando te llegue la denuncia. –Babi.
-Claudio, ¿con quién está bailando nuestra hija? –Rafaela.
-Con un buen chico. –Claudio.
-Justamente entonces tratas de recordar en que momento comenzó todo. Y te das cuenta que todo comenzó antes, mucho antes y es ahí en ese momento, cuando te das cuenta que las cosas ocurren una sola vez. –Hache.
-Seré breve profesora. A partir de ahora usted va a tratar bien a una alumna. Si me entero de que a Babi sufre lo más mínimo por su culpa, va a tener problemas.
-Hay alguien aquí que quiere hablar contigo. –Alejandro.
-Soy Claudio Alcázar, el padre de Babi. –Claudio.
-¿Qué haces con ese? ¿Estáis embrollados? –Daniela
-Si ni siquiera le conozco. –Babi
-Se llama Hugo Olivera, pero le llaman Hache. Dicen que le ocurrió algo horrible y que quiere olvidarse de su nombre. Mis amigas y yo decimos que es “H” de héroe. Tiene pinta de salvarte la vida. –Hache.
-¿Te has vuelto loca o qué? No pretenderás subir a mi moto llena de mierda. –Hache.
-El día pasa. Pasa que estás de pie en algún lado y te das cuenta que no quieres ser ninguno de los que están a tu alrededor. (…) Ni siquiera quieres ser tú. Solo quieres salir corriendo. Salir a toda ostia del sitio en el que estás. –Hache.
-Tú, Hello Kitty. ¿Esto es tuyo a que sí? –Mara.
-No creo que tú tengas buen gusto. –Babi.
-La otra noche Hache la usó para atarme a la cama. Es resistente. –Mara.
-No lo suficiente si estás aquí. –Babi.
-¿Ésta es la firma de su mamá? –La Forga.
-Así es. –Babi
-Qué raro, porque acabo de hablar con su mamá y no tenía ni idea de su enfermedad, ni de su inasistencia el viernes. Y ahora viene en camino. –La Forga.
-¡Suelta por favor! No, no, no, no. Por favor, yo me arrepiento, me arrepiento de haberte tirado el vaso. Por favor. Por favor. -Babi
-El daño ya está hecho. –Hache.
-¿Podemos hablar? ¿Cómo se te ocurre amenazar a mi profesora? Me has jodido Hache. –Babi.
-¿Pero qué has hecho niña? Estás manchada de barro. –Hache
-Es estiércol. –Babi.
-Mi madre está como loca buscando un anillo que le regaló su madre. Pasó desde que tus amigos se pasaron por aquí. ¿Qué coño le digo ahora? ¿Qué contigo siempre será así? –Babi.
-¡Aquí estoy! Prométeme que no te vas a reír de mí –Babi.
-Mi amor, una foto. – Katina.
-Quédate aquí. No mires. –Hache.
-No sé porque no te enrollas y me invitas a un sitio fino. Yo me paso a recogerte ¿que dices cariño? –Hache.
-Prohibido estar tantos días sin vernos. –Babi.
-Mara, que os habéis enrollado un par de veces no significa que estéis saliendo. –Silvia
-Bueno y eso que tiene que ver, y además sus amigos me han dicho que él nunca llama. –Mara.
-Ya, ¿y tú te crees que te puedes fiar de esos amigos? ¡Mira que pinta! –Silvia.
-Claudio, de verdad yo entiendo perfectamente que su mujer esté preocupada. Porque su hija está con un tipo que va por la vida en moto (…).–Hache.
-Nuestras chicas son increíbles tío. Debemos de estar a la altura. –Pollo.
-Vamos a darnos un tiempo, ¿vale? –Babi.
-¿Era tu casa no? Pues yo la he vuelto a comprar para ti. Ahora somos los señores de la casa –Hache.
-¿Te gusta?… ¿Entonces? –Hache.
-No quiero que esto acabe nunca. –Babi
-A ti no te ha dicho tu madre que no se hurga en el bolso de las señoritas. –Katina.
-No vivo con mi madre. Pero le haré una visita a la tuya. No puedes andar con un billete de a 50 nada más. –Pollo.
-Esa es mi paga de la semana. Pues pasaré hambre por tu culpa. –Katina.
– ¡Oye!, yo si quieres mañana paso por ti y te invito a comer. –Pollo.
-Sabes que pasa, que cuando pago yo, me gusta elegir a mi acompañante. –Katina
-¿Se puede saber qué es lo que estás haciendo aquí? –Babi.
-Hache, prométeme que mañana vas a estar ahí. –Pollo.
-Vale, ¿se puede saber porque tienes esa cara de culo? –Katina
-Porque ayer me dejaste tirada y te fuiste a comer con el poligonero ese? –Babi
-Sabía que no me podía fiar de ti. Tus promesas no valen nada. –Babi.
-Mi madre no se fía de mí, bueno, de ti. –Babi.
-Te quiero. –Katina a Pollo.
-El día que me llamen a declarar esta chulilla que está aquí va a decir que no hice nada, porque estará tan loca por mí para entonces que hará lo posible para salvarme. –Hache.
-¡Para!, ¡Para! –Babi
-¿Por qué? –Hache.
-Porque estamos al aire libre. –Babi.
-Pero si aquí no hay nadie. –Hache.
-Es que no le ha quedado más remedio Señora. El chico que la traía la dejó tirada, y no le quedó más remedio más que venirse en esta moto. –Hache.
-Esa mujer era mi madre. – Hache.
-¿Entonces tu padre y tu hermano no saben nada?- Babi
-Mi padre cree que hace viajes con amigas. –Hache.
-¿Y yo soy la única que lo sabe? –Babi.
-(Hache asiente).
-Le he dicho a mi madre que me he quedado a dormir en tu casa. Me dejas la llave debajo de la alfombra y ya. –Katina.
-Tu y yo 3MSC. –Hache.
-Ay Babi, Babi, Babi… Soy un cerdo, un animal, un violento, pero te dejarías besar por mí. Eres una incoherente. -Hache
-¿Y tú un cabrón? –Babi
Mira, yo si quieres te doy mi cazadora y te tapas con ella. Pero primero te tienes que quitar la ropa apestosa porque te juro que así no te vas a subir a la moto, ¡venga!. –Hache.
-No pienso volver más por ti, ¿me oyes? Si sigues haciendo lo que te venga en gana rompemos, ¿vale? –Babi.
-Está bien, cambiaré. –Hache.
-¿Estás loco? ¡Vas a despertar a mis padres! No pienso bajar por ahí. Me da miedo. –Babi.