Militarismo japonés: causas, características, consecuencias
El militarismo japonés fue una corriente ideológica que se convirtió en predominante en Japón durante la primera mitad del siglo XX. Esta corriente defiende que el militarismo debe dominar la vida social y política del país y equipara la fuerza de los militares con la fuerza de la nación.
Por ese motivo, son los militares los que deben controlar el Estado, lo que conlleva el establecimiento de un régimen totalitario. En el caso japonés, los partidarios del militarismo concebían a la nación como una familia indivisible vinculada al emperador. Las fuerzas armadas se presentaban como las garantes de la paz.
La aparición de militarismo japonés tuvo sus primeros antecedentes en el siglo XIX, pero no fue hasta las primeras décadas del XX cuando consiguió imponer su modelo político. El resultado fue un estado totalitario, ultranacionalista, expansionista y con algunos rasgos similares al fascismo europeo.
Una de las consecuencias de la llegada al poder del militarismo fue la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial en el bando de la Alemania nazi y de Italia. Su derrota en este conflicto trajo consigo el final del militarismo como ideología dominante en el país.
Índice del artículo
- 1 Causas del militarismo japonés
- 2 Características del militarismo japonés
- 3 Consecuencias
- 4 Personajes destacados durante el militarismo
- 5 Referencias
Causas del militarismo japonés
El inicio de la Restauración Meiji, en 1869, significó un cambio en la política exterior japonesa. A partir de esa fecha, Japón se convirtió en un país expansionista.
La victoria en la guerra contra Rusia, sus ataques a China y la situación económica y demográfica tras la Primera Guerra Mundial fueron algunos de los factores que influyeron en la aparición del militarismo.
Exsamuráis como líderes sociales
La influencia de los militares en la sociedad japonesa se incrementó a partir de la Restauración Meiji. A partir de ese momento, los líderes políticos y empresariales fueron descendientes de samurái o exsamuráis, con uno valores comunes.
Durante el primer gobierno Meiji, Japón se sentía amenazada por el imperialismo occidental, por lo que procedió a fortalecer el ejército y su industria.
En 1873 se aprobó el reclutamiento militar occidental. Todos los japoneses comenzaron a ser adoctrinados en valores patrióticos que ponían al ejército como garante de la prosperidad de la nación. Igualmente, se reforzó la lealtad al emperador.
El gobierno japonés trató de imitar a Prusia para transformar un estado eminentemente agrícola en uno industrial. Además, también se inspiraron en los prusianos para favorecer la expansión militar. Poco a poco, el ejército se fue convirtiendo en un estado dentro de un estado.
A finales del periodo Meiji comenzaron a aparecer partidos políticos y sociedades patrióticas más o menos secretas. Estas realizaron actividad políticas y paramilitares y apoyaron el expansionismo japonés en Asia.
La mentalidad japonesa a finales del siglo XIX se puede resumir en la llamada frase “nación rica, ejército fuerte”. El país derrotó a China en la primera guerra sino-japonesa y a Rusia en la guerra ruso-japonesa.
Factores económicos
La creación de imperios coloniales mediante la conquista de territorios ricos en recursos fue una de las características de las grandes potencias durante el siglo XIX. En el caso japonés, la falta de materias primas en el archipiélago, sobre todo petróleo, hierro o carbón, obligaba a que tuvieran que importarlos.
La solución fue conquistar militarmente otros territorios. En 1895 y el 1910, Japón pasó a controlar Taiwán y Corea respectivamente. Después, sus militares pusieron la vista en Manchuria, Indochina y otros territorios chinos.
Independencia de los militares
Otro de los factores que causaron el crecimiento del militarismo japonés fue la falta de control de las fuerzas armadas por parte de las instituciones civiles. Ya en 1878, Japón creó la Oficina del Estado Mayor del Ejército Imperial, un organismo independiente y con mayor poder que el propio Ministerio de la Guerra. Poco después, la Armada Imperial fundó su propio Estado Mayor.
