Huelga ferrocarrilera de 1959: causas, desarrollo, consecuencias
La huelga ferrocarrilera de 1959 de México fue el resultado de un conflicto laboral entre los trabajadores de ese sector y el gobierno mexicano, en esa época presidido por Adolfo López Mateos. Este movimiento obrero había comenzado el año anterior, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines.
El primer paso de los ferrocarrileros fue la elaboración del Plan del Sureste y la formación de la denominada Gran Comisión, encabezada por Demetrio Vallejo. Estos organismos rechazaron un aumento de sueldo de 200 pesos y exigieron en su lugar 350 pesos. Además, convocaron paros temporales en todo el país.
Después de varios meses de lucha por parte de los trabajadores, sus líderes convocaron una nueva huelga para el 25 de febrero de 1959. Al frente de los huelguistas se encontraban Demetrio Vallejo y Valentín Campa, que se convirtieron en dos iconos de los movimientos de izquierda.
Las peticiones fundamentales de los trabajadores del ferrocarril mexicano eran la mejora del salario y unas condiciones de vida digna. La respuesta del gobierno a la huelga fue muy severa. Algunos sindicalistas fueron asesinados, miles de trabajadores fueron despedidos y sus principales líderes encarcelados.
Índice del artículo
- 1 Antecedentes
- 2 Causas de la huelga ferrocarrilera
- 3 Desarrollo
- 4 Consecuencias de la huelga
- 5 Referencias
Antecedentes
La construcción del ferrocarril fue uno de los factores que contribuyeron a la industrialización de México a finales del siglo XIX.
Unas décadas después, ya en los años 30 del siglo XX, este sector volvió a convertirse en un bastión fundamental para la economía del país. Eso trajo consigo un importante aumento de sus trabajadores. En 1937, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó los ferrocarriles.
Durante los años siguientes se construyeron nuevas líneas que unían más ciudades mexicanas, pero la importancia del sector fue disminuyendo.
Lucha por la mejora de los salarios
Entre 1947 y 1952, los trabajadores del ferrocarril impulsaron varios movimientos para mejorar sus condiciones laborales y económicas. Esto suponía igualmente cambiar la política interna del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM).
Desde todas las secciones sindicales del país se enviaron telegramas al gobierno para que sus demandas fueran atendidas. La lucha del gremio ferrocarrilero fue en aumento y aparecieron nuevos líderes locales y nacionales.
Uno de ellos fue Demetrio Vallejo, quien manifestó en 1947 su rechazo a los bajos salarios y a las agresiones que los trabajadores recibían por parte de las autoridades. Desde su cargo de representante de la Delegación Uno del sindicato de ferrocarrileros solicitó al presidente mexicano que interviniera en Oaxaca, donde los trabajadores sufrían represalias por sindicarse.
Sin embargo, la reacción de Miguel Alemán Valdés, presidente de la República en esos momentos, fue incrementar el control y la represión. Además, consiguió disminuir la independencia sindical, comenzando por el STFRM. El gobierno logró colocar a uno de sus partidarios al frente del sindicato y críticos como Valentín Campa debieron pasar a la clandestinidad.
Reorganización sindical
Durante algunos años, el sector más reivindicativo de los ferrocarrileros estuvo bajo control. La situación comenzó a cambiar entre 1957 y 1958, cuando el presidente mexicano, Adolfo Ruiz Cortines, abrió un poco la mano a la existencia de la acción sindical independiente.
Huelgas de 1958
La sección 15 del sindicato de ferrocarrileros en el Distrito Federal impulsó en febrero de 1958 una iniciativa para formar una comisión que luchara por mejores salarios. Un mes más tarde, el 21 de mayo, el gerente de Ferrocarriles Nacionales solicitó 60 días para tomar una decisión.
En varios lugares del país, como en la capital, en Veracruz o en Tierra Blanca los trabajadores del ferrocarril protagonizaron disturbios.
En Veracruz se elaboró el llamado Plan de Sureste, que rechazaba la propuesta de un aumento de 200 pesos y exigía que fueron de 350 pesos. Además, pedía destituir a los comités ejecutivos locales y convocaba a paros escalonadas hasta llegar a un paro total. En Matías Romero fue depuesto el comité ejecutivo y Demetrio Vallejo fue nombrado asesor.
El 26 de junio comenzaron las huelgas de 2 horas y, por las tardes, los trabajadores se reunían en asambleas. En ellas, Vallejo fue elegido como miembro del comité ejecutivo de la Comisión Pro-aumento de Salarios.
