Psicología educativa

Discalculia: qué es, síntomas, causas y tratamiento


¿Qué es la discalculia?

La discalculia es una dificultad de aprendizaje específico de las matemáticas. La persona que lo sufre presenta grandes problemas a la hora de hacer cualquier tipo de cálculos numéricos. Se le conoce también como dislexia matemática.

No tiene que ver con los niveles de inteligencia, el niño confunde números, símbolos y signos y no puede realizar ningún cálculo matemático, ni siquiera el más sencillo. Es un trastorno del aprendizaje basado en la dificultad de competencia matemática o numérica. 

Síntomas de la discalculia

Los niños con discalculia presentan grandes dificultades para entender los conceptos numéricos más simples, una falta de comprensión intuitiva de los números y problemas en aprender hechos y procedimientos matemáticos.

La discalculia se manifiesta en niños que tienen una inteligencia dentro de la normalidad o superior a la media y que no padecen ni han padecido ninguna lesión cerebral.

A pesar de ello, estos niños presentan dificultades a la hora de realizar cálculos o problemas matemáticos, lo que les acaba repercutiendo negativamente en el ámbito escolar.

Debemos distinguir entre niños que presentan dificultades en las matemáticas o discalculia, y aquellos niños a los que no se les da bien las matemáticas.

Se puede detectar en la escolarización básica y preescolar, dado que cuando el niño no puede aprender a escribir correctamente los números, ya está dando una pista.

Algunos de los síntomas son:

– No logra una correcta escritura en el aprendizaje de los números.

– No logra realizar clasificaciones con números.

– No realiza series (algo bastante común en la primera escolarización).

– No puede resolver problemas matemáticos simples.

– Cuenta con los dedos incluso para resolver problemas de una sola cifra numérica.

– Dificultades con la identificación de los números (escribir y nombrar. Por ejemplo, no conectar 2 y dos).

– Confunde grafismos numéricos similares.

– Confunde los signos de suma, resta, división y multiplicación.

– Invierte, rota y transpone los números (por ejemplo, el seis con el nueve).

– Problemas para comprender e interpretar enunciados de problemas.

– Problemas para entender conceptos que tienen que ver, por ejemplo, con tamaño o posición.

– Dificultades en orden, clasificación, cantidad, correspondencia, reversibilidad.

– Dificultad en coordinación espacial y temporal.

– Dificultad para recordar y comprender fórmulas, reglas, secuencias matemáticas, tablas de multiplicar.

Criterios para diagnosticar la discalculia

– Las aptitudes académicas que están afectadas lo hacen bastante por debajo de lo que se esperaría para la edad cronológica.

– Estas dificultades interfieren de forma significativa en su rendimiento académico, laboral o en su vida diaria.

– Todo ello se confirma a partir de una evaluación al niño y de pruebas estandarizadas que así lo corroboran.

– Las dificultades deben comenzar en la edad escolar (sin embargo, pueden “mostrarse” más tarde, cuando las demandas académicas superen las aptitudes de la persona).

– Las dificultades del aprendizaje de las matemáticas no deben explicarse mejor por la discapacidad intelectual ni por otro tipo de trastornos, bien sean mentales, neurológicos o sensoriales.

Causas

Algunos autores consideran que la discalculia está presente en alrededor de un 6% de los niños, bien sea porque presentan solo el diagnóstico de discalculia o porque está asociada a otros trastornos. 

A veces incluso otros autores lo relacionan o lo consideran un “tipo de dislexia”, dado que es frecuente la comorbilidad entre ambos trastornos.

Cuando se refieren a un tipo de dislexia hacen referencia a que, salvando las diferencias entre la lectura y la escritura (de la dislexia) y las matemáticas (en la discalculia), el niño presenta problemas expresos en comprender y realizar cálculos matemáticos.

No existe una respuesta clara a día de hoy respecto a la etiología de la discalculia.

Las causas se pueden distinguir en:

Enfoque evolutivo: hace referencia a la importancia de la estimulación que recibe el niño en los primeros años.

Enfoque educativo: hace referencia a las dificultades que tienen las propias matemáticas en el ámbito educativo y en la manera en la que se enseñan. De ese modo, la enseñanza no es capaz de adaptarse a las particularidades de aprendizaje de cada alumno.

Enfoque neurológico: este enfoque refiere que algunas lesiones o problemas en estructuras cerebrales podrían relacionarse con la discalculia. Así, las bases neurológicas de las funciones matemáticas se encuentran en ambos hemisferios, de manera que el cálculo aritmético es una capacidad bilateral.

La evidencia neuropsicológica que se recoge a través de estudios de neuroimagen muestra que hay una gran influencia en los lóbulos parietales ante habilidades aritméticas, especialmente en el surco intraparietal (SIP), que parece hacer referencia a la cantidad y el procesamiento de magnitud.