Ambos organismos planificaban las operaciones militares y solo informaban al emperador, sin tener que rendir cuentas al gobierno.
El poder del estamento militar fue creciendo hasta el punto de determinar la formación del gobierno civil.
Expansionismo
Durante el llamado periodo Taishō, Japón tuvo un gobierno democrático que trató de llegar a acuerdos de paz, como el Tratado Naval de Washington o su ingreso en la Liga de las Naciones. Sin embargo, los efectos económicos de la Gran Depresión del 29 y la imposición de aranceles por parte de las potencias occidentales alentaron la radicalización de la política japonesa.
Esa radicalización provocó actos de terrorismo interno, incluidos un intento de asesinar al emperador Taishō y varios golpes de Estado fallidos por parte de sociedades secretas de ideología ultranacionalista. Todo esto llevó a que los militares fueran vistos como los únicos que podían hacer frente a las amenazas internas y externas.
Por otra parte, ese contexto convulso coincidió con el crecimiento de la creencia de que Japón tenía una misión divina para unificar Asia bajo su dominio.
El 1930 se produjo un acontecimiento clave para la implantación del militarismo. Ese año se firmó el Tratado Naval de Londres, en el que el gobierno japonés accedieron a limitar el poder naval de su país. Los militares se opusieron enérgicamente y, junto con algún partido político, alentaron un sentimiento anti-extranjero.
Crecimiento del aventurismo militar
A partir de la Primera Guerra sino-japonesa, Japón había participado en numerosos conflictos bélicos en Asia.
Después del incidente de Manchuria, utilizado para tener una excusa para invadir ese territorio, los militares intentaron dar un golpe de Estado que estableciera una dictadura en Japón. A pesar de que fracasó, sus líderes no fueron castigados.
A principios de 1932, el ejército japonés atacó Shanghái y se enfrascó en una guerra que duró tres meses. El gobierno del país era incapaz de controlar estas acciones de sus militares que, además, gozaban de gran prestigio entre la población.
En 1936, con un ejército que tenía cada vez más poder y seguía intentando expandir el dominio japonés en el Asia continental, se produjo otro intento de golpe de Estado, también fallido. No obstante, los líderes civiles tuvieron que aceptar todas las demandas de los militares, como un aumento del presupuesto de defensa y un aumento del adoctrinamiento patriótico.
En noviembre de 1936, Japón y Alemania firmaron un pacto para colaborar en la lucha contra los comunistas. Al año siguiente, los japoneses volvieron a atacar China.
Finalmente, en 1940, los partidos políticos debieron disolverse en la llamada Asociación de Apoyo al Régimen Imperial (Taisei Yokusankai). Japón pasó a estar gobernaba por un régimen de partido único de ideología totalitaria.
Características del militarismo japonés
El militarismo japonés recogía algunas características propias de una sociedad nacionalista, como el concepto de muerte honorable, el respeto por los que luchaban por el país o la veneración por la lucha.
Para los militares, ellos eran la única fuerza que podía salvar su país, tanto económicamente como frente a la amenaza de las potencias extranjeras. A esto hay que unir un sentimiento de superioridad racial, sobre todo ante el resto de los pueblos del continente.
Al igual que ocurrió en la Alemania nazi o en la Italia fascista, el militarismo japonés mantuvo ideas ultranacionalistas, racistas e imperialistas.
Divinidad del emperador
Para los japoneses, el emperador era descendiente directo de los dioses. En este sentido, su papel no era el de monarca absoluto por derecho divino, sino que era considerado un dios viviente. Además de su papel político, también era el jefe supremo del shintoismo, la principal religión del país.
Los militares, en su ultranacionalismo, defendían esta idea. Sin embargo, no pensaban que el emperador debiera gobernar directamente, sino que su papel era de sumo sacerdote y símbolo nacional. El gobierno diario debía, por lo tanto, ser asumido por los militares.