Los siguientes días las huelgas fueron prolongándose: 4 horas el día 25 y 6 a partir del 29. Ruiz Cortines propuso un aumento de 215 pesos el 1 de julio, lo que fue aceptado por los ferrocarrileros.
Elección de Demetrio Vallejo como líder sindical
El final del conflicto se había producido sin que los representantes sindicales oficiales participaran. La reacción de estos fue comenzar una campaña contra lo que denominaban subversión.
En medio de una gran crisis, el sindicato convocó su VI Convención Nacional Extraordinaria. Esta comenzó el 12 de julio y Demetrio Vallejo fue elegido como Secretario General. Los sindicalistas advirtieron al gobierno que en caso de que no reconociera el nombramiento volverían a retomar los paros a partir del día 31.
A pesar de la amenaza, la Secretaría de Trabajo declaró ilegal la elección. Los ferrocarrileros no aceptaron la declaración y comenzaron a realizar los paros anunciados. Además, el 4 de agosto recibieron el apoyo de los maestros y telegrafistas, que convocaron una huelga en solidaridad. Lo mismo hicieron algunos trabajadores de la industria del petróleo.
La represión del gobierno se intensificó y la policía ocupó las sedes del sindicato y arrestó a sus ocupantes. Demetrio Vallejo llamó al parto total de las actividades y la empresa amenazó con despidos masivos.
Causas de la huelga ferrocarrilera
Para finales de los años 50 del siglo XX, los trabajadores del ferrocarril mexicano comenzaron a reorganizarse para defender sus derechos laborales y exigir una mejora salarial
Búsqueda de una mejora salarial
El salario de los ferrocarrileros no cubrían las necesidades básicas de los trabajadores y sus familias. La situación se agravó con la depreciación del peso llevada a cabo por Díaz Cortines en 1954.
Desde comienzos de 1958, los ferrocarrileros comenzaron a reclamar una subida salarial, algo que también estaban solicitando los trabajadores del telégrafo y los maestros. El principal dirigente de su sindicato en esos momentos, Samuel Ortega, era cercano al gobierno y propuso una subida de 200 pesos.
Sin embargo, los sectores más críticos del sector consideraron esta propuesta insuficiente y reclamaron que el incremento fuera de 350 pesos. Tras las primeras negociaciones, los trabajadores lograron un aumento de 215 pesos.
Más adelante, el 24 de febrero de 1959, Demetrio Vallejo planteó una nueva subida aprovechando la revisión del contrato colectivo. La propuesta era aumentar el salario un 16,66% por encima de los 215 pesos ya conseguidos.
Mejores condiciones laborales
Desde hacía varios años, los ferrocarrileros habían venido protestando por las irregularidades en la administración de Ferrocarriles Nacionales. Esto había llevado a la empresa a un estado muy precario, en parte porque los diferentes gobiernos habían basado su política en este tema en favorecer a las compañías mineras estadounidenses.
Todo esto incidía negativamente en la situación de los trabajadores. Para remediarlo, Vallejo solicitó medidas como el aumento en la proporción del descanso semanal, atención médica y medicinas para los familiares de los trabajadores, un fondo de ahorro sobre las prestaciones y la construcción de viviendas con la aportación de 10 pesos diarios como renta por parte de los trabajadores.
Independencia sindical
Además de los motivos anteriores, la huelga de los ferrocarrileros tuvo un trasfondo importante de lucha por la independencia sindical.
En 1948, el gobierno reprimió con fuerza al sindicato de ferrocarrileros, en esos momentos no alineado con la CTM. Las secciones sindicales fueron asaltadas y los líderes detenidos.
La estrategia del gobierno consistía en colocar al frente del sindicato al “Charro” Jesús Díaz de León, leal a las posturas gubernamentales. Con el denominado “charrazo”, el movimiento obrero perdió fuerza, hasta el punto de no volver a despertar hasta diez años después.
Tanto en 1958 como en 1959, los críticos con los dirigentes sindicales próximos al gobierno fueron ganando poder y fueron los que lideraron las huelgas.
Desarrollo
Después de un año de lucha, el sindicato planteó a la empresa en diciembre de 1958 que se revisara el contrato colectivo. La respuesta fue negar todas las peticiones efectuadas y acusar a los trabajadores de realizar actos de sabotaje. La huelga fue declarada ilegal y la CTM recrudeció sus ataques contra Vallejo.
Enero y febrero de 1959
Ante la negativa de la empresa a tener en cuenta sus peticiones, los ferrocarrileros llamaron de nuevo a la huelga. Esta fue convocada para el 25 de febrero.
Antes de que llegara esa fecha, varios diputados acusaron a Vallejo de intentar llevar a cabo un programa político inspirado por una embajada extranjera para derrocar al gobierno.