Además, se dan conexiones con los lóbulos frontales en lo que se refiere a resolver tareas más complejas o que son nuevas. Algunos autores, como por ejemplo, Brian Butterworth, sitúan las causas de la discalculia en un deterioro o funcionamiento atípico de estas áreas.

Esto se conoce como la hipótesis del módulo numérico defectuoso. Esto se ha comprobado, por ejemplo, cuando se ha observado que hay menos activación en niños con discalculia en estas áreas al realizar tareas aritméticas.

Otros autores encuentran las bases de estas dificultades en la memoria de trabajo y en la atención, dado que algunos déficits que se producen en discalculia se explican mejor por estos procesos.

Enfoque cognitivo: esta perspectiva establece que las dificultades se producen porque el sujeto utiliza de manera inadecuada procesos cognitivos al enfrentarse a problemas matemáticos.

Evaluación

Aunque en educación infantil ya podemos encontrar dificultades numéricas, no es hasta alrededor de los 6-8 años cuando se detecta formalmente la discalculia. Los niños con discalculia no tienen por qué presentar problemas en otras áreas cognitivas. Pero cuando se evalúa, se hace en distintas capacidades como:

– Cociente intelectual

– Memoria

– Atención

– Capacidades numéricas y de cálculo

– Capacidades visoperceptivas y visoespaciales

– Evaluación neuropsicológica (si fuera necesario)

Además de las evaluaciones sobre el propio sujeto, se evalúa también el contexto familiar con entrevistas a la familia y el escolar a través de su maestro.

Cuando se evalúa al niño, los procedimientos que se usan para evaluarlo y diagnosticarlo son, por ejemplo, anticipar soluciones razonables ante un problema o determinar cuál es su nivel de ejecución aritmética. Haremos que el alumno resuelva problemas sencillos, que lea y escriba números, que reconozca formas o interprete representaciones espaciales de objetos.

En cuanto a las pruebas estandarizadas, por ejemplo, para la inteligencia, podemos utilizar las pruebas Wechsler.

Para poder diagnosticar las dificultades en matemáticas existen varias pruebas que evalúan el desfase curricular, dado que el desfase actual de competencia para las dificultades de aprendizaje ha de ser de al menos de 2 cursos escolares.

Para evaluarlo, encontramos pruebas como: PROLEC-R (para evaluar procesos lectores), TEDI-MATH (para diagnóstico de competencias básicas en matemáticas), TALEC (para análisis de lectoescritura). 

Tratamiento

Si hacemos referencia a la intervención en niños con discalculia, debemos indicar que se pueden enseñar desde distintos niveles de dificultad y desde diferentes puntos de vista.

Por ejemplo, algunos autores como E. Kroesbergen y J. Van Luit consideran que hay tres niveles en el desarrollo del procesamiento matemático a lo largo de la escolarización. Así, las primeras son las habilidades preparatorias, con tareas de conservación de cantidades, conteo o clasificación.

Después las habilidades básicas, que se representan por las cuatro operaciones matemáticas básicas, que son la suma, la resta, la multiplicación y la división.

Y la tercera hace referencia a las habilidades de resolución de problemas, que está relacionada con aplicar de manera correcta las habilidades anteriores a situaciones y contextos diferentes.

Importancia de adaptar

Es importante destacar que las intervenciones en discalculia deben ser atractivas y adaptadas a la edad y necesidades de cada niño, lo que aumentará su motivación e interés por participar en las actividades. Esto puede repercutir en la implicación hacia la tarea y acabar produciendo un mayor rendimiento.

Debemos destacar, asimismo, que cuando se comparan las intervenciones por medios informatizados en las dificultades en las matemáticas frente a métodos tradicionales, las primeras resultan más efectivas.

TIC

Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) se presentan como una alternativa muy beneficiosa de tratamiento, aportando flexibilidad y adaptación al ritmo de cada niño.

Además, el ordenador permite hacer más comprensibles algunos conceptos abstractos, aportar gráficos y animaciones y darles feedback inmediato de su actuación, lo que mejora su adherencia y autorregulación.

Sin embargo, otras intervenciones basadas en materiales tangibles que estén bien diseñados, que permitan la manipulación directa de objetos o conectar las matemáticas con la vida real también pueden ofrecer grandes beneficios.

Referencias

  1. García Ordóñez, R. Discalculia.
  2. Kroesbergen, E., y Johannes, L. (2003). Mathematics interventions for children with special educational needs: A meta-analysis. Remedial and Special Education.
  3. Nieder, A., y Dehaene, S. (2009). Representation of number in the brain. Annual Review of Neuroscience.
  4. Teruel Romero, J., y Latorre Latorre, A. (2014). Dificultades de aprendizaje: intervención en dislexia y discalculia. Pirámide, Ojos Solares.