Ultranacionalismo
Desde la Restauración Meiji, los militares habían adoptado un férreo ultranacionalismo autoritario. Las sociedades secretas encabezadas por miembros del ejército trataron de imponer su visión política tanto en asuntos internos como exteriores.
Tras las victorias contra China (1894-1895) y contra Rusia (1904-1905), esos grupos enfocaron su esfuerzo en la lucha contra el socialismo y el comunismo.
Con la llegada al trono de Hirohito, los militares más ultranacionalistas comenzaron a exigir una revolución que potenciara el estado shintoista, la adoración al emperador y las tradiciones japonesas. Junto a esto, afirmaban que debían alejarse de las costumbres occidentales, sociedades consideradas decadentes, egoístas y poco honorables.
Contenido social
El militarismo japonés, a pesar de su anticomunismo, coincidió con los fascismos europeos en el contenido social de algunas de sus propuestas.
Los militares radicales entraron en acción en los años 20 y 30 del siglo XX, momento en el que los campesinos y trabajadores del país estaban pasando por una gran crisis. Estos militares afirmaban que eran los únicos que podían mejorar la situación frente a los políticos que tachaban como corruptos y occidentalizados.
Un sector de los militares pretendió incluso realizar una reforma agraria en favor de los campesinos. Las mismas conquistas militares en Asia fueron justificadas en parte como una forma de aliviar la mala situación del campo japonés.
Pensamiento panasiático
Los militares japoneses defendían la idea de unir a los pueblos de Asia bajo su control para hacer frente a las potencias occidentales. Para ellos, Japón era superior al resto de los países asiáticos y, por lo tanto, debía asumir el mando del continente y crear un gran imperio.
Observancia del bushido
Como se ha señalado, el militarismo en Japón estaba muy ligado con algunas de las características históricas y culturales del país. Una de ellas era el bushido, el código ético de los samuráis.
Para las facciones más radicales, todos los problemas del país provenían de los gobernantes sin moral, de la burguesía y de parte del pueblo. Esos militares se consideraban herederos directos de los samuráis y, por lo tanto, guardianes de sus tradiciones. El bushido se convirtió para este sector en la respuesta antes la crisis de valores por las que, según ellos, pasaba el país.
Esto supuso que el militarismo japonés intentará combatir un tipo de pensamiento que tachaban como occidental y decadente con lo que consideraban las tradiciones japonesas más puras.
Consecuencias
El militarismo japonés logró controlar casi por completo el poder a partir de finales de los años 30. Una de las consecuencias fue la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Imperialismo creciente
El expansionismo japonés aumentó tras la llegada al trono de Hirohito, en 1926. El militarismo ultranacionalista le llevó a intervenir en China y en los países del Pacífico, con lo que acabó enfrentándose a potencias como Estados Unidos y Gran Bretaña.
Japón conquistó Pekín, la capital china, en 1937 y después continuó su campaña militar por otras zonas del país. Por otra parte, para mantener el acceso a los recursos naturales, que había sido en parte cortado por Estados Unidos, los japoneses invadieron grandes áreas de la región asiática del Pacífico.
Segunda Guerra Mundial
Japón había firmado una acuerdo de colaboración con la Alemania nazi en 1936, al que más tarde se unió la Italia de Mussolini. Cuatro años después, los tres países rubricaron un nuevo tratado que reconocía a los japoneses el liderazgo en Asia.
Este tratado también recogía la ayuda mutua entre los tres países en caso de ser atacados por un tercer país.
En ese contexto, Japón comenzó su segunda guerra contra China en 1937, además de las mencionadas campañas de conquista en el sureste asiático. En 1941, los japoneses atacaron la base naval estadounidense de Pearl Harbor, lo que supuso su entrada oficial en la Segunda Guerra Mundial.
Derrota de Japón
En agosto de 1945, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas en territorio japonés. La primera, el 6 de agosto, sobre Hiroshima, y la segunda, el 9, contra Nagasaki.