Las cámaras nacionales de industria también se unieron a la campaña contra los sindicalistas del ferrocarril. El día 24 de febrero, los representantes de esas cámaras afirmaron que la agitación de los obreros era una locura y acusaron a Vallejo de buscar una revolución obrera.
Por su parte, los ferrocarrileros propusieron una subida salarial del 16,66% sobre los 215 pesos ya conseguidos, además de otras demandas sociales ya señaladas. La respuesta de la empresa fue negativa.
El día 25, la Junta de Conciliación declaró ilegal la huelga convocada y dio un plazo de 24 horas para que los trabajadores volvieran a sus puestos. Vallejo y los suyos accedieron a parar la huelga y solicitaron negociar las mejoras que buscaban.
Esta petición no encontró ninguna respuesta positiva, sino que la empresa pidió que se juzgara a los que denomino como “exaltados”. La CTM, por su parte, también se declaró en contra de las demandas de los ferrocarrileros.
El sindicato, ante la negativa a aceptar sus pretensiones, convocó una nueva huelga para el 25 de marzo.
La huelga y la reacción del gobierno
Tal y como estaba previsto, la huelga comenzó el día 25 de marzo a pesar de que la Junta de Conciliación y Arbitraje la declaró, como a la anterior, inexistente. Dos días más tarde, la empresa empezó a despedir trabajadores como represalia.
El día 28, los sindicalistas y el secretario de Trabajo mantuvieron una primera reunión. A pesar de que acordaron volver a hablar esa misma tarde, unas horas antes del segundo encuentro Demetrio Vallejo y otros líderes del sindicato fueron detenidos.
A partir de ese momento se desató una violenta represión contra los huelguistas. Esta no solo afectó a los ferrocarrileros, sino también a los trabajadores del petróleo, a los maestros y a algunos estudiantes. Se estima que unos 9 000 ferrocarrileros fueron despedidos.
La Procuraduría General de la República anunció el día 30 que no iba a permitir a “un grupo minoritario de trabajadores, violando todo derecho, (que) causaran con antipatrióticos procedimientos graves daños a la nación, atemorizando a la mayoría de los trabajadores ferrocarrileras, para obligarlos a seguir un movimiento que bajo ninguna circunstancia entraña el ejercicio de un derecho”.
Fin de la huelga
La represión desatada llevó al secretario de organización del sindicato, Gilberto Rojo Robles, a desconvocar la huelga el día 3 de abril.
El sindicalista, que fue arrestado poco después, anunció que con el final de los paros los detenidos serían liberados y los locales ocupados por la policía volverían a las manos del sindicato.
A mitad de mes, el día 15 de abril, Alfredo A. Fabela fue elegido para sustituir al aún detenido Vallejo. Además, representantes no “exaltados” fueron nombrados para ocupar la dirección de las secciones locales.
Consecuencias de la huelga
La primera consecuencia de la huelga fue la represión que sufrieron los trabajadores que la siguieron. Como se ha señalado, miles de ellos fueron despedidos y otros tantos detenidos. Además, el gobierno ocupó los locales sindicales.
Esta represión provocó que el movimiento sindical independiente llegara a su fin. Solo años después, comenzaron a aparecer nuevos movimientos no relacionados con los gobiernos del PRI.
Los líderes ferrocarrileros se convirtieron en una referencia para las nuevas generaciones. De esta forma, una de las exigencias del movimiento estudiantil de 1968 fue la liberación de Demetrio Vallejo, que continuaba en la cárcel.
Disminución de las prestaciones
Las peticiones de los ferrocarrileros no fueron solo desestimadas, sino que sufrieron un empeoramiento de sus prestaciones. Con esto, los trabajadores del ferrocarril se convirtieron en los peor pagados de la nación, con jubilaciones míseras y por debajo de las recibidas por electricistas, maestros o petroleros.
Referencias
- Domínguez Nava, Cuauhtemoc. La fuerza de los ferrocarrileros. Obtenido de relatosehistorias.mx
- El Ceo. A 60 años: así se vivió la huelga ferrocarrilera de 1959 en México. Obtenido de elceo.com
- Nexos. El movimiento ferrocarrilero, 1958-1959 (Cronología mínima). Obtenido de nexos.com.mx
- Nvdatabase. Mexican railroad workers strike for wages and union rights, 1958-1959. Obtenido de nvdatabase.swarthmore.edu
- Loomis, Erik. This day in labor history: march 28, 1959. Obtenido de lawyersgunsmoneyblog.com
- Wikipedia. Demetrio Vallejo. Obtenido de en.wikipedia.org