Infantil

29 chistes con juegos de palabras (cortos)


Los chistes con juegos de palabras son una excelente forma de divertirse mientras se aprenden nuevas palabras. Pero no solo están destinados a niños y adolescentes, sino también a adultos que simplemente quieren aprender algún chiste sencillo.

A continuación encontrarás una lista de chistes que utilizan juegos de palabras y que tratan de animales, situaciones cotidianas, idiomas, hombres, hijos y otros temas. Como verás, la mayoría incluyen una pregunta y una respuesta, por lo que se pueden utilizar para pasárselo bien con amigos y familiares.

¿Cómo utilizar estos chistes? Léelos solo/a o a tu hijo, aunque si ya sabe leer le puedes ayudar o que lo haga solo. Si observas que se divierte, continúa con ellos y se pierde la atención puedes guardar la página en favoritos y volver otro día.

Chistes cortos con juegos de palabras

El elefante

¿Por qué son malos los chistes de elefantes?

Porque son irrelefantes.

La boa

—¿Qué vas a hacer, boa? —preguntó el cazador.

—Te boa morder.

Ola en francés

¿Cómo se dice ola en francés?

¡Simple!: “olalá”.

El mono

¿Cómo se le llama a un mono en un campo de minas?

¡Baboom!

El primer hombre

¿Quién fue el primer hombre?

Simple, es que estaba antes del segundo.

Las cebras

¿Qué hacen dos cebras cuando se ven luego de mucho tiempo?

Simple: sebrazan.

Los hijos de los elefantes

¿Cómo se llama a una cría de elefante?

Simple: elinfante.

La maña inalcanzable

¿Cuál es la maña inalcanzable?

Simple: el “maña-na”.

Los animales populares de México

—A ver, niños, hoy repasaremos la clase de los animales de Suramérica. Rosita, dime dos animales típicos de México.

—Bueno, maestra, un sapo de cresta grande y un ajolote.

—Muy bien. Ahora tú, José, dime tres animales más.

—Vale, maestra, dos ajolotes y otro sapito.

Por qué no aceptan llamas en el zoológico

—El zoológico no permite llamas.

—¿Y por qué?

—Porque temen un incendio.

La capa más grande

¿Cuál es la capa más grande?

Simple: ¡la capa de ozono!

¡Qué loco!

Era una vez un caballo que le dice a un gato:

—¿Qué comes cuando no hay peces cerca?

—¡Wow! ¡Qué loco! ¡Un caballo que habla!

Sansón y la universidad

Sansón estaba muy triste llorando fuera de la universidad. Su amiga Calíope se le acercó y le preguntó que qué le pasaba, y él le dijo:

—No me graduaré de físico culturista.

—Y ¿por qué, Sansón?”, ¡si tú eres muy bueno en eso!

—Es que tengo fuerza bruta.

José y el viento

—¿Qué haces hablando con el viento, José?

—Siento que es el único sincero conmigo.

—¿Y por qué dices eso?

—Porque siempre es transparente.

El regalo de Navidad de los ladrones

Dos ladrones estaban hablando, y uno le dice al otro.

—¿Qué le pediste a Santa para Navidad?

—Yo le pedí un dron.

—Oh, vaya… ¿ahora robarás con técnicas tecnológicas?

—No, simplemente lo quiero para ponerle un nombre especial.

—¿Solo para ponerle un nombre especial? ¡Tú estás loco!

—Espera, espera… ¡Es buenísimo! Le pondré “Estela”, ¿entendiste?, “Estela dron”.

El hermano enano

—Papá, papá, José me sigue diciendo enano.

—Hijo, no le hagas caso. Ven, toma esta canica y anda a jugar a ser el conquistador de mundos.

No juegues en la tierra

Era una vez una mujer que le dijo a su hijo:

—¡Neil, deja de jugar allí en la tierra!

Y su hijo le hizo caso. Ella se llamaba Viola Louise Engel, y su hijo fue Neil Armstrong (el primer hombre en pisar la Luna).

El nombre equivocado

Están pasando la lista en un salón de clases, y el profesor dice:

—Antílope Brincón, Antílope Brincón.

