¿Qué es el precio alzado?
El precio alzado es un precio único de “suma global” que se aplica a todas las obras o proyectos, siendo la forma más común el del contrato de construcción, antes de comenzar a realizar los trabajos.
Es el monto total que se debe pagar a un contratista por el trabajo de la obra completamente finalizada, que se haya realizado acorde al proyecto y a las normas de calidad solicitadas. Cuando sea el caso, que esté también debidamente comprobado y funcionando sus servicios.
Este precio incluirá el costo tanto de la mano de obra como de los materiales, así como la gestión de toda clase de licencias y trámites para la aprobación de la obra, la dirección técnica y la preparación del correspondiente proyecto ejecutivo. No incluye los costos que se tengan por pago de derechos al momento del trámite.
El precio cotizado será a precio alzado, lo cual quiere decir que el precio de todos estos servicios estipulados se congela totalmente durante el periodo de tiempo determinado en el contrato hasta su total finalización. Esto sucede partir de la firma de este, inmediato al pago del anticipo que fije dicho contrato.
Índice del artículo
- 1 Contrato de precio alzado
- 2 ¿Cuándo es apropiado?
- 3 Elementos críticos
- 4 ¿Qué persiguen las partes?
- 5 Referencias
Un contrato de precio alzado es el acuerdo en el que los contratistas se comprometen a ser responsables de ejecutar por completo el trabajo del contrato, por una suma total declarada de dinero.
Un contrato de precio alzado se usa normalmente en la industria de la construcción para reducir los costos de diseño y administración de contratos. Se llama de precio alzado porque el contratista debe presentar un precio global, en lugar de hacer una oferta por elementos individuales.
Por tanto, es el convenio más reconocido para proyectos pequeños o proyectos con un alcance bien definido. También para proyectos de construcción donde sea mínimo el riesgo que ocurran diferentes situaciones en el sitio.
El proceso de licitación tenderá a ser más lento que para otras formas de contrato.Por otro lado, la preparación de una licitación puede ser más costosa para el contratista.
Los contratos de precio alzado distribuyen más riesgos para el contratista que otras formas de contrato. Esto es porque existen menos mecanismos que les permitan variar su precio, mientras le dan al cliente cierta certeza sobre el costo probable de las obras.
En general, este tipo de contrato es apropiado cuando el proyecto está bien definido. También cuando se buscan ofertas y es poco probable que se realicen cambios significativos en los requerimientos. Esto significa que el contratista puede tasar con precisión las obras que se les pide que realicen.
Este tipo de contrato con el precio alzado podría ser menos apropiado cuando es importante la rapidez, o cuando la naturaleza de la obra a realizar no está bien definida. En tales circunstancias, podrían ser más apropiadas otras formas de contrato.
Un contrato de precio alzado no otorga todo el riesgo del proyecto al contratista. Tampoco es un precio fijo, ni siquiera un precio máximo garantizado. El precio de un contrato a tanto alzado puede cambiar.
Cuanto mejor definidas estén las obras cuando se acuerde el contrato, menos probable es que cambie el monto del contrato.
Sin embargo, es importante reconocer que un contrato de precio verdaderamente alzado no necesariamente sería de interés para el cliente. Esto es porque requeriría que el contratista ponga en riesgo las alarmas sobre las cuales no puede tener control y que pudieran surgir.
Por otro lado, también daría muy poco margen para que el cliente pueda alterar sus requerimientos.
Los elementos que pueden variar el monto del contrato en un contrato a precio alzado son los siguientes:
– Pagos a subcontratistas designados o proveedores designados.
– Tasas estatutarias.
– Pagos relativos a la apertura y prueba de las obras.
Se trata de cambios en la naturaleza de las obras. La mayor parte de los contratos contendrá resoluciones para que el administrador del contrato o arquitecto formule instrucciones para corregir las cantidades, el diseño, la calidad, las condiciones de trabajo o la secuencia.
Es una asignación para un elemento determinado de las obras, que no está especificado con el detalle suficiente para que puedan cotizar los licitadores.
Un suceso de relevancia puede ser ocasionado por el cliente, como por ejemplo no haber entregado las instrucciones o la provisión de productos. También pudiera ser un evento neutral, tal como un clima excepcionalmente hostil.
Esto puede dar como resultado un reclamo por gastos adicionales y pérdidas de parte del contratista.
Es un mecanismo para tratar con el proceso inflacionario en proyectos que pueden durar varios años o donde exista una inflación alta.
En este caso, el contratista propone ofertas basadas en los precios actuales. Luego el contrato establece provisiones para que el contratista sea reembolsado por cambios de precios durante la duración del proyecto.
En lo que se refiere al cliente, cuando prevé que el proyecto se realizará a precio alzado, procura tener totalmente determinado el monto que pagará por la realización del proyecto que encargará al constructor.
Por tal razón, el cliente debe tener definido lo más rotundamente posible el alcance del proyecto cuando pide o recibe propuestas, porque de ello depende que sea realista la propuesta o presupuesto que se le presente. Esto permitirá en su momento el cumplimiento apropiado del contrato.
Por otro lado, para el constructor que muestra una cotización u oferta, el concepto de precio alzado implica una oportunidad y un reto.
La oportunidad de poder aprovechar este esquema de precio si analiza los riesgos apropiadamente. Esto con el objeto de poder obtener así la mayor utilidad posible.
De la misma manera, el reto de poder definir con claridad cuál será el alcance de las obras; saber si podrá hacerlo bajo las condiciones que el cliente le solicita y en el tiempo requerido de ejecución.
Es categórico para ambas partes conocer el alcance durante la fase previa a la firma del contrato. Igualmente las condiciones y términos previstos de realización. Así se podrá precisar lo que está dispuesto a pagar el cliente, al igual que el precio por el cual el constructor está dispuesto a ejecutar la obra.
Por ejemplo, un cliente que le exige a un constructor elaborar en solo seis meses un proyecto, el cual se ejecutaría normalmente en doce meses, al mismo precio que costaría hacerlo en doce meses, no es sensato y por tanto pone en riesgo dicho proyecto.
Esto es porque tarde o temprano el constructor intentará recuperar la falta de equidad de la propuesta. El contratista que al realizar su propuesta no tome en cuenta estas condiciones, está arriesgando el proyecto.
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