Arte

Arte tequitqui: historia, características y obras destacadas


Arte tequitqui es el nombre que reciben las manifestaciones artísticas realizadas por los indígenas de México y América Central luego de la conquista española. Algunas regiones donde pueden apreciarse son la Ciudad de México, Puebla, Michoacán, Jalisco, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, el Estado de México y Chiapas.

Durante el siglo XVI, la fusión de los estilos y las técnicas europeas con las nativas creó una nueva forma de expresión, que se vio reflejada en la pintura, la escultura y las estructuras arquitectónicas de aquella época. Estas obras se encuentran principalmente en las fachadas de los templos, monasterios y conventos cristianos, en las cruces atriales y en los murales interiores de las capillas.

La palabra tequitqui es de origen náhuatl y significa “tributario”. El término fue utilizado por primera vez por el historiador y crítico de arte José Moreno Villa, en su libro Lo mexicano en las artes plásticas (1948). Allí lo definió como una extraña mezcla de estilos, pertenecientes a tres épocas distintas: románica, gótica y renacentista.

Por su parte, el investigador mexicano Constantino Reyes-Valerio lo bautizó como “arte indocristiano”, en su libro Arte Indocristiano. Escultura del siglo XVI en México (1978). En este nombre unió la temática de las obras, que era cristiana, con el origen del artista que las realizaba, que era indio.

Índice del artículo

Historia del arte tequitqui

Antes de la llegada de los españoles, el arte de las culturas nativas giraba en torno de sus religiones. A través de él los indígenas expresaban sus tradiciones y pagaban tributo a sus divinidades mediante esculturas, monumentos y otras obras.

Luego de la conquista, los misioneros franciscanos, dominicos y agustinos buscaron abolir estas creencias e inculcarles la fe cristiana.

La tarea no fue sencilla. Por un lado estaban las dificultades idiomáticas y por el otro los indios se negaban a abandonar sus prácticas y ritos.

Frente a ello, los mayores esfuerzos de los monjes apuntaron a los niños indígenas, quienes por su corta edad tenían las costumbres menos arraigadas y eran más susceptibles al cambio.

Arte cristiano con mano de obra indígena

Todo este período de evangelización coincidió con la construcción de monasterios, conventos y capillas que albergaban innumerables obras escultóricas y pictóricas.

La mayoría contaban con una temática cristiana y eran realizados por los indios, bajo la dirección intelectual de los frailes.

Entre otras tareas, los nativos se encargaban del corte y el acarreo de las piedras, la sección de las maderas, la elaboración de la cal y la fabricación del ladrillo. Pero además, algunos más capacitados, tenían a su cargo trabajos de decoración artística, esculpido y pintado.

En estas obras, que muestran una fusión de estilos y técnicas, los artistas indígenas también incluyeron de manera encubierta símbolos y signos propios de sus tradiciones y creencias.

Este híbrido religioso dio lugar a una nueva forma de expresión, que fue llamada como arte tequitqui.

Características del arte tequitqui

En su libro, José Moreno Villa señaló que el arte tequitqui parecía ser anacrónico: “el mismo nació fuera de tiempo, debido a que el indio adoctrinado por los frailes o los maestros venidos de Europa recibía como modelos estampas, dibujos, marfiles, ricas telas bordadas, breviarios, cruces y otros objetos realizados en diferentes períodos”.

De allí, los artistas tomaban su inspiración y a la vez le agregaban sus propios conocimientos y creencias. Por ello, las obras de este período se caracterizan por la fusión de estilos.

Otro de sus rasgos salientes es la improvisación. Si bien los monjes tenían ciertos conocimientos, no eran profesionales y no seguían una línea concreta de trabajo, sino que se arreglaban con lo que podían y tenían a mano.

Arquitectura

En la arquitectura tequitqui pueden encontrarse elementos del arte mudéjar, gótico, renacentista, plateresco y románico.

Por otro lado, la construcción de capillas abiertas es algo que se da únicamente en esta región, debido a que los indios no solían entrar a las iglesias, ya que en sus antiguos templos solo podían ingresar los sacerdotes.

Pintura

La pintura tequitqui sobresale por la utilización de colores puros y primarios.

Escultura

La escultura tequitqui destaca por la planura en el labrado de la piedra y el uso de la técnica de la caña de maíz y de algunas maderas autóctonas.

Los nativos, en tanto, incorporaban a las obras figuras y ornamentos propios, que se mezclaban con el arte español. Por ejemplo, los ángeles presentaban facciones más similares con las indígenas y poseían alas de águila, que entre los aztecas era el símbolo de Huitzilopochtli, el sol.

Obras destacadas del arte tequitqui

Algunos lugares destacados en los que sobresale el arte tequitqui son:

Ex convento de San Juan Bautista Coixtlahuaca

Ubicada en San Juan Bautista, a 113 kilómetros al norte de la Ciudad de Oaxaca, esta construcción fue culminada por los frailes dominicos en el año 1576. El lugar albergaba 36 nichos que resguardaban las imágenes de santos originales, la mayoría tallados en madera.

En el arco superior de la capilla abierta se encuentra labrada una cadena de serpientes, que representaba una simbología indígena.

Ex convento de San Francisco de Nuestra Señora de la Asunción en Tlaxcala

Fue construido entre 1537 y 1540. El techo del templo fue realizado en madera con un estilo mudéjar. El mismo carece de cúpulas y su única torre está separada de la iglesia.

Por su parte, el altar principal es de estilo barroco y cuenta con importantes pinturas y esculturas con arte tequitqui.

Convento de San Gabriel Arcángel en Cholula, Puebla

Es una construcción franciscana que fue culminada en 1552. La misma se erigió sobre el terreno en el que estaba ubicado un templo dedicado al culto de Quetzalcóatl.

Su decorado mural original del siglo XVI fue realizado completamente por indígenas, aunque buena parte hoy se encuentra perdido.

Convento de San Nicolás de Tolentino en Hidalgo

Su construcción se realizó entre los años 1550 y 1573, y constituye uno de los mayores ejemplos de arte novohispano del siglo XVI.

El mismo posee un estilo plateresco y cuenta con pinturas renacentistas y gran cantidad de elementos tequitquis que simbolizan el sincretismo religioso de la época.

Referencias

  1. Moreno Villa, José (1948). Lo mexicano en las artes plásticas. México.
  2. Reyes-Valerio, Constantino (1978). Arte Indocristiano. Escultura del siglo XVI en México. México.
  3. News Media (2013). Arte tequitqui en México y Guatemala. Universidad Francisco Marroquín. Disponible en: newmedia.ufm.ed
  4. Mexicana. Arte tequitqui. Dirección General de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Secretaría de Cultura de México. Disponible en: mexicana.cultura.gob.mx
  5. Fernández, J. (1989). Arte mexicano. Porrúa. México.
  6. Tequitqui, Wikipedia. Disponible en: wikipedia.org.