Ese mismo mes, la Unión Soviética derrotó al ejército japonés en Kwantung y tomó Manchukuo.
Ante esto, Japón se rindió el 2 de septiembre de ese mismo año y dio comienzo la ocupación aliada del país.
Posguerra
La derrota en la Segunda Guerra Mundial y la posterior ocupación estadounidense provocó que el militarismo quedara desacreditado. Así, medidas tomadas durante el conflicto para militarizar aún más a la sociedad, como el Proyecto de Ordenanza del Servicio Nacional o el Movimiento de Movilización Espiritual Nacional, fueron desmanteladas.
Muchos de los líderes militares japoneses fueron juzgados por crímenes de guerra y el sistema educativo japonés fue revisado. La nueva constitución aprobada tras la guerra tenía el pacifismo como uno de sus principios fundamentales.
Personajes destacados durante el militarismo
Kita Ikki
Ikki Kita fue un intelectual japonés nacido el 3 de abril de 1883 considerado el padre del fascismo japonés. Dentro de sus ideas también se encontraba el militarismo, lo que le llevó a proponer en 1919 un cambio de régimen que estableciera una dictadura militar con el entonces príncipe Hirohito al frente.
Emperador Hirohito
Tras la muerte de su padre Yoshihito en 1926, Hirohito accedió al trono de Japón. En esos momentos, el país era la novena economía más grande del mundo y su armada era la tercera más importante.
Hirohito era considerado un auténtico dios viviente tal y como marcaba la tradición del país. El auge del militarismo no afectó a su figura, ya que los militares lo consideraban la figura central del sistema.
Durante su reinado, Japón aceleró su expansión por el continente asiático, lo que acabó provocando su entrada en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la derrota, la potencia ocupante, Estados Unidos, no juzgó a Hirohito por los crímenes de guerra, aunque sí le obligó a anunciar que no era descendiente de los dioses.
Su participación en las decisiones de guerra más controvertidas siempre ha estado en discusión, pero Estados Unidos decidió mantenerlo en el trono como símbolo de estabilidad y cohesión.
Hideki Tōjō
Hideki Tōjō (30 de diciembre de 1884-Tokio, 23 de diciembre de 1948) fue un militar que ocupó el cargo de Primer ministro de Japón entre 1941 y 1944, en plena Segunda Guerra Mundial. Además, también fue ministro de la Guerra, de Educación, de Asuntos Exteriores y jefe del Estado Mayor del Ejército.
Este militar fue el impulsor de la invasión japonesa de Manchuria que daría lugar a la guerra contra China. Su personalidad, descrita como carismática, hicieron de él la figura fundamental del militarismo japonés en esa época.
Durante su etapa en el gobierno, el ejército japonés cometió numerosos crímenes de guerra, además de convertir al país en un estado policial con el uso de la policía militar para controlar a los disidentes.
Tōjō tuvo que dimitir de sus cargos en julio de 1944 después de las derrotas militares que sufrió Japón a partir de 1942 y 1943.
Después de la guerra, fue detenido por las autoridades estadounidenses tras intentar suicidarse. El militar fue juzgado por un Tribunal Militar Internacional por crímenes de guerra y condenado a muerte. Fue ahorcado el 23 de diciembre de 1948.
Referencias
- Giménez, Iván. Japón y la Primera Guerra Mundial, las raíces del militarismo. Obtenido de huffingtonpost.es
- ArteHistoria. Militarismo nacionalista en Japón. Obtenido de artehistoria.com
- Cultura 10. Militarismo japonés » Antecedentes, desarrollo y fin de un sistema castrense. Obtenido de cultura10.org
- Marius B. Jansen, Yasuo Masai and Others. Japan. Obtenido de britannica.com
- Hayashi, Yuka. Japanese Militarism. Obtenido de graphics.wsj.com
- History.com Editors. Hirohito. Obtenido de history.com
- The Guardian. The rise of Japanese militarism in the second world war. Obtenido de theguardian.com