Experimento de Milgram: metodología, variables, resultados, críticas
El experimento de Milgram fue un conjunto de estudios relacionados con la obediencia a las figuras de autoridad llevados a cabo en la Universidad de Yale por el psicólogo Stanley Milgram. Su objetivo era medir la predisposición de las personas a obedecer las órdenes de un individuo con autoridad percibida incluso cuando estas entraban en conflicto con su propia conciencia.
El experimento de Milgram se volvió muy famoso debido a que sus participantes se encontraban convencidos de que estaban haciéndole daño real a una persona, y aún así la inmensa mayoría de ellos decidió continuar siguiendo las órdenes que les daba el experimentador. Debido a ello, estos estudios pusieron de manifiesto la tendencia de los seres humanos a actuar de forma inmoral si creemos que las circunstancias nos obligan a ello.
El objetivo de Stanley Milgram con su experimento era descubrir cómo era posible que miles de personas aparentemente normales hubieran obedecido las terribles órdenes de sus superiores durante los tiempos de la Alemania nazi, sin haberse rebelado en ningún momento y creyendo por completo en su propia inocencia.
Debido a los sorprendentes resultados que arrojó el experimento de Milgram, se ha convertido en uno de los más famosos de toda la historia de la psicología, pero también en uno de los más polémicos. Sus estudios han sido replicados numerosas veces a lo largo de las últimas décadas, pero los resultados siempre han sido muy similares.
Índice del artículo
Metodología
El experimento de Milgram se dividió en varios estudios similares, que tenían algunas diferencias en cuanto a la manera en que funcionaban y las condiciones de partida en las que se llevaba a cabo la investigación. Sin embargo, todos ellos tenían una serie de puntos principales en común.
Por ejemplo, en todos los experimentos había tres tipos de participantes. El primero de ellos era el experimentador, que generalmente era el propio Milgram. Estaba a cargo de la sesión, y era quien impartía las instrucciones a los demás integrantes de los estudios y decidía qué hacer cada momento.
En segundo lugar estaba el “aprendiz”, un actor que estaba compinchado con el experimentador y fingía ser un voluntario ajeno a la universidad. Por último, el “profesor” era un voluntario real, que creía que estaba ayudando con una tarea docente y no tenía ni idea de que estaba participando en una investigación.
Tapadera para la investigación
Para conseguir que los resultados fueran fiables, el sujeto del experimento (aquel que iba a actuar como “profesor”) no podía saber exactamente en qué consistía el estudio. Para lograrlo, tanto él como el actor llegaban al mismo tiempo a la sala de la investigación, y el experimentador les contaba que iban a participar en un estudio científico sobre el aprendizaje y la memoria.
Supuestamente, el objetivo de la investigación era comprender cómo ayudaban los castigos a mejorar la memorización y el aprendizaje. Así, tanto el actor como el participante tenían que elegir una hoja de papel que determinaría en qué puesto tendría que encontrarse cada uno de ello. Este proceso de selección estaba trucado, de tal manera que el participante real siempre tuviese que actuar como profesor.
Después, el profesor y el aprendiz eran conducidos a una habitación, donde el último era atado a un aparato que parecía una silla eléctrica con el objetivo de que no pudiera escapar. Para convencerle de que lo que iba a suceder era real, se le daba al participante un pequeño electroshock de muestra para que fuera consciente de lo que supuestamente tenía que sufrir el aprendiz.
En realidad, la silla eléctrica no era real, y en ningún momento le hacía daño al actor; pero durante el experimento este tenía que fingir que estaba sufriendo descargas eléctricas cada vez más dolorosas. En algunas de las versiones del experimento, incluso, debía gritar pidiendo clemencia y suplicando que parasen de dañarle, ya que supuestamente tenía problemas de corazón.
Funcionamiento del experimento
Una vez preparado el experimento, el profesor y el experimentador se iban a otra sala desde la que podían escuchar al actor pero no verle. Después, el profesor recibía una lista de parejas de palabras que tenía que enseñarle al aprendiz. Si este fallaba al memorizar alguna de ellas, el profesor tenía que pulsar un botón que supuestamente le administraba una descarga al actor, siendo esta cada vez más potente.
Si en algún momento el profesor indicaba que se sentía incómodo o que quería parar la investigación, el experimentador tenía que darle una serie de instrucciones verbales en un orden determinado:
– Por favor, continúe.
– El experimento requiere que continúe.
– Es totalmente imprescindible que continúe.
– No tiene otra elección, debe continuar.
Si el sujeto todavía quería parar después de la cuarta instrucción verbal, el experimento se detenía. En caso contrario, este terminaba cuando el participante había administrado la descarga de 450 voltios (el máximo, un nivel que se suponía que era mortal) tres veces seguidas.
