Biología

Fibrinógeno: función, altas y bajas concentraciones, valores normales


El fibrinógeno es una glucoproteína plasmática que, al ser cortada por una enzima conocida como trombina se transforma en fibrina, uno de los componentes proteicos más abundantes que conforma los coágulos sanguíneos (es uno de los 13 factores implicados en la coagulación sanguínea).

Se trata de una proteína de gran tamaño, pues pesa aproximadamente 340 kDa y está compuesta por dos “bloques” moleculares simétricos, cada uno formado por tres cadenas polipeptídicas diferentes y polimórficas conocidas como Aα, Bβ y γ, las cuales están unidas covalentemente entre sí a través de 29 puentes disulfuro.

Estructuralmente, en el fibrinógeno se pueden distinguir tres dominios o regiones: dos dominios terminales llamados “dominios D” y un dominio central llamado “dominio E”. El dominio central está unido a cada lado a un dominio D gracias a un arreglo de polipéptidos.

Cada uno de los tres tipos de cadenas que conforman esta proteína es producida en el hígado a partir de la expresión de tres genes distintos, pero que se encuentran todos en el cromosoma número 4 de los humanos.

Índice del artículo

Función del fibrinógeno

Hemostasia (prevención de perdida de sangre)

El fibrinógeno es la proteína precursora de un polipéptido conocido como fibrina, que es uno de los componentes principales de los coágulos sanguíneos en los mamíferos, por lo que se dice que participa activamente en el mantenimiento de la hemostasia.

En los sitios donde el cuerpo sufre algún tipo de herida o lesión, el fibrinógeno es cortado por una proteína con actividad proteolítica conocida como α-trombina. El corte libera, a partir de los extremos N-terminales de las cadenas Aα y Bβ, dos fibrinopéptidos llamados fibrinopéptido A y fibrinopéptido B.

Ambos péptidos pueden polimerizar espontáneamente y entrecruzarse para formar un coágulo o una matriz de fibrina transitoria, esencial para evitar la pérdida de sangre y para la reparación normal de los tejidos, que se da al final de la cascada de coagulación.

Esta matriz puede ser degradada posteriormente por la plasmina o por otras proteasas como la elastasa, la triptasa y algunas catepsinas.

Evitar perdida de sangre

Además de la formación de redes de fibrina, el fibrinógeno también puede evitar la pérdida de sangre actuando como una proteína adhesiva, propiciando la agregación de las plaquetas o sirviendo como andamio inicial para la formación del coágulo.

Reparación de tejidos

Los productos de la proteólisis del fibrinógeno, además, han sido reconocidos como promotores de eventos de suma importancia para la reparación de los tejidos como la vasoconstricción, la angiogénesis, la migración celular dirigida y la proliferación de células como los fibroblastos, algunas células del músculo liso y los linfocitos.

Altas concentraciones en sangre (significado)

Cuando en el cuerpo se desencadenan procesos inflamatorios, las células hepáticas muestran un incremento drástico en la expresión y síntesis de fibrinógeno, lo que se piensa está controlado por factores como la interleucina-6 (IL-6), algunos glucocorticoides y la oncostatina M.

Por esta razón, altos valores plasmáticos de esta proteína pueden indicar la presencia de infecciones, cánceres, desórdenes inflamatorios, traumatismos, entre otras.

En la actualidad cada vez hay más evidencias que sugieren que altas concentraciones de fibrinógeno en la sangre también pueden estar asociadas con un aumento en el riesgo de desórdenes cardiovasculares, entre los cuales se incluyen:

– La enfermedad isquémica del corazón (IHD, del inglés Ischaemic Heart Disease)

– Infartos y accidentes cardiovasculares

– Tromboembolismos (formación de coágulos en el interior de un vaso sanguíneo)

El incremento del fibrinógeno plasmático puede promover un estado “protrombótico” o “hiper coagulado”, pues hay mayor disponibilidad de esta proteína para ser procesada y contribuir a la producción de coágulos sin la existencia de ningún traumatismo, además de que se produce mayor cantidad de proteína de la que puede ser procesada.

Entre los factores que influyen sobre el aumento en el contenido plasmático de fibrinógeno están, además, el progreso de la edad, el índice de masa corporal, la adicción al cigarrillo, la diabetes y los estados post-menopáusicos en las mujeres.

Está relacionado también con la insulina en ayunas, el colesterol de la lipoproteína de baja densidad (LDL) y el conteo de leucocitos, pero está inversamente relacionado con el consumo moderado de alcohol, la actividad física y la terapia de reemplazo hormonal.

Bajas concentraciones en sangre (significado)

Una baja concentración o deficiencia de fibrinógeno en la sangre puede darse por tres condiciones patológicas diferentes: la afibrinogenemia, la hipofibrinogenemia y la disfibrinogenemia.

La primera de las tres se relaciona con la ausencia total de fibrinógeno en el plasma y puede significar riesgos letales de pérdida sanguínea después una herida, por lo que puede ser una condición muy peligrosa.

Afibrinogenemia

La afibrinogenemia también puede presentar trombosis venosas y arteriales a través de la activación plaquetaria mediada por la trombina. En las mujeres, esta patología ocasiona el 50% de los casos de menorragia (abundante sangrado menstrual) y las mujeres gestantes con afibrinogenemia tienen mayor riesgo de presentar complicaciones obstétricas severas.

Hipofibrinogenemia

La hipofibrinogenemia, en cambio, tiene que ver con niveles anormalmente bajos de esta proteína, es decir, concentraciones entre 0.2 y 0.8 g/L. Es una condición básicamente asintomática, aunque también puede desencadenar sangrados abundantes.

Los pacientes con esta condición pueden sufrir de una enfermedad conocida como la enfermedad de almacenamiento de fibrinógeno, que se debe a la acumulación de agregados de fibrinógeno en el retículo endoplásmico de los hepatocitos productores de fibrinógeno.

Disfibrinogenemia

Por último, la disfibrinogenemia es una condición de niveles normales de fibrinógeno que no funciona adecuadamente y, en vez de sangramientos, ha sido relacionada más bien con riesgos de trombosis.

Adicionalmente, la deficiencia crónica o persistente de fibrinógeno en el tiempo puede estar relacionada con algunas condiciones adquiridas como la etapa final de alguna enfermedad hepática o desnutrición severa.

Valores normales de fibrinógeno

El fibrinógeno, como ya se comentó, es sintetizado en las células hepáticas (hepatocitos), su vida media es de más o menos 100h y su concentración normal en el plasma sanguíneo, junto con otros de los componentes circulantes, es de alrededor de 9 micromoles por litro, lo que representa alrededor de 1.5 y 4.5 g/L.

Esta concentración, sin embargo, excede la concentración mínima necesaria para el mantenimiento de la hemostasia, que está entre 0.5 y 1 g/L.

Referencias

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