Biografías de personajes históricos

Gregorio Torres Quintero: biografía, método onomatopéyico, aportes


Gregorio Torres Quintero fue un profesor, pedagogo y desarrollador de métodos educativos mexicano que se caracterizó por la creación del método onomatopéyico. Sus mejoras a la enseñanza fueron reconocidas a nivel mundial y sus métodos siguen estando vigentes 80 años después de su fallecimiento.

Nació en una época turbulenta de la historia mexicana y vivió la caída del Segundo Imperio Mexicano, el establecimiento del Porfiriato y el regreso de su nación a la ideología democrática tras la caída de Porfirio Díaz. Sus reformas educativas iniciaron junto a la etapa de cambios escolares en Colima (su ciudad natal) y se propagaron por todo México.

El método onomatopéyico para la enseñanza de la lectura es su creación más aplaudida por lo innovadora que fue para la época, sin dejar a un lado la efectividad que sigue teniendo hoy en día para ayudar a los niños más pequeños a aprender a leer.

Índice del artículo

Biografía

Gregorio Torres Quintero nació el 25 de mayo de 1866 en Colima, México. Nació en una familia de orígenes humildes y con poca capacidad económica. Su padre fue un zapatero que trabajaba en la misma ciudad donde nació.

Cuando tenía solo 17 años comenzó a estudiar para convertirse en educador. En vista de la poca cantidad de recursos económicos que tenía su familia, el gobierno de Colima le otorgó el privilegio de estudiar en la institución más prestigiosa para la formación de educadores en México: la Escuela Nacional de Maestros.

Completó su formación en 1891 y se dedicó a ejercer su profesión tan pronto como pudo, empezando una vida de éxitos personales, pero sobre todo, logros para el campo de la educación a nivel mundial.

Vida profesional

Durante el gobierno de Porfirio Díaz fue profesor de la escuela que llevaba el mismo nombre del dictador. Además, ocupó un cargo gubernamental como encargado de las reformas educativas y como responsable de ver que todas las instituciones del país estuviesen trabajando de manera positiva.

Cuando obtuvo el cargo de jefe en instrucción pública logró llevar a cabo su obra más importante: la implementación del método onomatopéyico en todo México.

Esto facilitaría el aprendizaje de la lectura a los niños, y sería reconocido a nivel mundial como uno de los cambios más revolucionarios en la educación de la época.

Dedicó toda su vida profesional a los avances educativos mexicanos hasta su muerte, en 1934.

Método onomatopéyico

El método onomatopéyico fue una idea revolucionaria, en término educativos, que tuvo Torres Quintero.

Hasta el momento de la historia en el que se creó, los niños eran enseñados a leer mediante el estudio individual de sílabas. Con este método se propuso enfocarse en los sonidos de las letras antes de poner a los niños a analizar combinaciones entre estas.

Este método servía para complementar las enseñanzas pedagógicas de Enrique Rébsamen, quien proponía que no se debía estudiar a las letras en particular, sino el sonido que emite cada una al decirla en voz alta.

El método onomatopéyico sirve para ayudar a los niños a aprender cómo leer y escribir. El método que estaba vigente para ese entonces analizaba la articulación de las sílabas para enseñar a los niños. Este nuevo método se basó, por otra parte, en el sistema que utilizaban los sordos para aprender a expresarse.

La manera en la que Torres Quintero adaptó su método para la enseñanza fue reconocida a nivel mundial, y hasta el día de hoy el método onomatopéyico sigue siendo una de las maneras más eficaces para enseñar a los jóvenes a leer y escribir.

Aportes a la educación de Torres Quintero

A lo largo de toda su vida escribió más de 30 textos y ocupó más de 6 cargos educativos, con los que buscó revolucionar el sistema de enseñanza mexicano.

Además de temas educativos y pedagógicos, Torres Quintero también escribió cuentos para niños con fines de enseñanza. Se desenvolvió como profesor y educador en las escuelas más importantes de formación tanto profesional como estudiantil, a lo largo de todo el territorio mexicano.

Su primera gran reforma se dio en su ciudad natal, cuando reestructuró el sistema educativo de Colima con la Reforma Escolar Colimense.

Conocimientos históricos

Uno de los temas en los que se enfocó como encargado de modernizar el sistema educativo mexicano fue el cambio drástico que se le debía dar a la historia en los colegios primarios.

Hasta la época, a los jóvenes se les planteaban simplemente datos y nombres de batallas para ser memorizados, pero se combinaba esto con un sistema filosófico y difícil de comprender.

El cambio que propuso Torres Quintero fue la implementación de una narración histórica que fuese más fácil de comprender para los jóvenes. La idea del pedagogo era modificar las clases de historia en las primarias mexicanas para que se explicase todo como una suerte de cuento, pues no era justo explicar la historia a los niños como si fuesen adultos.

La docencia

Una de sus principales quejas contra el sistema que se encontraba vigente en ese momento era la facilidad con la que se sustituía a los profesores por libros de texto.

Era arduo creyente de que un profesor debía estar presente no solo para impartir conocimiento, sino para asegurarse de que ese conocimiento estuviese siendo comprendido por los estudiantes.

Torres Quintero veía a los docentes como una imagen irremplazable en la educación, sin importar el sistema del que se estuviese hablando o el método con el que se buscase enseñar a los estudiantes.

Educación primaria

La creación del método onomatopéyico no fue el único aporte que Torres Quintero hizo a la educación primaria mexicana. Fue uno de los pedagogos que impulsó su crecimiento y creó las bases para el desarrollo de esta en el país centroamericano.

Sus ideas se basaban en la aplicación de métodos más modernos y la utilización de los avances tecnológicos en el proceso educativo de México.

De hecho, para aumentar la eficacia de las mejoras educativas, Torres Quintero colaboró con el político y escritor Justo Sierra Méndez, quien ejerció como secretario de la Educación Pública en el régimen de Porfirio Díaz.