República Centralista (primera y segunda)
¿Qué fue la República Centralista?
La República Centralista de México fue un sistema de gobierno establecido por primera vez en 1936, tras instaurarse las Siete Leyes Constitucionales por medio de Santa Anna. Oficialmente, el período centralista mexicano estuvo en vigencia en dos ocasiones: desde 1836 hasta 1841 y desde 1843 hasta 1846.
Cada período fue conocido como Primera y Segunda República Centralista, respectivamente. El centralismo de México no fue un período histórico particularmente exitoso del país. Más bien, surgió como consecuencia de una serie de problemas políticos que venía arrastrando la nación desde su independencia poco tiempo antes.
El centralismo también conllevó a la guerra entre México y Estados Unidos. Las repercusiones históricas del centralismo mexicano tampoco son del todo positivas. Una de las características principales de este período fue el “ir y venir” de Antonio López de Santa Anna al poder.
También fueron características las fuertes diferencias políticas entre liberales y conservadores, además de la independencia de Texas y su anexo subsecuente a los Estados Unidos.
El centralismo mexicano es visto como la consecuencia de un experimento político de los conservadores. Se piensa que estos quisieron simplemente volver a establecer sus leyes absolutistas, las cuales el federalismo pretendió eliminar.
Antecedentes
Primer Imperio mexicano
El establecimiento del Primer Imperio Mexicano ocurrió como consecuencia directa de la independencia de México. Fue un sistema de gobierno monárquico que se trató de instaurar en el recién independizado país, el cual fue poco exitoso y tuvo una duración corta.
Este y el Imperio brasileño fueron los únicos sistemas de gobierno de corte monárquico que se establecieron en América.
El poco éxito del Imperio mexicano tuvo como consecuencia la formación de la Primera República, y se descartó por completo la posibilidad de que México fuese controlado como una monarquía. Esto dio cabida al posterior establecimiento del centralismo.
Primera República de México
La Primera República mexicana estuvo plagada de una gran cantidad de problemas políticos. Las diferencias entre ideologías estuvieron claramente marcadas entre ambos bandos, desde su establecimiento en 1824. México se mantuvo organizado de manera federal hasta el establecimiento del régimen centralista en 1836.
Los federalistas temían un control único del país, como había ocurrido durante el Imperio mexicano y durante el control colonial de España.
Sin embargo, los políticos conservadores veían con buenos ojos el establecimiento de una república centralizada. La visión conservadora creció conforme fueron pasando los años hasta concretarse a manos de Santa Anna.
Durante la Primera República Federal, México mantuvo ciertas leyes tradicionales en su Constitución, pero el poder fue ejercido por tres entes diferentes (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial).
Durante la administración del primer presidente de la República Federal, Guadalupe Victoria, la economía de México sufrió un colapso bastante contundente. Esto ocurrió como consecuencia de la falta de ingresos contrastada con todos los gastos que tenía el país.
El mantenimiento del ejército y el pago de la deuda externa causaron que México estuviese prácticamente en quiebra. Sin embargo, en 1827 un alzamiento de los conservadores causó más inestabilidad dentro de la política mexicana, lo cual propulsó el establecimiento del centralismo en el país.
Los cambios de Gómez Farías
Uno de los encargados de apaciguar el alzamiento de los conservadores durante la Primera República había sido el entonces general Santa Anna.
De hecho, cuando los conservadores lograron hacerse con el control del gobierno durante un corto período de tiempo, el mismo Santa Anna se encargó de expulsarlos gracias a su poderío militar.
Cuando se llamó a elecciones para elegir un nuevo presidente para la República Federal en 1833, los votos estuvieron a favor de Santa Anna. Sin embargo, el general tomó la decisión de dejar el puesto y delegar las responsabilidades presidenciales a su vicepresidente, Valentín Gómez Farías.
Las decisiones que tomó Gómez Farías estuvieron altamente en contra de los principios conservadores que habían estado presentes en México, incluso durante el gobierno federal. Farías instauró un nuevo sistema en el cual el Estado estaba a cargo de designar nuevos miembros de la Iglesia.
Además, convirtió el pago de los diezmos eclesiásticos en una acción opcional. Hasta el momento, los diezmos eran obligatorios en México. Las reformas de Gómez Farías no pararon allí: también decidió reducir el tamaño del ejército.
Primera República Centralista
La consecuencia directa del establecimiento del centralismo en México fue la mentalidad reformista de Gómez Farías. Luego de que se estableciesen todos los cambios que propuso el presidente, la Iglesia, el ejército y los militantes conservadores se alzaron contra el gobierno federal.