Por otro lado, en ciertas situaciones específicas el experimentador tenía que decir frases concretas para animar al participante a seguir con el estudio. Por ejemplo, si el profesor comentaba que el actor parecía querer detener el experimento, el investigador decía lo siguiente: “No importa si al aprendiz le gusta esto o no, debe usted seguir hasta que se haya aprendido todas las parejas de palabras, así que por favor continúe”.
Variables utilizadas
En un principio, Milgram solo publicó los resultados de una de las variables de su estudio. Sin embargo, en 1974 escribió un libro llamado Obediencia a la autoridad: una visión experimental. En él describió 19 versiones distintas de su experimento y los resultados de cada una de ellas. Algunas de las que mencionó en esta obra no habían sido publicadas anteriormente.
En algunas de estas variables, el cambio se daba en cuanto a la proximidad entre el participante y el actor. Generalmente, cuando más cerca estaba el profesor del aprendiz, más difícil era que el primero siguiera las órdenes del experimentador. Por ejemplo, en una variante en la que el profesor tenía que sujetar personalmente contra una placa de descargas, tan solo el 30% de los participantes llegaron hasta el final.
Otra de las variables que se midieron fue la distancia entre el participante y el propio experimentador. En una de las versiones, el sujeto recibía las órdenes por teléfono. Aquí tan solo el 21% completaron todas las órdenes; y algunos de los participantes fingieron continuar siguiendo las instrucciones a pesar de haber parado de hacerlo.
En otra de las variantes también se trató de medir las diferencias en la respuesta de hombres y mujeres frente a esta situación. No se percibió una gran diferencia entre ambos sexos, aunque las mujeres mostraron un nivel más alto de estrés al tener que hacer daño a otra persona.
Por último, también se comprobó el efecto de la conformidad al grupo sobre la obediencia. En algunas variantes en las que se introducía a otros compinches actuando también como profesores, el porcentaje de personas que llegaban hasta el final variaba en función del comportamiento de estos nuevos actores.
Así, por ejemplo, cuando los nuevos actores se negaban a darle descargas al aprendiz, solo un porcentaje muy bajo de participantes accedía a hacerlo. Por el contrario, en la variante en la que los nuevos profesores llegaban hasta el final, prácticamente el 100% de los sujetos proporcionaban el nivel de descarga más alto.
Resultados
En el experimento de Milgram original, el 65% de los participantes llegaron al final de la investigación; es decir, proporcionaron tres veces una descarga de 450 voltios, un nivel que creían que era mortal para el actor. Además de esto, absolutamente todos los participantes proporcionaron descargas de hasta 300 voltios, un nivel no mortal pero sí peligroso y muy doloroso.
Prácticamente todos los participantes se mostraron nerviosos e incómodos al tener que hacer esto, y mostraban diferentes signos de estrés. Entre otras cosas, muchos de los profesores sudaban, temblaban, se mordían los labios o se clavaban las uñas en la piel. Algunos incluso tuvieron ataques de risa nerviosa. Sin embargo, todos ellos accedieron a dañar a otra persona solo porque se lo ordenaba alguien a quien percibían con autoridad.
Estos resultados, y los del resto de variables que se llevaron a cabo más adelante, apuntan a que la gran mayoría de las personas estarían dispuestas a llevar a cabo comportamientos inmorales o que fueran en contra de sus propios valores si estuvieran sometidas a una autoridad externa. De hecho, el propio Milgram asoció a los resultados de su experimento el comportamiento de los generales y soldados nazis durante el régimen de Hitler.
Críticas al experimento
El experimento de Milgram ha pasado a la historia no solo por los resultados, sino por la polémica que generó en la comunidad científica debido a los métodos tan poco ortodoxos que utilizó para llevarlo a cabo. Muchas personas creían que el estudio iba en contra de toda ética, debido al sufrimiento emocional y el estrés que generaba en los participantes.
Además de esto, algunos críticos pensaban que la situación que se planteaba en el experimento no era extrapolable a lo que sucedía en el mundo real en situaciones de obediencia a la autoridad, debido a factores como el hecho de que la investigación se realizase en una universidad de prestigio como lo era Yale.
Aun así, hoy en día los resultados del experimento de Milgram siguen utilizándose para explicar el fenómeno de la obediencia a la autoridad, y ha sido replicado de distintas formas en multitud de ocasiones.
En el siguiente video se puede observar una réplica de este experimento:
Referencias
- “The Milgram shock experiment” en: Simply Psychology. Recuperado en: 27 Noviembre 2019 de Simply Psychology: simplypsychology.com.
- “Milgram’s Experiments and the Perils of Obedience” en: VeryWell Mind. Recuperado en: 27 Noviembre 2019 de VeryWell Mind: verywellmind.com.
- “Milgram Experiment – Obedience to Authority” en: Explorable. Recuperado en: 27 Noviembre 2019 de Explorable: explorable.com.
- “The Milgram experiment” en: Imarc Research. Recuperado en: 27 Noviembre 2019 de Imarc Research: imarcresearch.com.
- “Milgram experiment” en: Wikipedia. Recuperado en: 27 Noviembre 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.