—Profe, ¿cuándo dirá mi nombre bien? Es Anti López Brinco.

Los habladores

Un señor llega muy deprimido al psicólogo, y este último le pregunta:

—A ver, cuénteme, ¿más o menos qué cree usted que causa su depresión?

—Es que la gente habla a mis espaldas.

—Disculpe, señor, pero veo en su hoja de vida que usted es taxista.

El cantante

—¡Qué pase el cantante! —dice el animador de la fiesta, y nadie aparece. Y así se pasa cinco minutos.

Cuando ya se le está cayendo la cara de vergüenza, dice:

—Yon Wen, ¿dónde estás? —al decir eso, un mesonero se detiene y le responde:

—Por aquí, señor, ¿qué bocadillo desea?

—¡Qué bocadillo ni que bocadillo! ¡Necesito que vengas a cantar!

—Señor, disculpe, yo no sé cantar, me contrataron como mesero.

—Es que aquí dice “Yon Wen, cantón es”.

—Cantonés, señor, cantonés, de Cantón.

A contar los sueños

—A ver, niños, hoy contaremos qué soñaron cada uno de ustedes. ¿Vale? Tú primero, José, ¿qué soñaste? —dice la maestra.

—Maestra, soñé que era una estrella del fútbol, tal y como mi papá.

—Aaaah, qué bien eso, José, no sabía que tu papá era estrella de fútbol.

—No, maestra, no lo es, él también sueña que es Cristiano Ronaldo.

Los hijos de los ríos

Dos ríos tuvieron un hijo y le pusieron Carcajada.

El loro del doctor

Un loro ve pasar a un doctor y le dice:

—Disculpe, doctor López, debo decirle algo.

—¿Qué? ¿José, mi lorito, eres tú?

—Sí, soy yo.

—¿Y qué haces aquí en la calle?

—Bueno, en realidad estoy en mi jaula al lado de tu cama. Estás soñando y te hiciste pipí. ¡Despiértate que me estás mojando!

Una extraña fobia a los casinos

Era una vez dos perritos muy amigos: Willy y Pepa. Willy siempre notaba que, al pasar por el casino, Pepa se iba a la otra calle. Un día, curioso, le pregunta:

—Pues, Pepa ¿por qué te alejas del casino cada vez que pasamos por aquí?

—¿Y es que no lo sabes, Willy?

—¡Saber qué, Pepa?

—Es que allí viven… ¡Las tragaperras!

El mosquito guitarrista

Era una vez un mosquito muy talentoso tocando guitarra. Era tan, pero tan bueno, que no sobrevivió a tocar su primer tema en público. Apenas terminó, murió tras el primer aplauso.

El extraño lugar de vacaciones

—A ver, hoy hablaremos de los lugares a donde queremos ir. María, dime tú.

—Bueno, maestra, yo quiero ir a Corea del Sur.

—Oh, qué bien, María. Y tú, José, ¿a dónde?

—Maestra, yo quiero ir a Jamsterdam.

—Disculpa, Pedro, querrás decir “Ámsterdam”.

—No maestra, a Jamsterdam, la tienda donde compré a mi hámster.

Los cubiertos

—Saludos, señor. El menú de hoy es sopa de pescado, asado argentino y de postre budín de plátano. ¿Qué desea?

—Deme todo el servicio, por favor.

—Vale, señor, está bien. ¿Va a querer los cubiertos completos?

—No, los quiero descubiertos, por favor.

Un extraño método de pesca

José y Luis organizaron un día de pesca. Al encontrarse en la hora pautada, José fue con todos los objetos necesarios, pero Luis solo llevaba su celular.

—Pero Luis, ¿dónde están tus instrumentos de pesca? Yo traje solo los míos.

—Qué poco tecnológico eres, José, tengo todo en mi Smartphone.

—¿Cómo así?

—Pues, simple, pescaré con mis redes sociales.

El clavo especial

Era una vez un clavo que iba a ser usado para clavar un árbol de canela. Y justo cuando le iban a dar con el martillo, dijo: “Lo siento, yo no clavo especias”.

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