El caudillo Santa Anna, quien se encontraba prácticamente retirado de las actividades políticas, se pasó al bando de los conservadores para oponerse a Gómez Farías.
El general obtuvo el poder del país con prontitud; una de sus primeras acciones como gobernante fue disolver el Congreso e instaurar una dictadura centralista en México.
La influencia de Santa Anna durante el centralismo mexicano fue bastante pronunciada. Estuvo al mando del país en más de 10 ocasiones distintas, no solo durante la Primera República Centralista, sino también durante la segunda.
Constitución de 1836
Tan pronto como asumió el poder de México, Santa Anna abolió todas las reformas impuestas por Gómez Farías e instauró la Constitución de 1836.
Con esta Constitución, quedó sin efecto el anterior documento promulgado en 1824 por medio del cual México se organizaba de manera federal. Esta nueva constitución fue también conocida como las Siete Leyes.
Mediante las Siete Leyes, México pasó a convertirse en una República centralista, en la cual el poder recaía exclusivamente en el presidente (Santa Anna) y todos sus subordinados inmediatos. La razón por la que se conoció a esta Constitución por aquel nombre fue porque cambió siete elementos fundamentales en las leyes mexicanas.
Se garantizó la ciudadanía a cualquier habitante de México capaz de leer y escribir, con un ingreso de más de 100 pesos al año.
Se permitió al presidente la capacidad de suprimir cualquier decisión del Congreso, como también la capacidad para que los mismos entes gubernamentales eligiesen a los diputados y senadores.
Otras dos leyes se basaron en la organización del gobierno de forma más centralizada, y además se prohibió revertir estos cambios por seis años luego del decreto. Los estados federales pasaron a convertirse en departamentos, controlados por el gobierno centralizado.
Alzamiento de Texas
Santa Anna era presidente de México cuando los primeros problemas con el estado de Texas empezaron a surgir. La cercanía de esta región con los Estados Unidos hizo que más de 25 000 emigrantes americanos ocupasen la región texana, la cual de por sí tenía pocos habitantes mexicanos.
Esto preocupó profundamente a Santa Anna, pues pensaba que una alta presencia de pobladores norteamericanos haría que la región buscase obtener la independencia de México. El caudillo tomó la decisión de cerrar la frontera de Texas en 1830 (6 años antes del establecimiento del centralismo).
Sin embargo, esa decisión trajo consecuencias que se vieron reflejadas en México, cuando ya se había impuesto el gobierno centralista con la Constitución de 1836.
De hecho, la promulgación de la Constitución de 1836 hizo que Texas se declarase una nación independiente como consecuencia de la falta de derechos que se establecían en el documento.
Luego de que Texas se declarase una nación independiente, Estados Unidos anexó el territorio en 1845. Sin embargo, México no había reconocido la independencia de Texas.
Esto hizo que ambos países rompieran relaciones diplomáticas y que, subsecuentemente, se desatase la guerra entre México y los Estados Unidos.
Segunda República Centralista
En 1836, un general y expresidente que se encontraba en el exilio, Anastasio Bustamante, fue llamado de regreso a México para luchar en la guerra contra Texas. Sin embargo, el Congreso decidió nombrarlo presidente de la república.
Bustamante encontró un país con poco dinero y un ejército debilitado por la guerra; el potencial de acción que tenía era muy bajo. Durante este período presidencial, hubo una gran cantidad de conflictos internos y externos que dificultaron aún más la presidencia de Bustamante.
Tuvo que lidiar con el bloqueo costal francés y la subsecuente Guerra de los Pasteles; también con la invasión de Chiapas por parte del general guatemalteco Miguel Gutiérrez.
Además, el alzamiento del rebelde José Urrea en Tamaulipas hizo que Bustamante dejara la presidencia para dedicarse a luchar contra él, dejando a Santa Anna a cargo del poder nuevamente.
Bustamante volvió al poder en 1839. Instauró una serie de leyes diplomáticas con Estados Unidos, restableciendo contacto con el país luego del conflicto de Texas.
Negoció pactos diplomáticos con otros países europeos y durante este período se permitió el ingreso del primer diplomático español luego de la independencia.
Inicio de la Segunda República
En 1841 Santa Anna derrocó a Bustamante para regresar al poder. Ejerció dicha acción de manera autoritaria, pero permitió la elección de un nuevo Congreso para que se redactara una nueva Constitución.
Dado el estado precario del centralismo luego de la caída de Bustamante, se propuso una serie de ideas para reorganizar el poder de México.
Se trató de volver a restablecer el federalismo a manos de Gómez Farías, pero los centralistas se opusieron a esta idea. Además, se quiso instaurar una monarquía nuevamente, pero esta idea también fue rechazada.
El nuevo Congreso, electo por Santa Anna, lo traicionó y estableció una serie de leyes por medio de las cuales México volvió a ser federalista. Sin embargo, Santa Anna disolvió el cambio.
En 1843 pasaron a tener vigencia las nuevas Bases Orgánicas de la República, por medio de las cuales se reinstauró el centralismo y se dio inicio a la Segunda República Centralista.
Nuevas leyes
Las nuevas leyes por medio de las cuales pasó a regirse México, si bien fueron centralistas, daban a los estados una diversidad de libertades que no existieron durante la Primera República Centralista. Los estados pasaron a tener una representación nacional mucho mayor, pero las decisiones finales eran tomadas por el gobierno central.
Según estas nuevas leyes, todo el poder de la Corte Suprema y de las entidades de gobierno pasó a manos de Santa Anna, quien nuevamente se mantuvo como presidente centralista de México. De hecho, las elecciones que se llevaron a cabo en 1843 dieron como victorioso al mismo Santa Anna.
El nuevo Congreso mexicano actuaba de manera bastante independiente, especialmente para un país centralizado. Esto hizo que Santa Anna se movilizara para disolverlo; los miembros del Congreso se jactaron de una inmunidad legislativa, pasando al exilio.
Santa Anna fue derrocado en 1844 por una serie de oficiales que habían tenido suficiente de sus acciones. Según dictaba la Constitución, el derrocado Santa Anna fue reemplazado por José Joaquín de Herrera.
Decisiones de Herrera
Luego del conflicto ocurrido poco antes, Herrera reconoció que México había perdido Texas y ahora actuaban como república independiente. Por esto, Herrera buscó abrir negociaciones diplomáticas con los texanos para evitar que su nación se incorporara a los Estados Unidos.
Sin embargo, como Herrera reconoció la independencia de Texas, sus oponentes políticos lo acusaron de tratar de vender Texas y la zona de la Alta California a los Estados Unidos. Esto conllevó a un golpe de Estado que puso fin al gobierno de Herrera.
Guerra con Estados Unidos y el final del centralismo
Luego de que los Estados Unidos anexaran Texas, las relaciones diplomáticas entre México y el país americano llegaron a su fin. Las hostilidades entre ambos países crecieron en la frontera, hasta que el conflicto armado se desató finalmente en abril de 1846.
Durante el transcurso de ese año (incluso antes del inicio de la guerra), se volvió a proponer la conversión de México a una monarquía encabezada por el cuñado de la reina de España. Tal propuesta causó una revuelta que terminó con el gobierno centralista de manera definitiva.
El que actuaba como presidente para ese entonces, Mariano Paredes, fue destituido por un movimiento liberal llevado a cabo en Ciudad de México. El ejecutor de la revolución fue José María Yáñez, un general que alzó sus tropas contra el gobierno en Jalisco.
José Mariano Salas tomó la capital, y el 4 de agosto de 1846 México se volvió a convertir en una república federal. Santa Anna volvió al poder, esta vez en el bando de los liberales. La guerra contra Estados Unidos culminó con la derrota de México en septiembre de 1847.
Estados Unidos y México firmaron el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el cual marcó el fin oficial de la guerra entre ambos países.
Gobernantes
Antonio López deSanta Anna
Santa Anna fue uno de los políticos más influyentes de la historia de México. La decisión que tomó de sobrescribir la Constitución de 1824 con un nuevo documento constitucional en 1835 cambió el rumbo de la historia política de México y encaminó al país al centralismo.
Anastasio Bustamante
Bustamante no tuvo mucho éxito durante su etapa presidencial, pero fue uno de los primeros gobernantes del centralismo mexicano y, a su vez, uno de los presidentes conservadores que más tiempo ocupó el cargo durante los diez años de dominio centralista.
Durante el gobierno de Bustamante, se suprimió una invasión de Guatemala en Chiapas y se luchó contra Francia en la Guerra de los Pasteles.
José Joaquín de Herrera
Si bien Herrera gobernó México durante la etapa de transición entre las dos diferentes repúblicas centralistas, fue su mentalidad reformista la que trajo consigo el restablecimiento del centralismo.
Los cambios que quiso establecer en el país generaron tal descontento, que las fuerzas centralistas volvieron a hacerse con el control de la república en 1843.
Otros gobernantes
La República Centralista también tuvo otros gobernantes que se mantuvieron por poco tiempo en el poder o que no realizaron cambios significativos al país. Entre ellos están: Nicolás Bravo, Francisco Javier Echeverría, Valentín Canalizo y Mariano Paredes.